Una mala película del Oeste

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Otro año más, y van………… Esperemos que no sea el último (aunque con la probable huelga de los jugadores, el partido está más en el alero que nunca) hemos vuelto a vivir de nuevo la experiencia de la NFL en Londres, y de nuevo hemos de contarla, aunque los detalles de la excursión como las cenas, pubs y demás cosillas se los dejo a Josu Arrieta. Él narra los detalles cada semana de la jornada y yo me dedico a filosofar sobre lo que me apetece, así que le paso directamente el testigo que seguro que los llevará hasta escritos, porque para el que no lo sepa, Josu Arrieta ve los partidos con la libreta y va tomando notas. En Londres no tenía libreta, pero seguro que las anotaciones las lleva en la cabeza.

 

Lo que la NFL aún no ha conseguido en Londres son dos cosas, la primera es que no llueva. Mira que dicen que en Seattle siempre está lloviendo, lo que pasa es que los que lo dicen no deben conocer Londres. Estoy mas que convencido que si un equipo se encontraría como pez en el agua en Londres ese serían los Seattle Seahawks, aunque esperemos que Roger Goddell no tome nota de esto último si lee esta columna. A los actuales Seahawks no hay quien los aguante salvo sus mas acérrimos parroquianos, además de que su uniforme es espantoso. Lo segundo que aún no se ha logrado es que se juegue un partido realmente puntero, de dos equipos invictos o algo parecido. Es lo que tiene el gigantismo de la NFL, que una vez que decide qué partido se va para el otro lado del charco no hay posibilidad de marcha atrás. Al partido de Londres le pasa lo mismo que le pasa al Sunday Night (antes de que se flexibilizara el calendario para el último mes), al Monday Night o a los partidos del día de Acción de Gracias, que una vez elegidos no hay posibilidad de enmienda, y si toca un solteros contra casados eso que veremos, un partido de solteros contra casados. Y esto tiene difícil solución si hacemos caso a lo que dice la NFL sobre lo que supone en cuestión de logística llevar un partido a Londres, lo único cierto es que en enero más o menos, con motivo de la Superbowl ya sabremos qué equipos no estarán el año que viene en Wembley. No será ninguno de los que ya han estado, pero tened por seguro que uno de ellos no serán los Dallas Cowboys. Seguro que a estas horas Jerry Jones sabe del tremendo cariño que le tienen a su amado equipo en Londres, ninguno.

 

 

En el primer año nos mandaron un equipo que no sabía lo que era ganar, Miami Dolphins, experiencia que se repitió en el tercero con Tampa Bay Buccaneers. Este año se han superado todas las expectativas, el record combinado de ambos equipos antes del partido era de 3-11, con dos victorias para Denver y una para San Francisco, aunque ahora ambos equipos van de la mano y están empatados a 2-6, y empatados a todo además, los 2 equipos ocupan las colas de sendas divisiones conocidas como “Worst”, aunque cada uno en su propia conferencia.

 

La NFL este año ha intentado facturar una película del Oeste y la verdad es que el producto ha salido bastante malo, y es que al igual que con el género de las películas del Oeste, un género casi en desuso, el football que se genera en el Oeste ahora mismo están en parecidas condiciones al del cine, de encefalograma plano, al menos con estos actores que han interpretado esta película. Quizás en un futuro, cuando las nuevas estrellas exploten, pueda el Oeste volver a brillar. Apuntan maneras los St.Louis Rams, Kansas City Chiefs y hasta los Oakland Raiders, pero está claro que tanto San Francisco como Denver han vivido mejores tardes, como San Diego, Arizona o la misma Seattle. El reparto en principio apuntaba tarde gloriosa, en el marcador veíamos antes del partido como entre ambos equipos reunían 7 Superbowls, un intento de mejorar el interés por el producto y un récord para Londres, el anterior eran 4 cuando Miami y New York empezaron las International Series.

 

No es el partido fuera malo, que lo fue y mucho durante casi cerca de dos horas. En momentos estuvo rozando lo patético con dos equipos haciendo punts desde su propia yarda 30, lo de cruzar al otro lado era harina de otro costal. Si este partido se hubiera jugado en Candlestick Park os puedo asegurar que probablemente para el segundo tiempo me habría vuelto a mi casa o me hubiera metido a un Sports Bar a esperar a que jugaran los San Francisco Giants. Me gustaría saber cuántos habitantes de San Francisco se tomaron la molestia de madrugar para ver jugar a su equipo de football. En San Francisco el partido empezaba un domingo a las 9 de la mañana en una ciudad donde el domingo y durante probablemente toda esta semana sólo existe una palabra, GIANTS, el equipo de baseball que ganó el pasado lunes las World Series, algo que no ha ocurrido en The City nunca antes. Los Giants sí habían ganado World Series cuando estaba en New York. Todo lo que ocurra en la ciudad del Golden Gate seguramente les importa una higa, entre ellas que los 49ers hagan un auténtico ejercicio de futilidad deportiva como el que ofrecieron durante algo mas de 2 horas en Londres.

 

 

Los 49ers tuvieron suerte de tener a unos espectadores dispuestos a tragarse casi cualquier cosa, es la gran ventaja que tiene la NFL cuando viene a Europa, le ocurre lo mismo que a otro ilustre producto de California como son los productos de Apple, todo lo que se le ocurra inventar al gurú Steve Jobs, ya sea bueno, malo, peor o regular cuenta con un ejercito de incondicionales que esperan ávidos para poder adquirir el último gadget de la casa de Cupertino, pese a que todo se fabrica en China. El iPad sin saberse lo que era tenía cerca de 500.000 solicitudes, al iPhone 4 le pasa parecido, sin tan siquiera saberse si es una mejora sustancial con respecto a la versión anterior ya tenía cientos de miles de personas dispuestos a adquirirlo. La NFL ha copiado el modelo Apple, puede mandar a Europa lo que sea, que tiene asegurado el “sell out” antes de empezar el partido y de saber qué producto veremos.

 

Los 49ers probablemente no sepan ni siquiera lo que es jugar ante casi 85.000 espectadores desde la última vez que estuvieron en una Superbowl, en Miami en el Sun Life Stadium, o la vez que jugaron en México en el Estadio Azteca ante casi 100.000 espectadores; o como cuando visitan el Fedex Field, el campo de Washington, el de mayor capacidad hasta que se abrió el Cowboys Stadium. Aparte del número de espectadores, también tienen suerte que Wembley es una magnífica instalación en todos los sentidos y no esa antigualla que es Candlestick Park. Si este mismo partido se juega en Candlestick, un sitio desangelado donde los haya, con los vientos de la bahía azotando en la cara, la niebla y ese frío que siempre viene del mar, no aguanto más en el estadio y lo dicho, me marcho a un bar a comer una hamburguesa mientras espero que empiece el partido de los Giants, estos por cierto sí que juegan en una magnífica instalación.

 

Tampoco es que los Denver Broncos tenga mucho que ofrecer, la realidad es que tienen más bien poquito, aparte de vender camisolas de Tim Tebow, seguramente la más vista en Londres, un jugador que no es tan siquiera titular. Yo ví bastantes más camisola del actual nº 15 de los Broncos que esa auténtica leyenda que es John Elway, capitán de honor de los Broncos el domingo en Wembley. También pudimos escuchar los comentarios de los parroquianos de Denver que teníamos sentado muy cerca de nosotros, lo cierto es que no me extraña nada, omitimos describir los improperios que lanzaron a Josh McDaniels, en España nos solemos acordar de la madre, el abuelo, los muertos y hasta de los antecedentes prehistóricos, pero en los USA no le van a la zaga, allí no hablan de no comer el turrón, sino de no comer el pavo el día de Acción de Gracias y es que viendo lo que Josh McDaniels está haciendo y ha hecho con Denver, es posible que se pueda comer el pavo, pero de lo que no tengo dudas es que el turrón no se lo comerá.

 

 

El partido fue eso, un canto a la inoperancia y a la falta de calidad evidente de ambos equipos, y mira que yo creía en estos San Francisco 49ers. Nos los habían vendido muy bien, pero en cuanto el producto ha salido al campo se ha visto eso, que sólo nos lo habían vendido muy bien. De Denver ya intuíamos su caída en barrena desde que Josh McDaniels se ha emperrado en demostrar que tiene ideas propias aunque esas ideas sean tan limitadas como las que se pudieron ver en Wembley. Durante casi tres cuartos ambos equipos jugaron lo que se denomina un partido de “poor execution”, que traducido podríamos decir, mal jugado, peor diría yo, y así fue durante casi tres cuartos, más de medio Wembley bostezaba, echaba cabezadas o se dedica a beber cervezas en repetidas visitas al bar. Lo mejor de la tarde hasta ese momento fue ver como en los JumboTron se podían ver los highlights de otros encuentros, fueron especialmente celebrados los TD de los Jacksonville Jaguars, lo que no significa que este equipo pueda ejercer de local en Wembley, sino porque a quien le estaban dando de lo suyo eran a los Dallas Cowboys. Los espectadores dejaron claro el poco cariño que le profesan al Equipo de America, que desde luego lo que es seguro es que no es el Equipo de Inglaterra.

 

Poco antes de empezar el último cuarto desde megafonía se anuncia que durante el último cuarto los bares cerrarán y no se servirán más cervezas y comida, lo que provocó una estampida para acumular reservas para poder terminar el partido. Sin embargo se entró en una fase de locura, el último cuarto de hora fue eléctrico, aunque con detalles mas propias de una Infrabowl que de un partido de football. Josu Arrieta, declarado forofo 49er intentaba en vano convertirnos para su causa, pero aquello era imposible, cuando una película es mala es simplemente eso, mala. En este caso lo único que lo salvó es el final, un cuarto cuarto donde ambos equipos se soltaron el pelo y decidieron darle emoción, otra cosa es calidad, vamos, que en lugar de estar viendo a Marlon Brando interpretando una película del oeste nos tuvimos que quedar con Steven Seagal haciendo de bandolero y repartiendo mamporros con un final interesante.

 

Pero dejando a Steven Seagal o Marlon Brando, los 49ers y Broncos al menos le dieron emoción al último cuarto pese a que muchas de las grandes jugadas fueron mas productos de fallos y de lo que he denominado pobre ejecución. Troy Smith lanzó un pase inverosímil, de esos melonazos que esta temporada venimos denominando “porque yo lo valgo”, ese tipo de lanzamiento a lo loco que ha patentado Brett Favre y que tiene un ejercito de seguidores como Aaron Rodgers y más recientemente Drew Brees. Troy Smith no quería ser menos y también se apuntó al “porque yo lo valgo”, y para su fortuna le salió bien, pero si hubiera terminado en intercepción a nadie nos hubiera extrañado, y es que estos equipos poco más pueden ofrecer, calidad la justa, y ante eso, emoción y cosas extrañas.

 

Por resumir y terminar, vimos una mala película del oeste, con pésimos actores que le dieron algo de emoción a los últimos minutos. De no ser por ello el partido se hubiera llevado el dudoso honor de ser el peor partido de los jugados en Wembley, y mira que el listón estaba bajo, aunque para fortuna de los mandamases de la NFL los espectadores somos como los maqueros, ya nos puede vender Steve Jobs lo que sea, que lo vamos a comprar.

 

 

La verdad es que del resto de la jornada poco podemos hablar, vimos el partido de los Vikings y Patriots en un Sports Bar mientras cenábamos y podíamos haber visto el partido de los Saints y Steelers en el hotel de no haber sido una jornada agotadora, pero al final el sueño se impuso y no pude ver el segundo tiempo, en todo caso mi interés estaba en ver esa noche a los San Francisco Giants. En el Sports Bar donde estuvimos había mas camisetas de los Giants que de los 49ers o Broncos, supongo que al igual que en San Francisco. Pero algo tendremos que decir.

  • Por si quedaban dudas Brett Favre saltó al campo con dos fracturas en el tobillo y sigue su estela, aunque tuvo que abandonar el partido por un golpe en el mentón, le dieron ocho puntos de sutura, pero el martes ya estaba entrenando con el resto del equipo. Aunque la noticia en Minnesota no es Brett Favre sino Randy Moss. Cuatro partidos es lo que ha durado el polémico WR en su antiguo equipo, ahora mismo está en waivers donde podrá ser reclamado por cualquier equipo si está dispuesto a tragarse su salario, además de al polémico jugador. Los rumores apuntan que todo empezó cuando Randy Moss se mofó de una comida que suelen mantener los jugadores de los Vikings y que aquello sentó fatal a cierto sector del veterano vestuario de los Vikings. El caso es que Moss podría incluso terminar en New England si nadie le reclama, aunque eso parece difícil, hay muchos equipos necesitados en esta NFL de un WR que quizás sientan la tentación de pescar a Randy Moss, pero algo debe pasar con el jugador cuando son 2 los entrenadores que prescinden de él en apenas un mes.

  • New England a la chita callando ya es el mejor equipo no solo de la AFC, sino de la NFL, ya sabemos que el mejor equipo de la NFC es Tampa Bay según palabras de su Head Coach Rahaeem Morris, lo que en todo caso no es precisamente un consuelo. Los Patriots empiezan a parecer a los viejos Patriots que ganaron 3 anillos en cuatro temporadas, alejados de aquel equipo que solo tenía dos jugadas en su playbook, una llamada Moss y otra Welker. Estos Patriots en ataque tienen la mitad de pegada pero el doble de eficacia, son el Cassius Clay del football, para aquellos que vieran pelear a Clay, luego Muhamad Alí, no era un pegador a la Mike Tyson, sino un boxeador que te iba dando y dando y dando hasta que te daba el golpe definitivo, pero eso siempre lo dejaba para el final.

  • Los Indianapolis Mannings a lo suyo, es decir, Peyton Manning manejando una vez más el ataque con su maestría habitual. No sé que será de este equipo el día que Manning se retire, bueno sí, que se volverán a llamar los Indianapolis Colts.

  • La temporada que se suponía que podía ser de ensueño para los Dallas Cowboys se está transformando en una pesadilla. Los Boys fueron vapuleados y humillados en su propio estadio por los Jacksonville Jaguars. Jerry Jones presume de no haber cesado nunca a un entrenador en plena temporada pero al ritmo que va la cosa es posible que se tenga que replantear alguno de sus principios. Desde luego lo que sí está en la cabeza de Jerry Jones es la búsqueda de un nuevo entrenador, necesita alguien que inculque algo de disciplina a un equipo que está haciendo de la indisciplina su mejor marca. Un jugador de los Jaguars declaró tras el partido que lo que más le sorprendió de los jugadores de Dallas era su total indolencia, parecía que les daba igual lo que estaba pasando en el campo.

  • Otro equipo, o más bien jugador, en serios apuros son los Washington Redskins. Mike Shanaham sentó a Donovan McNabb porque no le veía capacitado desde el punto de vista cardiovascular para dirigir un drive ganador, así como suena, un jugador que lleva más de una década en lo más alto de la división, ha jugado una Superbowl, varias finales de conferencia, partidos igualados, etc… No sé si Donovan McNabb estaba preparado o no, el que sí que no estaba preparado fue Rex Grossman.

Y para terminar, siento no poder decir algo más, pero esta semana ha sido diferente y especial, la semana siguiente volveremos por donde solemos.

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