Las dos últimas ediciones de la Superbowl fueron partidos dramáticos, de infarto, partidos que se decidieron en el último cuarto y en concreto en los últimos minutos, incluso en el caso de la edición del año pasado en los segundos finales con la increíble recepción de Santonio Holmes tras recorrerse el ataque de los Steelers todo el campo. En la edición del año anterior un dramático drive final con una acrobática recepción de David Tyree permitió a los NY Giants avanzar hacia la endzone de New England para acabar anotando un TD en el minuto final. A pesar de que los Patriots tuvieron la última posesión estaban tan encajonados en su campo que lo único que podían intentar fueron pases desesperados para intentar hacer algo, pero el drama se vivió en el drive anterior. Ambas Superbowls fueron de las que te dejan pegados al asiento por la emoción y el drama.
La edición de esta última Superbowl también se decidió en los minutos finales, pero fue una Superbowl fría, de precisión quirúrgica, un trabajo fino de bisturí y disección, carente de emoción, y mucho menos dramática, para mi tuvo mas de partida del simulador Madden que de un partido jugador por jugadores de carne y hueso. No he tenido la oportunidad de tocar un trofeo Vince Lombardi, ese trozo de oro blanco que se fabrica cada año en la mítica joyería Tiffany´s, tiene toda la impresión de ser eso, un trofeo frío, como del metal que está hecho, y la Superbowl fue eso, fría como el trofeo que se entrega al ganador. No fue un mal partido, pero carente de sangre y drama, tuvo fases de ejecución casi perfecta, allí están los altísimos porcentajes de conversión de ambos QB, especialmente el del MVP Drew Brees, que solo falló 7 pases de los 39 que intentó, y si tenemos en cuenta que tres de ellos fueron al principio del partido cuando los Saints aún estaban acomplejados por el evento y otro de ellos fue un spike para no gastar un tiempo muerto, los porcentajes de conversión son realmente mareantes. Tampoco su colega Peyton Manning tuvo malos números, superó las 300 yardas, dio un pase de TD y si no hubiese sido por la intercepción final tendría unos números mas que buenos, de hecho, de haber ganado los Colts hubiera sido el MVP de su equipo con casi total seguridad a pesar del mas que buen partido de Joseph Addai.
Y es que parte del problema es precisamente ese, en la Superbowl teníamos a dos QB que han hecho de la precisión, de las dos mil repeticiones cada semana entrenando, de los pases milimetrados y lanzados con laser al hueco preciso, su mejor arma. Y sí, son dos QB sensacionales, sus números los avalan, ambos han pasado para mas de 30 TD en la temporada regular, ambos tenían poco mas de la docena de intercepciones, ambos han superado las 4.000 yardas, ambos tienen porcentajes de conversión mareantes por encima del 60%, Brees incluso del 70%, ambos se conocen sus ataques de memoria, ambos buscan siempre la mejor opción de pase y ambos reparten mucho los pases y no se enganchan a un solo WR, pero ambos tienen lo mismo en común, son muy fríos, incluso por momentos parecen auténticos robots, especialmente Peyton Manning, que da la impresión de no sentir ni parecer, está el banquillo esperando a su turno para saltar al campo y ejecutar con la precisión de un cirujano cardiovascular su operación.
Drew Brees quizás no sea tan frío, aparentemente, todos sabemos de su particular ritual antes de empezar los partidos y como lo utiliza para motivar a sus compañeros, pero una vez pasado eso, es otro QB muy frío en el pocket, de los que hace otro trabajo de precisión como su colega, si Drew Brees hubiera jugado desde el principio de su carrera como titular quizás tendría los números de Manning, incluso los hubiera superado, pero Brees tuvo que pasar una fase de aprendizaje en los San Diego Chargers y nunca terminó de creerse que fuera el verdadero titular con la presencia y sombra de Phillip Rivers en el equipo. Tras su grave lesión en un hombro se marchó como agente libre, los Chargers pensaron que lo tendría difícil para volver a jugar y lo dejaron irse a cambio de nada, los Miami Dolphins no lo quisieron, pensaron que tenían mas opciones con otro QB que venían de reconstruirle la rodilla como Daunte Culpepper que con uno cuyo hombro era una incógnita total, y de todos los errores y horrores que dejó Nick Saban en Miami antes de dar la estampida por respuesta, el no fichar a Drew Brees, deseoso de vestir el uniforme acqua de los Dolphins y reemplazar a Dan Marino, es el mayor de ellos, los Dolphins aún buscan un QB desde aquello, parece que tienen la solución con Chad Henne, pero aún es pronto para saber si el Wolverine será la respuesta definitiva, Drew Brees desde luego sí lo era.
De Peyton Manning ya está todo dicho, o al menos casi todo, su carrera es un primer plano desde los tiempos de collage, primera elección del draft y desde el primer día la esperanza para devolver la grandeza a una franquicia que fue la casa de Johhny Unitas, el prototipo del QB moderno. A Manning lo lanzaron a los leones desde el primer día, ni periodo de adaptación ni aprendizaje, Peyton ya venía maduro, su formación y preparación estaban fuera de toda duda, nadie, ni Dan Marino en sus tiempos, estaba tan preparado, tan maduro, tan sumamente formado para este reto como Peyton Manning. Cuando la historia ponga a Manning en su lugar dirá que nunca nadie jamás estuvo tan predestinado a ser lo que fue, Peyton me recuerda a los toros de Victorino, son toros que desde que nacen tienen un solo cumplido en la vida, salir a la plaza y ser toreados, se les prepara para ello, se les educa, se les entrena, se les alimenta, todos los toreros te dicen lo mismo, hay toros, toros y los Victorinos, estos son diferentes, están entrenados para lo que hacen en la plaza, ningún otro toro hace lo mismo que un Victorino, son los únicos que saben siempre donde está el torero y le buscan, mas peligrosos que sus cuernos es su preparación para el momento, por eso es una ganadería no del agrado de las grandes figuras del toreo, temen a los Victorinos.
En todos los artículos que he escrito a lo largo ya de mis numerosos años en NFL Hispano siempre he defendido dos cosas, Brett Favre es el Jerry West de la NFL, el símbolo de lo que es el football, por el contrario Peyton Manning es el Terminator de la NFL, el perfecto ejecutor, el perfecto maestro de ceremonias, el chico perfecto. Ambos QB son un espectáculo, cada uno a su manera, Favre es capaz de revolucionar un partido, pero tanto para lo bueno como para lo malo, ha ganado tantos partidos como los que ha podido lanzar a la basura, tiene el record de pases de TD, pero también el de intercepciones, pero como dice, mientras él crea que su equipo tiene una oportunidad va a seguir lanzando y lanzando. Peyton Manning por el contrario es frío, cerebral, comete pocos errores, se estudia y se prepara cada partido, su concentración está fuera de toda duda. Por llevarlo a otro deporte como el tenis, Brett Favre es John McEnroe, la genialidad en la pista, el dejar que sus sentimientos y sensaciones afloren, por el contrario Peyton Manning es el Bjorn Borg, cerebral, metódico, preciso, un témpano, ni un mal gesto ni una mala cara.
Drew Brees es tras Peyton Manning lo mas parecido, quizás no sea tan frío como he dicho, pero son 2 QB que han hecho de la precisión, de las repeticiones, de su perfecto conocimiento de su ataque su mejor carta de presentación. A ninguno le podemos imaginar haciendo alguna cosa fuera de sitio o de lugar como Brett Favre, o haciendo lo impensable, sí ambos improvisan en el pocket, pero improvisan dentro de un proceso matemático y lógico donde van despejando incógnitas, derivadas y raíces cuadradas, y cuando resuelven, ejecutan, y se equivocan en ocasiones, pero lo que se equivoca es la resolución lógica. Sin embargo Favre deja de lado las matemáticas y le sale la pena poética o gamberra, capaz de lo mejor o peor, hacer un shovel pass, pasar al mas impensable de los receptores abiertos, pasar hacia atrás, de lado, corriendo o a pie cambiado.
A mi no me ha gustado esta Superbowl, me ha parecido fría, sin calor, la he visto con total indiferencia, eso de dos equipos de características similares nunca me ha gustado, siempre he preferido los estilos contrapuestos, Saints y Colts se parecen demasiado, es mas, diría que son equipos clones, grandes ataques liderados por grandes QB de características muy similares, defensas sospechosas o que hacen del oportunismo su mejor arma, ambos equipos tienen jugadores defensivos de calidad, pero languidecen al lado de las prestaciones del ataque, su misión básicamente consiste en una cosa, no fallar y que no se note, si hay una oportunidad de hacer algo, aprovecharla al máximo, pero no son defensas que van a sacarte las castañas del fuego, de esas que les puedes confiar estar en el campo en los dos minutos finales de un partido, estos equipos si tienen que confiar esos dos minutos lo es a sus ataques, no a sus defensas.
El partido ha batido record de audiencias, lo que tendrá a Roger Godell regodeándose en su sillón, Godell hace tiempo que ha dejado de mirar por el football y es ese buen gerente que solo mira por los números, las cifras y los records, con Roger Godell todo se está reduciendo a unos números, y si estos cuadran, adelante, y si al final tenemos que sacar una regla que impida tocar al QB, la sacamos, lo último que he me he enterado es que pretende cambiar algunas normas referidas a las OL, cualquier día las antaño conocidas como trincheras acabarán desapareciendo, con tanto holding y demás, poco le falta. Manning y Brees son dos de sus estiletes del nuevo estilo Godell, fríos, ejecutores, lo anormal empieza ser verlos fallar, hace tan solo unos 20 años hablar de 60% de conversión era una anormalidad, algo que solo estaba al alcance de los QB que jugaban en sistemas de West Coast Offense, Favre que lleva 18 años en la liga lo podrá certificar, hoy en día ese porcentaje se le supone de antemano a un QB y estamos en plena era de la Pass Happy Offense, cuando un QB queda por debajo de esos porcentajes se dice que lanza mandarinas, pepinos o melones, da igual, que se lo pregunten a Donovan McNabb.
Pero a la Superbowl le faltó el drama, ver llorar por un fallo, cuando Scott Norwood falló su patada en la Superbowl XXV, la que se fue a la derecha y dejó a los Buffalo Bills sin premio, hay una mítica imagen de todos los Bills unidos por las manos en la banda, empezando por Marv Levy, cuando Norwood falló todos se derrumbaron por completo. Hace mas tiempo Dallas se quedaba por enésima vez sin premio cuando su TE hacía un drop en la endzone, la imagen del TE en el suelo completamente roto es un clásico en la NFL, y podemos seguir y seguir, cientos de imágenes dramáticas que tiene la NFL. Nada de eso lo vimos el domingo, yo no me imagino a Peyton Manning rezando con sus compañeros en la banda esperando el FG.
Estamos en la era del football mecanizado y de alta precisión y mejor ejecución, yo no vi un partido, sino un duelo de dos cirujanos cardiovasculares para ver quien era el que mejor operaba ese día con el material puesto a su disposición. Yo no vi esos duelos en las trincheras donde las OL y DL colisionan, sangran, sudan, si lo hacen es porque en Miami hay humedad y calor, los RB martillean las líneas y acaban todos los jugadores con los brazos en jarra pidiendo un respiro, tomar el aire, ni eso, no hubo faltas ni parones, todo bien bonito, bien presentado, en un lacito precioso, muy “godelliano”.
Pero lo dicho, esto a mi no me parece football sino un partido de video consola, es que da la sensación que el domingo no hubo perdedores y si un ganador. Seguiré abogando por otro football, mas viril, mas duro, mas físico, en fin, mas humano, donde vea a un receptor llorar por la recepción que pudo ser y no lo fue, o el kicker pensando en si hubiera lanzado un poco mas a la izquierda.
Y vuelvo donde dejé mi última columna, en la que hablaba de las desgracias de los Vikings, de Adrian Peterson sufriendo por la derrota de un partido que tuvieron en sus manos, jugadores rotos y llorando, la rueda de prensa posterior de Brett Favre roto por el dolor de los golpes y por su inexplicable fallo es la NFL que yo quiero, el humano, donde podemos ver football de alta calidad, pero ejecutado por jugadores que sienten, que les duelen los golpes, que cometen errores, mejores o peores, pero errores, al menos da la sensación de que es football practicado por personas y jugadores, el football que yo conocí y el que me hizo hacerme amante de este deporte, lo que pude ver el domingo no sé, no es lo que yo quiero, espero que alguien reflexione, pero si este es el camino que toma la NFL, ahora que llegan tiempos inciertos, me parece que me voy a pasar mucho tiempo viendo mis viejos partidos en el DVD.