En el South Beach esta nueva temporada que está a punto de empezar es una vez mas el enésimo proyecto de reconstrucción, o al menos así debería de entenderse pero con Stephen Ross y una afición y prensa muy impaciente de por medio uno no sabe a qué carta jugar. La que fuera una de las franquicias mas orgullosas, sólidas y estables de toda la NFL, con apenas dos entrenadores y 2 QB en sus primeros 30 años de existencia, es desde que Don Shula anunciara su retiro una maquina picadora de entrenadores y QB. Durante un tiempo el puesto de QB siguió cubierto por la leyenda Dan Marino, pero cuando Dave Wannstedt “retiró” al veterano QB empezó un desfile de QB, una colección de decisiones fatales y errores garrafales, tanto en la elección de jugadores como de entrenadores, que han sumido al equipo en un pozo de mediocridad del que lleva más de una década intentando salir sin mucho éxito. Ahora mismo el equipo es uno de los hazmerreír de la liga rematada con la participación en el Hard Knocks de la HBO, único equipo que se prestó a semejante guasa.
Para este enésimo proyecto el nuevo propietario del equipo, Stephen Ross, en compañía de su General Manager, Jeff Ireland, el último vestigio de la época de Bill Parcells han decidido apostar por Joe Philbin, ex coordinador ofensivo de los Green Bay Packers, entrenador al que se ha llegado tras fracasar la contratación del que era el auténtico deseo del propietario, Jeff Fisher, que al final optó por irse a los St. Louis Rams en detrimento de la franquicia de Florida, dejándola al pie de los caballos en uno de los capítulos mas ridículos que se recuerda en la historia del equipo, algo que parecía imposible tras el lamentable capítulo de Jim Harbaugh, y que solo se vería superado, aumentado y multiplicado por el monumental fiasco Peyton Manning, rematado unas horas después con la espantada de Matt Flynn.
La realidad es que la franquicia está sumida en la mayor crisis desde su existencia, abandonada por los aficionados, que prefieren pasar las tardes de los domingos en la playa lo que hace que el estadio ofrezca un aspecto penoso con mas de medio graderío vacío y que la gerencia del equipo se planteé tapar zonas del estadio para evitar los temidos blackouts de la TV. Equipo que no sale en TV es un equipo muerto. De momento no parece que el proyecto de Joe Philbin ilusione, la mejor prueba es que los Dolphins han sido el equipo que menos aficionados atrajo a sus entrenamientos abiertos, mientras que los New England Patriots, rivales divisionales, recibían a más de 14.000 aficionados, los NY Jets con casi 10.000 y los Buffalo Bills aumentando la venta de abonos, los Dolphins apenas superaron los 700 espectadores, toda una premonición de lo que puede ser el año en South Beach.
Cuando Stephen Ross y Jeff Ireland deciden fichar a Joe Philbin no solo lo hacen porque es lo único que les dejaba el mercado, sino porque aquél se supone que es el arquitecto del mejor ataque de la NFL, los Green Bay Packers, un equipo al que solo su pésima defensa le dejó fuera de la Superbowl. Pero Philbin no se va encontrar ni de lejos con las armas de las que disponía en Wisconsin. De salida en Miami no hay un solo jugador de las características de Aaron Rodgers, sino dos jornaleros como Matt Moore y Dave Garrard y en la recámara la gran promesa de la franquicia, el QB Ryan Tannehill, primera elección del nuevo régimen, número 8 absoluta del último draft, y que a juicio de los expertos está aún a dos años de poder siquiera debutar en la liga, y del que de momento se sabe más de su guapísima esposa que sus prestaciones en el campo. El titular en principio debiera ser Moore tras su aseada temporada pasada, pero la contratación de Garrard, tras un año en el dique seco, ha puesto en duda la titularidad de Moore, que además está en su último año de contrato. En todo caso ambos QB se supone que solo son el puente y el saco de golpes hasta que se decida dar los mandos a Tannehill. El problema que puede tener Miami es que no hay paciencia y si la temporada está perdida al primer mes de competición se empezara a pedir que salga al campo el rookie. Si eso ocurre podemos ir anticipando otro fracaso sin paliativos y otra temporada completamente desperdiciada.
Aunque Joe Philbin ha manifestado que no le importa el cuerpo de WR y TE con el que se ha encontrado en Miami, esta unidad está aún mas lejos de la que disponía en Green Bay, no solo eso, unos días antes de empezar el draft se traspasaba a la única amenaza real que tenía el equipo, Brandon Marshall, que drops aparte era de largo el mejor WR que había en la plantilla, aunque lo que realmente ha dolido es lo poco que se ha recibido a cambio, dos terceras rondas. El único refuerzo que se ha traído es Chad Johnson, un síntoma de la crítica situación del equipo, el resto de jugadores son Davone Bess, un correcto WR2 y buen jugador en el slot, el irregular Brian Hartline y el veterano Legedu Naanee. Para el puesto de TE regresa Anthony Fasano, que con toda seguridad verá su papel reforzado en el ataque que intenta implementar Philbin, y el polifacético Charles Clay. En el draft se ha elegido a Micheal Egnew, un jugador del que se espera mucho en una liga donde los TE están alcanzando una enorme importancia en los ataques.
Una de las pocas noticias positivas del ataque de la temporada pasada fue la explosión del RB Reggie Bush, quien por primera vez en su carrera superó la marca de las 1000 yardas corriendo. También fue el primer año en que el RB pudo mantenerse sano, aunque terminaría lesionado la temporada. La gran duda ahora es si el polivalente RB podrá mantener el mismo nivel y sobre todo si será capaz de mantenerse sano, está en año de contrato, lo que debería ser motivo de acicate, pero la elección de Lamar Miller en el draft, un jugador de características similares a Bush, ha abierto la caja de las especulaciones y es más que sabido que Ireland no es partidario de pagar demasiado dinero a ningún jugador. Algunos comparan su modelo de gestión con el de Billy Beane, el inventor del “Moneyball”. Tras Reggie Bush el equipo cuenta con Daniel Thomas, un RB de corte más tradicional, más norte sur, pero que ha cometido errores de novato y no ha mostrado capaz de mantenerse sano, algo que fue su cruz en su etapa colegial.
La OL debería ser lo mejor que ofrece el ataque de Miami, a pesar de que Tony Sparano era entrenador de línea nunca llegó a poner en el campo una OL fiable, pero las piezas están allí. El OLT Jake Long es de largo el mejor jugador en su puesto, y de la plantilla, siempre que las lesiones le respeten, pero está en año de contrato y en Miami se lleva tiempo especulando con una posible salida del jugador del equipo. En el centro se cuenta con Mike Pouncey, que superó lo que se esperaba de él cuando el equipo decidió hacer de él su primera elección del draft y le acompañara a su izquierda y cerrando el flanco Richie Incognito, un jugador muy válido pero muy sucio y mal considerado por sus rivales. Lo que es una completa incógnita es el lado derecho de la OL, la mejor noticia es que Marc Colombo no regresa, un coladero para las OL y Jonathan Martin, 2º ronda del draft y OT de Stanford, tiene todos los boletos para hacerse con el puesto.
Tras un pésimo inicio de temporada la defensa fue la encargada de cambiar el rumbo, cuando todo apuntaba a que el equipo podía terminar con el peor record de la liga la defensa comandada por Mike Nolan dio un paso al frente y devolvió al equipo la dignidad, incluso algunos jugadores como Karlos Dansby se aventuraron a pronosticar que el equipo podía llegar a los playoffs. Nolan ya no está, el equipo le abrió la puerta de salida porque el nuevo régimen quiere implantar una defensa 4-3 con Kevin Coyle de coordinador y Nolan era un claro exponente de la defensa 3-4. Aunque la decisión de dejar marchar a Nolan no fue muy compartida, hay que recordar que también es culpable del penoso inicio del equipo la temporada pasada. Lo que no ha sido tan comprendida son las decisiones que se han tomado con algunos jugadores, pocos son los que comparten la decisión de dejar marchar a Yeremiah Bell, el claro líder de la secundaria y ahora reforzando la potente secundaria del rival divisional NY Jets. Tampoco fue muy compartida la decisión de renovar a Paul Soliai y dejar marcha a Kendall Langford. Soliai es un NT que ahora deberá adaptarse a jugar de DT, probablemente en compañía de Randy Starks, el resto de la DL la completan Jared Odrick, el primera ronda que tras perderse su primer año por lesión el año pasado dio muestras de la calidad que atesora, y Tony McDaniel. Cameron Wake, tras alcanzar un acuerdo de renovación continuará con esa flexibilidad que le permiten jugar tanto de DE como de LB, la ex estrella de la liga canadiense es ahora una de las estrellas de la defensa de Miami.
En la línea de LB, además de la flexibilidad de Wake para incrustarse en la unidad, regresan Karlos Dansby, que esperemos lo haga en su peso ideal y como la temporada pasada donde se presentó con demasiados kilos de mas, y Kevin Burnett, que tras empezar bastante flojo el año se fue consolidando y cerrando una gran temporada- Ambos jugaran de “Mike” y “Will” respectivamente cuando el equipo opte por frentes 4-3. A partir de aquí el resto de miembros es una completa incógnita, se supone que el tercer miembro debería ser Koa Misi, que tras su prometedor primer año no tuvo un tan buen segundo año, a lo que ha unido algunos problemas legales. Ante esas dudas el equipo decidió draftear a Olivier Vernon, una promesa pero que necesita tiempo aún para madurar.
La secundaria vivió sus altos y bajos la temporada pasada. En pretemporada Sean Smith y Vontae Davis se autoproclamaban como élite, algo que luego fueron incapaces de demostrar en el campo y que terminó con el extraño incidente de Davis, acusado de prepararse de forma deficiente y que se perdió varios partidos por lesiones musculares y no tan musculares. Cuando Davis está sano es uno de los mejores CB de la liga pero necesita continuidad. El que está abonado a la irregularidad es su compañero Sean Smith, con todo el talento para ser un excelente CB comete demasiados errores mentales que terminar en big plays, a lo que se unen su tendencia a dejarse pases que claramente deberían ser interceptados. El equipo ha contratado al DB Richard Marshall, un jugador sin tanto potencial, pero sí mas versátil, lo que puede anticipar el cambio al puesto de safety de Sean Smith, donde sus cualidades quizás se adapten mejor. La marcha de Yeremiah Bell ha dejado un agujero de dimensiones siderales en la secundaria, el claro líder de la unidad y uno de los jefes del vestuario junto al retirado Jason Taylor, fue cortado en un movimiento nunca explicado por la gerencia del equipo. Ahora el puesto se lo repartirán el irregular Reshad Jones y el agente libre Tyrell Jones, y tras ellos los inconsistentes Tyrone Culver y Chris Clemons, lo que puede anticipar un año muy largo para una secundaria cogida con alfileres y donde si Sean Smith y Vontae Davis tienen un mal año puede ser un coladero en todos los sentidos.
Cuando tu mejor jugador defensivo es el punter es que algo no funciona en el ataque, y esa fue la historia de Brandon Fields la temporada pasada cuando terminó entre los mejores punters de la liga. Su potencia y colocación le coloca entre la élite, pero tu punter nunca puede ser el mejor jugador de la plantilla, si eso ocurre es que tienes un equipo disfuncional. Dan Carpenter tuvo un año peor que el anterior, algo lógico si tenemos en cuenta que hace dos años toda la producción ofensiva de los Dolphins se limitaba a los FG de Carpenter y fue el claro MVP del equipo. Esta vez falló más de la cuenta, pero sigue siendo un kicker muy fiable y por primera vez en su carrera no tendrá que volver a chutar FG en la infame cancha de baseball tras la marcha de los Florida Marlins a su nuevo estadio.
En materia de retornos y coberturas los Dolphins están en la zona baja de la tabla, desde la marcha de Tedd Ginn Jr. nunca han vuelto a ser noticiables y queda aún muchísimo trabajo que hacer con esta unidad, tanto en buscar un retornador de garantías como en mejorar las coberturas en los retornos.
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