Poco a poco el proyecto de Pete Carroll al frente de la reconstrucción de los Seahawks va tomando forma y progresando adecuadamente. Después de la rocambolesca clasificación para los playoffs en la temporada 2010 el equipo continuó su crecimiento en el 2011 aunque la excelente actuación de los San Francisco 49ers evitó un nuevo título divisional a pesar de conseguir un balance equilibrado de ocho victorias y ocho derrotas.
Aún así la temporada dejó un buen sabor de boca ya que la progresión del equipo a lo largo del año fue evidente y se pudo comprobar que en varios apartados del juego los Seahawks estaban entre la élite de la liga, muy especialmente en el apartado defensivo y en el ataque terrestre. Darle un nuevo impulso al ataque merced a un mejorado ataque aéreo y continuar con la evolución de una joven y prometedora defensa son las prioridades de cara al nuevo año y no cabe duda de que si tienen éxito en su desempeño los Seahawks pueden convertirse en un equipo muy peligroso en un futuro mucho más cercano de lo que la mayoría espera.
La ofensiva volverá a estar basada en las carreras de un Marshawn Lynch que el año pasado realizó la mejor temporada de su carrera profesional. Haciendo bueno su apodo de «Beast Mode», Lynch superó la barrera de las 1200 yardas, anotó 12 touchdowns y en el proceso se ganó una jugosa renovación. Detrás de este genuino «workhorse» figuran el veterano y explosivo Leon Washington y el novato Robert Turbin, corredor potente y poderoso en el que están depositadas grandes esperanzas como relevo futuro de Lynch. Como fullback vuelve el versátil Michael Robinson capaz de llevar el balón, salir a recibir pases, bloquear a quién haga falta y ser un auténtico as en los equipos especiales.
Con este establo de corredores el poderío del ataque terrestre presenta pocas dudas por lo que en la pretemporada los esfuerzos se centraron en mejorar un ataque aéreo bastante insulso. La prioridad absoluta ha sido buscar un relevo en la posición de quarterback en la que Tarvaris Jackson dejaba bastante que desear.
En un principio el elegido para sustituir a Jackson iba a ser Matt Flynn, jugador incorporado en la agencia libre tras haber causado una muy buena impresión en los dos partidos que sustituyó a Aaron Rodgers estas dos pasadas temporadas. Sin embargo, a pesar de este fichaje, Carroll decidió incorporar en tercera ronda del draft al quarterback Rusell Wilson, procedente de la universidad de Wisconsin. Un jugador de gran talento pero con una pequeña pega, una estatura que apenas llega al 1,80, circunstancia que le hizo caer en las apreciaciones de los scouts a pesar de sus buenas prestaciones en su periplo universitario. Carroll nunca ha sido demasiado amante de la ortodoxia y no tuvo el menor reparo en reclutar al pequeño jugador y después de una espectacular pretemporada la historia de Cenicienta de Wilson se hizo realidad y empezará el año como quarterback titular, con Flynn como recambio de emergencia y Jackson fuera del equipo vía traspaso a Buffalo.
El segundo punto de atención para mejorar el ataque aéreo ha sido reforzar un cuerpo de receptores que el año pasado quedó bastante disminuido con la lesión de Sidney Rice. Precisamente la salud de su receptor principal es la mayor preocupación en la franquicia ya que Rice apenas si ha podido participar en la pretemporada. Aún así se espera que esté al cien por cien para comenzar la temporada y esperemos que las lesiones respeten a tan espectacular jugador. Como número dos estará Doug Baldwin, quién sorprendió a propios y a extraños con una excelente temporada como novato. Para ampliar la rotación Carroll volvió a demostrar su heterodoxia contratando a módicos precios a tres veteranos y polémicos receptores como Terrell Owens, Antonio Bryant y Braylon Edwards siendo este último el ganador en esa especie de concurso-oposición. Golden Tate, Ben Obomanu repiten su presencia y completan la rotación. En la posición de tight end aparecen los veteranos Zach Miller, Anthony McCoy y Evan Moore, tres jugadores experimentados pero no demasiado brillantes.
Para garantizar el rendimiento de todos estos jugadores Carroll cuenta con una línea inmensa, muy adecuada para abrir huecos a Marshawn Lynch pero que puede causar algunos problemas en el campo de visión de un quarterback como Wilson. En el lado izquierdo vuelve Russell Okung del que se espera más consistencia en su tercera temporada en la liga. A su lado figura por segundo año consecutivo el discreto Paul McQuistan. El centro pertenece a Max Unger, firmemente consolidado y uno de los jugadores más fiables de la unidad. Como novedad aparece el novato J.R. Sweezy en la posición de guard derecho posición ocupada la pasada campaña por el decepcionante Robert Gallery. Por último cierra la línea en el exterior derecho Breno Giacomini un jugador enorme pero con ciertos problemas ante los rivales más rápidos y ágiles.
Sin duda uno de los puntos fuertes de este equipo es su defensa, una unidad sin grandes nombres pero de alto rendimiento y con una proyección de futuro realmente espectacular.
Porque de espectacular podemos calificar a la jovencísima secundaria titular dele equipo. Su líder y jugador más experimentado es el fenomenal Earl Thomas que en sólo dos temporadas ya se ha labrado un lugar entre la élite de los free safeties de la liga. A su lado forma Kam Chancellor un strong safety también de tercer año con cuerpo de linebacker y brillante en la cobertura. Como cornerbacks titulares tenemos al sorprendente Richard Sherman elgido en quinta ronda del draft en el 2011 pero que se ganó la titularidad con un juego sobresaliente. En el lado opuesto jugará Brandon Browner un cornerback de 1,93 m de altura y dos años de experiencia que pasó de jugar en la CFL a disputar la pasada pro bowl. Juventud, exuberancia física, altura impresionante (Sherman mide 1,90 y Chancellor 1,93) y todo el potencial del mundo para una unidad que promete ser una de las más dominantes de la liga en los años venideros.
Como complementos aparecen el veterano Marcus Trufant para jugar en el nickel, Jeremy Lane y Byron Maxwell como cornerbacks de refresco. Chris Maragos y Jeron Johnson serán los safeties de reserva.
La joven y talentosa secundaria se lleva el brillo de los focos pero el éxito de esta defensa se basa en una linea defensiva tan brillante como poco habitual. Los Seahawks juegan una especie de formación híbrida entre una 3-4 y una 4-3 con tres defensive tackles y un sólo defensive end que prácticamente actúa como un OLB más. Alan Branch y Brandon Mebane se encargan de anclar el centro de la línea actuando nominalmente como defensive tackles. Red Bryant figura como LDE pero es el tercer defensive tackle, más pendiente de absorber bloqueos y controlar el juego de carrera. Como «endbacker» aparece el infravalorado Chris Clemons cuyo principal cometido es atacar sin descanso el backfield rival. Jason Jones, Jaye Howard y Clinton McDonald darán descanso a los tres mastodontes, mientras que para tomar el relevo de Clemons y complementarle como pass rusher situacional en las jugadas claras de pase Carroll apostó por la incorporación en primera ronda del draft del relativamente desconocido Bruce Irvin. Una decisión bastante polémica puesto que se trata de un jugador al que la mayoría de los expertos colocaba en segunda ronda como muy pronto ya que a pesar de su tremenda explosividad está todavía muy verde como jugador.
Para el final hemos dejado el cuerpo de linebackers. K.J. Wright repite en el lado fuerte después de su sólido debut en la pasada temporada. Leroy Hill volverá a ocuparse del lado débil, una posición bastante delicada en este esquema ya que tiene que cubrir las espaldas de Chris Clemons. En el centro el novato Bobby Wagner tendrá la dura tarea de sustituir al excelente David Hawthorne que abandonó el equipo en la agencia libre.
En este apartado el equipo no presenta novedades. Steven Hauschka volverá a encargarse de las patadas a palos, Jon Ryan repetirá en los despejes y Golden Tate y Leon Washington se alternarán en los retornos.
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