Y los Giants lo volvieron a hacer.
La consecución del cuarto Lombardi de la franquicia neoyorquina, tuvo demasiado parecido con el anterior, conseguido cinco años atrás. Después de una más que dudosa (por no decir lamentable) temporada regular, la escuadra de Tom Coughlin volvió a sacar lo mejor un par de semanas antes de comenzar los Play-Off. Y es que, los partidos contra Jets y Cowboys, debían sacarse adelante para poder ganar la división y pasar a la post-temporada. Y así fue. Ya en Play-Offs, y con la defensa dando el 120% en cada partido, los de azul se deshicieron sin mucha dificultad de unos flojos Falcons, y consiguieron la primera victoria en PO en el MetLife Stadium. En Lambeau Field, y tras un festival ofensivo (ayudado en gran parte por la flojísima secundaria quesera), los Giants se impusieron a los vigentes campeones, jugándose el pase a la SB en Candlestick Park, frente a los 49ers.
El partido de SF fue, sin duda, el partido del año para los de NY. Y es que, seguramente, en ese partido fue en el que se dislumbró el grado de madurez de Eli Manning. Después de años reclamando desde este espacio ese paso adelante del QB, el hermanísimo demostró que, al fin, podía desarrollar un grado de madurez y templanza digno de un QB de élite. Después de que él mismo hiciera unas polémicas declaraciones en las que aseguraba que él se encontraba en la élite de los QB de la NFL, en aquél partido dejó patente que, si no es de los 4 mejores de la liga, encabeza el siguiente pelotón de QB’s sin ningún tipo de duda. En un partido marcado por la ferocidad de ambas defensas, dos errores puntuales de Kyle Williams, retornador de los Niners, permitieron a los Giants anotar dos FG que a la postre fueron decisivos.
Una vez en la SB, y de nuevo contra los New England Patriots, todo el mundo hablaba de la temible venganza de Bill Belichick y Tom Brady sobre el equipo de Coughlin y Manning. Pero, para desgracia de muchos detractores del equipo de NY (que argumentaban que las victorias de los Giants eran debidas a errores de sus rivales, no a méritos propios), los Giants hicieron el partido más serio de la temporada. Y con un buen juego de carrera, un improvisado juego aéreo en el que Victor Cruz no pudo apenas participar y una férrea defensa que presionó a Brady como nadie lo había hecho durante toda la temporada, los Giants volvieron a alzarse con el preciado trofeo por cuarta vez en la historia de la franquicia, y el pequeño de los Manning alzaba su segundo MVP de la SB.
Así pues, el equipo vuelve a afrontar la pretemporada sin estar en el vagón de favoritos pues Packers, Niners o Cowboys parten por delante en la NFC. Significativas bajas en ataque (Jacobs, Manningham, McKenzie) han tratado de ser suplidas con rookies, mientras que las de la defensa (Ross, Goff) no deberían tener mucha relevancia, pues se supone que Amukamara y Blackburn ocuparán esas plazas con total solvencia.
El ataque, volverá a fundamentarse en el buen hacer de Eli Manning quien, al fin, parece haber dejado atrás los fantasmas pasados, y deja vislumbrar el líder que ya hacía unos años que se le reclamaba que fuera. Nada nuevo para el veterano de noveno año, que volverá a estar rodeado de un buen cuerpo de receptores y de un renovado juego de carrera. De él, y del Offensive Coordinator, Kevin Gilbride, partirá el game planning ofensivo, que se trata de un sistema balanceado entre pase y carrera, jugando mucho con el play-action que tan buenos resultados le ha dado.
Seguramente, el gran reto en ataque de este año, será la renovada OL. Y es que, en el lado izquierdo, tanto el LT William Beaty como el LG Kevin Boothe, deberán anclar el lado ciego. Pero, mientras Boothe ya jugó muchos partidos el pasado año y a buen nivel, Beaty tuvo sus altibajos, hasta que cayó lesionado y tuvo que sustituirle David Diehl, que comenzó de LG. El rendimiento de Beaty será fundamental para la labor de la OL, pues no se ha buscado una renovación importante de ese lado de la OL. El center, volverá a ser David Bass, que tuvo una buena temporada de debut en el equipo, sustituyendo a un icono como Shaun O’hara. El lado derecho debería ser el lado fuerte de la línea, pues Chris Snee es un muy sólido RG, y Diehl ha probado que es un jugador polivalente, que se amolda a cualquier posición de la línea, y que ya ha jugado anteriormente en el RT. Sustituirá al no renovado McKenzie. Este grupo deberá conjuntarse, trabajar conjuntamente y tratar de dar los buenos resultados que ha dado la OL durante los últimos años. Como apoyo, tendrán al TE Marcellus Bennett, fichado de los Dallas Cowboys. La verdad es que Bennett no inspira nada de confianza, pues no ha sido un TE muy relevante durante su carrera. Pero Coughlin es famoso por sacar el máximo provecho de sus jugadores, y seguramente él se encargue casi por completo a labores de bloqueo en la línea. Bear Pascoe debería luchar por quitarle el puesto, pues se ha mostrado como un jugador muy cumplidor y versátil, pues también ha jugado en ocasiones de FB. Como tercera opción, y sobretodo en jugadas de pase, se ha fichado en el draft al TE de Cincinnati Adrien Robinson, al cual se le considera un diamante en bruto.
El juego de carrera ha sufrido también un importante cambio. Ahmada Bradshaw será de nuevo el que lleve el peso del ataque terrestre. Después de compartir backfield con Brandon Jacobs durante toda su carrera, el fichaje de éste por los 49ers le hace ser el feature back del equipo. Para compartir backfield, los Giants draftearon sorprendentemente en último lugar de la primera ronda, al RB de VT David Wilson. La idea es intentar sustituir a Jacobs (aunque no son jugadores comparables) y usar a Wilson en jugadas de corto yardaje, a la espera de que desarrolle todo el potencial que posee. Eso sí, deberá trabajar y mucho en su problema con los fumbles. DJ Ware y Da’rel Scott deberían dar refresco a los dos primeros, pero no tendrán un impacto real a menos que haya cualquier problema con Bradshaw o Wilson. El FB será de nuevo Henry Hinoski, que es un excelente bloqueador, que juega con una increíble pasión y que tiene encandilado al staff técnico de los Giants.
Los receptores son una de las unidades que más talento posee del equipo. Después de la excelente temporada de Hakeem Nicks y Victor Cruz, la marcha de Mario Manningham será suplida con Rueben Randle. Los dos primeros se marcaron una temporada para enmarcar, combinándose para 2728 yardas y 16 TD, complementándose a la perfección y volviendo locas a las secundarias rivales. Randle se perfila como el principal relevo, con Domenik Hixon y Jerrell Jernigan esperando sus oportunidades.
En varias ocasiones he manifestado en este espacio mi devoción por la DL de los Giants. Pues bien, espero que, desde este año, los pocos escépticos que quedaran, se hayan convencido de una vez. La línea de los Giants es la mejor de toda la competición. Justin Tuck, Jason Piarre-Paul y Osi Umenyiora como DE’s es un lujo que ninguna franquicia posee. Pero es que Chris Canty y Linval Joseph en el centro no desentonan en absoluto (cierto que ninguno es Suh o Wilfork, pero tampoco el equipo lo necesita). Con la recuperación de Marvin Austin para el centro, estos seis nombres deberían bastar para anclar de nuevo todo el juego de defensa del equipo. Sin entrar mucho en descripciones individuales, Umenyiora es el pass rusher más puro del equipo, mientras que Tuck y JPP son mucho más completos, y están allí donde se encuentre el balón, mientras que Canty y Joseph pueden colapsar el pocket rival, haciendo que el QB deba usar sus piernas, y facilitar así la labor de los DE. Cuando los Giants alinean a los tres DE’s (JPP y Osi en las bandas y Tuck con Canty en el centro), más el OLB Mathias Kiwanuka apoyando en la línea, la OL rival tiene demasiados hombres a los que cubrir, y el QB debería disponer de poco tiempo para lanzar… Adoro la agresividad que puede demostrar ese front 4… Pero no toda la defensa está al nivel de esa unidad.
Los LB’s son, un año más, la faceta defensiva que más dudas plantea. El OLB Mathias Kiwanuka, ha mejorado mucho ayudando a parar la carrera y en cobertura, pero aún sigue siendo un agujero por el que se cuelan con facilidad los TE’s rivales. No obstante, su inestimable ayuda en el pass rush es imprescindible para liberar de dobles marcajes a los DE’s. En el centro, Chase Blackburn tuvo que ser repescado debido a la lesión de Jonathan Goff (fichado por los ‘Skins este año), y cuajó una fenomenal temporada. No es el hombre más técnico, ni el más carismático, ni el que más instintos posee, pero es un jugador que da el 120% en cada snap, y se ha hecho valer como el MLB titular del equipo. Una máquina de placar, no descansa hasta que la jugada ha muerto, y ha contagiado al resto del equipo con su actitud. Si nada cambia, él debería ser el MLB en la jornada de kick-off. En el lado débil, Michael Boley es un OLB muy sólido, sin grandes prodigios en ninguna faceta, pero placa bien, cubre bien y está siempre bien colocado. Sin dar el paso que le permitiría ser una superestrella en la posición, se ha ganado el puesto sin ninguna objeción. Detrás de ellos, Mark Herlizch protagonizó la historia Hollywoodiense al superar un cáncer hace unos años y ganar la SB en su año rookie. La verdad es que, si demuestra todo el talento que lleva dentro, y su estado físico lo permite, es una seria amenaza para quitarle el puesto a Blackburn, a parte de un maravilloso jugador de equipos especiales. Jaquian Williams se hizo con un papel protagonista en la final de conferencia contra los Niners, al forzar el fumble de Kyle Williams, pero también tuvo una correcta temporada rookie. En el lado opuesto, Keith Rivers se presenta como una apuesta nada arriesgada. Este movimiento salió muy económico para los Giants, y se ha fichado a un jugador con un talento excelente, que sólo se atisbó durante su primera temporada. Los problemas extradeportivos de Rivers pueden ser encarrilados por Coughlin para que el jugador rinda al nivel que podría, si no, la puerta del estadio es muy grande.
En cuanto a la secundaria, los CB’s serán Corey Webster, que personaliza el espíritu del equipo de acaparar pocos focos y cuajar excelentes actuaciones, y el recuperado Prince Amukamara, que sustituirá a Aaron Ross. Esperando la recuperación de Terrell Thomas, Jayron Hosley podría aportar desde el primer día. Un jugador con un potencial enorme, que cayó en el draft por problemas off-field, podría encarrilar su carrera bajo la tutela de Coughlin. En cuanto a los Safeties, Kenny Phillips y Antrell Rolle forman una pareja que se complementa perfectamente. Si consiguieran una constancia en sus actuaciones, podrían ser de lo mejor de la competición, pues ambos poseen unos “skills” tremendos, que sólo flojean cuando sufren esas lagunas de juego que tanto daño hacen a la defensa. Tras ellos, Tylers Sash y Chris Horton aportarán más en jugadas de Special Teams, aunque, presumiblemente, Sash puede jugar en snaps de tres Safeties, como hizo el año pasado Deon Grant.
Una de las facetas en las que más mejoró el equipo el año pasado, fue en los equipos especiales. Vale, no se anotó ningún TD de retorno de Kick-off o de punt, pero sí que se consiguieron buenas posiciones de campo, por lo general, y, sobretodo, se cometieron pocos errores. Sin tener ningún jugador de relumbrón retornando, este año se espera que sea Jerrell Jernigan el retornador en kick-off y punts, alternándose con Da’rel Scott. Dos jugadores, pequeños, eléctricos y elusivos que, a parte de tener opciones de jugar snaps ofensivos, tendrán la responsabilidad de retornar para el equipo de la gran manzana.
El kicker, otro año más, será Lawrence Tynes, quien no tuvo mucha faena el pasado año, pero, la que tuvo, la solventó con un decente porcentaje. Aún faltándole pierna para chutar Field Goals de más de 45-50 yardas, se muestra muy fiable hasta las 40-45. Y la gran sorpresa de la pasada campaña, el punter Steve Weatherford. Con una media de 45.7 yardas por punt, y colocando 25 punts dentro de la 20 (y 11 dentro de la 10), no sólo es un excelente punter, sino que, con un físico privilegiado para su posición, es un jugador más en el equipo de cobertura, rápido y fuerte, que no tiene miedo al contacto físico. Después del fatídico año con Matt Dodge de punter, Weatherford se metió a toda la afición de los Giants en el bolsillo, con un excelente juego dentro del campo, y siendo un auténtico showman fuera de él.
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