No señores, no lo hay. Hace una semana quien subscribe mostraba su escepticismo después de la fácil y abultada victoria ante UCLA en Eugene, pero, en cambio, llamaba a una actuación de mayor mérito y dificultad para señalar definitivamente a estos Ducks como el número absoluto de la nación, algo que algunos especialistas reputados incluso reclamaron durante la anterior semana. No oculté mi admiración y deslumbre, ni mucho menos, por la impresionante y autoritaria actuación ante Stanford, un equipo que, desde entonces, se pasea por la conferencia PAC-10 con un QB Andrew Luck que aspira a ser el número absoluto del Draft y respaldado por un conjunto rocoso y un entrenador inteligente en Jim Harbaugh. Mi punto de desconfianza sobre Oregon se centró especialmente en su visita a Pullman ante Washington State, tras la resaca en la victoria ante la Cardinal, en un encuentro donde los Ducks se mostraron miserables defensivamente y donde el QB Derron Thomas (junto con varios puntales) serían literalmente sacados del partido (Thomas con una lesión en el hombro) por el supuesto físico y agresivo juego de unos Cougars, que pueden dudosamente presumir de ser el peor equipo de toda la conferencia y posiblemente de la costa Oeste en el FBS (y aún así, Oregon ganaría por 20 puntos de diferencia). Muchos apuntarán a que esta versión de los Trojans no son tampoco la powerhouse de entonces, inmersos en un profundo proceso de probación de 2 años por el organismo de la NCAA con varias becas eliminadas, records desposeídos y expulsados de la post-temporada, después del affaire Reggie Bush en football y OJ Mayo en baloncesto. Probablemente tengan toda la razón del mundo, pero seguramente no se habrán parado en pensar que USC ha estado a tan solo dos jugadas (ante Stanford y Washington) de llegar imbatidos a este showdown, con un Matt Barkley notablemente mejorado y que presentaba varios de los guarismos más destacados en su ámbito de toda la nación. Sin ir más lejos, Iowa también llegaba este fin de semana con dos derrotas muy ajustadas, pero, sin embargo, acabarían dandose un gustoso festín ante Michigan State en Kinnick Stadium. Ésta Oregon, en cambio, no tiene nada que ver con los Spartans. Los Trojans, ranqueados como No.24 en el ranking BCS, esperaban este encuentro como su bowl personal en Los Angeles ante 88.726 almas, habían disfrutado de dos semanas para prepararse el ataque de Chip Kelly e incluso no dudarían en calentar el encuentro con el DT Jurrell Casey apuntando que “tienen un buen runningback y un buen quarterback, pero fuera de esto, realmente no son tan buenos”. Pero todo lo que hizo Oregon fue arrasar nuevamente en el Memorial Coliseum por 53-32 (599 yardas totales y 53 puntos en la mayor anotación de la historia del programa ante los propios Trojans) y reforzar aún más si cabe su victoria por 52-31 ante Stanford en Autzen Stadium en el mes de Octubre, y esto señores, es lo que habitualmente se reclama en este mundo como style-points. Tal vez es momento de dejar de lado el cliché de que las “defensas ganan campeonatos” (aunque sea una verdad como un templo) y pensar que Oregon tiene ataque de sobra con LaMichael James, Derron Thomas y Jeff Maehl para superar todo aquello que su defensa previamente permita. Pero no debemos caer en ninguna equivocación, la defensa de los Ducks no es precisamente mediocre. Tampoco hablamos de un defensa élite, sino que estamos ante el clásico grupo bend-but-don’t-break, pero los Ducks presentan velocidad, agresividad y oportunismo, y Matt Barkley (26/49 para 264 yardas, 1 TD y 2 INT) puede rendir cuenta de ello, con la secundaria de Oregon atando de corto a receptores del talento de Ronald Johnson o el WR true-freshman Robert Woods (quienes tan sólo sumaron 124 yardas combinadas en 11 recepciones) y evitando cualquier área de pase, mientras que su defensa terrestre impediría que los Trojans estableciesen cualquier juego de carrera (113 yardas totales sobre este apartado). En Eugene tienen defensa para romper el ritmo de un ataque en cualquier instante, suficiente para el brutal nivel de su ofensiva. Además, los pupilos de Kelly mostraron carácter y capacidad dominadora de auténtica powerhouse ante un ambiente tan hostil, y siempre que USC encontraba cierto momentum, Oregon lo destruiría con suficiencia y velocidad. Precisamente, los Trojans responderían al primer TD de Jeff Maehl (más conversión de dos puntos) con Matt Barkley aliándose con Woods, para que el RB Marc Tyler adelántase a USC con una carrera straight-ahead de 1 yarda, pero no pasarían ni dos minutos hasta que la defensa de Oregon sacaría del campo al ataque de los Trojans con un tres-y-fuera, momento en el que LaMichael James rompería con una eléctrica carrera sobre el lado derecho de 42 yardas para TD. En la segunda parte, Jurrell Casey interceptaría a Thomas en un pase deflectado sobre la línea de scrimmage para que Ronald Johnson acotarse distancias, y el propio Ronald Johnson retornaría a continuación el punt 55 yardas, permitiendo que Matt Barkley adelantase a los Trojans 29-32 en la segunda parte. Entonces la defensa de los Ducks no permitió más, mientras que el siempre inteligente Jeff Maehl (8 recepciones para 145 yardas y 3 TD) rompería con una defensa man-to-man para adelantar a Oregon nuevamente con una recepción de 30 yardas para TD. A partir de ese momento (los 20-25 últimos minutos), la disciplinada y sensacional (en fundamentos) línea ofensiva y el propio LaMichael James (36 carreras para 239 yardas y 3 TD) acabarían con la defensa local, quienes no tuvieron más aire ni energía para contener sus acciones terrestres, mostrando constantemente los brazos en jarra (tanto por velocidad y/o explosividad como físicamente, hay que tener en cuenta que James incluso consiguió mayor productividad entre tackles que por fuera, algo que habla de su importante poder para tan limitado tamaño). Derron Thomas (19/32 para 288 yardas, 4 TD y 1 INT, además de 8 carreras para 42 yardas) incluso recordó a Dennis Dixon y presenta mejores capacidades como lanzador que Jeremiah Masoli, aunque hay que tener en cuenta que la defensa local ranqueaba No.87 de toda la nación (sin olvidar que estuvo guiada desde los sky-boxes por Monte Kiffin). Un servidor aún recuerda cuando Oregon solía visitar Los Angeles llena de complejos y temor ante estrellas como Matt Leinart, Reggie Bush o Carson Palmer, ahora, en cambio, presumen de ser la clase de la costa Oeste, y mucho me temo que de todo el país, no hay conjunto que haya demostrado tanto como los Ducks a estas alturas, y ahora si merecen el No.1 absoluto del ranking BCS. El calendario restante es muy asequible con la visita de Arizona como ciertamente su rival más “complicado”, teniendo en cuenta su físico front-seven, pero el dibujo para la final de Glendale parece cada día aclararse más por una parte. La otra llave la tiene Auburn y una Iron Bowl ante Alabama el 26 de Noviembre que podría ser antológica. (R: 53-32)
La Wolfpack en contención, algo que no recuerdan ni los más viejos del lugar.
En el mejor inicio desde el 2003 y en los mejores registros del programa para un entrenador novato, bajo la batuta del head-coach Jimbo Fisher, Florida State viajaría a Raleigh (North Carolina) con el objetivo de aclarar definitivamente el control de la división Atlántica y marcar el camino a la final de la conferencia ACC en Charlotte por primera vez desde 2005, pero la sorprendente Wolfpack del head-coach Tom O’Brien (quienes igualan su mejor récord ya en Octubre en sus cuatro años de régimen) lo impedirían y son ahora ellos, en cambio, quienes controlan su propio destino en la división (aunque los ‘Noles aún lideran la división con un 4-1). Los Seminoles mostraron problemas para vencer a Boston College el 16 de Octubre, después de la resaca tras la espectacular victoria ante Miami en el rivalry-game, con Christian Ponder sufriendo un total de 4 turnovers y tres intercepciones (sus peores guarismos de la temporada). La semana de descanso, sin embargo, no sería suficiente para recuperar al RG David Spurlock (quien rompía su racha de 28 titularidades consecutivas después de una conmoción cerebral ante los Eagles) y la línea ofensiva de los ‘Noles sufrió las consecuencias de un grupo acostumbrado a jugar cohesionado y con automatismos. La OL más experimentada del país fracasaría durante los primeros instantes y Florida State sería incapaz de sobreponerse. En algo que parece una obviedad, los ‘Noles son un equipo que depende vitalmente del éxito sobre el juego interior de su línea ofensiva (quienes sufrieron constantes desajustes y penalizaciones), y hasta mediados del segundo cuarto con un scramble de Ponder, donde buscaría con agresividad y esfuerzo la endzone lanzándose sobre el pylon en un TD de 3 yardas de carrera, Florida State no sería capaz de igualar la anotación inicial de Russell Wilson (18/28 para 178 yardas, 1 TD y 1 INT, además de 17 carreras para 69 yardas y 3 TD). A partir de entonces, la defensa de FSU, como la unidad más anotadora de la conferencia y No.13 del país (limitando a sus rivales en 16.1 puntos de promedio), detendría a la Wolpack (el LB Kendall Smith recuperaría un fumble de Dean Haynes en la 18 de NC State) y Ponder dejaría el marcador en franquicia en el descanso con un 21-7 a favor de los pupilos de Jimbo Fisher. En la segunda aparte aparecería el brillo del QB Russell Wilson, quien comenzaría a mostrar mayor compostura, control y precisión sobre sus distribuciones, y con dos carreras de 10 y 20 yardas en apenas 3 minutos, igualaba el encuentro durante el tercer cuarto. Con 24-21 abajo en el marcador (después de un FG de 31 yardas del PK Dustin Hopkins tras la intercepción del CB Xavier Rhodes), la Wolfpack alcanzaría la yarda 1 de FSU, sin embargo, el front-seven de los ‘Noles detendría a Wilson en un par de intentos de QB-sneak y en un leap sobre la pila del RB James Washington en situación de tercer down. NC State parecía destinada y con decisión a buscar el empate en un potencial intento de field-goal, pero O’Brien cambiaría los planes y solicitaría un tiempo muerto, devolviendo al ataque de vuelta al campo para que, en esta ocasión, Wilson ejecutase un roll-out sobre el lado derecho, en el fake de play-action y encontrase abierto al TE George Bryan en el fondo de la endzone en situación de cuarto down, adelantando a la Wolfpack 28-24 con 2:40 restantes sobre el reloj. Christian Ponder (17/28 para 196 yardas y 1 TD) lideraría a FSU hasta la yarda 4 de NC State en el último minuto, pero en un fake, Ponder expondría demasiado lejos el football para que el RB Ty Jones golpease con su cadera el propio balón, provocando un fumble que sería recuperado por el LB Nate Irving con 48 segundos restantes. La Wolfpack es elegible para las bowls antes de Noviembre por primera vez desde el 2003 con entonces Philip Rivers tomando snaps tras el center (finalizarían con un récord de 8-5), y el programa se encuentra en una situación fantástica para aspirar a cotas incluso mayores. (R: 28-24)
La Orange suma y sigue, en Syracuse no dan crédito.
En la Big-East sólo la Pittsburgh de Dave Wannstedt (con un record de 3-0) mantiene la cordura dentro de una conferencia cuyos mejores años pasaron al recuerdo. En estos momentos, West Virginia, Louisville o Rutgers son una calcomanía de lo que fueron 5 años atrás en el tiempo, pero entre el declive y estado de depresión de la propia conferencia, la histórica universidad de Syracuse, célebre por legendarios jugadores como Jim Brown, Ernie Davis o Larry Csonka, parece despertar de su eterno letargo (sin record ganador desde el 10-3 del 2001) y recuperar caché entre sus rivales. Syracuse ya no parece avocada a los últimos lugares de la conferencia, como en cada uno de sus últimos cincos años. La Orange batiría a Cincinnati en Ohio sin apuros y mejora a un record de 6-2, consiguiendo un total de 4 victorias fuera de casa por primera vez desde 1996, aunque Syracuse aún necesita una victoria más para convertirse en elegible para las bowls. Syracuse establecería un juego sin demasiadas excentridades ante Cincy con el RB Delone Carter (19 carreras para 109 yardas) atacando y fustigando el front-seven de los Bearcats, mientras que el QB Ryan Nassib (16/26 para 125 yardas, 2 TD y 1 INT) conectaría con sus TE Nick Provo y Jose Cruz en situaciones de play-action, protegiendo el balón constantemente y conociendo sus limitaciones. Del resto se encargaría el oportunismo y destreza de la defensa de la Orange liderada por el SLB Doug Hogue, copyright de la misma en la presente temporada, y que aprovecharía cada uno de los terribles errores de Cincy. Gracias a su blitzing-defense que provocaría confusión sobre el QB backup Chazz Anderson (18/33 para 148 yardas, 1 TD y 1 INT), los Orangemen ranquean No.16 a nivel nacional en yardas de pase permitidas, forzando dos fumbles ante Cincinnati y una intercepción sobre Anderson, que capitalizaría un total de 17 puntos. Los Bearcats echarían demasiado en falta a su QB titular Zach Collaros, siendo incapaces de mover el balón sin él (solamente 106 yardas en la primera parte). Collaros sufriría un golpe sobre su codo izquierdo en la derrota ante South Florida y sería descartado en el propio calentamiento, teniendo que ver desde la banda como Cincinnati encajaba su derrota más abultada en casa desde el 38-0 ante West Virginia en el 2005. (R: 31-7)
Iowa llegó, vio y venció a Sparta.
La sorprendente Michigan State de Mark Dantonio (No.5 del ranking BCS) llegaba de sufrir una barbaridad en Evanston ante Northwestern la semana pasada, pero tras superar a Wisconsin el 2 de Octubre y evitando en el calendario a Ohio State, vencer en Iowa City significaba sentenciar la conferencia Big-Ten con el pobre calendario restante, manteniendo intactas sus aspiraciones por alcanzar Glendale y luchar por el campeonato nacional. El problema es que enfrente se hallaba Iowa y sus propios aficionados en Kinnick Stadium. Los Hawkeyes (No.18) simplemente se encontraron a apenas varias jugadas (ante Arizona y Wisconsin) de llegar imbatidos, y es un conjunto que, a pesar de mostrarse un tanto desviado de sus ambiciosos objetivos de pretemporada, su naturaleza física, rocosa y disciplinada le convierten en un rival tremendamente peligroso, como así finalmente se demostraría y la visita de los Spartans al estado de Iowa fue toda una auténtica pesadilla. Es la segunda ocasión en tres años que Iowa arruina una temporada imbatida a un rival interconferencial en Kinnick Stadium (Penn State como No.3 en el 2008), pero esta vez se alejaría del clásico upset en los últimos segundos. La victoria sería aplastante desde el primer minuto de juego, donde los Hawkeyes construirían un imparable drive terrestre liderado por el poderoso RB Adam Robinson de 80 yardas y más de 6 minutos, que sería finalizado con un lanzamiento de 3 yardas de Ricky Stanzi (11/15 para 190 yardas y 3 TD) sobre el WR senior Colin Sandeman. El PK Mike Meyer sumaría sobre el marcador un FG de 37 yardas antes de que incluso los Spartans consiguiesen un primer down, y entonces llegaría el primer error grave de Kirk Cousins, quien sería interceptado por el SS Tyler Sash en un lanzamiento telegrafiado (como así reconocería el propio Sash al finalizar el encuentro) y el agresivo safety ejecutaría un genial lateral sobre un más atlético CB Micah Hyde, quien finalizaría la jugada con un espectacular retorno lanzándose finalmente sobre el pylon. De nuevo, MSU se encontraba 17-0 por debajo del marcador por segunda semana consecutiva, pero en esta ocasión, la diferencia se agravaría aún más con el paso del tiempo. Michigan State fracasaría en su intento por establecer desde el inicio su habitual juego terrestre con Edwin Baker y Le’Veon Bell (el grupo sumaría unos paupérrimos guarismos de 31 yardas en 20 intentos) y la defensa de los Hawkeyes convertiría el ataque de los Spartans en unidimensional, obligando a Kirk Cousins (21/29 para 198 yardas, 1 TD y 3 INT) a forzar el balón desde el pocket. Un nuevo lanzamiento erróneo de Cousins sería interceptado mansamente por el CB Shaun Prater y Ricky Stanzi encontraría completamente sólo saliendo del backfield a Adam Robinson (20 carreras para 69 yardas y 1 TD) en un lanzamiento de 32 yardas para TD. Un nuevo TD en una carrera corta de 2 yardas de Robinson sentenciaría el partido antes del descanso con un contundente 30-0. (R: 6-37)
Nebraska acaba con el sueño de Mizzou y controla la división.
El sonado upset de Missouri ante Oklahoma le duraría tanto al programa como una piruleta en el patio de un colegio. Ya lo avisé la anterior semana, los Tigers son un equipo bastante ordinario, pero con argumentos para poner en apuros a cualquiera de la nación, y así lo demostraron en una atmósfera muy hostil en Lincoln (17-7 de parcial) después de un nefasto primer cuarto. El problema es que la atlética y veloz defensa de Missouri fracasaría en los primeros instantes, permitiendo dos terribles agujeros sobre la línea de scrimmage que serían aprovechados en carreras contundentes de 66 y 73 yardas por el RB Roy Helu, quien reventaría los records terrestres del programa al finalizar con 307 yardas totales terrestres (el anterior era de 294 yardas por Calvin Jones ante Kansas en 1991). Y cuando Missouri bajó al box a detener al QB Taylor Martinez (6/9 para 115 yardas y 1 TD), los Tigers caerían en la evidente trampa de despreocupar su secundaria, permitiendo que Martinez con su potente brazo, encontrase por detrás de la misma al WR Kyler Reed en un lanzamiento de 40 yardas para TD, estableciendo un irreversible 24-0 de parcial en solamente el primer cuarto. El resto lo controlaría una espectacular secundaria liderada por un no menos espectacular CB Prince Amukamara, y la célebre blackshirt-defense de los Cornhuskers apenas permitió un solo resquicio al QB Blaine Gabbert (18/42, un 45% de completados, para 199 yardas, 1 TD y 1 INT) para conectar con su grupo de receptores, quienes la semana anterior harían un roto sobre la secundaria de los Sooners. Realmente me impresionó (y mucho) la discplina, técnica y velocidad de respuesta de los defensive-backs de Nebraska, y creo que nadie en Columbia puede poner en duda el incomendable esfuerzo de Gabbert para encontrar a un sólo receptor abierto. Hubo una espectacular recepción de 29 yardas del WR Michael Egnew en la segunda parte que representó la tremenda dificultad de los receptores de Missouri para conseguir una recepción durante toda la tarde. Egnew necesitó colocar sus manos entre los brazos de Amukamara y otro defensive-back, además de situar milimetricamente un pie dentro del campo en su caída, para conseguir con éxito la recepción. Sin ir más lejos, Egnew fue uno de los pocos receptores de Mizzou que conseguiría abrirse entre la maraña de defensores corn-fed y la línea defensiva three-man de los Huskers, entre ellos un desasistido hasta entonces DT Jared Crick, sumarían un total de 6 sacks e infinidad de QB-hurries sobre Gabbert, quien necesitó escapar del pocket en incontables ocasiones ante la escasez de receptores abiertos. A pesar de la enorme dificultad, Blaine Gabbert conectaría con el WR TJ Moe en un lanzamiento de 23 yardas reduciendo la diferencia en 10 puntos y armando un interesante momentum en el tercer cuarto, pero Roy Helu rompería con las ilusiones de los Tigers en solamente el siguiente drive, al encontrar un agujero enorme en el centro y escaparse 54 yardas para TD. Nebraska acabaría con una racha negativa de 13 derrotas ante rivales ranqueados dentro del Top10 y controla su propio destino en la división al deshacerse de su máximo rival dentro de la misma, mientras que Missouri se quedaría a una sola victoria de su mejor arranque desde 1960. Los Tigers han perdido 17 encuentros consecutivos fuera de casa ante oponentes del Top25 desde 1997. Por otro lado, Nebraska tuvo que jugar toda la segunda parte sin su QB titular Taylor Martinez, quien en un tackle bajo de Kenji Jackson sufriría un golpe sobre su pierna derecha, aunque su concurso no peligrará ante Iowa State la próxima semana. (R: 17-31)
Texas se derrumba, mientras Baylor no se detiene en su ascenso
Entre los pronósticos de la anterior temporada, quien suscribe apuntaría a la Baylor del QB Robert Griffin (16/24 para 219 yardas, 2 TD y 1 INT) como una de las sorpresas de la conferencia Big-XII, pero evidentemente el resultado de las previsiones no fue acorde con mis grandes expectativas. Los Bears repetirían record de 4-8, finalizando últimos de la división sur con un pobre record de 1-7, después de un arranque esperanzador ante Wake Forest con el spread en su contra. Baylor puede presumir de ser el peor equipo de la historia de la conferencia Big-XII con un record de 14-98 (hasta el 2010) y hay quien cree que esta institución privada sobrevive dentro de la conferencia por intereses políticos y por su pedigrí académico. Después de la contundente derrota ante TCU el 18 de Septiembre en el duelo entre instituciones cristianas en el estado de Texas, mis expectativas entorno a éste programa de football como la propia atmósfera en Waco, acabarían desplomadas. Todo apuntaba a que los pupilos de Art Briles perdían el momentum de una generación interesante, sin embargo, en apenas dos meses, Baylor lidera sorprendentemente la división sur con un record de 4-1 (7-2 total) y se encuentra ya elegible para las bowls por primera vez desde 1994. Y todo esto después de vencer a Texas por primera vez desde 1997, y exactamente en Austin, una localización donde no vencían desde 1991, todo un hito para el programa. Los Bears llegaban al Memorial Stadium ranqueados como No.25 en el ranking BCS, algo que no experimentaban desde 1993, y después de una sensacional remontada en la segunda parte ante los Horns, “la marea ha cambiado. Este año, somos el rival a batir” como perfectamente expresaría Griffin al finalizar el partido. Baylor se encontraba abajo en el marcador en el tercer cuarto 19-10 hasta que el RB Jay Finley (15 carreras para 116 y 1 TD), otro de los grandes puntales del programa, consiguiese un big-play terrestre de 69 yardas para TD. En el último cuarto, una intercepción del RLB Antonio Johnson dentro de la yarda 20 local facilitaría que Robert Griffin anotase con una carrera corta de 1 yarda (después de incluso superar una situación de cuarto down). Más tarde conectaría con el WR Kendall Wright en un lanzamiento de 30 yardas para TD, situando a Baylor 30-19 arriba en el marcador con 8 minutos restantes, mientras que la defensa de los Bears mantuvo a los Longhorns lejos de su endzone después de consistentes y sólidos drives. El PK de los Horns, Justin Trucker, igualaría un record del programa con 5 field-goals convertidos, y precisamente ese fue el problema para Texas, la falta de finalizar drives con touchdowns, además de las 11 penalizaciones (para 103 yardas), varios turnovers clave y pobres punts. El ataque de los Longhorns movería las cadenas, aunque nuevamente volviese a ser Gilbert el líder terrestre (con 79 yardas y 1 TD), pero las oportunidades estuvieron ahí. De cualquier modo, Garrett Gilbert (22/39 para 231 yardas y 1 INT) aún dispuso de una última oportunidad, hasta que en mitad del campo el WR Marquis Goodwin sufriese un fumble recuperado por el LB Rodney Chadwick con poco más de dos minutos sobre el reloj. Después de UCLA y Iowa State, Baylor se une al grupo de underdogs que asaltan a Texas ante su propia parroquia, algo que años atrás sería surrealista, y los Bears curiosamente controlan su propia destino para llegar a Arlington y luchar por la propia conferencia, aunque antes necesitarán superar a ambas Oklahomas, empezando por la siguiente semana en Stillwater. (R: 30-22)
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Me gustó Blaine Gabbert. Aunque no fuese su mejor tarde desde el punto de vista estadístico, ni la más cómoda debido a la pegajosa secundaria de Nebraska, Gabbert mostró carácter, sacrificio y competitividad (además de sus naturales aptitudes), intentando devolver a Mizzou de vuelta en el partido a pesar de la contundente desventaja inicial. Su juego me recuerda al de Ben Roethlisberger, y saliendo del pocket es difícil de detener por su combinación de tamaño y velocidad. Solo me queda sentarme y observar como progresan sus acciones futuras.
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Lo de Cameron Newton roza lo ridículo ¿Alguien ha visto su recepción para TD de esta semana ante Ole Miss? Desde la yarda 21 de los Rebels, Malzahn, buscando desequilibrar la defensa rival, colocaría a Newton como puro flanker en situación de decoy, mientras que Kody Burns tomaría el snap tras el center en la Wildcat y Onterrio McCalebb se ofrecía en el hand-off. Burns automáticamente buscaría el fade sobre el go-pattern de Newton, quien con un defensor sobre su cara, bajaría el balón sobre la esquina de la zona, situando ambos pies antes de salirse por la banda. Su capacidad física y atlética no es ni medio normal. Tampoco hay debate, es el Heisman.
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No seré quien ponga en duda los méritos ni los logros personales de Colt McCoy como Longhorn, además de haber sido un chico modélico y fiel, pero no me parece demasiada acertada la decisión de Texas de retirar su número y colocarle con los Vince Young, Ricky Williams, Earl Campbell o Tommy Nobis. Todos tienen en común haber logrado el Heisman Trophy o el cetro nacional para el programa, mientras que McCoy no será recordado especialmente por ningún singular o épico logro.
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El cambio radical de objetivos de Texas. De entrar seriamente en conversación por el título nacional, a verse obligado a buscar ser elegible para las bowls con un paupérrimo record (4-4 en Noviembre) para los altos estándares de este programa. Después de las derrotas en Austin ante UCLA, Iowa State y Baylor, Mack Brown puede dudosamente presumir de haber perdido más partidos como local que Bob Stoops en toda una década en Oklahoma. Su también paupérrimo ataque ranquea No.109 de toda la nación en touchdowns en situaciones de redzone.
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Las últimas humillaciones de los Huskies (44-10 ante Arizona y 41-0 ante Stanford ésta semana, además del 56-21 ante Nebraska) están destruyendo en pedazos el entonces ilusionante y reluciente régimen de Steve Sarkisian en Seattle. La pesadilla del QB Jake Locker (la proyección de Mel Kiper como No.1 del Draft) continúa amontonando nuevos capítulos y la defensa de Nick Holt (coordinador defensivo de los Trojans en el 2007 y 2008) retrocede hasta niveles insospechados. Con un record de 3-5, la particular bowl del programa parece que apunta al Apple Cup en Pullman. Algo que habla del nivel de vulgaridad que ha llegado a alcanzar Washington.
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Lo de Notre Dame clama al cielo, pero sobre todo, sorprenden los errores de bulto de todo un master en gestión de los tempos como Brian Kelly. El PK David Ruffer nunca ha fallado un field-goal como Irish en toda su carrera (18 intentados y 18 convertidos), sin embargo, desde la yarda 19 de Tulsa, en segundo down y con 42 segundos, Tommy Rees buscaría un fade con un punto por debajo en el marcador, siendo interceptado por John Flanders en la endzone. Después de una semana muy emocional donde un estudiante encargado de grabar los entrenamientos moriría trágicamente tras precipitarse por una torre, debido a los vientos huracanados, que menos que haber honrado su memoria con una victoria. Ahora los Irish necesitan conseguir un upset sobre Utah o USC en Los Angeles, para ser elegible para las bowls.
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Pocos comprenden como Mike Sherman y su coaching-staff han sido capaces de frenar tanto tiempo la transición de Ryan Tannehill de wide-receiver a quarterback, sobre todo después de los problemas e inconsistencia de Jerrod Johnson para conseguir progresar en la posición. Tannehill, quien ya disponía de relativa experiencia tras el center, está siendo toda una revelación para los Aggies en las dos últimas semanas (7 TD y 1 INT), después de la miserable derrota ante Missouri. Ante Texas Tech esta semana conseguiría 36 de 50 (72%) para 449 yardas, 4 TD y 1 INT.
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El QB freshman Nathan Scheelhaase está emergiendo como el icono de futuro de Illinois después de ser clave en las tres victorias ante rivales de la Big-Ten en las cuatro últimas semanas. En los dos últimos partidos, con palizas ante Indiana y Purdue (43-13 y 44-10 respectivamente), Scheelhaase ha lanzado para 6 TD, además de correr para 164 yardas y sin cometer ningún turnover.
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¡Qué sería de los Wolverines sin las heroicas actuaciones de Denard Robinson! Tal vez podríamos estar frente a un record de 2-6. Shoelace volvió por sus fueros después de mostrarse 100% recuperado de sus lesiones de hombro y rodilla, sin embargo, su sospechosa defensa convertiría al QB backup Matt Gloin en el nuevo Kerry Collins. El DC Greg Robinson está fracasando calamitosamente, y después de tres derrotas consecutivas, vuelven también las eternas dudas entorno a Rich Rodriguez. Con un mes de Noviembre terrorífico (Illinois, Wisconsin y Ohio State en The Horseshoe) puede volver de nuevo la tempestad a Ann Arbor.
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California es el pupas del college football. Un sábado cualquiera pueden sorprenderte (189-34 puntos en un 4-0 en casa) y al siguiente se alinean todos los astros y los Golden Bears son un equipo radicalmente opuesto (141-62 puntos en un 0-4 fuera de casa). Lejos de la mala suerte, esta semana en Corvallis sumarían su cuarta derrota fuera de Berkeley, cayendo mansamente ante Oregon State 35-7. CAL únicamente conseguiría uno de 12 en terceros downs y no anotarían hasta que faltaron 3 minutos restantes sobre el reloj. No caen más bajo en la PAC-10 porque después tienen a las Washington y UCLA de turno.
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El tímido año de Terrelle Pryor sobre la alargada sombra de Cameron Newton. Aunque en las dos últimas semanas completase 34 de 44 lanzamientos para 492 yardas, las pobres secundarias de Purdue y Minnesota conseguirían 3 INT sobre él (en 5 TD totales), a pesar de que Ohio State nunca se vería amenazada sobre el marcador, algo que evita gradualmente que Pryor necesitase forzar sus lanzamientos.
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La grave falta de interés del clásico World’s Largest Outdoor Cocktail Party en Jacksonville entre Florida y Georgia. Quien suscribe no recuerda una edición más descafeinada de antemano. Solamente se salvarían las brutales recepciones de AJ Green, quien incluso batió una triple marca en un lanzamiento de Aaron Murray sobre la endzone.