La tercera temporada de Jason Garret se plantea como un todo o nada en el puesto de entrenador en jefe. Oficialmente el mandamás vaquero Jerry Jones ha declarado que la ventana de los Cowboys comienza a cerrarse, lo que equivale a decir que si los tejanos no llegan al gran partido o al menos avanzaran en los playoffs habrá cambios importantes en el Rancho.
Tras el fiasco de la temporada anterior donde Dallas paso de un esperanzador balance de 7-4 a terminar con un mediocre récord de 8-8, los Cowboys han reforzado la parcela que más quebraderos de cabeza dio a los esquemas defensivos del coordinador Rob Ryan. Esta no es otra que la secundaria, que ha sido potenciada vía agencia libre y vía draft. Allí los tejanos entregaron su segunda ronda a cambio de poder escalar hasta el número 8 para hacerse con los servicios de Morris Claiborne, para muchos el mejor CB de este draft. No contentos con eso las siguientes tres elecciones fueron también jugadores defensivos, lo cual da una idea de por donde piensan en el Rancho que hay que reconstruir a estos vaqueros.
Mucho y bien tendrán que trabajar los Cowboys porque se enfrentan al calendario más duro de toda la NFL. Comenzarán jugando como visitantes en seis de sus primeros nueve partidos, y además competirán en una división como la NFC Este donde cualquiera de los cuatro equipos podría perfectamente llevarse el título.
Aunque estadísticamente fue la mejor temporada de Tony Romo los Cowboys se quedaron en tierra de nadie y vieron como en cinco de sus ocho derrotas perdían tras entrar ganando en el último cuarto. A pesar de dos lunares frente a Jets y Lions, donde Romo regaló el partido, en el resto de la temporada fue el líder de los tejanos y terminó con más de 4000 yardas y 31 TDs, cifras al alcance de pocos quarterbacks de la liga. Para una hipotética lesión de Romo los Cowboys se han hecho con los servicios del mejor reserva que había en la agencia libre y tendrán en la banda a Kyle Orton.
Si desean repetir el éxito en ataque los cowboys necesitaran sustentar sus esperanzas sobre dos pilares. El primero será conseguir mantenerse sanos, cosa que el año pasado no ocurrió ni con Romo, renqueante muchas jornadas tras una fractura de costilla, ni con Murray o Austin que se perdieron entre ambos numerosos partidos por diversas lesiones. El segundo foco de atención vaquero será la respuesta de su remodelada línea ofensiva que afrontara el intercambio de posiciones entre Doug Free, que pasará al tackle derecho, y Tyron Smith que protegerá el lado ciego de Tony Romo. En el resto de la línea todo son incógnitas comenzado por el puesto de Center donde Phil Costa tendrá una nueva oportunidad y continuando por los Guards, sin recambio fijo tras las partidas de Kyle Kossier y Montrae Holland. Para suplir estas bajas los Cowboys han apostado por jugadores de segunda fila como Mackenzy Bernadeau, Nate Livings o los jugadores de segundo año Bill Nagy y David Arkin que ya vieron acción el curso pasado.
Lesiones aparte los Cowboys cuentan con un excepcional backfiled liderado por DeMarco Murray y complementado por un Felix Jones que afronta el último año de contrato con los Cowboys y es de esperar que eso sirva de acicate para su rendimiento. La versatilidad de ambos saliendo de backfield es un valor añadido que a buen seguro que pagará dividendos a Garret a la hora de ejecutar el playbook. Como tercero en discordia y si el trainning camp no dicta lo contrario estará Philip Tanner en su segundo año como vaquero.
El cuerpo de receptores seguirá encabezado por Miles Austin y por Dez Bryant, que a poco que le vayan bien las cosas tomará por derecho propio el cartel de primer receptor del equipo. Con la partida de Laurent Robinson la plaza del tercer receptor será una lucha entre Kevin Ogletree, Dwayne Harris, Danny Coale y algún rookie agente libre que pudiera sorprender en el trainning camp. Afortunadamente y a pesar del problema con ese tercer receptor Romo cuenta con uno de los mejores TE de la liga en la figura de Jason Witten. El salido de la universidad de Tennessee sigue siendo una garantía y el jugador con quien mejor química tiene Romo. Si a esto le añadimos sus excepcionales dotes como bloqueador tenemos un valor seguro entre los titulares vaqueros. La partida de Bennet intentara ser cubierta por John Phillips y el rookie James Hanna, ambos con bastante mejor poder bloqueando que Bennet pero obligados a mejorar dado que los Cowboys correrán una formación de dos TEs en bastantes ocasiones.
Aunque estadísticamente la defensa de los Cowboys se situó en el medio de la liga la realidad es que los chicos de Rob Ryan naufragaron. La secundaria fue la responsable de al menos cinco de las derrotas de los tejanos y la reconstrucción era algo que se pedía a voces. Para ello los Cowboys soltaron lastre cortando al veterano Terence Newman y dejando ir al FS Abram Elam para posteriormente abrir el talonario y fichar al mejor CB que había en la agencia libre en la figura de Brandon Carr. A este le acompañará Morris Claiborne que esta llamado a ser el shootout corner que los Cowboys no tienen desde los tiempos de Deion Sanders. A esta pareja podría unirse Mike Jenkins si es que al final acepta quedarse en Dallas y no termina por forzar su salida y Orlando Scandrick un fijo para defender el puesto del slot.
Con estas aportaciones de primera fila debería lucir más aún, el trabajo de DeMarcus Ware, sin duda el mejor linebacker exterior de la liga y para muchos globalmente el mejor defensor de la NFL. Ware lidera la liga en las últimas siete temporadas con 99.5 sacks. La buena noticia del curso pasado fuer ver a Sean Lee ponerse los galones y ahora, tras la partida de Bradie James, será el jefe en puesto de ILB. Con la aportación de Bruce Carter en su segundo año y del recién llegado Dan Connor, otro trabajador infatigable, la lucha contra la carrera debería ser un punto fuerte de la defensa 3-4 de Ryan. Mención aparte merece el caso de Anthony Spencer que sorprendentemente recibió el franchise tag y cobrará 8.8 millones de dólares cuando su producción se tradujo en unos modestos 6 sacks y eso a pesar de que los dobles bloqueos siempre se produjeron en el lado de Ware. Sea como sea Spencer será el encargado de alinearse en el lado contrario intentado llegar al QB rival y justificando ese estratosférico número de billetes que recibirá.
En el medio de una línea defensiva de perfil bajo el incombustible Jay Ratliff seguirá produciendo quebraderos de cabeza a los ataques contrarios y Josh Brent, verdaderamente un Nose Tackle por peso y tamaño entrara para darle descanso. En los extremos de la línea los Cowboys seguirán rotando a cinco jugadores para dos puestos con Kenyon Coleman, Jason Hatcher, Sean Lissemore, el rookie Tyrone Crawford (3ª ronda), y Marcus Spears alternándose en la tarea. La idea inicial de los Cowboys será ir dando snaps a Crawford, ya que con el tiempo debería de ser el jugador que sustituya a un Spears que nunca cumplió las expectativas de un jugador de primera ronda y esta llamado a abandonar el Rancho en poco tiempo.
La principal incógnita de los Cowboys en esta temporada que entra será decidir si finalmente vuelven a fichar a su Punter Mat McBriar. El aussie fue operado a finales de la temporada pasada debido a un problema en un nervio de su pierna de apoyo y eso unido al dinero que costaría traerlo de vuelta como agente libre sin restricciones, han hecho que los Cowboys contraten como opción de futuro a Delvert Alvarado, un desconocido hondureño proveniente de la universidad de South Florida, que amenaza con poner la nota exótica en el juego de patada tejano. El puesto de Kicker será, salvo lesión, para Dan Bailey que en la temporada anterior igualó el récord de field goals consecutivos con 26 y se mostro sólido en todas las circunstancias. Gran parte de este éxito reside en la manos de L.P. Ladouceur que desde su puesto de long snaper se ganó con creces cada dólar al terminar una temporada rozando la perfección.
Para los retornos Dallas cuenta con el rookie Dwayne Harris y con Dez Bryant, si bien este pudiera tener sólo apariciones puntuales en un intento de preservarlo de la lesiones y que pueda lucir su potencial en el puesto de receptor. Tampoco seria raro que del trainning camp saliera otro rookie con capacidad para retornar, algo que los Cowboys siempre tienen en cuenta a la hora de evaluar a sus futuras promesas.
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