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16, ése es el número de titulares de la pasada temporada que vuelven a Ohio State un otoño más. La última vez que tuvieron de regreso tantos jugadores y con tanta experiencia (13 seniors), llegaron a disputar el partido por el título nacional. Si a esto le sumas la gran imagen que dejaron los Buckeyes en su último partido disputado, en la pasada Rose Bowl contra Oregon, hace que las expectativas sean, un año más, muy altas en Columbus.
Una victoria realmente necesaria no sólo para el propio programa (con tres BCS Bowls consecutivas perdidas, incluyendo dos National Championships de forma estrepitosa), sino como representante y defensor del prestigio de la propia Big Ten, cuyos integrantes no ganaban una major bowl desde el 2005, y a la que muchos acusaban de ser una conferencia realmente devaluada, argumentando que dicha falta de competitividad permitía a Ohio State disponer de un calendario relativamente asequible (con Michigan en las horas más oscuras de su historia, han encadenado cinco títulos de conferencia consecutivos), siendo, bajo su punto de vista, muy sobrevalorados por el establishment mediático.
Y es que Jim Tressel (en su décima temporada al frente del equipo), que se hizo cargo de unos Buckeyes que llevaban dos temporadas consecutivas sin ser ranqueados antes de su llegada, ha convertido a Ohio State en un auténtica máquina mediática, en la que cada noticia, cada rumor, cada victoria o cada derrota es sobredimensionada hasta límites insospechados, para bien y para mal, y esta temporada no parece que vaya a ser diferente.
Aunque en definitiva, año sí y año también, Ohio State ha sabido dar con la tecla del éxito en la Big Ten mejor que nadie, combinando un poderoso ataque terreste con una consistente y dura unidad defensiva que cada temporada acaba entre la mejores del país. Pero de igual manera, en los últimos años ha naufragado habitualmente a la hora de enfrentarse a los grandes partidos fuera de su conferencia. Dada la madurez, el talento y la evolución mostrada por el equipo la pasada campaña, ¿será éste el año en que los Buckeyes encuentren la fórmula de doblegar, por ejemplo, la velocidad y habilidad de los equipos del sur (0-9 histórico en bowls contra integrantes de la SEC)? Veremos…
MVP ATAQUE: Terrelle Pryor. Líder indiscutible del equipo la pasada campaña tanto en yardas de pase como de carrera y pre-candidato al Heisman Trophy, será el foco de todas las miradas y su evolución como quaterback la clave del éxito o del fracaso de estos Buckeyes, |
El ataque de los Buckeyes se presenta con 9 titulares de regreso, un grupo que se mostró muy sólido, sobre todo en la segunda mitad de temporada, promediando 29 puntos por encuentro y siendo la 18ª mejor ofensiva terrestre del país, y cuyas premisas básicas son bien conocidas por todo buen aficionado al college football de los últimos años, un machacón juego conservador en el que prima mover progresivamente las cadenas, pero tratando de asumir los menores riesgos posibles y cuidar el balón, cometiendo aún así la nada despreciable cifra de 11 intercepciones a lo largo de la temporada…
Y todo esto a pesar de que para muchos analistas esta unidad cuenta con todos los elementos y el potencial necesario para ser tan explosiva como la del 2006, un ataque que produjo la última temporada regular imbatida del equipo y que catapultó a Troy Smith para hacerse con el Heisman Trophy. Pero nada será posible sin la explosión definitiva de Terrelle Pryor esta campaña.
Pryor, dotado de un físico privilegiado (6-6, 233), es la pieza angular y el pivote principal que determina y sobre el que gira todo el poder ofensivo de Ohio State. Sus dos primeras temporadas al mando pueden calificarse de decentes, demostrando cierta progresión en sus mecánicas y capacidades pero la hora de la verdad ha llegado ya y es el momento de demostrar si está a la altura de las expectativas creadas cuando fue el codiciado commit nº1 de la clase del 2008 como el dual-threat quarteback más talentoso del país. Nadie espera de él que se convierta en un pocket passer, pero su juego ha mejorado lo suficiente para ser efectivo, y si sus actuaciones están al nivel de la última Rose Bowl contra Oregon (la mejor de su carrera con 266 yardas de pase) y con un supporting cast de élite, todo idebería ir sobre ruedas pero si no, sus detractores y sus críticas serán aún más numerosas y más duras que con las que tuvo que lidiar en el titubeante comienzo de la pasada campaña. Todo el mundo sabe ya lo peligroso que son sus pies (líder del equipo con 779 yardas de carrera, incluyendo 74 contra Michigan y 72 contra Oregon a pesar de jugar tocado en una rodilla) o en movimiento, pero deber seguir madurando dentro del pocket y no limitarse a ser un playmaker fuera de él o en jugadas rotas. De su juego depende que Ohio State aspire esta temporada a algo más que pelear por un nuevo título de conferencia. Como su principal reserva estará Joe Bauserman, un antiguo walk-on que pasó varios años en las ligas menores con los Pittsburgh Pirates, y que a pesar de sus 24 años y su experiencia su rol no pasará de ser el de quaterback de emergencia (el año pasado jugó 25 minutos en toda la temporada). Sin embargo, dicho papel podría arrebatárselo el freshman Ken Guiton, un commit procedente de Texas cuyas características atléticas son más similares a Pryor que las del frío y sereno ex-pitcher, y que podría estar llamado a ser el futuro de la posición en los Buckeyes.
Completando el backfield encontramos la que durante los últimos años ha sido la pieza básica del ataque de Ohio State su juego terrestre (incluso durante la temporada en que Troy Smith ganó el Heisman, los Buckeyes promediaron más de 170 yardas de carrera por partido) y que esta campaña mantiene el mismo grupo intacto de corredores de la pasada. Aparte de Pryor, el junior Dan Herron (600 yardas, 7 TDs) y el senior Brandon Saine (739 yardas, 4 TDs), Boom & Zoom, seguirán siendo las principales amenazas terrestre y repartiéndose la mayor parte del tiempo de juego en una especie de sistema de runningback-by-committee, pues las antagónicas características de Herron (más rápido y dinámico con sus 5-10 y 202 libras) y de Saine (6-1, 219, un auténtico martillo pilón para correr entre tackles) hacen que se complementen a la perfección. El rapidísimo Jordan Hall (5-9, 195) dispuso también de cierto protagonismo la temporada pasada como true freshman como relevo de Herron en los partidos en los que éste tuvo problemas físicos, por lo que también entrará en la ecuación y es posible que le veamos aún más en acción este otoño. Completan la rotación el redhsirt freshman Jaamal Berry (muy destacado en los entrenamientos de primavera y que será el principal beneficiado del transfer de Jemil Martin) y los true freshmen Carlos Hyde y Rod Smith, aunque su rol en esta ofensiva, salvo sorpresa, será de momento poco más que testimonial. Como fullback repetirá una de las sorpresas positivas del año pasado, el sophomore Zach Boren (6-0, 252), hermano del guard Justin, que con su sólida presencia revitalizó un puesto en peligro de extinción en los esquemas de Tressel. Sus principales recambios serán los también sophomores Adam Homan (hermano del linebacker Ross) y James Georgiades.
En el cuerpo de receptores repiten los principales objetivos de Pryor el año pasado, una jovencísima unidad que estadísticamente acabó como la peor de toda la Big Ten, aunque se espera una considerable mejora debido a su mayor experiencia y compenetración. DeVier Posey (828 yardas y 8 TDs) espera confirmar en su temporada junior los flashes que le sitúan en la línea de receptores NFL producidos por Ohio State en los últimos años. Lo tiene todo para ser una estrella (6-2, 213) a poco que mantenga la línea ascendente de la pasada campaña (8 recepciones y 101 yardas en la Rose Bowl) y su juego se muestre algo más consistente. Su compañero será una vez más el senior Dane Sanzerbacher (5-11, 180), un especialista en el slot y un verdadero peligro en campo abierto (15.8 yardas de medio por recepción), su perseverancia le han llevado a pasar de mero backup a ser uno de los capitanes del equipo. Con Duron Carter (hijo del mítico Cris) fuera del equipo por problemas académicos, el senior Taurian Washington (6-1. 181), que había estado meditando pedir el transfer esta primavera por su falta de oportunidades, se ha encontrado como principal recambio de la pareja titular y con mucha confianza después de ser el MVP en el Spring Game. Detrás de Washington se encuentra posiblemente la mayor debilidad de este ataque, la falta de profundidad en el puesto de receptor pues tanto Chris Fields como James Jackson (ambos redshirt freshmen) o Corey Brown (true freshman) carecen de la más mínima experiencia y no creo que puedan aportar mucho en caso de emergencia. Sólo Grant Schwartz (senior) parece algo más fiable debido a su veteranía. Otro gran socio de Pryor esta primavera ha sido el TE sophomore Jake Stoneburner (6-5, 245) que, asentado ya este año como titular tras la marcha de Ballard, parece dispuesto a reivindicar una mayor implicación de su posición en el ataque Buckeye, pues tradicionalmente éste ha sido un puesto marginal en el sistema ofensivo de Tressel. Stoneburner es visto por muchos más como un big receiver (no en vano así fue reclutado en 2008, como receptor) que como TE clásico, por lo que puede ser común ver jugadas con dos tight ends, con el excelente bloqueador sophomore Reid Fragel (6-8, 260) también en el terreno de juego. El sophomore Nic DiLillo y los walk-ons Spencer Smith (junior) y Ricky Crawford (senior) serán sus principales recambios.
Y terminamos con la línea ofensiva, una unidad repleta de codiciados commits y estrellas que el año pasado fue señalada como la principal responsable de la mediocre actuación del equipo en la primera mitad de la temporada, y que vivió su peor momento en la derrota contra Purdue, donde Pryor recibió 5 sacks (perdiendo dos fumbles) y el juego de carrera fue casi inexistente. Pero el partido contra los Boilermakers también sirvió como revulsivo y fue el punto de inflexión de unos Buckeyes que enlazaron a partir de ahí cinco encuentros consecutivos con más de 200 yardas de carrera en la parte más dura del calendario (Penn State, Iowa o Michigan). Es un grupo muy veterano (acumulan 93 titularidades)y en las que repiten sus cinco integrantes de la campaña pasada, cuando Mike Brewster tuvo que sustituir al lesionado Jim Cordle como center. Brewster (6-5, 293), la joya de la clase de 2008 tras TP afronta su tercera temporada como titular en el centro de esta OL (fue freshman All-American) y está considerado como uno de los mejores del país en su puesto y candidato al Rimington Award. Le flanquearán el ex-Wolverine Justin Boren (6-3, 320) en la izquierda y Bryant Browning (6-4, 313) en la derecha. Ambos seniors, han sido All Big-Ten en el pasado y forman una de las mejores parejas interiores del país, especialmente Boren que es un firme candidato a ser seleccionado All-American esta temporada. Como tackle izquierdo repetirá Mike Adams (6-8, 300), sin duda el OL prospect con mayor hype en Columbus desde Orlando Pace pero cuyos resultados no han estado (ni mucho menos) a la altura de las expectativas, hasta el punto de que ha sido el único línea ofensivo cuyo puesto como titular ha estado en duda esta primavera, pero cuya competencia acabó cuando la dirección deportiva del programa decidió imponer el redshirt al sophomore Marcus Hall (6-5, 301) debido a ciertos problemas académicos aún no demasiado aclarados. El junior J.B. Shugarts (6-7, 297) cierra el quinteto titular, pero cuyo talento y técnica le permitiría ser trasladado al lado izquierdo en caso de necesidad. El senior Andrew Miller (6-6, 288) se perfila como principal backup en los puestos exteriores, si no titular en caso de alguno de los tackles no esté al nivel esperado, mientras que los freshmen Sam Longo (6-5, 280), Corey Linsley (6-2, 298) y Jack Mewhort (6-6, 288) harán lo propio en el interior de la línea.
MVP DEFENSA: Cameron Heyward. Capitán del equipo, decidió contra pronóstico volver para su año senior a pesar de que ya se la proyectaba como primera ronda en el pasado draft. Sin Gibson, necesita reivindicarse y confirmar con una buena campaña que es merecedor de tales expectativas. |
La mejor defensa de la Big Ten y estadísticamente la quinta de todo el país, está de regreso con 7 titulares pero repleta de interrogantes, y no sólo por la importancia de las bajas de cara a esta temporada (Thaddeus Gibson, Doug Worthington, Todd Denlinger, Robert Rose y Lawrence Wilson), sino porque, pese a ser un grupo repleto de talento y tener una profundidad envidiable, cada unidad presenta ciertas carencias que pueden convertirse en debilidades y alejar a este grupo del nivel excelso al que nos tiene acostumbrado en los últimos años.
El pass rush prácticamente brilló por su ausencia la pasada campaña, y salvo que Nathan Williams emerja para echarle una mano a Cameron Heyward, es probable que dicha carencia se repita este año. Y es que la sombra de los Gholston o Gibson es alargada y aún podría haber sido peor si Heyward (6-5, 288) llega a seguir los pasos de éste último y hubiese sucumbido a los cantos de sirena de la NFL en vez de completar su ciclo universitario como finalmente ha decidido. Williams (6-3, 260), otro miembro de la extraordinaria clase del 2008, será el sustituto de Gibson en la posición Leo desde la que podría aprovecharse de los probables dobles emparejamientos a los que será sometido Heyward en el lado opuesto. El senior de quinto año Dexter Larimore (6-2, 210), uno de los vocal leaders de esta defensa, será por tercer año consecutivo titular en el interior formando esta vez pareja con el sophomore John Simon (6-2, 270), posiblemente uno de los jugadores más duros y físicos de todo el plantel y que se ha ganado pronto el respeto del staff técnico y sus propios compañeros debido a su ética de trabajo y su devoción por el juego. La línea en general seguirá manteniendo las premisas de su coordinador Jim Heacock con una rotación constante (lo habitual es que ningún jugador juegue más del 60% de los snaps en un mismo partido) para mantener la unidad fresca aprovechando la gran profundidad disponible, siendo el junior Solomon Thomas (6-5, 226), autor de siete sacks en el Jersey Scrimmage de 2008 que forma parte de la leyenda del programa, el principal recambio como Leo, mientras que el sophomore Keith Wells (65, 257) y el redshirt freshman Melvin Fellows (6-5, 249) lo serán en lado contrario. El sophomore Garrett Goebel (6-3, 281) y el prometedor redshirt freshman Adam Bellamy (6-4, 295) darán descanso a los jugadores interiores, lo que les permitirá seguir acumulando experiencia para el futuro.
La proliferación de spread offenses durante la última década en el football universitario ha hecho que las defensas tengan que evolucionar y adaptarse de igual panera para tratar de contrarrestar las virtudes de dichos esquemas ofensivos. Una de las unidades que más se ha visto influenciada por dicha tendencia no es otra que los linebackers, entre cuyas labores hoy en día están no sólo apoyar la defensa contra la carrera, sino que además a menudo deben tomar responsabilidades en la cobertura de pase, de forma que encontrar jugadores que combinen ambas facetas del juego les convierten en piezas muy codiciadas. Y puede que este año los Buckeyes no cuenten entre su grupo de LBs con ningún líder como James Laurinaitis o A.J. Hawk, pero sin duda disponen de varios jugadores que pueden amoldarse a la perfección a dichas necesidades, empezando por el senior de quinto año Ross Homan (6-0, 227), que ya lideró al equipo el año pasado con 108 placajes además de conseguir 5 intercepciones, y que repetirá por segunda temporada como titular en el lado débil o Will. Le acompaña desde el medio o Mike el también senior Brian Rolle, considerado durante años como un auténtico kamikaze en los equipos especiales y undersidez para su posición (5-11, 218), carencias que suple con un gran instinto y perseverancia que le han llevado a ser elegido como uno de los capitanes defensivos para esta temporada. Completa el trío el junior Andrew Sweat (6-2, 238), un ESPN prep All-American al que una lesión de rodilla había mantenido en un segundo plano hasta esta primavera y que suplirá la marcha de Austin Spitler a los Miami Dolphins en el lado fuerte o Sam, tras ser nombrado sorprendentemente titular en el último depth chart oficial por delante del también junior Etienne Sabino. Aún así, Sabino (6-3, 240), un verdadero freak físico y antiguo US All American en sus tiempos de instituto en South Florida, disfrutará de bastante tiempo de juego debido a su versatilidad como principal recambio tanto del propio Sweat como de Rolle. Sus errores de concentración le han impedido ser capaz de hacerse con un puesto de titular hasta la fecha, pero ahora, más maduro y con mayor experiencia, se espera una breakout season que le situé a la altura de las expectativas con las que llegó a Columbus. Mientras, el talentoso Dorian Bell (6-1, 255), otro Parade All American que recibió el redshirt la pasada temporada y en el que se tienen puestas grandes esperanzas, aspirando a ser un factor en esta defensa dando descanso a Homan. Completan la rotación los sophomores Jon Newsome (otro producto de Glenville) y Storm Klein, el cual ya se hizo un nombre el año pasado como true freshman con sus actuaciones en los equipos especiales.
Y cerramos con la secundaria, unidad que es vista por muchos como potencialmente el eslabón más débil de esta defensa, aunque analizando fríamente dichas afirmaciones, fue estadísitcamente la quinta mejor defensa contra el pase de toda la NCAA la temporada pasada además de que vuelven 3 de los 4 titulares, no parecen que estén demasiado fundadas. La pareja de conerbacks titular estará formada de nuevo por los seniors Chimdi Chekwa (6-0, 190) y Devon Torrence (6-1, 200). Chekwa, sin duda el líder de la unidad (All Big-Ten el año pasado), afronta su tercera temporada como sólido titular pero necesita mejorar sus números no sólo de cara a las aspiraciones de Ohio State sino también en vistas de impulsar su draft stock. Torrance por su parte, un jugador que fue reclutado originalmente como receptor y que no empezó a jugar de DB hasta hace apenas dos años, compaginaba su presencia en los Buckeyes con las ligas menores como miembro de los Houston Astros hasta el pasado verano, pero ahora total y exclusivamente centrado en el football y con un año de experiencia como titular, parece preparado para incrementar su rol en esta secundaria. El redshirt junior Donnie Evege (5-11, 180), un jugador cuya experiencia en OSU se ha limitado a los equipos especiales, el sophomore Travis Howard (6-0 190) y especialmente el resdhirt freshman Corey Brown (6-0, 189) se disputarán el puesto de nickel back y minutos de descanso para los titulares. Para terminar, en los safeties encontramos alguna de las gratas sorpresas de esta primavera en Columbus, pues los médicos dieron luz verde al senior Tyler Moeller (6-0, 210) para su vuelta al equipo, después de perderse toda la pasada campaña debido a una brutal agresión sufrida en un bar de Florida donde pasaba unos días con su familia y que casi acaba prematuramente con su carrera. Por lo visto en los entrenamientos, se encuentra totalmente recuperado y el staff técnico ya le ha nombrado como titular en la posición Star, un quinto DB híbrido entre linebacker y safety que es utilizada cada vez más habitualmente en los esquemas defensivos de los Buckeyes, y cuyas características le encajan a la perfección. El también senior Jermale Hines (6-1, 216), considerado como uno de los jugadores defensivos más rápidos y versátiles de la Big Ten que llegó a Ohio State como un linebacker prospect, repite como FS tras moverse de su original puesto de OLB. Mientras que como SS titular encontramos a una de las mayores sorpresas de las últimas semanas, pues finalmente el sophomore C.J. Barnett (6-0, 190) se ha hecho contra todo pronóstico con el puesto sobre el también sophomore Orhian Johnson (6-1, 203) que desde primavera parecía destinado a suplir la vacante dejada por Kurt Coleman. El veterano Aaron Grant (6-1, 206) y el junior Nate Oliver (6-0, 215) servirán como principales recambios de Hines, mientras que Zach Domicone (6-3, 211) y Johnson completan la rotación y aportarán minutos de calidad a la hora de dar descanso a Barnett. El propio Johnson podría rotar con Moeller como Star o incluso saltar a la titularidad en cualquier momento en caso de que fuese necesario.
No es ningún secreto que los equipos especiales es uno de las facetas más valoradas y trabajadas por Jim Tressel, llegando a afirmar que la correcta ejecución de un punt es una de las jugadas más importantes en el football. Dicho lo cual, la actuación del grupo en general la pasada temporada fue bastante decepcionante para su entrenador, por lo que la llegada de savia nueva a la unidad se presenta como una oportunidad para empezar de nuevo y a pulirla como a él le gustaría.
El senior Devin Barclay (5-10, 204) se encontró de bruces como kicker titular cuando Aaron Pettrey se lesionó la rodilla en el partido contra New Mexico State el año pasado. Barclay, walk-on y ex-jugador de los Columbus Crew de la MLS completó 7 de 10 en FGs y 12 inmaculados XPs, pero demostró carecer de la pierna necesaria a la hora de golpear desde larga distancia al fallar los dos field goals de más 40 yardas que intentó. Todo parece indicar que repetirá este otoño, pero las preocupaciones sobre la potencia de su pierna hacen que la presencia en el roster del freshman Drew Basil (que en los entrenamientos ha demostrado tener un auténtico cañón) será siempre una amenaza para él, aunque en principio su papel se limitará a ser responsable de los kickoffs y las patadas de larga distancia.
La marcha de Jon Thoma como punter principal será suplida por el redshirt sophomore Ben Buchanan (6-0, 195), que espera mejorar considerable las mediocres 37,9 yardas por punt que promediaron los Buckeyes la pasada campaña. Una estrella en Ohio durante sus años de instituto, Buchanan tendrá como principales recambios al también sophomore Derek Erwin (5-10 ,203) o incluso al anteriormente mencionado Basil, que podría hacerse cargo también de las patadas de despeje en caso de emergencia.
Para terminar, con Ray Small en la NFL y Lamaar Thomas transferido a New Mexico al final del pasada temporada, los Buckeyes se encuentran en la necesidad de suplir a sus dos principales retornadores, tanto de kickoffs como de punts. Las pruebas han sido constantes desde el Spring Game y numerosos jugadores han participado en ellas, aunque parece que finalmente DeVier Posey y Dane Sanzenbacher serán los encargados de retornar los punts en el season opener contra Marshall, mientras que Brandon Saine y Dan Herron haciendo lo propio con los kickoffs, aunque no se descarta que todo esto pueda cambiar con el paso de la temporada y la entrada de Devon Torrance en escena.
A pesar de las bajas, el talento y profundidad del depth chart de Ohio State mantiene intactas las aspiraciones del programa. El lado ofensivo regresa casi intacto, mientras que la defensa volverá a estar entre las mejores del país una temporada más. | |
Parece mentira que una powerhouse que basa su fortaleza en la defensa y un poderoso juego de carrera vaya a depender tanto de la actuación de su quarterback para determinar el éxito o el fracaso de la temporada. Pero así es, Pryor es la clave de que estos Buckeyes puedan aspirar a todo o sus pretensiones vuelvan a quedarse limitadas a la Big Ten. |