Boise, ya no eres ningún secreto

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Cuatro años han pasado desde que “naciesen” los Boise State Broncos después de aquella célebre victoria heróica y ante todo pronóstico en la Fiesta Bowl. Desde entonces, Boise State acumula 27 victorias consecutivas en liga regular, varios triunfos de prestigio (ante Oregon dos veces o TCU), se encuentran imbatidos en el blue-turf de Idaho y con dos temporadas perfectas sin conocer la derrota (2006 y 2009), convirtiendo el programa en todo un perenne abonado al éxito y sin adversario alguno dentro de su propia conferencia. En el GameDay de ESPN, el célebre presentador Brent Musburger preguntaría al head-coach Chris Petersen porque después de todo este éxito, aún seguía al frente de un programa de football pérdido en una de las ciudades más aisladas de todos los Estados Unidos. Peterson simplemente valoraba el hecho de que Idaho, según su opinión, es un de los grandes “secretos” de América. La contra-respuesta de Musberguer no se hizo esperar; Ese “secreto” ya fue revelado. Boise State lleva varios años reclamando relevancia a nivel nacional, estimando capacidad suficiente para contender al cetro nacional (especialmente en sus campañas imbatidas), sin embargo, su débil calendario y el poco prestigio de la conferencia WAC, provocaba multitud de dudas entre los más escépticos e incluso varios analistas jamás creerían en el potencial real del programa. Como Musberguer con tanto sentido apuntaba, ese secreto ya no es tal y como No.3 del ranking AP Poll (la posición más alta de toda la historia del programa), Boise State cuenta con el reclamo publicitario y la posición de privilegio que tanto se demandaba desde Idaho, pero además los Broncos presentan uno de los mejores equipos (sobre el papel) de toda su historia con 20 titulares retornando y sólo 5 lettermen pérdidos. La oportunidad del programa es ésta, pero antes necesitaban batir a la prestigiosa Virginia Tech en Landover (Maryland) para seguir siendo legitimo contendiente al campeonato nacional. La tarea no era nada facil, teniendo en cuenta que el viaje a Washington (estadio habitual de los Redskins de la NFL) en el All-State Kickoff era como visitar un pseudo Lane Stadium. El campus de los Hokies está a menos de 5 horas en coche, mientras que Boise se encuentra a nada menos que 3.840 kilómetros (esto supone cruzar practicamente el país entero de costa a costa). Todo el hype y la atmósfera de playoffs no hacían más que incrementar la dificultad de este viaje.

 

Boise State madura frente a un escenario adverso

 

Los Hokies de Frank Beamer parecen haber perdido su seña de identidad en estos últimos años. Su habitual oportunidad anotadora, instinto y excelencia en equipos especiales suelen volverse en su contra por momentos. El pasado Monday Night de Washington volvió a ser claro ejemplo de ello. Boise State aprovecharía un fumble de Tyrod Taylor en solamente la segunda acción de todo el partido (algo que exalta una potencial falta de concentración), el estelar WR Austin Pettis bloquearía un punt dentro de su propia yarda 12 y DJ Coles cometería un roughing the kicker sobre un intento de punt, extendiendo gratuitamente el drive de los Broncos. De todos estos errores, Boise State subiría instantáneamente sobre el marcador un parcial de 17-0 durante el primer cuarto, mientras que los propios Broncos dominarían con suficiencia la batalla de trincheras, atacando con poderío y gran físico desde el interior de su frente defensivo. Los pupilos de Peterson mostraban una excelente concentración y veteranía. Pocos eran los que se atrevían a tachar ahora de undersized y poco físicos a estos Broncos, sobre todo después de comprobar el incomodo partido planteado sobre el QB Tyrod Taylor y su frente ofensivo, mostrando constantes movimientos sobre la línea de scrimmage y camuflando cada una de sus coberturas, Taylor apenas disponía de tiempo para lanzar con comodidad desde el pocket, mientras que era prácticamente imposible superar la primera línea defensiva de BSU por tierra. A Virginia Tech le costó (y mucho) entrar en el partido, pero poco a poco sus estrellas fueron apareciendo. El RB Ryan Williams asumiría el mando durante esos instantes, y a pesar de una actuación discreta (estadísticamente), de sus piernas salieron las dos primeras anotaciones de VTU durante el segundo cuarto, aunque el gran responsable de este resurgimiento sería la progresión y responsabilidad del QB Tyrod Taylor, quien demostró el liderazgo y carácter que se le reclamaba desde que puso sus pies en el campus. Los Hokies tomarían un respiro antes del descanso, reduciendo la distancia en únicamente 6 puntos, después de una primera parte absolutamente miserable. En el tercer cuarto, el encuentro se sumergiría en todo un choque de trenes, pero entonces los papeles se intercambiaron, ahora era Boise State quien comenzaba a cometer errores y absurdas penalizaciones. Un fumble fortuito del QB Kellen Moore frente a uno de sus líneas ofensivos permitía que nuevamente Ryan Williams, con un poderoso TD terrestre de 1 yarda, situase a los Hokies por delante en el marcador, pero la alegría le duraría demasiado poco a los de Blacksburg después de presentar una pseudo goal-line con el objetivo de detener un tercer down corto sobre el RB DJ Harper. El riesgo se acentuaba aún más con dos defensores de VTU fallando sendos placajes sobre la línea de scrimmage, propiciando el big-play irreversible de 71 yardas para TD de Harper. El PK Chris Hazley fallaría un intento de 51 yardas por reducir las distancias, pero otro nuevo error de Boise State con un roughing the kicker, permitía que Taylor (con un 4th down más corto) conectase con la otra megaestrella, el WR Jarrett Boykin, en un TD de 28 yardas. Beamer había pérdido totalmente la confianza de sus equipos especiales (algo curioso teniendo en cuenta que el supervisa y prepara esta unidad), pero además el grado de confianza de Taylor continuaba creciendo, encontrándose cada vez más cómodo. VTU aprovecharía otro nuevo error de Boise State tras fallar un intento de FG asequible de 30 yardas, mientras que la asociación entre Taylor y Boykin guiaba uno de los mejores drives de los Hokies de todo el encuentro, con el resultado de un TD de diferencia sobre el marcador. Frank Beamer y sus Hokies tuvieron una oportunidad única de hacer correr el reloj con una última posesión, pero un play-calling demasiado conservador y previsible, junto con la sospechosa habilidad de Tyrod Taylor para sentenciar un partido, dejaría el balón a BSU cerca del medio campo y con poco menos de dos minutos (sin tiempos muertos). A diferencia de Taylor, Kellen Moore (23 de 38 para 215 yardas y 3 TD) presenta el áurea y confianza necesaria para responsabilizarse de cualquier partido sobre el limbo y éste conectaría en el fondo de la endzone con Austin Pettis, en una acción definitiva y que demuestra el grado de sufrimiendo y superación de errores por parte de Boise State. Éste es el ADN competitivo clásico de cualquier powerhouse. Boise State demuestra que también sabe sufrir y superar adversidades, como toda una grande, a pesar de todas las distracciones alrededor de todo un matchup de ésta categoría. (R: 33-30)

 

South Carolina esta vez va muy en serio

 

Después de situar a sus amados Florida Gators en la cima del universo college football (su primer campeonato nacional en 1996, además de un total de 7 finales de la SEC con un récord de 5-2) y firmar un contrato suntuoso de 7 años en Columbia, Steve Spurrier visionaba gran éxito de futuro para el programa de football de los Gamecocks cuando fue introducido como head-coach de la universidad de South Carolina, pero después de 6 años sus records han sido realmente mediocres y pobres, alcanzando su mejor marca con tan sólo 8 victorias en el 2006. Este año, muchos analistas apuntaban a esa temporada de éxito que Spurrier entonces envisionaba. USC recupera un total de 16 titulares, completando uno de los squads más experimentados de los que jamás el ol’ball-coach haya dispuesto en Columbia. Pierden tan sólo 11 lettermen, la marca más baja de toda la conferencia, y han firmado una de sus mejores clases de toda la historia. La presión está sobre Spurrier para conseguir una temporada de gran éxito y su arranque no ha podido ser más esperanzador. Los ‘Cocks siempre han dispuesto de defensas robustas y expeditivas, pero su problema se encontraba en un ataque con una falta preocupante de explosividad y demasiado apático. Stephen Garcia mostró la compostura, liderazgo y madurez que se le lleva exigiendo desde que puso sus pies en el campus, y por momentos recordó a un “pobre” Tim Tebow cuando despegó por tierra desde el pocket utilizando su hombro para romper placajes (como en la primera anotación de todo el encuentro). Su línea de ataque le protegió con extrema solidez, demostrando la gran experiencia y estabilidad de la que goza, y su asociación con el WR Alshon Jeffery monopolizó completamente el juego aéreo. Jeffery sigue demostrando ser un objetivo enorme y muy confiable para Garcia (7 recepciones para 106 yardas). Pero la gran sensación (en otro de los entonces question-marks en ataque de USC), fue el RB true-freshman Marcus Lattimore. Probablemente el mejor RB de toda su promoción (No.1 según Rivals.com), Lattimore no tuvo una actuación estelar desde el punto de vista estadístico (14 carreras para 54 yardas y 2 TD), pero dejó varios detalles de un potencial enorme como el full-package, con un tamaño imponente y muy compacto para un jugador rookie (215 libras) y una capacidad atlética y gran velocidad que le convierten en un jugador a seguir muy de cerca. (R: 13-41)

 

Utah demuestra su gran potencial como legítimo Top25

 

Dos de los equipos con mayor progreso y éxito del panorama en los dos últimos años se enfrentaban en el kickoff de la temporada en todo un duelo insólito en liga regular entre ambas universidades (sólo se habían enfrentado en la Fiesta Bowl del 2004 en toda la historia, donde Utah se convertiría en pionera como el primer equipo no-BCS en alcanzar una bowl propiamente BCS). El duelo se intuía bastante físico e igualado, pero muchos analistas incluso apuntaban a los Panthers de Dion Lewis máximos favoritos en este matchup como uno de los grandes aspirantes de la conferencia Big-East y a una plaza BCS al final de la temporada. Realmente este año los Utes están bastante tapados en la MT-West tras los megafavoritos (a todo) Horned Frogs y han perdido hasta 6 jugadores en el Draft de la NFL (el más alto entre los no-BCS) y un total de 24 lettermen, sin embargo, los pupilos de Kyle Whittingham continúan mostrándose muy físicos, poderosos y rápidos sobre su front-seven defensivo, sobre todo sobre su punto de ataque, donde Junior Tui’one fue el ancla sobre el que giro todo este frente. De hecho, Dion Lewis, candidato serio al Heisman y uno de los mejores corredores de todo el país (1.799 yardas y 17 TD por tierra la pasada temporada), fue contenido con gran éxito a tan sólo 75 yardas y un promedio de 3 por carrera. Hay que tener en cuenta que la marca es de un gran mérito y valor teniendo en cuenta que Pitt abría la temporada con un QB inexperto y la clásica predilección de Dave Wannstedt en focalizar su ataque sobre un juego terrestre poderoso y conservador, como así demostró durante determinadas fases del encuentro. El duelo hombre-a-hombre entre el CB Brandon Burton y el estelar receptor Jonathan Baldwin saltó chispas, y la actuación de Burton fue espectacular, sacando literalmente del partido a un jugador del enorme talento y potencial de Baldwin y ganando cada uno de los jump-balls en su dirección. Realmente, Utah basó su dominio y control durante gran parte del partido maniatando a ambas estrellas de los Panthers, pero desaprovechó el momentum de una renta importante con 11 puntos (tras el big-play de 61 yardas de DeVonte Christopher), en una cobertura completamente rota sobre Baldwin, después de haberse sostenido con mucho éxito en coberturas hombre-a-hombre, pero este tipo de enfoques requieren de un alto grado de intensidad y concentración durante los 60 minutos; cualquier mínimo error se paga, como así fue. El inexperto QB Toni Sunseri realmente demostró ser un sólido upgrade sobre Bill Stull y su gestión fue admirable para su muy reducida experiencia, hasta tal punto de conectar con contundencia en el flat sobre Baldwin en la conversión de 2 puntos, dejando el partido en solamente tres puntos, después de que Utah lo tuviese prácticamente controlado. Los Panthers tuvieron la posesión ganadora en los dos últimos minutos y Dave Wannstedt tuvo un par de situaciones realmente importantes para buscar la victoria (en 3rd down y 1 yarda en la 41 de los Utes y más tarde en 3rd down y 10 en la 14, donde omitió buscar a Baldwin en la endzone), pero su clásico conservadurismo se volvió finalmente en su contra, cuando en la primera jugada de toda la OT, Sunseri en un roll-out sobre el lado derecho se vería interceptado por el freshman safety Brian Blechen. Era el primer error del partido de Sunseri, quien en su intento por buscar al receptor Mike Shanahan en el deep-out, tardó demasiado tiempo imprimiendo una dirección bastante retrasada e imprecisa sobre su objetivo. La acción sería definitiva y Utah veía ampliada su racha de 18 victorias consecutivas en el Rice-Eccles Stadium. (R: 24-27)

 

Florida muestra su cara más vulnerable de la era Urban Meyer

 

La era post Tim Tebow no pudo comenzar con mayor incertidumbre para los Gators en Gainesville. Que durante más de tres cuartos hayan sido capaz de conseguir únicamente 25 yardas (mientras su rival, Miami de Ohio, en cambio, multiplicarían 5 veces esa cantidad) y que necesitasen de un big-play terrestre definitivo de Jeffrey Demps (de 72 yardas) en el último cuarto para cambiar el sino del encuentro, habla bastante de la pauperrima actuación de los pupilos de Urban Meyer. Una falta evidente de concentración representada sobre los constantes problemas en los snaps del center Maurkice Pouncey y la continua tendencia a dejar caer el balón (3 fumbles perdidos sobre 8), provocarían una tarde miserable ante la muy humilde Ohio (conferencia MAC), a pesar de la diferencia de dobles dígitos sobre el marcador. Realmente la defensa de los Gators pondría en juego toda su capacidad atlética y velocidad para sacar las castañas del fuego. El estelar CB Janoris Jenkins subiría la primera anotación de UF en todo el partido después de retornar en el segundo cuarto una intercepción 67 yardas para TD y la defensa generaría un total de 4 turnovers, además de detener a una yarda de la endzone un drive que a la postre resultaría el de inflexión en el último cuarto. El problema de Florida se encontró especialmente en ataque y las dificultades de la propia Spread de Meyer para acomodarse a un puro pocket-passer como John Brantley (17 de 25 para 113 yardas y 2 TD), una pieza completamente opuesta a la que este programa ha caracterizado en la posición de quarterback durante los últimos años. Las bajas de la OL con el left-tackle Xavier Nixon y su backup Matt Patchan, además de la del left-guard Carl Johnson, dejaron una línea de ataque con apariencia de mostrarse completamente parcheada y será una unidad que recibirá mucho escrutinio por parte de los medios durante las próximas semanas. Después de que Ahmad Black consiguiese una intercepción y la retornara 40 yardas dejando en bandeja el TD de carrera de 2 yardas del QB backup Trey Burton, muchos esperaban que estas últimas acciones de la primera parte motivarían y cambiarian el momentum del ataque en la segunda, pero ese cambio nunca se produjo y los Gators incluso se bloquearían en 3 drives consecutivos durante el tercer cuarto, siendo incapaces de superar un 4th down, provocando 2 fumbles más en sendos snaps y errando un intento de field-goal. Cierto es que la posibilidad del upset nunca pareció lo suficientemente cercana (a la Appalachian State en Ann Arbor), pero la peligrosa tendencia a provocar tantos fumbles resultará definitiva en cualquier encuentro de la conferencia SEC. (R: 12-34)

 

RichRod da con la tecla y Denard Robinson se exhibe

 

Con un grupo importante de titulares retornando y en el año tres de Rich Rodriguez en Ann Arbor, toda la presión está sobre estos Wolverines para empezar a carburar y hacer olvidar dos años de auténticas penurias (records de 3-9 y 5-7, donde en el 2008 conseguirían su primer récord perdedor desde 1967, además de varios violaciones de reglas NCAA). La transición de esquemas, el cambio filosófico y la búsqueda de piezas está siendo toda una auténtica quimera para Rodriguez, pero Michigan comienza ya a amontar varios jugadores reclutados por el propio RichRod y preparados para su Spread. En un flamante y renovado Michigan Stadium (226 millones de dólares en la renovación) que presentó la friolera de 113.090 almas (récord en la historia del college football), la base de fans Maize & Blue contempló, ante una siempre competitiva y disciplinada UConn (considerados contendientes al título de la Big-East), cómo el concepto futbolístico de Rodriguez empieza a pagar ya sus dividendos. La línea ofensiva liderada por Stephen Schilling se mostró excepcional, abriendo constantes agujeros sobre la defensa de los Huskies, mientras que el cuerpo de receptores se descubrió muy disciplinado y compacto bloqueando en el segundo nivel. Todo ello en su conjunto permitió que la actuación terrestre del QB Denard Robinson fuese estelar (29 carreras para 197 yardas y 1 TD), asumiendo un papel de pseudo Pat White, pero lo cierto es que la defensa de UConn exhibió aparentemente una marcha inferior cada vez que Robinson despegó desde el pocket. Sí Robinson asumió el papel de Pat White en WVU, la combinación entre Vincent Smith y Michael Shaw impersonaría la de Steve Slaton (100 yardas y 2 TD terrestres entre ambos), pero después de una primera parte conservadora donde Robinson asumiría un papel mayormente terrestre y de control del balón, en la segunda demostraría capacidad suficiente para lanzar con precisión sobre el flat, el medio o profundo (19 de 22 para 186 yardas y 1 TD). Sobre el lado contrario del balón, una otrora sospechosa línea defensiva esta vez sería capaz de liberar a sus linebackers (con el MLB Obi Ezeh omnipresente y consiguiendo un fumble clave) y presionar con agresividad y velocidad a Zach Frazier. Hay que recordar que UM también experimentó un inicio excitante la anterior temporada y todos apuntábamos a Tate Forcier (relegado al backup No.3 por falta de compromiso y liderazgo) como el centerpiece del ataque después de sus fantásticas remontadas ante Notre Dame e Indiana. La prueba del algodón para el proyecto de RichRod y el punto de inflexión será la próxima semana en la salida a South Bend. (R: 10-30)

 

Masoli llegó, vio y… Ole Miss pinchó

 

Y además ¡cómo pinchó!, contra toda una “poderosa” Jacksonville State en Oxford y después de nada menos que 2 prórrogas. La NCAA finalmente declararía elegible esta temporada al QB Jeremiah Masoli, después de ser expulsado del programa de football de Oregon, pero poco tiene que ver este upset con su propia actuación, que realmente fue sólida (lideró en ambos drives para TD durante la prórroga), ni la de su compañero en la alternancia de posición, el QB Nathan Stanley (6 de 10 para 133 yardas y 3 TD), pero toda la distracción referente al culebrón de la elegibilidad de Masoli parece que dejó en olvido los preocupantes agujeros aéreos que presenta esta entonces orgullosa y sólida defensa (realmente curioso teniendo en cuenta el talento de su front-seven). Los Rebels sorprendentemente dejarían escapar una cómoda ventaja de 31-10 al descanso frente a todo un segunda división (la primera derrota frente a un rival de esta categoría desde la segunda guerra mundial), pero no hay que quitar ningún mérito a la heroica actuación del QB true-freshman Coty Blanchard (9 de 13 para 126 yardas y 2 TD), quien conectaría con Kevyn Cooper en 4th down y 15 en un lanzamiento de 30 yardas para TD, y las posteriores agallas de su head-coach, Jack Crowe, pidiendo el tiempo muerto, agrupando a sus pupilos y jugándose la conversión de 2 puntos en lugar de simplemente alargar la prórroga con un extra-point. El último cuarto, posiblemente son los peores 15 minutos de toda la historia de Ole Miss (parcial de 21-3 en contra) y redirigir este pobre inicio hacia una temporada de éxito se intuye como toda una auténtica odisea para los Rebels, aunque su potencial continua intacto. (R: 49-48)

 

Los Sooners cerca del desastre en Norman

 

Con el showdown ante Florida State en Norman bajo el horizonte, los Sooners acordarían con Utah State el viaje a Owen Field por razón de 500.000 dólares, con el único objetivo de una presentación por todo lo alto ante su parroquia y que sirviese de punto de partido para un squad joven pero con el talento suficiente para aspirar a todo en la presente temporada. Sin embargo, los Sooners bordearían el precipicio de un catastrófico upset ante un rival al que han destruido con al menos 49 puntos en sus cuatro últimos enfrentamientos (el promedio es 58-7, mientras que hace tres años los Aggies perderían en Norman 54-3). Utah State estuvo tan cerca de llevarse la victoria que Oklahoma tuvo que encomendarse a una intercepción en los últimos 5 minutos de Jamell Fleming con una sola anotación de diferencia y el head-coach Bob Stoops necesitó incluso poner el balón en las manos de su estelar RB DeMarco Murray en un cuarto down (de 1 yarda) dentro de su propio territorio. Dos jugadas más tarde, Murray (35 intentos para 218 yardas y 2 TD) se escaparía sobre el lado izquierdo para un TD de 63 yardas de carrera, ampliando la diferencia en 10 puntos durante el tercer cuarto. Fue muy evidente que Stoops y su coaching staff buscaron evitar en lo máximo de lo posible que Florida State visualizase su ataque, convirtiendo el game-plan ofensivo en plano y aburrido, mientras que la defensa apenas mostraría aspectos de Cover-2, dejando a sus safeties profundos y los cornerbacks en una isla, de ahí que el QB Diondre Borel quemase literalmente la secundaria con 341 yardas aéreas y 2 TD. De cualquier modo, los Sooners se aseguran la victoria 800 en la historia del programa, uniéndose a powerhouses como Michigan, Texas o Notre Dame (séptimo equipo de la división I en conseguirlo), pero los fanáticos Boomer Sooners deberían estar realmente preocupados teniendo en cuenta que Christian Ponder lanzaría para 4 TD en un tiempo muy limitado de juego (no jugó en toda la segunda parte) y que la siguiente semana el «compañero» llega a casa. (R: 24-31)

 

Alabama mete miedo y sigue siendo el rival a batir

 

Con un Bryant-Denny Stadium recientemente remodelado en su anfiteatro sur y anunciado un lleno absoluto de 101.821 espectadores (récord para el programa), muchos analistas buscaban comprobar cual podría ser la respuesta de los pupilos de Nick Saban ante las sensibles bajas del actual Heisman Trophy, el RB Mark Ingram (lesión leve en su rodilla izquierda) y el MVP defensivo del campeonato nacional, Marcell Dareus (suspendido durante 2 encuentros), además de los innumerables cambios en defensa (sólo 2 titulares retornan). Cierto es que su rival San Jose State procede de la débil conferencia WAC, donde, además, suelen habitar la parte baja de la tabla (sólo 2 victorias en toda la anterior campaña) y realmente no es un matchup para obtener demasiadas conclusiones (fue más un scrimmage que un partido), pero los Crimson Tide maltratarían a su rival con un Trent Richardson (backup de Ingram) en su máxima explosividad y con una marcha superior. Por si fuera poco, BAMA confirmó una póliza de seguros extra en el RB Eddie Lacy (13 carreras para 111 yardas y 2 TD) y Julio Jones (6 recepciones para 93 yardas y 1 TD) volvió a demostrar la elasticidad, agresividad y explosión con la que deslumbró en su periodo de novato. La secundaria mostró esa potencial debilidad en solamente la segunda jugada de SJSU con el big-play terrestre de 32 yardas de Brandon Rutley, después de que Robert Lester y Dre’ Kirkpatrick fallasen sendos placajes debido a un ángulo erróneo, pero a partir de entonces no permitiría nada más, demostrando capacidad para sobreponerse sobre estos errores prematuros. (R: 3-48)

 

TCU mantiene intactas sus posibilidades

 

Si anteriormente apuntábamos las importantes posibilidades de todo un no-BCS como Boise State para infiltrarse en la pelea por un hueco en Glendale por el campeonato nacional, no menos son las de los TCU Horned Frogs, quienes como No.6 del ranking AP Poll y con el mejor equipo del que jamás haya dispuesto el head-coach Gary Patterson, luchan codo con codo con los Broncos por ser el programa no-BCS con la oportunidad de luchar por el cetro nacional. El duelo en el Dallas Cowboys Stadium de Arlington ante Oregon State (No.24) era también otra prueba de fuego para confirmar estas posibilidades que varios analistas apuntaban durante la pretemporada. Los Beavers llegaban un tanto tapados a este matchup. Las Vegas veía a los Frogs como grandes favoritos, pero nunca se pueden subestimar los squads del head-coach Mike Riley, quien los mantiene competitivos cada año (cuatro temporadas consecutivas sin bajar de las 8 victorias y de las 6 dentro de la propia conferencia PAC-10). Oregon State recupera 7 titulares en defensa, a los talentosos hermanos Rodgers en ataque y un quarterback, Ryan Katz (primera titularidad), con un auténtico cañón por brazo y capaz de realizar cualquier lanzamiento característico de la NFL. Sin ir más lejos, el propio Katz amenazaría a la secundaria de los Frogs con su brazo, hasta tal punto de encontrar a los receptores James Rodgers y Jordan Bishop con espectaculares y técnicos cañonazos sobre la endzone, pero los Beavers echaron terriblemente en falta la producción terrestre de su estelar RB Jacquizz Rodgers (18 carreras para 75 yardas y 1 TD, sin recepciones después de conseguir 78 el año anterior), desaparecido durante toda la primera parte. Muy diferente (terrestremente) sería para unos Frogs liderados por su QB Andy Dalton, quien proporciona una dimensión extra en situaciones de option-play, zone-read o simplemente escapando del pocket, mientras que los runningbacks Matthew Tucker y Ed Wesley se combinarían para 208 yardas terrestres, además de las 64 de Dalton, consiguiendo controlar el balón durante 39 minutos (22:45 sobre 7:05 en la segunda parte). Ed Wesley ponía en ventaja a TCU en los segundos finales de la primera parte, después de que los Beavers salvasen el primer match-ball deteniendo sobre el límite un retorno con dirección a la endzone del especialista Jeremy Kerley. Parecía que TCU adquiría momentum recuperando el balón en la segunda parte y después de un drive dominante (más de 7 minutos), sin embargo, Dalton cometía un error (5 intercepciones en los 2 últimos partidos, mientras que en los 12 anteriores tuvo 5) forzando un lanzamiento demasiado irrelevante, siendo interceptado por el safety Lance Mitchell. Jacquizz Rodgers aparecería (24 de sus 75 yardas) e igualaría el partido después de una fantástica carrera y mejor bloqueo de su hermano, pero sencillamente OSU se quedó sin demasiadas oportunidades (TCU realizaría 81 jugadas, OSU solamente 51) después de que un erróneo snap en un error de comunicación costase un safety a los Beavers. Dalton se convierte en el quarterback con mayor número de victorias en toda la historia del programa (30), pero la actuación de los pupilos de Patterson en este duelo pseudo local no fue la especialmente esperada por parte de un legítimo contendiente al campeonato nacional, pero al fin y al cabo una victoria muy trabajada ante un rival incómodo frente a los focos de toda la nación (14-3 en los últimos 17 partidos ante rivales de conferencias BCS con clasificación automática). TCU debe usar esta victoria como pivote de su temporada, pero deben cuidar sus marquee victories. (R: 30-21)

 

UNC sin medio equipo pero LSU sobrevive al límite

 

Con un total de 13 jugadores suspendidos por parte de los Tar Heels debido a la investigación del organismo de la NCAA en el escándalo por supuestos contactos ilegales con agentes y potenciales violaciones académicas, donde destacaban estrellas como el DT Marvin Austin, el WR Greg Little, el DE Robert Quinn o los RB Shaun Draughn y Ryan Houston, North Carolina se presentaba en el clásico Chick-Fil-A Kickoff de Atlanta totalmente en cuadro y como auténtico underdog. Solamente una hombrada bajo TV nacional podría hacerles soñar con una victoria frente a la perenne poderosa LSU de la conferencia SEC. Los pupilos de Butch Davis presentan este año una defensa terrorífica y con aspiraciones muy reales de experimentar una temporada de importante éxito en Chapell Hill, sin embargo, la decisión de última hora de la NCAA parecía acabar con cualquier posibilidad de competir frente a los Bayou Bengals. Pero el desenlace final del partido dejaría un sabor radicalmente distinto para UNC, y muchos aún siguen preguntándose que hubiese ocurrido sí los Tar Heels hubieran dispuesto de todo su squad al completo y liberados de todas estas distracciones. Muchos creían que la “extinta poderosa” LSU había vuelto después de controlar un partido bastante cómodo con un front-seven agresivo y rápido off-the-edge como en los buenos tiempos, aunque realmente los Tigers conseguirían este colchón gracias a un retorno (o mejor dicho, retornos) de punt de 87 yardas del CB Patrick Peterson (toda una pesadilla ante el mermado y vulnerable equipo de cobertura de UNC) y las acciones aisladas de un expeditivo Russell Shepard (sobre todo en la acción del TD terrestre de 50 yardas). Con una cómoda diferencia de 20 puntos en el último cuarto, aparecería la dudosa reputación de Les Miles para finalizar un partido fuera de los límites de Death Valley. LSU, una vez más, se colapsó. Un otrora inconsistente y muy criticado TJ Yates, a quien muchos le pusieron fecha de caducidad inminente en detrimento del highly-touted backup Bryn Renner, se convirtió en todo un auténtico héroe de esta remontada, con una actuación literalmente espectacular, mostrándose muy alto, seguro y con gran compostura sobre el pocket y sobre todo con gran precisión en sus lanzamientos (28 de 46 para 412 yardas y 3 TD). Después de que Yates conectase en la acción más larga desde la línea de scrimmage de toda la historia de UNC (97 yardas) sobre Jheranie Boyd (6 recepciones para 221 yardas y 1 TD) y recuperasen un onside-kick (la defensa de LSU forzaría un fumble sobre Yates en su intento posterior por escapar del pocket) y un fumble sobre Stevan Ridley, para plantarse finalmente y contra todo pronóstico en la yarda 6 de los Tigers, Yates aún tendría tiempo suficiente para un par de lanzamientos sobre la endzone. Pero con dos segundos restantes, Zack Pianalto sería incapaz de recepcionar un complicado lanzamiento bajo (evitando con sentido la cobertura) sin más tiempo en el reloj, mientras que el propio Yates protestaría enérgicamente a los referees una potencial interferencia en el pase no sancionada. Los oficiales no quisieron saber nada. Ante las enormes dificultades previas y durante el transcurso del partido, el orgullo y capacidad de pelea de los pupilos de Butch Davis les deja con gran autoestima para venideras semanas y a pesar de la derrota, con ese dudoso calificativo (y que pocos competidores desean oír) de “ganadores morales”. (R: 30-24)

 

Cincy ya anhela la marcha de Brian Kelly

 

En los tres últimos años Cincinnati puede presumir de auténtica powerhouse en esto del college football, con récords nunca inferiores a las 10 victorias y con 2 participaciones consecutivas en bowls BCS (además de 2 títulos consecutivos de la propia Big-East), pero el gran bastión y arquitecto de este éxito, el head-coach Brian Kelly, buscaría mayores retos aceptando la oferta para liderar el prestigioso programa de football de Notre Dame. En tan sólo un partido, los Bearcats parecieron suspirar por aquellos maravillosos años. Cierto es que Cincy está inmersa en periodo de transición sobre el nuevo régimen de Butch Jones, quien curiosamente sustituyo a Kelly en Central Michigan cuando aceptó el trabajo de Cincinnati, consiguiendo 2 títulos consecutivos de la MAC y 3 sucesivas participaciones de post-temporada, pero los Bearcats heredan bastante talento en ataque con jugadores de la talla del QB Zach Collaros, el RB Isaiah Pead o los receptores DJ Woods, Armon Binns o Vidal Hazelton (tranfer de USC), además de una defensa con potencial para ser mejor que la anterior campaña. Todo este potencial se pudo comprobar durante practicamente la totalidad de la primera parte, con un habitual escurridizo en el pocket Zach Collaros comandando el ataque y la habilidad de playmaker de DJ Woods por todo el campo, además de una sólida defensa que bloqueó la posibilidad de penetrar cualquier gap y muy ágil sobre sus transiciones. Jones tuvo que agotar sobre el snap todos los tiempos de la primera parte para evitar varios calls demasiado precipitados, pero fuera de estos “detalles”, el dominio de Cincy sobre Fresno State fue muy autoritario (14-0 sobre el marcador con 195 a 8 yardas, mientras que FSU sólo conseguiría 2 primeros downs, los mismos que touchdowns Cincinnati). Pat Hill tampoco ayudaría a la causa con calls demasiado conservadores. Todo cambió entonces con el primer sack de toda la noche del end Logan Harrell (3,5 total) sobre la yarda 10 de Cincy en los dos últimos minutos de la primera parte y a partir de entonces, la línea defensiva liderada por el propio sackmaster Harrell y un incansable Chris Carter se adueñaría del partido (8 sacks en total mientras que el año pasado sólo alcanzaron 11). Hasta la que entonces pareció un grupo realmente sólido, la OL de los Bearcats (recuperan 8 de sus 10 principales jugadores) experimentaría una noche absolutamente miserable protegiendo el pase. La nueva Cincinnati de Butch Jones se diluyó como un azucarillo y nunca más volvería a mostrar el potencial de los primeros minutos, un rasgo nada habitual del squad de antaño, mientras tanto, el QB Ryan Colburn (18 de 24) comenzaría a batir a la secundaria con lanzamientos profundos de 20, 16, 28 y 59 yardas para TD en un parcial demoledor de 0-28. (R: 14-28)

 

ECU salva su jerarquía en la C-USA a lo Doug Flutie

 

El reinante campeón de la conferencia USA (y durante dos años seguidos), los East Carolina Pirates, se enfrentan ante un potencial año de reconstrucción con 30 lettermen perdidos (el mayor del FBS) y varios cambios radicales tanto en defensa como en ataque (el antiguo head-coach Skip Holtz aceptaría a mitad de enero la oferta de South Florida), pero aún peor noticia era que los Pirates recibían en Greenville a todo un potencial contendiente a lo más alto de la conferencia y la división oeste, la Tulsa de Todd Graham. Todo apuntaba a una tarde demasiado larga para el nuevo head-coach Ruffin McNeill y un inexperto QB Dominique Davis (3 titularidades como freshman en Boston College en la temporada 2008), sin embargo, en su primera titularidad como Pirate, Davis (27 de 46 para 382 yardas, 5 TD y 1 INT) dejaría para el recuerdo uno de los finales más increíbles y excitantes de toda la historia del programa, permitiendo que ECU mantenga intacta su jerarquía dentro de la conferencia. Muchos esperan que Ruffin McNeill traslade sus exitosos esquemas defensivos de Texas Tech a East Carolina (aunque nadie puede negar ya la herencia de la Air-Raid-Offense), sin embargo, el encuentro se sumergiría en un auténtico shootout (1.117 yardas combinadas y 12 cambios sobre el marcador) y ECU sería incapaz de parar el ataque de Tulsa (579 yardas totales), quienes conseguirían anotar con hasta 5 receptores diferentes. Los Golden Hurricanes parecían sentenciar el duelo con la última bala de éste shootout a falta de poco más de un minuto después de que el RB Charles Clay recogiese con cierto suspense un ajustadísimo lanzamiento sobre la endzone, sin embargo, un hail-mary directo al barullo sería bajado del cielo sobre la secundaria de Tulsa por el antiguo TE Justin Jones, dejando el reloj a cero en un improbable TD de 33 yardas. En Greenville se abandona ahora la idea de una temporada de reconstrucción. (R: 49-51)

 

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Israel Llata
Israel Llata es natural de Maliaño, una localidad de Santander (Cantabria). Ingeniero informático de profesión y aficionado al fútbol americano desde mediados de los años 90, asombrado por la habilidad atlética del quarterback Steve Young y aquellos exitosos 49ers. En los últimos tiempos centraría su mirada sobre un desconocido pero excitante college football, destapando su corazón como entusiasta aficionado de Alabama, una institución a la que rinde culto. Analiza en su columna semanal la jornada universitaria desde 2007. @israel_lata

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