A penas han pasado 24 horas desde que el Mundial de Fútbol Americano 2011 echaba el cierre, y uno ya lo está echando de menos. Mala cosa si tenemos en cuenta que ahora habrá que esperar cuatro años para otra cita similar.
El cuarto Mundial de la historia ha sido sin ninguna duda el mejor. Austria se volcó en la organización, por primera vez acudieron ocho equipos, no faltó ninguna de las grandes selecciones, el colorido en los estadios ha sido una tónica y además la difusión mediática ha sido extraordinaria ya que, mejor o peor, se han podido seguir todos los partidos tanto por stream como por las redes sociales (Facebook y Twitter principalmente).
En el plano deportivo Estados Unidos renovó su corona quizás con más facilidad de la esperada ya que su único partido de cierta exigencia fue la «semifinal» ante México. USA football preparó la cita con eficiencia. Después de salvar los muebles hace cuatro años en Japón en un partido que se resolvió de manera dramática en la pórroga, la federación decidió otorgar los mandos de un nuevo proyecto a un entrenador de reconocido prestigio como el veterano Mel Tjeerdsman.
Tjeerdsman, curtido en mil batallas en la NCAA, amoldó un equipo compacto, con muchos jugadores con experiencia en el extranjero, con estrellas de DIV-III como Nate Kmic a las que conocía a la perfección y con un buen número de elementos de universidades de primer nivel como Virginia Tech, Boise State, Boston College, Colorado, George Town, Iowa, West Virginia… pero alejados de primeras posiciones de draft y de la órbita de la NFL. El factor común a todos ellos era un elemento nada desdeñable: el hambre de ganar y sobre todo la posibilidad de representar al football de su país ante el mundo entero. Para algunos jugadores como el QB Cody Hawkins, muchas veces criticado en Colorado por ser «el hijo del coach» además una forma de reconciliarse con el football.
Los grandes aficionados al baloncesto recordarán sin duda el Mundobasket de 1998 cuando la huelga en la NBA llevo a USA basketball a presentar un equipo formado por jugadores que militaban en clubs europeos. Aquel equipo B le valió a USA para llevarse una medalla de bronce. Un metal que supo a oro a aquella selección «mercenaria» que cumplió el reto de representar a la mayor superpotencia mundial. Obviamente el baloncesto no es el football. La progresión de los equipos FIBA ya les permitía competir con los americanos sin rubor y una selección «B» no bastaba (aunque sólo 2 puntos le separaron de la finalísima). A USA football si le ha valido… y le ha sobrado pero entiendo todo la anterior queda claro el porque de la gran celebración americana sobre el césped del antiguo Prater de Viena.
La plata quedó para un equipo canadiense muy compacto, con el segundo mejor ataque de la competición y con un trío ofensivo formado por el QB Mike Faulds, el RB David Stevens y el WR Shamawd Chambers, este último elegido en el once ideal del torneo, que fue un dolor para todas las defensas. El problema para Canadá es que, en su primera participación mundialista, dieron por bueno el hecho de llegar a la final. Pareció que para ellos con derrotar a Japón ya era suficiente. Su imagen en la final fue en algunos momentos bastante triste. Una pena porque los 20.000 espectadores del Ernst Happel Stadium se merecían un espectáculo mejor.
Japón se quedó con el bronce tras derrotar a México en la final de consolación. Los nipones acabaron hundidos su «semi» ante Canadá ya que, por primera vez en cuadro ediciones, no iban a poder luchar por la medalla de oro, sin embargo se recuperaron rápidamente del mazazo y eran todo alegría tras superar a los aztecas. El choque ante los canadienses bien pudo caer de su lado y quizás en ese encuentro fue donde más echaron de menos a su «playmaker», el WR Shoei Hasegawa, ex-NFL Europa, que resultó lesionado en el primer partido del torneo. Una auténtica lástima porque, visto lo visto, quizás eso nos privó de una excelente final ante el Team USA.
Caso aparte es la selección de México. El debate en el país azteca se abrió inmediatamente después de la derrota ante USA y se hizo aún mayor tras caer ante Japón. ¿Es el cuarto puesto lo máximo a lo que podía aspirar esta selección? ¿Es esa posición final un fracaso o simple reflejo de la realidad?
Si atendemos a las palabras de su head coach Raúl Rivera, este manifestó desde el minuto uno que su equipo iba a por el oro pero lo cierto es que eran muchas las voces que no compartían esta opinión antes de partir para Austria.
México lleva viviendo desde hace unos años una guerra abierta entre la CONADEIP (la agrupación de instituciones educativas privadas) y ONEFA (la organización estudiantil «original»). Ambas organizaciones tienen su propia liga universitaria. En la primera militan los conocidos «TECs» (Monterrey, Toluca, CEM…) además de la Universidad de Las Americas (UDLA) y en la segunda, entre otras y como más representativas, están la UNAM y el Instituto Politécnico. Dos organizaciones y dos campeones nacionales.
A Rivera se le ha acusado de partidista por apostar sobre todos por jugadores ONEFA (concretamente de los Pumas de la UNAM) y de menospreciar a los TEC (19 jugadores de la UNAM, entre los 45 convocados) sin embargo el problema va mucho más allá de eso. La defensa de México, dejando a un lado algunas lagunas en la secundaria, rindió a un excelente nivel en el «front four» y el cuerpo de LBs (con Manuel Padilla como máximo representante) mantuvo un gran tono, sin embargo la ofensiva nunca encontró el ritmo de juego y por si fuera poco se cometieron algunos errores de «coacheo» bastante notables. Otro problema importante fue la indisciplina que llevo a ser un equipo tremendamente penalizado a lo largo del campeonato. Sin duda errores que deben llevar al a reflexión a Jorge Orobio y a la Federación Mexicana.
Por cierto, y dejando a un lado el tema deportivo, otro aspecto que debe trabajar la FMFA es el tema mercadotécnico. Los aztecas presentaron sin duda el uniforme más bonito del Mundial pero, ¿pueden adquirirlo los aficionados? Quizás se haya desaprovechado una gran oportunidad de hacer caja en Austria pero aprovechando el tirón mediático aún se está a tiempo de sacar partido a un precioso diseño.
Para terminar, y dejando de lado a un equipo Australiano que ya desde el sorteo apuntaba a ser la cenicienta del Mundial y que al final a dado mucho más juego del esperado, nos queda la actuación Europea.
Alemania con su quinto puesto fue la selección del viejo continente mejor clasificada, un puesto que probablemente hubieran firmado los germanos antes de empezar, sin embargo, estoy seguro de que Dominic Hanselmannn no olvidará fácilmente el balón que dejó caer al suelo en el enfrentamiento ante México. Alemania tuvo la victoria en su mano ante los aztecas y, de haberla conseguido, hubiera logrado como mínimo el cuarto puesto. Por lo demás los germanos compitieron ante México y no le perdieron la cara al partido ante USA, además certificaron ante Francia que siguen siendo el mejor equipo de europa en la reedición de la final continental.
Francia cumplió con creces su papel. No se esperaba más de ellos y casi le birlan a los alemanes el cuarto puesto. Por desgracia para ellos el último cuarto se les hizo muy largo y al final se quedaron con la quinta posición.
La gran decepción llego de manos del anfitrión. Austria había preparado con mimo la cita pero llegada la hora de la verdad simplemente no ha dado la talla. Hombres históricos del football europeo como Jakob Dieplinger, Andy Pröller o Mario Riner habían anunciado su retirada para después del Mundial y no pudieron hacerlo como quizás habían soñado. Errores en recepciones y placajes claros son demasiado regalar en una cita de este calibre y el equipo lo pagó. Al final una despedida con victoria ante Australia que quedará en los libros como la primera del país en un Mundial.
Lo dicho, se acabó el Mundial y yo ya lo echo de menos…