El 12th-Man siempre estará dispuesto

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En cualquier deporte y sobre cualquier nivel, siempre hemos escuchado el tópico de que la afición es el jugador número doce de un equipo. Hay quien afirma que su origen parte de multitud y diversas leyendas urbanas, en un etéreo que cada afición de cualquier rincón del mundo reclama como propiedad reservada y con sumo orgullo, pero definitivamente sólo hay una única y original “Twelfth Man” en todo el mundo y ésta se encuentra localizada en el Este de Texas, exactamente en el área de Brazos Valley, un valle situado dentro de una particular región pinar, árida y donde las camionetas de estilo pickup inundan sus alrededores. Texas A&M es una universidad agrícola donde originalmente se cursaba formación militar obligatoria y un lugar donde pantalones militares caqui, cabezas rapadas y botas de cuero forma parte de su habitual estampa, sin embargo, a pesar de su tradicional aspecto de pseudo-penitenciaria y de estar inundada de cadetes, la propia universidad se enorgullece de haber precursado éste universal calificativo en 1922. La tradición del “Twelfth Man” nació con ocasión de unos underdogs Aggies enfrentándose ante Centre College, entonces No.1 del ranking del país en la época. Según el encuentro iba mostrándose más disputado, los Aggies buscarían respuestas sobre su número limitado de backups, pero entonces el coach Dana Bible recordaría a un componente del squad que no se había vestido ese día. King Gill era un antiguo jugador de football pero entonces reconvertido exclusivamente en jugador de baloncesto. En aquel instante, Gill se encontraba en el press-box ayudando a los periodistas a identificar los distintos jugadores, hasta que le avisarían para cambiarse y mantenerse listo en la banda durante los restantes minutos del partido, que Texas A&M finalmente ganaría 22-14. Cuando el encuentro concluyó, Gill era el único que seguía en la banda de los Aggies, dejando para la posteridad; “Ojala podría decir que salí para conseguir el touchdown ganador, pero no fue así. Simplemente me mantuve preparado en la banda en caso de que mi equipo me necesitase”. Su gesto fue considerado como una manifestación de deber y responsabilidad en el caso de que los once hombres sobre el gridiron necesitasen ayudan, y es considerado como la base de éste legendario espíritu. Pero independientemente de su legado, los Aggies se enorgullecen de ser los propios inventores del espíritu y su significado, hasta tal punto de haber demandado sobre los tribunales a los Seattle Seahawks, Buffallo Bills y Chicago Bears de la NFL. No registrarían el copyright hasta 1990 y en el 2006 llegarían a un acuerdo con los Seahawks para licenciarles el uso de éste genuino apodo. Una vez Bear Bryant dijo aquello de que “10 Aggies pueden chillar más fuerte que cualquier otro centenar” o incluso el antiguo safety Patrick Bates señalaría que la influencia de sus propios aficionados vale “al menos un touchdown y un par de sacks”. Con una influencia récord superior a los 90.000 espectadores en Kyle Field, donde incluso se habilitaron gradas a nivel del cesped junto a los laterales, la Nebraska del head-coach Bo Pelini pudo dar buena cuenta de ello, después de una noche de sábado infernal para sus carnes. Estoy seguro que los pupilos de Pelini no dudarán ni un instante de la originalidad del “Twelfth Man”, después de sumar 16 penalizaciones y 145 yardas (récord negativo histórico de la universidad), que evitarían a los Cornhuskers sentenciar la división norte de la Big-XII, aunque todavía dispondrán de una segunda y última oportunidad en el último encuentro de la próxima semana ante Colorado en Lincoln. Por contra, los Aggies llegaban con una fantástica inercia de cuatro victorias consecutivas que incluían Texas Tech u Oklahoma (entonces No.8 del ranking BCS), en un intento en College Station por recuperar crédito a nivel nacional tras épocas inmemorables. El head-coach Mike Sherman había lavado radicalmente la cara del equipo después de cargarse como su QB titular a un talentoso pero terriblemente errático Jerrod Johnson por el hasta entonces wide-out, Ryan Tannehill, quien sorprendería a propios y extraños con actuaciones estelares (mejora su marca a 4-0 como titular). No sería precisamente la noche de Tannehill (19/29 para 172 yardas), después de sufrir la miseria de la pegajosa secundaria de los ‘Huskers liderada sobre el exterior por los cornerbacks Prince Amukamara y Alfonzo Dennard, mientras que el interior, aspecto sobre-explotado en exceso durante la primera parte con constantes short-routes, sería anulado por el safety DeJon Gomes y el LB Eric Hagg. El QB Taylor Martinez (11/17 para 107 yardas y 1 INT) se perdería los últimos cinco minutos del primer cuarto y todo el segundo después de un golpe fortuito sobre su rodilla derecha, siendo reemplazado por un fuera de ritmo Cody Green, y el encuentro se sumergiría en toda una auténtica batalla por cada pulgada sobre la línea de scrimmage y donde varios integrantes sufrirían las consecuencias de tan físico encuentro. Martinez retornaría en la segunda parte y la falta de confianza de Pelini sobre sus backups sería muy evidente, después de apostar por un QB freshman completamente cojo y sin posibilidad de explotar sus características atléticas. Nebraska sufriría este inconveniente y la propia decisión del coaching-staff, y el safety Trent Hunter interceptaba a Martinez, quien sufriría en exceso para dirigir su cuerpo y situar correctamente sus pies cada vez que ejecutaba sus limitados drop-backs. Tras el takeaway, aparecería el físico y elusivo RB Cyrus Gray, quien completaría su quinto encuentro consecutivo por encima de las 100 yardas como sustituto del estelar RB Christine Michael (fuera toda la temporada tras romperse la tibia) y los Aggies se adelantaría en el último cuarto con un nuevo FG de 28 yardas del PK Randy Bullock. Los Cornhuskers responderían con un big-play por tierra de 33 yardas del RB Rex Burkhead (13 carreras para 74 yardas) y una conexión de 24 yardas entre Martinez y Niles Paul, igualando el marcador con un FG de 29 yardas del PK Alex Henery. Pero lo mejor de Cyrus Gray (26 carreras para 137 yardas) estaría por llegar, aunque cierto es que ayudado previamente de un inexistente roughing-the-passer de Courtney Osborne en situación de 3rd down y 11 yardas en medio del campo. Bo Pelini perdería los papeles durante el encuentro después de abroncar a Tyler Martinez tras el descanso en la banda (sin saber muy bien porque) y acosando literalmente a uno de los oficiales para recibir finalmente un unsportsmanlike-conduct, después de una noche plagada de pañuelos amarillos (hay que entender su sobre-excitación). Después del field-goal ganador de 19 yardas de Randy Bullock, la afición y sus jugadores se hermanarían sobre el césped con un espectacular y multitudinario Aggie War Hymn. La propia edición de prensa de la universidad habitualmente advierte a sus nuevos visitantes con un “Bienvenidos a Kyle Field. Para aquellos que nos visiten por primera vez, por favor no se alarmen. El box de prensa se moverá durante el Aggie War Hymn”, y es que el “Twelfth Man” siempre aguarda sobre las gradas para cuando así se le necesite. (R:6-9)

 

Pryor y la línea defensiva aparecen finalmente en Iowa City

 

Los Buckeyes (No.9 en el ranking BCS) presentan publicidad y grandes valedores dentro del triple empate de la conferencia Big-Ten (junto con Wisconsin y Michigan State), y a pesar de que personalmente sea un gran defensor de su talento general, mi sensación es que los pupilos del head-coach Jim Tressel aún no han mostrado todo el potencial que se les atesora. Una semana más, Kinnick Stadium sería testigo de los problemas de consistencia y dominio de Ohio State después de que Ricky Stanzi (20/31 para 195 yardas y 1 TD) encajase un golpe para conectar en la endzone en un lanzamiento de 19 yardas sobre el WR Marvin McNutt (7 recepciones para 92 yardas y 1 TD) y el poderoso RB true-freshman Marcus Coker se presentase en sociedad con 70 yardas y 1 TD en tan sólo 9 intentos terrestres (7.8 de promedio). El encuentro llegaría igualado sobre 10 puntos al último cuarto, pero entonces Terrelle Pryor enviaría un lanzamiento demasiado bajo y ante tráfico sobre el WR Dane Sanzenbacher (6 recepciones para 102 yardas), que sería desviado e interceptado por el CB Shaun Prater hasta la 27 de los Buckeyes. Tras dos espectaculares bloqueos en el off-tackle del TE Allen Reisner, Coker se escaparía 26 yardas hasta la yarda 1 de los Buckeyes, donde adelantaría a Iowa (No.20 del BCS) con poco menos de 12 minutos restantes, después de otro fantástico bloqueo interior del propio Reisner. El PK Devin Barclay reducía las diferencias con un FG lejano de 48 yardas y la defensa de OSU infringiría un contundente tres-y-fuera sobre el ataque local. En situación de tercer down y 10 yardas en el medio del campo, el WR DeVier Posey aprovechaba una cobertura ruta para dirigirse en línea recta completamente sólo sobre la endzone, pero incomprensiblemente dejaría caer de sus manos el envío de Pryor con poco más de 4 minutos sobre el reloj, en un frustrante drop. Pero entonces llegaría el momento que Pryor tanto ansiaba para redimirse. En situación de 4th down y 10 yardas, Pryor buscaría un receptor abierto en el roll-out sobre el lado derecho, para cambiar de dirección su trayectoria y conseguir con comodidad el primer down tras un scramble de 14 yardas. Terrelle Pryor (18/33 para 195 yardas, 1 TD y 2 INT, además de 15 carreras para 78 yardas) volvería a ejecutar un drop-back similar a sus anteriores, pero esta vez encontraría junto a la línea de banda a Sanzenbacher en la yarda 1 local, donde el RB Dan Herron situaría en franquicia el marcador. Del resto se encargaría el DT John Simon con dos lanzamientos desviados y el estelar end Cameron Heyward con un sack que dejaba estéril la completación de 19 yardas de Stanzi sobre McNutt en 4th down. Los Buckeyes consiguen así su decimosegunda victoria en 13 intentos ante los Hawkeyes, mientras que mantienen intactas sus posibilidades para al menos compartir el título de la conferencia Big-Ten por sexta ocasión consecutiva. (R: 20-17)

 

Notre Dame se reencuentra con su historia en el Yankee Stadium


Los Figthing Irish (6-5) retornaban al Bronx después de 41 años, en un escenario donde Notre Dame había escrito las páginas más gloriosas de toda su historia con ocasión de su ferviente y legendaria rivalidad ante Army. En el Yankee Stadium, el legendario head-coach Knute Rockne pronunciaría aquello de “win one for the Geeper”, pero en la retina de todos se encontraba el “Game of the Century” de 1946 y la realización de la NBC no pararía en mostrarnos el salvador tackle de Johnny Lujack sobre Doc Blanchard, entre todo el esplendor y colorido de estas legendarias series en New York. En el duelo de 1946, Army se presentaba imbatida durante los últimos 25 encuentros, buscando su tercer entorchado, mientras que Notre Dame llegaba con la confianza renovada tras el fin de la guerra mundial (los cadetes les endosarían un 59-0 y 48-0 las dos anteriores temporadas con muchos Irish sirviendo en las fuerzas armadas), además de también imbatido en esa misma temporada. La reventa alcanzaría los 200 dólares de la época con un Yankee Stadium a reventar ante más de 74.000 espectadores, mientras que en la grada se dejarían ver personalidades como el general Dwight Eisenhower, además de importantes secretarios de guerra o abogados. Army presentaba su backfield de los sueños con Doc Blanchard y Glenn Davis “Mr. Inside and Mr. Outside”, mientras que los Irish mostraban sus particulares cartas con el QB Johnny Lujack, los halfbacks Terry Brennan y Emil Sitko o el fullback Jim Mello. Cuando todos los analistas y periodistas de renombren abogaban por un festival ofensivo, el encuentro se convirtió en toda una auténtica batalla por pulgadas y los Irish soportarían con sufrimientos las constantes acometidas terrestres de los cadetes, hasta tal punto que Lujack como defensive back salvaría el partido deteniendo a Doc Blanchard en campo abierto, que preservaría el empate sin puntos y a la postre, el centro nacional de 1946 para los Figthing Irish. Con un nuevo y reluciente Yankee Stadium de 1,6 billones de dólares, las series ya no presentan el dominio de entonces, ni tampoco hay campeonatos nacionales en juego, sin embargo, la tradición y el fausto se mantienen intactos al paso del tiempo y la escenografía volvería a ser majestuosa, sin perder ápice de su glorioso pasado. La última vez que Army ganó a los Irish databa de 1958 (Notre Dame se había llevado los últimos 13 enfrentamientos), y ese momento también estuvo muy presente con el Heisman Trophy, Pete Dawkins (integrante de aquel equipo) formando parte del lanzamiento de la moneda. Pero esta vez, los Black Knights llegaban “creciditos” con un récord de 6-4 (elegibles por primera vez para las bowls desde 1996) y con victorias de renombre ante Duke o Eastern Michigan, y así lo demostrarían con un primer drive muy sólido de 17 jugadas y 77 yardas (8:45 minutos de posesión) donde Brian Cobbs y Trent Steelman lideraban la triple-option a un FG de 20 yardas del PK Alex Carlton. Previamente, el safety Donovan Travis interceptaría en la endzone un pobre lanzamiento sobre tráfico del QB Tommy Rees (13/20 para 214 yardas, 1 TD y 1 INT) y los Irish parecían encontrarse de nuevo con sus habituales fantasmas. Pero el TE freshman Tyler Eifert conseguía espantarlos de un plumazo con una espectacular recepción de 35 yardas sobre su hombro en el seem (Robert Hughes anotaría la yarda restante) y con otra impresionante recepción de 31 yardas sobre el pylon de la endzone que situaba el marcador en franquicia con un 17-3. Del resto se encargarían el físico LB Manti Te’o y el strong-safety Harrison Smith, quienes parecieron haber aprendido la lección de como defender la triple-option tras la derrota ante Navy y simplemente destruirían todos los pitchs exteriores (135 yardas terrestres permitidas), donde Army concentra habitualmente su mayor productividad. Notre Dame parece haber cogido carrerilla tras su sorprendente victoria en South Bend ante Utah la semana anterior. Sin ir más lejos, es la primera vez que los Irish limitan consecutivamente a dos rivales en ningún touchdown desde 1988 (Rice y Penn State), la temporada de su último cetro nacional. Notre Dame es ya elegible para las bowls y los pupilos de Brian Kelly viajan ahora a Los Angeles con el cometido de intentar batir a los Trojans, algo que no experimenta la Irish-nation desde el 2001. (R: 3-27)

 

Los ‘Noles quemarán su último cartucho tras sobrevivir en Maryland


Muy pocos apostaban en post-temporada por los Terrapins en la división Atlántica después de cerrar la propia división la anterior temporada tras un paupérrimo 1-7 (record de 2-10) y de recuperar solamente 12 titulares en uno de los squads más jóvenes e inexpertos de toda la conferencia ACC, sin embargo, Maryland se aprovecharía de un calendario bastante favorable y una división sin dueño, para presentarse en el tramo final con un record de 4-2 y dependiendo de si misma para viajar a Charlotte y disputar el título. Venciendo a Florida State y NC State en College Park, donde hasta ahora no habían caído (siendo el único conjunto imbatido de toda la ACC en casa), aseguraba en propiedad el título de la Atlantic y un billete a The Queen City. Después de que la parroquia local en un nuevo blackout en Byrd Stadium, estallase de júbilo con un drive sólido del joven QB Danny O’Brien (25/45 para 269 yardas, 1 TD y 2 INT) y finalizado con un FG de 31 yardas del PK Travis Baltz, los ´Noles responderían con un contundente big-play terrestre. En la primera jugada tras la anotación local, Christian Ponder (16/26 para 170 yardas, 1 TD y 1 INT) se situaría en shotgun y ejecutaría el hand-off en el sweep-play sobre el RB Chris Thompson (8 carreras para 95 yardas y 1 TD), quien aprovechando idénticos números en las asignaciones, rompería en el corte off-tackle y se escaparía sin ser tocado 70 yardas para TD. Un error de auténtico novato de Danny O’Brien en el intento de pitch en la option, provocaba el fumble sobre la línea de scrimmage del estelar DE Brandon Jenkins y Florida State aprovechaba el takeaway convirtiendo un FG de 37 yardas por parte del PK Dustin Hopkins. Los ´Noles tuvieron el momentum inicial del partido sobre su mano, después de que el estelar CB Greg Reid efectuase un violento golpe sobre el runningback buscando el slot. La acción permitiría al defensive-back Mike Harris interceptar el lanzamiento en el aire y retornarlo cómodamente 26 yardas para TD, sin embargo, los cebras señalarían un riguroso unnecessary-roughness, después de que Reid emplease su hombro para ejecutar el golpe. Los Seminoles pasaban de todo un potencial game-changing play, a encajar un TD de 7 yardas del TE Will Yeatman en el veloz hook-pattern sobre la endzone. Después de ser el héroe ante Clemson la anterior semana, el PK Dustin Hopkins volvería a las andadas fallando “wide-right” un FG de 37 yardas y Florida State necesitaría todo un trick-play de Mike Harris en el intento de punt, para igualar el encuentro antes del descanso con un nuevo FG de 30 yardas de Hopkins. En la segunda parte, en una situación agresiva de blitz por parte de la defensa de los Terps, Ponder encontraba con un lanzamiento corto al WR Bert Reed (6 recepciones para 93 yardas y 1 TD) sobre el soft-coverage y el wide-out junior aprovechaba la inercia del lanzamiento in-stride para con un equilibrio magnifico, marcarse un slalom sobre la secundaria local y escaparse 44 yardas para TD, en una acción que marcaría la diferencia final en éste encuentro. Lo que los referees quitaron en la primera parte a Greg Reid, se lo devolverían aceptando una intercepción del CB sophomore después de que la repetición descubriese que el balón había golpeado sobre el suelo, sin embargo, la acción que condenaría a Maryland sería un punt. El envío del punter Shawn Powell sobre el coffin-corner golpearía con tan mala suerte, sobre la espalda del CB Cameron Chism y FSU aprovechaba otro nuevo takeaway para ampliar la ventaja en 7 puntos con un FG de 34 yardas de Dustin Hopkins. Con menos de un minuto sobre el reloj, O’Brien lideraría a los Terps hasta la yarda 19 visitante, sin embargo, el end Brandon Jenkins llegaba hasta él, provocando el repentino lanzamiento bajo presión y la intercepción del rover Nick Moody, quien la retornaba 96 yardas para TD. Florida State amplia su registro histórico (19-2) con Maryland, mientras que los pupilos de Jimbo Fisher necesitarán irónicamente la victoria de los Terrapins ante la Wolfpack esta semana para conseguir la división. (R: 30-16)

 

 

 

 

 

  • Alabama no le corre sobre el interior entre tackles ni al novedoso programa de Georgia State en el FCS, quienes compiten en la categoría por primera vez esta temporada y mostrarían, además, una evidencia enorme de tamaño sobre la línea de scrimmage. Mientras los first-string estuvieron en el campo, toda la productividad de Mark Ingram llegó sobre el exterior como está siendo habitual en la presente temporada. Esto poco éxito experimentará ante linebackers tan rápidos, atléticos y agresivos como los de Auburn. Bama debería estar sencillamente aterrada ante la llegada del DT Nick Fairley a T-town el próximo viernes con motivo de la Iron Bowl.

  • Lo infravalorado que está la defensa de Boise State. Todo el mundo focaliza el especial potencial de los Horned Frogs sobre su poderosa defensa (No.1 total del país), pero soy de los que siempre ha creído que la defensa de los Broncos no se alejaba demasiado de su potencial (No.2 total del país), incluso me llego a cuestionar seriamente cual podría ser hipotéticamente mejor. Después de un inicio pobre e incaracterístico ofensivamente con una intercepción y fumble del QB Kellen Moore (y aún así sumarían 516 yardas totales con Moore lanzando para 333 yardas y 4 TD aéreos), la defensa mantendría sin especiales problemas al squad durante los primeros fríos instantes y su línea defensiva destruiría literalmente el ataque de Fresno State, quienes promediaban cerca de 400 yardas y 35 puntos, y abandonarían Idaho con todo un shotout por 51-0.

  • Hablando de Boise State, ¡qué gusto da verlos jugar! Su intensidad, solidaridad, disciplina y sus grandes fundamentos son una delicia para cualquier amante de este deporte. Todo esto se junta con una dirección y organización desde la banda sencillamente genial, y que como el head-coach de Fresno State, Pat Hill apuntaría; “Tienen todas las piezas y creo que la verdad de todo esto es que temen jugar contra ellos, no quieren enfrentarse ante éste tipo de equipos”.

  • El futuro en el siguiente nivel de Kellen Moore. Sin ser su mejor actuación ni la más espectacular publicitariamente, el quarterback junior sigue demostrando un ball-placement, liderazgo y mecánicas a tener muy en cuenta en un futuro próximo. Su candidatura al Heisman se considera un escalón por debajo de Cameron Newton y LaMichael James, pero solamente el pobre prestigio de la conferencia WAC y el particular “polémico” calendario de los Broncos, le condiciona negativamente respecto a las dos anteriores candidaturas. Realmente, no tiene nada que envidiarles.

  • Después de una floja actuación, me gustó como cerró la victoria Ohio State en Iowa City. Había sido un tanto crítico con las actuaciones de los Buckeyes en las últimas semanas y durante varias fases del duelo en Kinnick Stadium volví a recuperar estas negativas sensaciones. Pero Terrelle Pryor lideró hasta en dos ocasiones (contando el clamoroso drop de DeVier Posey en la endzone) el drive clave del partido, como se concibe de un jugador de su talento y natural liderazgo, y la línea defensiva se encargaría de sellar el encuentro como se espera del conjunto de Jim Tressel.

  • Espectacular e intimidante atmósfera la de Aggie-land para recibir a Nebraska. Ya lo he analizado en el propio artículo, pero insisto, no hay fanáticos en todo el mundo que representen con mayor exactitud el significado del jugador número doce. Por estas cosas es por la que un servidor ama el college football y ahora me pueden hablar de los “infiernos» turcos o la torcida argentina. Lo que se vivió en Kyle Field el pasado sábado noche fue inigualable y único en el mundo. El multitudinario y excitante War Hymn final solamente fue la guinda al pastel (por cierto, que el box de prensa se mueve no es ninguna fábula).

  • La enfurecida y desatada actitud desde la banda de Bo Pelini en College Station ha sido muy criticada por los fans, los medios locales y el propio rector de la universidad, quienes creen que su actitud es un mensaje bastante erróneo para sus atletas y estudiantes. Sin duda estoy muy de acuerdo con este punto de vista, pero también hay que entender a Pelini después de la horrible actuación de los cebras favoreciendo a los Aggies en todas y cada una de sus decisiones. El roughing-the-passer de Courtney Osborne (decidió el encuentro) fue la gota que colmó el vaso, aunque, en cambio, nadie comprende su agresiva actitud sobre Taylor Martinez.

  • La controvertida decisión de Pelini de apostar por un cojo y muy limitado Taylor Martinez sencillamente les costó el partido. Martinez apenas podía moverse, mucho menos aprovechar sus habilidad atléticas y aceleración, aspectos fundamentales de su juego. Por muy poco ritmo o número limitado de repeticiones, no entiendo porque no apuesta por un antiguo recruit destacado como Cody Green. Zac Lee ni formó parte del calentamiento en College Station, entiendo que por una posible y/o misteriosa lesión en su hombro. En resumen, Nebraska sigue con su particular agujero en la demarcación de quarterback.

  • Con el ranking BCS a su favor (No.7), Wisconsin lidera la carrera por la conferencia Big-Ten en el triple empate de records sobre Ohio State (No.8) y Michigan State (No.10) y su positiva inercia parece no detenerse. Inmersos en una racha de 6 victorias consecutivas, los Badgers han sumado al menos 31 puntos en cada una de sus victorias ante rivales interconferenciales, apoyándose en un juego terrestre demoledor e imparable (estilo throwback), independientemente del encargado de acarrear el balón (en un punto del partido sumarían 28 carreras consecutivas). Es la primera victoria del programa en Ann Arbor desde 1994 y la única vez en toda su historia que vencen a los Wolverines, Ohio State e Iowa en la misma temporada ¡Ahí es nada!

  • Por cierto, los cuatro TD terrestres del RB Montee Ball ante Michigan en un sólo partido igualan la marca de un tal Vince Young o Red Grange, aka “The Galloping Ghost”.

  • Los dos fantásticos lanzamientos para TD de Andrew Luck ante California en el “Big Game” son los que le permitirán ganar grandes sumas de dinero en la NFL, pero su eléctrico scramble de 58 yardas sería impresionante, sobre todo por su agresividad, resistencia y poderío para bajar el hombro y tumbar instantáneamente al defensive-back Sean Cattouse.

  • Stanford anotaría todas y cada una de sus posesiones en Berkeley, un enclave donde, en cambio, los Ducks se mostrarían miserables en ataque dos semanas atrás. La Cardinal conseguiría su mayor puntuación frente a Cal en 80 años. Sí éste equipo se queda fuera del BCS, será todo un crimen.

  • Tal vez es porque corrió sobre la misma dirección y endzone en el campo de baseball de Wrigley Field en Chicago, pero el RB Mikel Leshoure nos brindaría la mejor actuación terrestre de todo el año, después de destrozar a la defensa de Northwestern con 330 yardas terrestres (record de Illinois) en un total de 33 intentos. Leshoure es el segundo máximo corredor de la conferencia Big-Ten y suma ya tres encuentros consecutivos superando la barrera de las 100 yardas, algo que ha permitido que la Illini sea elegible para las bowls por tan sólo la segunda ocasión en los últimos 9 años.

  • Michigan State se confirma como la particular versión de los “cardiac kids” de este año en la Big-Ten, después de que Iowa tuviese ese honor la anterior temporada. Por tercera ocasión, los Spartans necesitaron otra sufrida remontada en el último cuarto para superar un encuentro decisivo. Esta vez la victima fue Purdue, quienes vieron esfumar un 28-13 después de que la defensa de MSU, sus equipos especiales (con un punt bloqueado) y el QB Kirk Cousins (mostrándose providencial en los momentos clave), consiguiesen dar la vuelta al marcador y mantener intactas sus posibilidades de ganar la Big-Ten y alcanzar una bowl BCS. Los Spartans juegan cada semana por sobrevivir, pero ¡qué les quiten lo bailado!

  • Corvallis es la particular casa de los horrores de los Trojans, después de observar como sus posibilidades de competir por el campeonato nacional se esfumaban hace tan sólo dos temporadas (entonces No.1 del ranking). Con esta derrota, USC suma ya 3 enfrentamientos consecutivos sin conocer la victoria en Reser Stadium, pero, en esta ocasión, lo peor fue el paupérrimo resultado final (36-7). Su defensa recordaría a la horrible unidad de los primeros compases de la temporada y el ataque simplemente no existió, incluso mucho antes de que el QB Matt Barkley se viese forzado a abandonar el encuentro con muletas tras lesionarse la rodilla.

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