Cincinnati Bengals

Estadísticas 2013 (11-5):

Ataque
Media
NFL
Puntos Anotados 26,9
Yardas Totales 368,2 10º
Yd. de Carrera 109,7 18º
Yd. de Pase
258,5
Defensa
Media
NFL
Puntos Encajados
19,1
Yardas Totales Permitidas
305,5
Yd. de Carrera Permitidas
96,5
Yd. de Pase Permitidas
209,0
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ALTAS
Danieal Manning S
Sam Montgomery DE
Marshall Newhouse OT
Jason Campbell QB
R.J. Stanford WR
Will Svitek OT
Dontay Moch DE
BAJAS
Michael Johnson DE
Andrew Hawkins WR
Brandon Ghee CB
Chris Crocker SS
Anthony Collins OT
Josh Johnson QB
Michael Boley/Kyle Cook OLB/C FA
James Harrison OLB FA
Draft 2014:

Ronda Jugador Pos College
1-(24) Darqueze Dennard CB Michigan State
2-(55) Jeremy Hill RB LSU
3-(88) Will Clarke DE West Virginia
4-(111) Russell Bodine C North Carolina
5-(164) A.J. McCarron QB Alabama
6-(212) Maquis Flowers LB Arizona
7-(239) James Wright WR LSU
7-(252) Lavelle Westbrooks CB Georgia Southern

El azote del gélido viento en la cara apenas le permitía avanzar, y eso que la ventisca apenas había empezado a levantarse. Con enorme sufrimiento, Ernest Campoalto, intentaba caminar entre la espesa nieve que cubría casi un palmo sus botas forradas de pelo de huargo. El frío, cortante como filo de espada de acero valyrio, le entumecía las articulaciones, insuficientemente protegidas por su capa de piel de gatosombra. A lo lejos, apenas se podía distinguir entre la bruma el sombrío castillo de lord Mike Brown, señor de Bengalandia y Rey de la Augusta y Fuerte Comarca del Norte, también conocida como AFC Norte, para abreviar. El hielo que se le empezaba a formar, como estalactitas, en barba y nariz, le hacía añorar las soleadas tierras del valle de CampoAlto, de donde era originario, y que tuvo que abandonar por su condición de bastardo, en busca de fortuna como contratista de mercenarios en tan inhóspito territorio norteño.

 La casa Brown llevaba años intentando, en vano, extender su dominio al resto de los reinos de Poniente. El año pasado fue el que estuvo más cerca. Después de 11 victorias en los campos de batalla, se plantaban como favoritos en las luchas finales (llamadas playoffs en la antigua lengua valyria), pero una inesperada y dolorosa derrota ante las huestes de los seguidores de San Diego, (a quienes los Siete confundan) sepultó sus aspiraciones al ansiado Trono de Hierro del añorado Rey Lombardi. Este año, el viejo Brown no se podía permitir una afrenta similar, de forma que envió a Ernest a reclutar tropas mercenarias por todo el mundo conocido.

 El interior del castillo de Bengalandia era tan frío como el exterior, pero al menos protegía del viento. Lord Brown, austero como toda su estirpe, no gastaba ni un penique en arreglar los decrépitos muros por los que se filtraba el aire glacial, aullando como fantasmas entre las grietas. La sala de audiencias real era sobria y mal iluminada. A la tenue luz de unas pocas velas, unos desvencijados tapices, rememorando glorias de éxitos pasados (o superbowls en alto valyrio), colgaban de las paredes como única decoración. Al final de la estancia, justo sobre el trono del Señor de Bengalandia, el escudo heráldico de la casa Brown, una cabeza de tigre sobre fondo naranja y negro, dominaba el salón. Encima de ella, en la antigua lengua valyria, el lema de la familia: “Playoffs is Coming”. Sentados, rodeando al impasible lord, se encontraban todos sus nobles vasallos, esperando impacientes las noticias que traía Ernest.

 – Un cuervo nos informó de tu llegada –proclamó solemne el lord-. He reunido al Gran Consejo para que juzgue los pactos que has formalizado. Si son de nuestro agrado, serás recompensado. En caso contrario, tu cabeza clavada en una pica servirá de advertencia a tu sucesor.

 – Alas negras, palabras negras –sentenció, de pie tras Sir Brown, el torvo maestre Marvin Lewis, para muchos, el auténtico gobernante del reino por su influencia sobre el Lord-. Nunca me han gustado esos Ravens (cuervo, en alto valyrio).

 Ernest tragó saliva. La presencia en el Consejo del maestre Lewis no presagiaba nada bueno. Para el pueblo llano, él era el verdadero responsable de los males del reino. Su cuello corría peligro.

MVP ATAQUEMVP ATAQUE: Giovani Bernard. El eléctrico RB será el motor de una ofensiva mucho más volcada hacia el juego terrestre que en temporadas precedentes. Peligroso tanto corriendo como recibiendo el oval, “Gio” es la nueva arma de destrucción masiva del ataque bengalí.

– Mylord –comenzó a relatar haciendo una exagerada reverencia- todo ejército que se precie necesita ser comandado por un gran mariscal. Le traigo al mejor que he podido conseguir con los fondos que puso a mi disposición. Se trata de Sir Andrew Dalton, un joven dotado de una inteligencia sin par, protegido por los dioses y besado por el fuego (es decir, pelirrojo). Un joven comandante, cuyos éxitos en el campo de batalla a tan temprana edad son únicamente comparables a los de legendarios generales como Lord Manning y Sir Dan Marino. Es osado y audaz, aunque quizá en ocasiones comete demasiadas imprudencias (turnovers en alto valyrio). Desde que se inició en las artes bélicas, ha llevado a sus huestes tres veces de manera consecutiva a las batallas finales, si bien al llegar a todas ellas cayó derrotado. De ahí que corra el rumor de que desciende de una rama lejana de su familia, la casa Marron, por el color en que se tornan sus calzones en las situaciones más comprometidas.

 – Esa rama de mi familia quedó extinta hace años –confirmó Lord Brown con cierto enfado-. Presa del mal de la locura (Cleveland, en alto valyrio).

 – Sin embargo –apuntó el maestre Lewis con malicia-, tengo entendido que su lugarteniente es un tal Jason Campbell, un cambiapieles que ha servido en varias compañías, sin llegar nunca a asentarse definitivamente en ninguna de ellas.

 Ernest iba a replicar que con los escasos dragones de oro que le proporcionó Sir Mike, no podía pretender que contratara ningún general mejor, pero decidió morderse la lengua para no molestar a su patrón, de quien dependía su vida, recordándole su proverbial tacañería. Pero para no desvelar todas sus cartas, decidió omitir que también había conseguido hacerse con los servicios de Lord A.J. McCarron, un victorioso joven general sureño, que llegaba acompañado de su prometida, la princesa Katherine Webb, la más turbadora serpiente de arena de Dorne, con más curvas que el camino al Nido del Águila.

 – No obstante eminencia –continuó Ernest-, no será imprescindible que nuestro mariscal posea unas dotes extraordinarias, ya que la estrategia que pretendemos implantar es la de un poderoso ataque terrestre. Para ello contaremos con un guerrero invencible digno de vestir la capa blanca de la Guardia Real. Se trata de Giovani Bernard, un joven gladiador formado en los reñideros de Carolina del Norte. Imbatible espadachín (por tierra) pero peligrosísimo también con el arco (por el aire). En definitiva, un campeón que tiene más peligro que casarse con Margaery Tyrell.

 Todos los nobles rieron la ocurrencia, excepto el maestre Lewis, quien apuntilló.

 – Pero tengo entendido que viaja con su escudero BenJarvus Green-Ellis, un fracasado aspirante a septón. Sólido sí, pero que se mueve menos que la estatua del titán de Braavos.

 Los nobles volvieron a reír mientras Ernest agachaba la cabeza, consciente de la veracidad de las palabras de Lewis.

 – No le falta razón, sabio maestre, pero por esta razón, al pasar por Yunkai y su renombrado mercado de esclavos (draft en alto valyrio), decidí comprar al fornido Jeremy Hill, quien en breve tiempo sustituirá a Green-Ellis, al tener casi idénticas virtudes y ninguno de sus defectos.

 – ¡Por R’hllor que me parece una fantástica estrategia! –bramó Sir Hue Jackson, el nuevo coordinador de los ataques-. Pero necesitaríamos complementarla con ataque aéreo, porque si no, nuestra ofensiva se volvería más previsible que un discurso de Hodor.

 – Por supuesto, noble señor, así será. El cielo se nublará de flechas merced a la habilidad de A.J. Green, sin duda uno de los más grandes arqueros (wide-receivers en alto valyrio) de Poniente. Rápido, certero, seguro y mortal. A él seguirán sus dos lugartenientes: el veloz Marvin Jones y el impredecible Mohamed Sanu. Ambos se aprovecharán del miedo que provoca su capitán para aterrorizar a los contrarios apareciendo tanto a lo lejos, el primero, como en corto (slot en alto valyrio) el segundo. Pero no sólo contaremos con esta amenaza –añadió Ernest-. Por el aire también llegarán las acometidas de nuestras catapultas (tight-end en alto valyrio), comandadas con destreza por los capataces Jermaine Gresham y Tyler Eifert, lanzando su mortífera carga desde ambos flancos de la ofensiva a la vez, en un ataque combinado conocido como “doble-catapulta”.

 – No obstante, habréis de llevar cuidado –volvió a apuntar el maestre Lewis con malicia-. El exceso de ataque aéreo, sin un buen mariscal que lo dirija, puede llevaros al fracaso, tal como os ocurrió en años precedentes, y que vuestro porvenir se vuelva más negro que el uniforme de la Guardia de la Noche.

 – Nuevamente debo daros la razón –reconoció Ernerst con fastidio-. Pero de sabios es reconocer los errores para no volver a cometerlos. Para esta campaña, equilibraremos más ataque por tierra con el aéreo. No será fácil contentar a tantos y tan buenos guerreros, así que deberemos tratar este asunto con más mano izquierda que Jaime Lannister. Será fundamental para ello dotar de la mejor protección posible a nuestro mariscal. Su guardia personal, los conocidos como “capas naranja y negro”, no sólo volverá íntegra, sino que en su punto más débil, el centro, han sustituido al caballero Cook por los más fiables Mike Pollak y el joven esclavo (rookie en alto valyrio) Russell Bodine. Por la derecha volverá a contar con la protección de los caballeros Sir Kevin Zeitler y Lord Andre Smith, éste en el ala más exterior; mientras que por la izquierda, le guardarán Sir Clint Boling y Lord Andrew Whitworth, quien ocupará el extremo más desprotegido o ciego.

 – Excelente unidad, no lo niego –reconoció el maestre Lewis-, pero supongo que habréis previsto reemplazos de garantía por si alguno de estos cae en combate.

 – Pues en realidad… no demasiado –titubeó Ernest, consciente de que ésta era una de las mayores debilidades de su ejército, al haber conseguido únicamente los servicios del caballero Marshall Newhouse, desterrado de las tierras de la Bahía Verde-.

 – No sabes nada, Ernest Campoalto… –negó condescendiente sir Brown entrecerrando los ojos-. A veces, tienes menos luces que Theon Greyjoy…

 – ¿Picha? –apuntó el Maestre-.

 – Dedos, Lewis, dedos. No me seas malhablado.

MVP DEFENSAMVP DEFENSA: Vontaze Burfict: Una bestia parda anda suelta en la defensa bengalí. Lleven cuidado con los niños. Una pesadilla para los contrarios. Fanfarrón y marrullero, rápido y eficaz, “Tez” es el primero en llegar a la acción, y ésta se termina en cuanto llega.

– Pero no os alarméis, excelencia –continuó Ernest cambiando de tema-. La auténtica fortaleza de nuestro ejército será una vez más nuestra infantería. Una línea defensiva más sólida e infranqueable que el mismísimo Muro. Liderada en el centro por el temido comandante Geno Atkins, un bárbaro (defensive-tackle en alto valyrio) procedente de las islas del Verano, acompañado por otro veterano bárbaro de larga melena pelirroja a quien llaman Domata Peko.

– Si me permitís una observación –interrumpió tímidamente lord Paul Guenther, el nuevo coordinador de las defensas-, si no conseguimos presionar al mariscal contrario tendremos más problemas para detener los ataques rivales que Lady Olenna Tyrell para apagar todas sus velas el día del nombre.

 – En efecto lord Guenther, una de mis principales preocupaciones ha sido la de encontrar un sustituto a la lamentable baja del caballero lancero (defensive-end en alto valyrio) Michael Johnson, quien ha pasado a mejor vida (está en las soleadas playas de la bahía de Tampa). Para reemplazarle hemos ascendido al joven sargento Margus Hunt, un fornido rubicundo procedente del este de Pentos, y además hemos comprado al esclavo Will Clarke. Sin olvidar que ya contábamos en nuestra tropa con los lanceros Wallace Gilberry, y por supuesto, Sir Carlos Dunlap, el nuevo capitán del destacamento.

– Sin embargo -aportó Lewis-, mis “pajaritos” me han informado que ha desertado, y con él sus seguidores que componían el núcleo de nuestra caballería, el renombrado mercenario James Harrison, Magnar de la tribu de los Steelers, famosos ladrones de anillos. ¿Cómo recompondréis tamaña pérdida?

 – En primer lugar, era Mangar, y no Magnar –aclaró Ernest-. Y no desertó, sino que le expulsé yo mismo del ejército. Y lo hice porque para nuestra renovada caballería he conseguido a los más fieros jinetes del mundo conocido, los temidos dohtrakis. Estos salvajes guerreros, también denominados linebackers, están liderados por el temible Khal Bur-Fict, que siempre ataca hacia el lado débil de sus enemigos, dejando a sus jinetes de sangre Rey Maualuga en el centro, y los jóvenes Emmanuel Lamur y Sean Porter turnándose en el lado fuerte. Completan el khalasar los aspirantes a formar su propio khal Vincent Rey y Jayson DiManche. Debo recordarle, lord Brown, que estos dohtrakis no conocen la palabra “gracias”, ni “compasión”, ni…

– Por desgracia –apuntó irónico el maestre Lewis- tampoco conocen el significado de la palabra “cobertura”.

 – Tú tampoco conoces el significado de la expresión “victoria en playoffs” y llevo aguantándote toda la vida –bufó Brown en respuesta a su maestre-.

 -Mylord, solo pretendo velar por sus intereses. Por poderoso que sea un ejército, se verá vulnerable si no está bien pertrechado en su retaguardia (defensive-backs en alto valyrio).

 – Y así lo hice siguiendo el expreso deseo de su excelencia –proclamó eufórico Ernerst-. En los flancos (cornerbacks en alto valyrio) volverá el senescal Leon Hall, plenamente recuperado de sus heridas, con el apoyo de los veteranos Terence Newman y Pacman Jones, así como de los jóvenes Dre Kirkpatrick y Darqueze Dennard. Todos ellos, debo recordar, reclutados en primera ronda del mercado de esclavos. Mientras tanto, en el eje de la zaga (safety en alto valyrio), contaremos con Reggie Nelson y George Iloka, intercambiando posiciones para mayor desconcierto del enemigo.

 – Así es, maestre Lewis –confirmó lord Brown- ¿acaso creíais que no le iba a encargar reforzar esa escuadra tan importante y tan vulnerable en el pasado? A veces, Lewis, me da la impresión de que eres más corto que los calzones de Tyrion. Pero decidme, Ernest, ¿os habéis encargado de mi petición especial?

– Por supuesto Sir. Sabemos que en ocasiones es mejor rehusar el combate cuerpo a cuerpo y se hace necesario atacar desde la distancia, sin ser visto. Para ello nada mejor que el sicario (kicker en alto valyrio) Mike Nugent. Un asesino certero y sin piedad, más sigiloso y frío que los hombres sin rostro. Pero también es necesario saber manejar los rumores para mantener alejado al enemigo. Para ello contaremos con los servicios del espía (punter en alto valyrio) Kevin Huber, y toda su red de pajaritos de Desembarco del Comisionado. Toda esta unidad de operaciones especiales estará comandada por el renombrado espadachín (return-man en alto valyrio) Brandon Tate, la primera espada de Braavos, maestro en el arte de esgrima de la “danza del agua”.

 – Mucha danza, mucho bailecito, pero escasa efectividad –refunfuñó Sir Brown-. Ya sabéis lo poco que me gusta el caballero Tate. Espero que para esta campaña os busquéis otros campeones para los juicios por combate. Porque los vais a necesitar –apuntó con malicia-. ¡Apresadle! –ordenó-. Y requisad todas sus pertenencias.

 Al instante, dos guardias inmovilizaron a Ernest mientras el maestre Lewis revolvía su equipaje.

 – Pe… pero excelencia, he hecho todo lo que me pedisteis –protestó Ernest-. Y dejad de registrar mis bolsas. Desde luego, aquí se respeta menos la intimidad que en el retrete de Tywin Lannister.

 – Mirad lo que tenemos aquí –anunció Lewis sujetando por la cola un pequeño dragón negro, visiblemente cabreado por haber sido despertado. ¿En esto os habéis gastado el presupuesto de nuestro benefactor?

 – Permitidme que os lo explique. No era para mí, es un presente para Lord Brown de la hermosa khaleesi Daenerys Targaryen, hija de la tormenta, madre de dragones, la que no arde, señora del mar de hierba, reina de…

 – Vale, vale, no sigas que ya llevamos bastante rollo. Es gracioso el dragoncito. ¿Cómo se llama? –preguntó Lewis.

 Y consciente de lo que iba a hacer el dragón a continuación, Ernest sonriendo, gritó: ¡Dracarys!

 Y así, entre fuego y humo termina nuestra historia. Y entre fuego y humo puede terminar la de los Bengals este año. Una gran plantilla, con virtudes para quemar al más poderoso, pero también de convertirse en poco más que humo por sus defectos. Tres años seguidos de éxitos presagian buenas sensaciones pero no garantizan seguir consiguiéndolos. En el fondo, ninguna franquicia está eternamente en lo más alto.

 Valar Morghulis.

Con las nuevas adquisiciones en backfield y secundaria, los Bengals completan el puzzle de la mejor plantilla de los últimos tiempos, con jugadores de primer nivel en casi todas sus demarcaciones. Las dolorosas derrotas en pasadas campañas deberían servir de experiencia para no repetir errores.
Las dudas con el recién renovado QB Andy Dalton, la incertidumbre sobre si los nuevos coordinadores ofensivo y defensivo estarán a la altura de sus predecesores, y la certeza en la mediocridad del head-coach Marvin Lewis son los negros nubarrones que deberá despejar el equipo atigrado.

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