Y realmente es que le salió todo a Collaros en la noche del clásico Saturday-Night-Game en primetime. Con 21 segundos antes del descanso, Collaros ejecutaría el drop-back enviando una bomba de 54 yardas directa al estelar WR Mardy Gilyard, quien, en cambio, se encontraba perfectamente secundada por su marca defensiva, sin embargo, éste desviaría el balón en una fantástica acción defensiva, cayendo mansamente sobre las manos del TE Adrien Robinson y dejando 6 segundos sobre el reloj desde la yarda 8 de UConn. En segundo down, Kelly mandaría a su FG-team al campo en un intento por asegurar puntos antes del descanso, sin embargo, los Bearcats aparentemente y ante la sorpresa general buscarían un fake (sin éxito), como bien corroboró el propio play-caller de la cadena ABC, Brent Musburger. Pero la repetición, sin embargo, mostraría una de las acciones más inteligentes y con mayor sentido común que, quien subscribe, haya visto desde hace mucho tiempo. Ante el mal snap, Collaros, quien ocupaba su posición de holder, como antiguo QB backup, decidiría ante el error y en milésimas de segundo, lanzar el balón apresuradamente fuera de banda. Su decisión ocasionó un intentional-grounding (con la consiguiente pérdida de yardas), pero el PK Jake Rogers dispondría de una nueva oportunidad con 2 segundos sobre el reloj, para anotar su intento de 34 yardas y salvaguardar 3 puntos, que precisamente serían decisivos.
Y es que la segunda parte sería propiedad absoluta de Connecticut, básicamente porque los Bearcats se relajarían en exceso con 20 puntos de distancia al descanso. No hubo una imagen más reveladora que el primer TD que fraguó el intento de remontada de los Huskies; La defensa de Cincy atacaría la línea de scrimmage con excesiva agresividad, siendo demasiado goloso para la masiva y poderosa OL de UConn, quienes abrirían todo un agujero para que el RB Jordan Todman alcanzase el segundo nivel, sin embargo, los safeties de Cincy se confiarán en exceso infravalorando la velocidad de Todman, abriéndose en contención y dejando a éste un auténtico carril por el centro. Todman les sobrepasaría 46 yardas para TD y más tarde, Robert McClain conseguiría un retorno de 87 yardas de punt para TD en una mala cobertura de los equipos especiales locales. UConn, realmente, no se resignó nunca a perder, y en los primeros instantes del último cuarto, el QB Zach Frazer cogía desprevenida a la secundaria de Cincinnati con una bomba de 52 yardas sobre Kashif Moore, llegando hasta la yarda 1 de los locales, donde Todman resolvería la distancia con una poderosa carrera por el centro y con un throw-option del propio Todman a la endzone sobre Marcus Easley, consiguiendo la conversión de dos puntos y dejando el partido sobre únicamente 8 puntos de diferencia. Con más de 13 minutos, UConn volvería a amenazar con su poderoso juego terrestre centralizado sobre la figura de Todman y una línea ofensiva de mamuts, para que el propio runningback sophomore volviese a anotar una carrera de 2 yardas, pero esta vez, los ends de Cincy llegarían con agresividad y velocidad a Zach Frazer, consiguiendo el sack y evitando la conversión de dos puntos, que igualaba potencialmente el partido. Del resto se volvería a ocupar Collaros, quien completaría un quick-slant de 19 yardas sobre Gilyard liderando a Cincy hasta la redzone y consiguiendo un aparente primer down con un scramble, despojado polémicamente por los cebras. Pero Kelly no especularía y se jugaría el 4th down con un pitch-play sobre el RB Isaih Pead, quien rompería un placaje y se aprovecharía del fantástico bloqueo en campo abierto de Gilyard, para anotar una carrera de 14 yardas y sellar la victoria. (R: 45-47)
Ryan Williams resarce su error con 179 yardas terrestres
En un partido tosco y feo característico de la Beamer-Ball, Virginia Tech dejaría el partido en manos de su defensa y en las del RB Ryan Williams, quien esta vez sí que protegería con firmeza la posesión del balón (después de su costoso fumble ante UNC) demostrando a todo el país que es uno de los jóvenes talentos con mayor proyección de futuro en su posición. El game-plan del coach Frank Beamer funcionaría a la perfección, Williams sacaría todo su repertorio de eléctricos movimientos, poderosos golpes y veloces carreras (26 carreras para 179 yardas), siendo demasiado para la defensa de los Pirates, líderes destacados de la división Este de la conferencia USA. Cierto es que el juego de pase de VTU fracasaría estrepitosamente, y los Hokies necesitarán de mayor eficiencia en ese apartado sí no desean encajar más derrotas un sábado cualquiera. Tyrod Taylor, tras un día en la oficina (17/30 para 137 yardas, además de 11 carreras para 61 yardas y 1 TD), continúa progresando en este apartado, y desde el punto de vista de liderazgo e imagen dentro de este ataque, los Hokies son ya “propiedad” del quarterback junior, sin embargo, su consistencia, precisión y ejecución en el juego aéreo aún dista bastante de lo esperado por el propio programa. Virginia Tech pudo cerrar el partido con bastante antelación, sí no llega a ser porque Tyrod Taylor sufriría un fumble en apenas 1 yarda antes de romper el plano de la endzone en un scramble de 16 yardas, recuperado por la defensa de ECU para touchback. Pero más tarde, el eléctrico QB se resarciría ejecutando un fantástico scramble de 13 yardas, protegiendo el balón con suma inteligencia y lanzándose sobre el pylon para poner tierra de por medio con 13 puntos sobre el luminoso. El tiempo restante, los Hokies se dedicarían a controlar el reloj con Ryan Williams (34:57 sobre 25:03) y a poner su autobús defensivo (forzaron 3 turnovers y mantuvieron a su rival en 277 yardas totales) que desquiciaría al QB local Patrick Pinkney (16/30 para 167 yardas y 1 INT) y que alejaría a East Carolina de su propia endzone. Los Pirates ya habían dado varios dolores de cabeza a VTU estas dos últimas temporadas (incluyendo un upset en el kickoff de la temporada anterior) pero esta vez sus posibilidades se diluyeron con el paso de los minutos, y sólo el mediocre ataque de los Hokies mantuvo la ilusión hasta el último instante sobre el graderío de Greenville, North Carolina. (R: 16-3)
BSU buscaba exhibirse pero casi sufre todo un upset
Con TCU como máximo rival no-BCS por encima de los Broncos en el propio ranking BCS para alcanzar una de las big-bowls de Enero, Boise State llegaba a Ruston (Louisiana) con el objetivo de exhibirse ante un rival de menor identidad y ante una audiencia a nivel nacional, sin embargo, la ansiedad por convencer a los votantes y la voluntad de los propios Bulldogs apunto estuvieron de convertir esta visita en friday-night-lights de los pupilos del coach Chris Petersen en una auténtica pesadilla. Hace ya dos temporadas, BSU tuvo que recurrir a un strip en el último cuarto para sentenciar este partido ante Louisiana Tech, esta vez no necesitó llegar a tan extremo pero los fans de Idaho temieron lo peor cuando en el último cuarto los Bulldogs se situarían a únicamente dos puntos, sobre todo teniendo en cuenta como se había desarrollado la primera parte. Una primera parte que sería bastante cómoda para Kellen Moore (28/41 para 354 yardas, 3 TD y 1 INT) y cia, anotando siempre que alcanzaban situaciones de redzone y subiendo una ventaja importante en el marcador después de que el WR Titus Brown (8 recep. para 110 yardas y 1 TD) quemase toda la secundaria con un big-play de 40 yardas para TD. Solamente la figura del pequeño y eléctrico RB Daniel Porter inquietó significantemente la defensa de los Broncos. En la segunda parte todo cambiaría con la intercepción sobre Moore, quien lanzando sobre su back-foot en una paupérrima ejecución sería interceptado mansamente por el CB Josh Victorian, que además lo retornaba 75 yardas para touchdown. El QB Ross Jenkins anotaría un scramble de 9 yardas y el TE Dennis Morris cogía un balón increíble en la endzone sobre la cara (mejor dicho, espalda) del estelar CB Kyle Wilson, situando únicamente 2 puntos de diferencia en el último cuarto, pero entonces, aparecería el WR Austin Pettis con una recepción de 12 yardas para TD y el eléctrico RB Jeremy Avery (25 carreras para 146 yardas y 1 TD), quien se escaparía y anotaría un big-play de carrera de 43 yardas, alejando cualquier posibilidad de upset. Esta es la decimosegunda victoria consecutiva de los Broncos y la No.22 en los últimos 23 encuentros dentro de la conferencia WAC, consiguiendo un record de 9-0 por cuarta vez en los últimos 6 años. (R: 45-35)
Iowa se complica el título, esta vez no hubo remontada
Northwestern, con más de 15 puntos por debajo como underdog en Las Vegas, se presentaba en Iowa City sin complejos y con afán de obtener dividendos sobre unos perfectos Hawkeyes (9-0 y No.4 del ranking BCS), muy acostumbrados a jugar con fuego cada sábado, y los Wildcats finalmente conseguirían que se quemaran, logrando todo un upset que les convierte ya en elegibles para la temporada de bowls con un record de 6-4. Y es que Iowa, como bien asegura uno de nuestros proverbios nacionales, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Pero realmente, el inicio fue esperanzador para la parroquia local, muy acostumbrada a sufrir incluso desde los primeros compases. En solamente la tercera jugada del partido, Ricky Stanzi subiría muy bien en el pocket y encontraría a Marvin McNutt completamente abierto en el centro corriendo un post-route, y éste anotaba sin oposición un lanzamiento de 74 yardas para TD, en solamente la primera posesión de todo el partido para Iowa. La OL de los Hawkeyes dominaba la batalla de las trincheras, proveyendo protección a Stanzi y abriendo auténticos agujeros para el RB true-freshman Brandon Wegher, y Iowa materializaba esta superioridad y comodidad sobre el campo con un FG de 39 yardas del PK Daniel Murray, subiendo una prematura distancia de 10 puntos sobre el luminoso. Pero el primer cuarto había sido demasiado tranquilo para los estándares de este programa en la presente temporada. Stanzi era interceptado por Jordan Mabin y Northwestern aprovecharía la posición de campo para encerrar en 5 yardas a los Hawkeyes con un fantástico punt. Un play-call, muy controvertido desde la banda, mandaba a Stanzi salir del pocket tras un fake en un roll-out sobre el lado derecho dentro de su propia endzone y el estelar end Corey Wootton llegaba inmediatamente a Stanzi, golpeándole bajo el brazo y forzando un fumble que recuperaba Marshall Thomas en la endzone para TD. Esta terrible acción le costaba además a Iowa a su QB titular, Ricky Stanzi, quien se retiraba cojeando y aquejándose sensiblemente de su rodilla. Ya no volvería más, el resto del partido lo vería desde la banda con muletas. El clásico cúmulo de desgracias local no había hecho nada más que empezar y su backup, Tom Donatell, lanzaba una intercepción en solamente su primer drop-back de todo el partido. El también backup Dan Persa, actuando en dualidad con el QB Mike Kafka, adentraba terrestremente a los Wildcats en territorio profundo de Iowa y con un play-action encontraba in-stride en la endzone al RB Drake Dunsmore en un TD de pase de 4 yardas. De todos modos, un muy cuestionable holding del C Rafael Eubanks, anularía un big-play de carrera para TD de Wegher, quien minutos más tarde, en una pobre acción donde desprotegería completamente el balón, sufriría un clamoroso fumble por parte del safety Brad Phillips, en el cuarto turnover de Iowa en solamente la primera parte. Dan Persa se dirigiría a los vestuarios con un vendaje sobre su muñeca después de soportar un violento golpe sobre el casco del MLB Pat Angerer al encajar con valentía el golpe. En la segunda parte, Northwestern únicamente necesitaría un drive bastante sostenido de 13 jugadas liderado por Mike Kafka para subir al marcador un FG de 47 yardas del PK Stefan Demos y poner una anotación de distancia en el marcador, un muro ya insalvable para el QB backup James Vandenberg (quien posee el record del estado de pases para TD en el instituto) y su ofensiva, y es que, a pesar de todas las criticas recibidas, muchos en Kinnick Stadium finalmente echarían en falta a Stanzi durante la segunda parte. Su racha de 13 victorias consecutivas (la segunda mejor racha de todo el país) se vería interrumpida con esta derrota, pero la peor noticia para los Hawkeyes es que se jugarán la Big-Ten nada menos que en un abarrotado The Horseshoe ante unos Buckeyes que llegan con inercia y con la obligación de ganar que le exige su distinguida historia. (R: 17-10)
Habrá nuevamente revancha en Atlanta
La emergente rivalidad entre LSU y Alabama, conocida vulgarmente como la “Saban Bowl” por todo el bombo alrededor de la polémica contratación del antiguo entrenador de los Bayou Bengals, a quienes devolvió entonces a la cima de la nación, se está convirtiendo en algo más que un simple partido por la propia división; es algo ya personal para ambos programas. Esta edición, además, supondría una auténtica final por la división Oeste y los Crimson Tide buscaban romper una racha de nada menos que 10 años sin ganar a LSU en Tuscaloosa. Sí ‘Bama ganaba, se llevaría automáticamente la división conservando intactas sus opciones por el campeonato nacional y sí, en cambio, LSU vencía, situaría una barrera de dos partidos sobre ‘Bama y entraría de lleno en la pelea por el campeonato nacional con una derrota, por lo que el partido presentaba atmósfera de auténtica final. Y realmente no defraudó, en una tarde donde ambos conjuntos comenzaron peleando por cada pulgada y su territorio, ante el mutuo respeto por evitar ambas expeditivas líneas defensivas e intentar abrir el campo. El DC de LSU, John Chasis, bloquearía el ataque local con una sorprendente abundancia de blitzes desde múltiples ángulos, buscando evitar el clásico pitch-and-catch del ataque de Alabama, sin embargo, el QB Greg McElroy (19/34 para 276, 2 TD y 1 INT) dispondría de varias oportunidades, y su único problema fue que no las materializó. Fue incapaz de conectar con el WR Marquis Maze completamente abierto por detrás de la secundaria, enviando el balón fuera de banda. Tuvo la posibilidad de encontrar también a Julio Jones (4 recep. para 102 yardas y 1 TD) completamente abierto junto al pylon de la derecha en la endzone, pero su lanzamiento sobre él fue muy impreciso, saliendo desviado por un lateral y nuevamente volvería a disfrutar de Maze abierto en el centro en una situación de 3rd down largo, pero sobre-lanzaría su intento. Esos momentos de indecisión los aprovecharía LSU para adelantarse en el marcador con un drive fantástico del QB Jordan Jefferson (10/17 para 114 y 1 TD), quien puso en apuros la defensa local mientras se mantuvo en el campo, conectando en la endzone 12 yardas sobre el TE Deangelo Peterson (su primero de toda la temporada). Alabama tuvo la oportunidad de subir puntos en el marcador antes del descanso, pero McElroy, desde la 23 de LSU y ante el agresivo blitz up-middle de los Tigers, intentaría evitar el sack con la horrible decisión de lanzar sobre su back-foot confiando sobre su brazo y buscando al TE Colin Peek (o incluso la banda), pero para eso hay que tener un brazo monstruoso y su lanzamiento caería mansamente sobre las manos del LB Kelvin Sheppard. En la segunda parte, ‘Bama se ajustaría y pondría el autobús con Mark Ingram (22 intentos para 144 yardas) siguiendo a su atlética y veloz línea ofensiva, algo que pondría en apuros la defensa de los Tigers, y funcionando el play-action, McElroy abandonaba el pocket en un roll-out y conectaba 21 yardas para TD sobre el WR Darius Hanks. Un clamoroso drop de Julio Jones significaría un safety en la siguiente acción sobre McElroy y el RB Charles Scott (13 carreras para 83 yardas) conseguiría un big-play de 34 yardas (donde se lesionaría) para que el FB Stevan Ridley girase la esquina y anotase una carrera de 8 yardas, poniendo a los Bayou Bengals 5 puntos arriba en el marcador. Adentrados en el último cuarto, varios jugadores (“sospechosamente”) comenzarían a sufrir la naturaleza física y violenta del encuentro en forma de lesiones como Charles Scott, Jordan Jefferson, Patrick Peterson, Ciron Black, Al Woods, etc. y LSU comenzó a notar los efectos colaterales de todos estos problemas físicos. Sin ir más lejos, la baja de un omnipresente CB Patrick Patterson dejaría a un safety de los Tigers cubriendo hombre-a-hombre a Julio Jones, momento que aprovecharía el estelar wide-out para escaparse con un TD de 73 yardas, que ya sería insalvable para los Tigers con un errático Jarrett Lee como signal-caller. La victoria de Alabama devuelve al programa matemáticamente a Atlanta para luchar por la SEC y buscar revancha ante su verdugo de la temporada anterior, los Florida Gators. (R: 15-24)
Pryor devuelve a los Buckeyes a la pomada
Como perfectamente apuntaba mi compañero Josu en su habitual columna de los pros la anterior semana, la visita de Terrelle Pryor a Happy Valley significaba su esperado “homecoming” al estado de Pennsylvania después de rechazar a su programa local por ser todo un Buckeye, algo que, en cambio, chocaba completamente con la decisión del QB titular en State College, Daryll Clark, quien se vio obligado a abandonar su estado natal ante la falta de interés por parte de los locales Ohio State Buckeyes, para recalar, casualmente, en los Nittany Lions del eterno coach Joe Paterno. Pryor, además, llegaba terriblemente cuestionado después de su paupérrima temporada enfatizada sobre la desmoralizante derrota en Indiana ante Purdue, pero con ambos conocedores del upset de Nortwestern sobre Iowa varios minutos antes, este clásico de la conferencia Big-Ten se convertiría en toda una final para ambos programas, donde los pupilos de JoePa esperaban pescar en río revuelto, ante la catarsis instalada en Columbus. Sin embargo, la tarde-noche en Beaver Stadium mostraría un resultado completamente distinto al esperado, y Terrelle Pryor (8/17 para 125 yardas y 2 TD, además de 5 carreras para 50 yardas y 1 TD) demostró a la parroquia de Happy Valley porque fue ese recluta tan preciado. (R: 24-7)
El estelar LB Navorro Bowman salvaría con un fantástico placaje un retorno de punt para TD de Ray Small, quien se erigiría en toda una pesadilla local en esta faceta, sin embargo, en la siguiente acción, tomaría un ángulo pobre atacando mal el balón y Pryor se abriría camino elusivamente hacia la endzone para lanzarse sobre la goal-line adelantando a OSU en Happy Valley. Terrelle Pryor y su defensa, liderados por una expeditiva línea defensiva focalizada sobre las figuras de sus ends Cameron Heyward (11 placajes y 2 sacks) y Thaddeus Gibson, dominarían el encuentro, aunque estériles en la definición, y esa indecisión ofensiva la aprovecharía Daryll Clark (12/28 para 125 yardas y 1 INT) para empatar con un polémico QB-sneak, ya que nunca rompería el plano de la goal-line en el momento que extendería sus brazos, aunque el ángulo de la repetición ocultó el máximo avance posterior de su cuerpo, prevaleciendo en este tipo de situaciones, la acción señalizada por los cebras sobre el campo. En la segunda parte, con únicamente 3 puntos sobre el marcador a favor de los Buckeyes, el DC Tom Bradley llamaría a la Cover-2 en una situación de primer down y Pryor, con tiempo suficiente sobre el pocket, descubriría al WR DeVier Posey completamente abierto sobre el lado izquierdo ante la indecisión del free safety Drew Astorino, para conectar con él 62 yardas para TD. En la siguiente acción, Thaddeus Gibson detendría 2 yardas por detrás de la línea de scrimmage a un desaparecido Evan Royster (13 carreras para 36 yardas) en situación de tercer down corto y los fanáticos de los Nittany Lions mostrarían su enfado con una sonora abucheada, momento exacto que aprovecharía Ray Small para conseguir un fantástico retorno de 45 yardas gracias a la horrorosa cobertura de punt local, que pudo ser definitivo si no llega a ser por un espectacular y salvador placaje en campo abierto del pequeño punter Jeremy Boone. Esa excelente posición de campo la aprovecharían los Buckeyes con un contundente drive terrestre liderado por el RB Brandon Saine, para que Pryor, saliendo del pocket, conectase en el flat con el propio Saine 6 yardas para TD. Con esta victoria, los Buckeyes, quienes parecían hundidos y fuera de cualquier escenario posible por la Big-Ten tras su derrota ante Purdue, controlan ahora su propio destino y una victoria en la pseudo “final de conferencia” de The Horseshoe ante Iowa devolvería el título automáticamente a Columbus por quinta temporada consecutiva. Las vueltas que da la vida.
Weis cuelga sobre un hilo tras nueva debacle
No hubo nada fuera de análisis, Navy simplemente ejecutó mejor y venció a Notre Dame sobre el punto de ataque, especialmente con los linebackers de los Irish realizando constantemente jugadas 6-10 yardas por encima de la línea de scrimmage, consiguiendo que el juego terrestre de la academia militar naval se sumergiese en constantes drives largos que consumirían el reloj, evitando errores y siendo superiores en los propios aspectos fundamentales de este deporte. Los Midshipmen del coach Ken Niumatalolo centralizarían su Triple-Option sobre las figuras del FB Vince Murray (14 intentos para 158 yardas y 1 TD) y el QB Ricky Dobbs (31 intentos para 102 yardas y 1 TD), sumando un total de 404 yardas (de las cuales, 348 fueron por vía terrestre) y nuevamente, por segunda vez consecutiva en nada menos que South Bend, Navy mostró al país que es actualmente el programa con mayor capacidad de todo el FBS para experimentar un mayor éxito con el menor número de recursos y talento (ínfimo, yo apuntaría), con lo que esto supone para toda una academia militar. Notre Dame cometería 3 turnovers (por cero de los visitantes), destacando uno de Jimmy Clausen sobre la goal-line de Navy en un scramble al final del tercer cuarto, mientras que el propio Clausen se pasaría toda la tarde “bombardeando” (37/51 para 452 yardas, 2 TD y 1 INT) sin que se tradujese en puntos sobre el marcador. En mi opinión, no demasiada gente es consciente del impacto de una victoria de una academia militar (y además por segunda temporada consecutiva on-the-road) sobre un programa con grandes aspiraciones BCS y repleto de talento NFL, y aún Weis tiene que acabar la temporada ante Connecticut, Pittsburgh y Stanford (estos dos últimos fuera de casa). (R: 23-21)
Hasta que CJ Spiller se puso la capa
Como en cualquier sábado noche de primetime en Death Valley, el Memorial Stadium mostraría una atmósfera espectacular de auténtico “orange-out” para recibir a los combativos ‘Noles del coach Bobby Bowden (cumplió 80 años el domingo) en un intento de los Tigers por hacerse con el control absoluto de la división Atlantic con dirección a Tampa. Lo cierto es que Florida State se haría con el control del partido en los primeros instantes. Primero en un fake de end-around para que el QB Christian Ponder enviase por encima de la secundaria un pase sobre su FB Lonnie Pryor, quien anotaba un big-play de 49 yardas junto a la banda con un auténtico airbone sobre la goal-line. Y más tarde, gracias a una intercepción del defensive-back Jamie Robinson retornada 52 yardas para TD, después de que el QB Kyle Parker (18/30 para 242 yardas, 4 TD y 1 INT) sobrelanzase un pase sobre un receptor intencionado. Entonces, con 11 puntos abajo en el marcador, aparecería superman CJ Spiller (batió la marca histórica de la universidad de yardas all-purpose con 312, la anterior marca de 310 la colocaría él mismo dos encuentros antes frente a Miami). Parker aprovecharía un fumble del RB Jermaine Thomas para encontrar en el crossing-pattern al WR Xavier Dye, quien se escaparía completamente sólo 43 yardas para TD, y CJ Spiller tomaría el hand-off convirtiendo con éxito el intento extra de 2 puntos, y Clemson, a pesar de los problemas en la primera parte, partiría al descanso con solamente 3 puntos abajo, y eso que un sack y fumble forzado sobre Parker arruinaría un drive de los Tigers dentro de la yarda 5 de FSU en los últimos instantes. Pero CJ Spiller solamente había avisado, en la segunda parte el show sería propiedad única y exclusivamente suya. Comenzado el segundo periodo, Spiller recogería una bomba de 58 yardas de Kyle Parker para TD después de ganar con extrema facilidad a un LB de FSU en la marca y su heroica actuación, de auténtico candidato al Heisman, sobre todo en el último cuarto, con constantes big-plays de carrera (estableció un record personal con 165 yardas terrestre en 22 intentos) en una noche muy ocupada y sufrida físicamente, y es que prácticamente acabó cojeando debido al dolor y esfuerzo. Suficiente, junto a los erróneos lanzamientos de Ponder (21/33 para 264 yardas, 1 TD y 4 INT), para que Clemson se impusiese a Florida State en el último cuarto. Otro record que caería sería el de mayor número de yardas combinadas entre dos compañeros de equipo por la sociedad Jacoby Ford y CJ Spiller (compañeros también en pista), batiendo las 10.253 yardas de Marshall Faulk y Darnay Scott en San Diego State en las temporadas 1991-93. (R: 24-30)
Nebraska se aferra con su D a la división norte
Rememorando la célebre Black Shirt, la defensa de Nebraska interceptaría hasta en 5 ocasiones (donde 3 fueron a manos del free-safety Matt O’Hanlon) a un inexperimentado Landry Jones (26/58 para 245 yardas y 5 INT), haciéndole la noche miserable, pero aún así, el ataque de los Cornhuskers sería incapaz de intimidar a la defensa de los Sooners, consiguiendo un total de 180 míseras yardas y 7 primeros downs, y subiendo únicamente 10 puntos sobre el marcador, destacando un lanzamiento de 1 yarda sobre el lado derecho de la endzone del QB Zac Lee sobre el TE Ryan Hill, en justamente una intercepción del CB Prince Amukamara sobre Jones, retornada 22 yardas hasta la propia yarda 1. La Big-Red presenta una de las 5 defensas más expeditivas de todo país con el estelar DT Ndamukong Suh y Jared Crick creando constante caos sobre la línea de scrimmage y con una secundaria con habilidad para lograr grandes jugadas, consiguiendo detener a Oklahoma constantemente por detrás de sus 30 yardas, pero los problemas de los ‘Huskers para mostrar un signal-caller competente siguen aumentando (solamente sumarían 39 yardas aéreas, números propios de una Wishbone), pero sería suficiente para batir a la odiada Oklahoma en este auténtico clásico de otoño y controlar su destino en la norte, a la espera de recibir a Kansas State (líder con 4-2 en la división) en Lincoln. (R: 3-10)
El resurgimiento de una clásica devuelve incertidumbre ajena
Auténtico upset de los pupilos del coach Jim Harbaugh, y aunque muchos intuyésemos ésta una salida trampa para los Ducks en su camino a Pasadena, realmente pocos intuían que la Cardinal fuese capaz de soportar todo un shootout (1.075 yardas entre ambos ataques) ante un conjunto que ridiculizó la semana anterior al ¿antiguo? rey de la propia PAC-10, pero ésta victoria, lejos de ser demérito de los pupilos del coach Chip Kelly, demostró lo muy avanzado que se encuentra el proyecto de reconstrucción de toda una clásica como Stanford, la cual consigue (record de 6-3) ser ya elegible para la temporada de las bowls por primera vez desde el año 2001. Aunque el resultado fue bastante ajustado (Oregon recortaría 20 puntos con 2 TD en los instantes finales), lo cierto es que el frente ofensivo de Stanford controlaría completamente el partido con un total de 254 yardas terrestres y una impresionante ventaja de 21:54 minutos sobre Oregon en el reloj. Siempre que los Ducks anotaron, quienes, por cierto, conseguirían 570 yardas totales en ataque, la Cardinal tuvo una respuesta ofensiva traducida en las figuras tanto del RB calibre Heisman, Toby Gerhart (38 carreras para 223 yardas y 3 TD, record de la universidad) como del propio QB Andrew Luck (12/20 para 251 yardas y 2 TD), quien sigue maravillando a los scouts de la NFL desde ésta su temporada freshman. Luck lidera la conferencia en eficiencia de pase y simplemente continúa mejorando a pasos agigantados en la temporada de su debut en el siguiente nivel. Cierto es que la defensa de Oregon, la cual había sorprendido en las últimas semanas por su velocidad y atletismo, claudicaría a los pies del ataque de Stanford, pero tan pronto como los pupilos de Kelly se mantengan concentrados y lejos de cualquier error en su objetivo por conseguir un billete a la Rose Bowl, los Ducks continúan controlando su destino, a pesar de este asumible tropiezo. El ataque continúa con su trepidante ritmo anotador, con el QB Jeremiah Masoli (21/37 para 334 yardas y 3 TD, además de 10 carreras para 55 yardas y 1 TD) controlando y dirigiendo el ataque y el RB LaMichael James (18 carreras para 125 yardas y 1 TD) consiguiendo big-plays terrestres. (R: 42-51)