Todo acontecimiento deportivo que se precie suele tener su máximo exponente en la final. Así por ejemplo un Mundial de fítbol puede tener más de 50 partidos, pero el partido de los partidos, el Partido, es la final, es el que corona al que será el campeón del mundo durante los próximos cuatro años. Lo mismo podemos decir de Las Olimpiadas, el que se corona campeón olímpico disfruta de esa condición durante al menos 4 años, siempre claro está que no le detecten en un caso de dopaje, entonces pierde esa condición. Otro tipo de competiciones no gozan de una final, se premia a la regularidad, así tenemos las grandes vueltas ciclistas donde no hay una final como tal, sino que aquel que es el mejor durante casi 3 semanas se corona campeón. Lo mismo es aplicable a las diferentes competiciones nacionales europeas de fútbol, juegan ligas donde todos los equipos se enfrentan entre sí y se corona campeón al que mas puntos obtiene tras jugarse todos los partidos, son las ligas regulares, no hay unos playoffs posteriores.
Todas las grandes ligas norteamericanas se dividen en dos fases, una denominada temporada regular y otras que son los playoffs, estas ligas no premian al mejor equipo de la temporada regular nada más que con el factor cancha, no existe un campeón de la temporada regular, el campeón es aquel que se corona el mejor en los playoffs. Salvo la NFL el resto de las grandes ligas juegan series, varios partidos contra un mismo rival que gana el que mas rápido llega a un número de victorias, 4 en las series de 7 partidos y 3 en las series de 5 partidos. Las finales de esas mismas ligas se juegan también en forma de series, el primero que alcanza las 4 victorias se corona campeón. En la NFL nada de esto ocurre, no se juegan las “series”, sino a partido único, son partidos a muerte súbdita, avanza el que gane, es como si se jugara siempre un 7º partido en el sistema de series, el que gana ese partido avanza. Esa singularidad de jugarse un solo partido es lo que hace tan apasionante los playoffs de la NFL, se aplica eso tan común de “the winner takes it all”.
Pero como he dicho antes de empezar, todos los deportes tienen su final y es igualmente cierto que en ocasiones esas finales, partidos que levantan enorme expectativa, se quedan en partidos malos o mediocres, incluso en partidos sin ningún interés, porque se mire como se mire una final donde uno de los contendientes está apalizando al otro rival solo puede gustar a los seguidores del equipo que gana, pero para el espectador neutral aquello es irrelevante, lo que esperaba es ver un buen partido, entretenido, emocionante, algo que le haga sentarse a la butaca.
En casi todas las competiciones de las que hemos hablado es posible que la final pueda ser un gran partido, pero los mejores partidos no suelen ser esos partidos sino que suelen ser los que se han celebrado previamente a la final. Yo no conozco mucho el mundo del fútbol, pero en un documental que ví hace tiempo en televisión sobre el Mundial de 1970 se hablaba mucho mas como gran partido de una de las semifinales, protagonizada por Italia y Alemania, que de la propia final en sí, ese partido de semifinales es considerado por muchos expertos como el mejor partido de la historia de los Mundiales. En el tenis suele ocurrir lo mismo, los torneos del Gland Slam están configurados para que se encuentren en las finales los dos primeros cabezas de serie, pero en no pocas ocasiones el mejor partido de un torneo tiene lugar en los cuartos de final o en alguna de las semifinales, no sería la primera vez que una semifinal dura de 4 a 5 horas en un duelo épico con tenis de altísima calidad y la final luego acaba siendo un mero trámite para uno de los finalistas.
La NFL no escapa tampoco a esto, la Superbowl es el vehículo comercial por excelencia de la liga, su imagen, y aunque se supone que es un partido donde deberían encontrarse los dos mejores equipos cada año la realidad es que raramente ocurre eso, sino que llegan a la final los 2 equipos que se encuentran en el mejor momento de la temporada, lo que luego ocurra en el partido es otra cosa, puede salir una muy mala final como el año pasado, y eso que llegaron los dos mejores equipos de cada conferencia, o puede jugarse un partido electrizante como fue la final entre Arizona y Pittsburgh, Pittsburgh sí era el mejor equipo de la AFC aquel año, pero Arizona no lo era de la NFC, luego el partido resultó muy interesante y que se acabó resolviendo en los instantes finales.
Los amantes de la NFL solemos calificar este fin de semana que se avecina como el mejor fin de semana del año. Es el fin de semana en que se juega la ronda de los Divisionales, cuando se la juegan los 4 mejores equipos de cada conferencia, el fin de semana más sagrado de todos los fines de semana del año, un fin de semana donde un buen aficionado a la NFL se queda a ver los partidos, en mi caso particular yo siempre le digo a mi mujer y a mis amigos que ese fin de semana que nadie cuenta conmigo para nada, desparezco de la circulación, no existo.
El fin de semana de los Wildcards está configurado igual, 4 partidos a jugar entre sábado y domingo, es posible que alguno de los partidos de los Wildcards pueda resulta memorable, en los anales han quedado escritos partidos memorables en aquella ronda siendo el mas destacado de todos ellos la remontada de los Buffalo Bills a los entonces Houston Oilers, o años más tarde otra memorable remontada de los San Francisco 49ers a los NY Giants, u otros momentos memorables como “ The Music City Miracle”, pero lo miremos como lo miremos no es lo mismo.
La ronda de los Divisionales es la que realmente es la más atractiva, ya se ha hecho la limpia de la ronda de los Wildcards y entran en liza los 4 equipos que se libraron de jugar la primera ronda que juegan todos en su campo, y aunque este año cruje a la vista ver que están los Seattle Seahawks con su aún record negativo a cuestas, éste es el fin de semana mas esperado y deseado por un aficionado a la NFL. Luego sí, le quedan las finales de conferencia, pero estas tienen lugar en domingo, en cambio los Divisionales son una orgía de mas de 15 horas de fútbol en menos de 48 horas y normalmente suelen tener lugar los partidos más memorables de la NFL. Si uno se repasa los mejores partidos de toda la historia de los playoffs estos suelen tener lugar en esta ronda, enumerarlos sería eterno porque no sólo es donde se enfrentan los mejores, sino que es la ronda donde por excelencia se producen las sorpresas, se espera que los equipos que han obtenido el mejor record avance, sobre todo si es el Seed nº 1, en la NFC, venía siendo ya una tradición que el mejor equipo en la temporada regular no avanzara en los playoffs, tradición que se rompió el año pasado. Luego tenemos equipos que son incapaces de avanzar históricamente en esta ronda, se les atraganta, y podemos seguir.
Este fin de semana además constituye una auténtica fiesta, es el atracón de football a lo que se avecinará poco después, el siguiente fin de semana sólo habrá dos partidos y quince días después queda la Superbowl, o dicho de otra forma, en apenas dos días se concentra más football que en lo que resta de temporada, por eso este fin de semana es tan especial y único.
Este año además tenemos como añadidura que todos los duelos son repeticiones de partidos que ya han tenido lugar en la temporada regular. Pero el momento en que los equipos llegan a estos partidos poco o nada tienen que ver con aquellos partidos, en el caso de la AFC los dos partidos se jugaron en la Semana 13 y en ambas ocasiones ganaron los locales, los Steelers sufriendo y mucho ante Baltimore, y los Patriots humillando a los NY Jets. Entonces estos 4 equipos se jugaban el liderato de la división, precisamente ganando aquellos encuentros es lo que les permite a ambos volver a ejercer de locales, algo que se antoja fundamental puesto que la primera vez que estos 4 equipos se vieron las caras, en sede del equipo visitante, fueron estos los que ganaron. Los duelos de la NFC son repeticiones de partidos que se jugaron en la temporada regular por los cruces divisionales y ambos se jugaron en el mismo sitio que se juegan ahora, en aquella ocasión Seattle ganó en Chicago y Atlanta ganó a Green Bay, pero estos partidos poco o nada tienen que ver con aquellos. Cuando Seattle ganó en Chicago eran pocos los que se creían que Chicago pudiera llegar a los playoffs siquiera, pero en el caso de Green Bay era un equipo unidimensional, el espectáculo Aaron Rodgers y nada más. Los Packers llegan ahora con juego terrestre, defensa y por supuesto Aaron Rodgers.
Ahora lo importante es el momento y salvo el caso de Baltimore y Piitsburgh no se puede decir que los equipos llegan exactamente igual en estos momentos. Los Seattle Seahawks llegan muy crecidos a Chicago donde va a jugar sin ninguna presión ante un equipo que se va a encontrar tremendamente presionado y los de Chicago no son un equipo que responde muy bien a la presión, más bien acostumbran a pinchar en hueso, no me extrañaría que pudiera ser la auténtica sorpresa del fin de semana. Jay Cutler es un QB sin experiencia de playoffs y estará dirigido por Mike Martz, del que todos sabemos lo que es capaz si nadie le para los pies. Lovie Smith va a tener que controlar a su coordinador ofensivo que ya ha dados repetidas veces señales que cuando se atasca con su game plan puede echar el partido por la borda, y cuenta con el QB ideal para lanzar un partido por la borda. Jay Cutler es capaz de lanzar 50 pases y ser interceptado media docena de veces, como he dicho numerosas veces, cuando se pone en versión Brett Favre a lo loco es capaz de superar a su ídolo de largo.
En los otros partidos podría pasar de todo aunque es quizás el New England Patriots contra los NY Jets el que puede tener un favorito mas claro. Rex Ryan es un bocazas sin remedio, ve una alcachofa y pierde la cabeza, suelta barbaridades, se envalentona y sí, es cierto que lo que intenta es de alguna manera quitar presión a sus jugadores y que toda recaiga sobre él, pero no es menos cierto que delante es el Sr. Impasible, o la pareja mas impasible de la NFL, Bill Bellichick y Tom Brady, nadie parece alterarles el ritmo. Mucho me temo que este partido va a durar lo que Tom Brady tarde en anotar un TD y ponga por delante a sus huestes, los NY Jets no son un equipo preparado para jugar a remolque aunque remontaran la semana pasada en Indianapolis. Pero Bellichick seguro que ya tiene el game plan, que nos gane Mark Sánchez, un QB que en cuanto salte al campo se le van a congelar no solo las ideas sino todo el cuerpo.
Los otros dos encuentros los veo tremendamente equilibrados, podrían ganar tanto los locales, Atlanta y Pittsburgh, como los visitantes, Green Bay y Baltimore, ambos son equipos capaces de ganar fuera, ya lo han demostrado en estos playoffs, y en ambos partidos de temporada regular pudo ganar cualquiera, se decidieron por la mínima y en los minutos finales. No se espera que pueda ocurrir otra cosa en esta ocasión, yo creo que puede ser una acción aislada la que decida el partido, en una Big Ben Roethlisberger o Troy Polamalu, en el otro alguna genialidad de Aaron Rodgers, que es un QB mas preparado para soportar la presión que Matt Ryan a estas alturas de su carrera.
Y poco más señores, que lo disfruten. A continuación os dejo mis pronósticos, la semana pasada acerté 2 de 4, un 50%, y se pudo ver un gran partido de football en Indianapolis, de football del de verdad, del que como se supone se juega.
- Baltimore Ravens @ Pittsburgh Steelers. Los ronda de Divisionales empieza con un plato contundente, de los que dejan sabor de boca, muchos comensales lo que más les gusta de las comidas son los entrantes y este puede ser una de las veces que esto ocurra. Este partido es seguramente el partido que será más duro de digerir para el comensal poco exigente y que busca las delicias, sin embargo para los que entendemos el football como un deporte de contacto, físico, duro, que se juega con frío al aire libre y en un campo en mal estado, éste puede ser nuestro partido. No sé por qué, pero tengo la sensación que este partido es de los que le revolverán las tripas a Roger Goodell. El regreso del “smash’n’mouth”, apto sólo para los paladares mas exigentes, abstenerse los amantes de las video consolas y el football de salón. Gana Pittsburgh.
- Green Bay @ Atlanta Falcons. El plato principal de los playoffs, un estupendo plato en forma de chuletón de buey de la de kilo y medio donde el cuchillo corta la carne commo si fuera mantequilla, el plato ideal para acompañar a unos entrantes contundentes. Dos equipos que tienen buenas defensas, una la de Green Bay que nada tiene que ver con la de la Semana 12 cuando ambos equipos se vieron, y otra la de Atlanta de la que no se habla demasiado pero que hace su trabajo. Pero van a ser los QB los que decidan el partido, tanto Aaron Rodgers como Matt Ryan necesitan este partido para reivindicarse en la élite de la posición. La diferencia en todo caso en este partido puede ser el juego terrestre, Green Bay parece haber encontrado a un RB, algo que le faltó en el anterior partido. Gana Green Bay.
- Seattle Seahawks @ Chicago Bears. Partido extraño, raro y donde podría pasar de todo, es como ese pescado raro que te ofrecen y que no sabes como saldrá o como lo asarán. He visto como grandes besugos se los cargaban cocineros ineptos, o como besugos aparentes luego resultaban malos. Los Bears tengo la sensación que están mas allá de donde realmente deberían estar y los Seahawks desde luego ni tan siquiera deberían estar aquí, pero tal y como ha ido la temporada regular uno se va a encontrar muy presionado y el otro sin presión. De lo que es capaz Seattle sin presión lo hemos visto ya este año, de lo que es capaz de hacer con presión Chicago lo sabemos de años anteriores, y solo diré una cosa mas, la final de la NFC por increíble que parezca se jugará en Seattle.
- New York Jets @ New England Patriots. El postre de los Divisionales. No me suelen gustar los postres, me sacan de las tarta de milhojas, una cuajada o queso con membrillo y lo cierto es que no soy nada de postres, y en otras ocasiones mi postre favorito es un poco de queso para rematar un gran vino. Luego está ocurriendo algo que no me gusta ni medio pelo, el lenguaraz Rex Ryan, que ya cansa hasta a los neoyorquinos, y mira que hay que hablar para cansarlos, cuando más suele abrir la boca más grande suele ser la torta que se lleva, sin embargo cuando mas callado está mejor le suelen ir las cosas, en esta ocasión ha optado por la opción A, hablar hasta que se quede sin lengua, algo de lo que seguramente Tom Brady se encargue de hacerlo en la nevera de Foxboro. Gana New England.