Toda racha se acaba algún día

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Todos los deportes, y el football no es una excepción, tienen lo que se denominan rachas, y estas pueden ser buenas o pueden ser malas, pero si en un deporte las rachas tienen un valor extraordinario es en el football, lo breve de la temporada regular y la dureza de la competición hace que las rachas, ya sean positivas o negativas alcancen un valor añadido.

 

Hablar de rachas en otros deportes como el baseball, hockey sobre hielo o baloncesto cuando se juegan partidos casi a diario, o hay temporadas regulares que van desde los 82 partidos de la NBA a los 162 partidos del baseball es algo que parece poco relevante o al menos no tiene el valor que tiene en el football. Así por ejemplo hablar de ganar 10 partidos de forma consecutiva en baseball o baloncesto puede ser normal, en football es algo anormal, cuando un equipo pasa de las 10 victorias seguidas se empieza a hablar de un equipo dominador. Lo mismo se puede decir de jugadores, así por ejemplo hablar de rachas en bateadores o tiradores es relativo si lo comparas con el football donde solo se juega un partido a la semana.

 

Todos los amantes de los deportes americanos sabemos de la tremenda importancia que tienen las estadísticas para cualquiera de sus deportes. Hay estadísticas más o menos válidas, otras absurdas, otras simplemente grotescas, y como no podía ser de otra manera tantos datos estadísticos acaban derivando en rachas, algo que encanta a los analistas americanos de cualquier deporte, es algo que siempre da para hablar de algo mas que lo que sucede en el campo, y en muchas ocasiones sirve para dar interés a partidos que en principio sobre el papel no interesan absolutamente a nadie o no tenían ningún interés si no fuera por la existencia de una estadística que da lugar a una racha.

 

Pongamos un ejemplo de cómo se puede hacer subir el interés de un partido por el mero hecho de la existencia de una racha. No hay que ser un genio para darse cuenta que en esta temporada tanto Carolina Panthers como Jacksonville Jaguars son dos equipos que tienen poco o nada que hacer en esta liga, juegan en la liga de la clase media e incluso baja. El caso de Carolina era claro antes de empezar la temporada, equipo en plena fase de reconstrucción, quizás el caso de Jacksonville no sea tan claro, todos los años nadie cuenta con ellos y siempre parece que están en la pomada hasta diciembre, pero este año no parecía ser el caso, se mire como se mire la plantilla de los Jaguars parece que está un paso por detrás con respecto a la de otros años, y como prueba de que en Jacksonville ya soplan vientos nuevos es que el equipo técnico ha decidido poner en el campo a Blaine Gabbert, un QB rookie, claro indicio de que en Jacksonville la temporada está dada por perdida salvo que el pequeño Maurice Jones-Drew opere alguna clase de milagro, improbable por otra parte.

 

Realmente a uno le cuesta horrores pensar que puede ofrecer de interesante para el espectador medio ver un duelo entre Carolina y Jacksonville cuando a esa misma hora, cortesía del NFL Game Pass, había partidos infinitamente mas interesantes, pero sí, había un dato que hacía ese partido pudiera tener algún interés, y no era el debut de Gabbert, sino Cam Newton. El QB rookie del que la mayoría de los evaluadores de talento dudaban de su capacidad para ser un pasador en la NFL podía ser no sólo el primer jugador en toda la historia de la NFL en pasar mas de 400 yardas en tres partidos consecutivos, sino que encima lo haría siendo un novato, impensable en este deporte. Esa racha, o al menos su continuidad le daba un punto de interés a un partido en principio poco transcendente para el devenir de la liga, no tenía el aliciente ni tan siquiera de ser un duelo divisional. Sin embargo no se tardó mucho en ver que la racha no iba a continuar, no porque la defensa de Jacksonville sea una de las mas agresivas de la liga, que no lo es, sino porque la climatología en Carolina hacía que estar de pie fuera un ejercicio de malabarismo, hubo momentos en el 2º cuarto que no se podía ver lo que pasaba en el campo fruto del diluvio que estaba cayendo. En la segunda parte dejó de llover, incluso salió el sol, pero el daño ya estaba hecho, estaba claro que Cam Newton no iba a tener ninguna posibilidad de alcanzar las 400 yardas, de hecho apenas sobrepasó las 150 yardas, eso sí, ya tiene su primera victoria como profesional.

 

Otro encuentro donde había otra racha en juego, o rachas más bien, tenía lugar unas cuantas miles de millas mas al noroeste, en concreto en la parte oeste del estado de New York, donde juega el tercer equipo del estado, Buffalo. Los Bills desde su era dorada de los 90 llevan tiempo sumidos en la mas absoluta de las mediocridades, juegan en uno de los peores estadios y entornos de toda la NFL, con una climatología casi imposible y en una zona que en épocas de crisis económicas ésta no pega azotes sino auténticos latigazos. Si los Bills aún permanecen en Buffalo es a juicio de muchos por la figura de Ralph Wilson, propietario y fundador de la franquicia y que no quiere ni oír hablar de un hipotético traslado del equipo a la zona de Los Angeles.

 

Buffalo desde hace tiempo no tiene un equipo competitivo y a eso se une que no resulta un destino muy atractivo para los agentes libres, que no huyen del mal tiempo sino de un equipo que lleva años hundido en el sótano de la AFC East y mirando siempre a New England y New York, al sur desde hace tiempo tampoco necesitan mirar, en Miami lo único atractivo ahora mismo es el tiempo. Los Bills han intentado expandirse para atraer espectadores hacia Canada ya que no pueden ni hacía el sur o este, hace años que juegan un partido en Toronto, ciudad al otro lado de la cataratas del Niagara, el principal atractivo turístico de la zona.

 

Tampoco la elección de entrenadores y jugadores en el draft ha ayudado demasiado al equipo, los pocos jugadores interesantes que han aterrizados en Buffalo se han marchado como agentes libres en cuanto han podido, casos de los CB Nate Clements y Antoine Winfield y el DL Pat Williams, otros han sido traspasados caso de Willis McGahee o Lee Evans y finalmente como les ocurre a la mayoría de las franquicias, no han sido capaces de encontrar un QB solvente en los últimos años. Los experimentos de J.P. Losman y Trent Edwards, ambos saldados con sonoros fracasos, son claro ejemplos de ello.

 

En medio de tanto mediocridad los Bills lograron en la temporada 2003 endosar a los New England Patriots un contundente 31-0 en el primer partido de la temporada regular, para que eso pasara jugaron varios factores, uno que Drew Bledsoe, ex QB de los Patriots quería demostrar aún que seguía siendo un QB válido, pero también ocurrió el caso de Lawyer Milloy, éste quiso demostrar a Bill Bellichick cuán equivocado estaba cuando lo echó unos días antes de empezar la temporada, todo ello contribuyó a crear un ambiente enrarecido en Orchard Park que se saldó con la derrota de los Patriots. Pero los Patriots no tardaron mucho no solo en devolver el golpe, sino en devolverlo por partida doble, primero en el partido que cerraba la temporada regular de aquel año los de Bill Bellichick le endosaron un 31-0 a los Bills y alcanzado esa marca echaron el freno de mano, pero a continuación empezaría una racha que durante años ha torturado a la franquicia neoyorquina, no podían ganar ni por activa ni por pasiva a los Patriots, y así fue durante 15 partidos, 8 temporadas consecutivas, una racha eterna que traía por la calle de la amargura a los Bills, ni tan siquiera cuando jugaban bien podían ganar, los Patriots siempre se las arreglaban para romperles el alma.

 

Y así parecía que iba a ocurrir por decimosexta vez, los Patriots una vez mas se ponían por delante en el marcador 21-0 y con un Tom Brady intratable y que al igual que Cam Newton iba a por su propia racha, ser el primer QB que pasaba para más de 400 yardas en tres partidos consecutivos. El objetivo estaba a su alcance tal y como se desarrollaban las cosas y todos sabemos de lo que son capaces los Patriots cuando ven un récord a su alcance. Pero esto Bills no son los mismo que años anteriores, el actual Front Office ha dejado trabajar con paciencia a Chan Gailey y éste con jugadores descartados de otros equipos y con jugadores elegidos vía draft ha ido montando un equipo bien armado y que seguramente carezca de un jugador de rompe y rasga, pero todos los jugadores que saltan al campo dan hasta la última gota gota de sudor por su equipo y no se echan atrás. Así Ryan Fitzpatrick y los suyos con una fe inquebrantable se fueron acercando a los Patriots y terminarían por remontar el partido, pero Brady siempre vuelve y empataría a dos minutos del final, y ya entonces cualquier cosa era posible, pero no con estos Bills que se recorrieron el campo de lado a lado y se vieron al final beneficiados por una de esas nuevas reglas de la NFL, esa que obliga a revisar todos los TD. Fred Jackson se había escapado de toda la defensa de los Pats y había entrado en la endzone, en principio TD y locura colectiva en Orchard Park, pero dos minutos y con tiempos muertos es mucho tiempo para Tom Brady, sin embargo la revisión del TD determinó que la rodilla había tocado el suelo en la yarda 1, no hay TD y posesión para los Bills en la yarda 1.

 

No existe posibilidad de declinar y no es TD, Bill Bellichick lo hubiera deseado porque significaba posesión. Tampoco los Bills iban a picar y anotar para dar posesión a los Patriots, todo menos eso, y los Bills intentaron agotar el reloj arrodillándose para en 4º down anotar el FG, lo que hubiera dejado algunos segundos aún a los Patriots, pero estos perdieron los papeles, especialmente Vince Wilfork regalando un primer down adicional, justo lo que los Bill necesitaban para poder llevar el reloj hasta 3 segundos y ejecutar el FG ganador. Los Patriots ni tan siquiera pudieron recurrir al socorrido tiempo muerto que para la ejecución del FG, los Bills anotaron

 

Entonces se desató la locura en Orchard Park, desde la primera jornada de la temporada 2003 no se ganaba a los Patriots, pero sobre todo, desde hacía mucho tiempo no se vivía un partido con tanta intensidad en el campo como el que se acababa de celebrar, la locura fue tal que la seguridad privada de los Bills se quedó en el campo para evitar que las avalanchas de espectadores echaran abajo los postes del FG. Pero al fin de una racha considerada maldita por los Bills se une que gracias a esta victoria el equipo está 3-0 y lidera en solitario la durísima AFC East con un partido de ventaja sobre los propios Patriots y NY Jets, equipos que se vienen repartiendo el dominio de la división.

 

Otra racha negativa que terminó también el domingo fue la de los Detroit Lions, nunca habían ganaban en el Metrodome de Minneapolis ni habían ganado en Minneapolis desde 1980, ambos registros llegaron a su fin el pasado domingo, aunque al igual que en el caso de los Bills a juzgar de cómo comenzaron las cosas nadie podía prever que acabarían así las cosas.

 

Los Vikings detrás de un enorme Adrian Peterson se ponían claramente por delante y estaban dominando todas las parcelas del juego, el cacareado juego ofensivo de los Lions no hacía acto de presencia y el poderoso front seven defensivo era engullido por la OL de los Vikes y por las carreras de Peterson. Pero como viendo siendo habitual en Minnesota los jugadores se olvidaron que un partido consta de dos partes y aunque uno vaya ganando por 20 puntos de diferencia hay que terminar la faena. Parecía imposible que los Vikes pudieran perder por tercera semana consecutiva un partido tras llevar una ventaja de dobles dígitos, pero si algo puede ir a peor es mas que probable que ocurra, y los Vikes primero se dejaron empatar sin anotar una sola vez, estuvieron a unos centímetros de anotar con un safety y ganar y terminaron por irse a la prórroga, donde primero perdieron el sorteo y segundo, no fueron capaces de parar ni a Matthew Stafford ni a Calvin Johnson, y pasó lo que pasó, que perdieron el partido para cabreo generalizado de un público que no se podía creer lo que estaba viendo por tercera vez consecutiva. Una vez es posible, dos es un accidente, pero a la tercera es una racha, negativa, pero una racha. Los Lions acabaron con una racha nefasta y los Vikings continuaron con la suya, por su bien, y especialmente por la de Leslie Frazer mejor que termine cuanto antes, hay rachas que pueden ser algo mas que simples números y tienen consecuencias fatales.

 

Y podemos seguir hablando de rachas rotas esta semana, otra que cayó este domingo fue esa que nadie corre mas de 100 yardas contra los NY Jets de Rex Ryan, o al menos nadie que no sea Darren McFadden. D-Mac tras unos años mas bien oscuros ha decidido que este año puede ser su año y a fe que lo está demostrando, solo son 3 partidos pero McFadden se mueve en la misma liga que Adrian Peterson, lo tiene absolutamente todo para triunfar: velocidad, aceleración, físico y cada vez que toca es un TD en potencia, y si no anota mas TD es porque los Raiders tienen para las distancias cortas a ese auténtico tren mercancias que es Michael Bush, que también es capaz de correr en campo abierto si se le requiere.

 

Y estas son las rachas mas notables que este fin de semana han terminado o en algunos casos continuado, seguro que me dejo otras tantas en el teclado porque estoy seguro que habrá alguna estadística de esas que nadie conoce mas que algún ratón de biblioteca que dice que este fin de semana es la decimotercera semana que un QB zurdo lanza un pase de TD a su derecha de más de 20 yardas, o algo mas rocambolesco aún, es lo que tiene la estadística, permite que uno se invente rachas de cualquier clase, aunque a mi lo cierto es que sólo me interesa una racha, una que suele empezar en enero y que supone ganar según los casos tres o cuatro partidos, eso significa que el Vince Lombardi es tuyo.

 

 

  • La locura ofensiva del juego aéreo, lo que se conoce como shoot outs, continúa por tercera semana consecutiva. Esta semana no hemos tenido ningún QB que superase las 400 yardas de pase, tanto Tom Brady como Cam Newton vieron sus rachas rotas pero hasta 11 QB han superado la marca de 300 yardas y Aaron Rodgers se quedó a tan solo 3 yardas de volver a superarla. Hay 3 QB que solo en 3 partidos ya han superado las 1.000 yardas. En dos partidos ambos QB superaron las 300 yardas y el diluvio que cayó en Carolina impidió que tanto Cam Newton como el debutante Blaine Gabbert pudieran acumular muchas yardas. Septiembre ha terminado y con ello el buen tiempo, lo que hará mas difícil que la locura aérea en la estamos sumidos, a lo también es de esperar que las defensas empiecen a ajustarse algo que la huelga les impidió hacer según dicen los diferentes coordinadores defensivos.

 

  • De entre los partidos de locura uno de ellos era totalmente previsible que pudiera acabar de esa forma, tanto Houston como New Orleans son el prototipo de los nuevos equipos de esta era, grandes ataques con QB que no se cansan de lanzar pases y defensas sospechosas cuyo trabajo es básicamente impedir que el equipo se hunda en el marcador en demasía. Sin embargo el domingo se unieron a la fiesta Green Bay, Chicago, New England y Buffalo, equipos todos ellos de ciudades donde en noviembre y diciembre lo mas recomendable es jugar con otro estilo y supongo que a medida que avance la temporada estos equipos se deberán ajustar a la climatología, o eso o los equipos de AFC ya pueden ir pensando que quizás sea mejor que los playoffs pasen por Houston o San Diego y en el caso de la NFC por New Orleans, Dallas o Arizona, así al menos podrán mantener su actual estilo porque si creen que podrán llegar a Indianapolis pasando por sus propios estadios o por Pittsburgh, Baltimore, Philadelphia o New York la cosa pueden ponérseles realmente difícil.

 

  • Los coordinadores defensivos están disculpándose que debido al parón de la huelga no han tenido tiempo de preparar con el tiempo necesario las defensas y de allí que se muestren tan vulnerables, pero donde también parece que la falta de pretemporada ha afectado y mucho es a las OL, hay QB que al ritmo actual es totalmente imposible no solo que terminen la temporada, sino que hay dudas que muchos puedan llegar siquiera a Acción de Gracias. Michael Vick y Kerry Collins son los primeros damnificados de la porosidad de las OL, pero Jay Cutler, Matt Ryan, Chad Henne, Tony Romo y Ben Roesthlisberger al actual ritmo no terminan de una sola pieza.

 

  • La NFC Worst sigue haciendo honor a su nombre, de largo considerada la división mas floja del football y la primera que mete a un equipo en playoffs con record negativo. Pero la Ley de Murphy es implacable, si una cosa puede ir a peor, seguro que empeora. San Francisco con un estilo muy rácano y sin alegrías lidera la NFC West con dos victorias ante rivales de la talla de Seattle y Cincinnati, dos equipos que pertenecen por derecho y por hechos a la clase baja de la liga. Mientras que en otras divisiones estar 0-3 es sinónimo de estar prácticamente eliminado de la carrera de los playoffs en la NFC West todo es posible.

 

  • Tengo un amigo que suele ver partidos de football conmigo y que es un fanático del fútbol. Le tomo siempre el pelo con lo aburrido que suele ser el fútbol a lo que el siempre me responde que hay una más aburrida aún que un aburrido partido de fútbol, y es un aburrido partido de football. Viendo el lamentable espectáculo que ayer dieron Cleveland y Miami está en lo cierto, un partido malo, muy malo y jugado por dos equipos muy malos. Cleveland perdió en el duelo del estado de Ohio para sorpresa de toda la liga para luego ganar a unos Colts aún en estado de shock por la pérdida de Peyton Manning. Los Dolphins venían de perder ante dos buenos equipos, pero ambos equipos demostraron que si están donde están es porque realmente lo merecen, los de Miami abonados a los FG y Cleveland que practicó el anti football durante mas de tres cuartos de partido, le bastó un buen drive de Colt McCoy para ganar el partido. Otro partido que tuvo que repartir bostezos por igual fue el San Francisco-Cincinnati, 6-3 faltando unos 4 minutos y no precisamente por méritos de las defensas, sino por estado catatónico del ataque de ambos equipos. San Francisco se sintió tan generosa ante la total ineptitud de los Bengals que acabaron regalando un safety.

 

  • Hablando de safety, los Vikings se quedaron a unos centímetros de ganar su primer partido por una acción de Jared Allen que casi atrapa a Javhid Best en su endzone en los segundos finales del tiempo regular del partido. Best pudo escaparse para caer justo después de pasar la línea. Fue la mejor oportunidad que tendrían los Vikings para ganar el partido porque con este equipo nunca hay ventaja por amplia que sea para garantizar la victoria y que nadie se extrañe si en breve Leslie Frazer despide a su coordinador defensivo, por cierto, puesto que él ocupaba antes de ser ascendido a Head Coach. Los Vikes por tercera semana pierden un partido en que llevaban una ventaja de dobles digitos y todo ello por abandonar un game plan que estaba funcionando a la perfección como es jugar con Adrian Peterson. En la segunda parte se olvidaron de Peterson y lo acabarían pagando, donde mejor están estos jóvenes Lions es en la banda y los Vikes se emperraron en que Matthew Stafford y Calvin Johnson regresaran al campo una vez tras otra, y claro, al final terminaron por ganar un partido que parecían tener perdido.

 

  • Adrian Peterson pese a las derrotas de su equipo parecía que estaba recuperando el trono como mejor RB de la NFL aprovechando la lesión de Arian Foster y el bajísimo momento de forma de CJ2K, pero ahora mismo ese trono le pertenece a Darren McFadden que de seguir su actual evolución puede tener una oportunidad para asaltar el record de mas yardas corriendo en una sola temporada. Darren McFadden tuvo unos inicios titubeantes cuando debutó en la liga a lo que se unieron lesiones. La temporada pasada empezó a dar señales de estar ante un jugador diferente, algo que se ha confirmado en lo que llevamos de temporada, McFadden lo tiene todo, potencia, visibilidad, aceleración, movimientos y una vez en campo abierto es prácticamente imparable, y si no anota mas TD es porque los Raiders tienen a Michael Bush para las jugadas cortas, Bush es un auténtico tren de mercancías en jugadas en la zona de anotación.

 

  • En casa del pobre a perro flaco todos son pulgas. Miami perdió en el último drive y pudo anotar en otro drive, algo parecido a lo que le pasó a los Kansas City Chiefs. Tras jugar dos partidos donde fueron sacados del campo literalmente a gorrazos los Chiefs se las pusieron tiesas a los San Diego Chargers con un Phillip Rivers que está forzando demasiado la máquina y lo está pagando con intercepciones, una cosa es tener las torres que tiene San Diego, otras liarse a lanzar pase tras pase sin ton ni son. Los Chiefs tuvieron la oportunidad de ganar el partido cuando en los 2 minutos finales estaban ya en territorio de San Diego, pero como hemos dicho, cuando a un equipo todo le sale mal seguramente habrá algo que salga aún peor. Eso le debió pasar a Matt Cassel, tras un meritorio pase de TD para poner el partido a un FG de distancia para empatar, con tiempo y menos de medio campo por avanzar los Chiefs se iban a por el partido, pero entonces Cassel cometió ese error garrafal en forma de intercepción absurda y allí se acabó el partido.

 

  • Hasta ahora el gran peligro de Tampa era que es un equipo al que nunca puedes dar por muerto, tienen una fe ilimitada en las posibilidades de su QB Josh Freeman, que con apenas 3 temporadas en el cinto está demostrando que en breve podrá reemplazar a Captain Comeback. Lo que no habíamos visto sin embargo es que los Bucs, y Freeman, son también capaces de agarrarse a un resultado cuando están en ventaja en los minutos finales. Tampa necesitaba que Matt Ryan no volviera al campo y les remontara un partido que los dejaría casi fuera de toda posibilidad de ganar la NFC South o una plaza de wildcard, pero el joven equipo de Raheem Morris demostró no solo eso, que son capaces de remontar cualquier partido, sino que además saben mantener una ventaja muy corta ante un rival directo.

 

  • Y terminamos con uno de nuestros chicos favoritos, Tony Romo. En un partido que todo hay que decirlo, muy romo, el QB de los Boys estaba en modo aguafiestas, o dicho de otra manera, los Boys tenían toda la pinta que iban a perder el partido y es que pese a las broncas a su center Tony Romo era incapaz de ponerse de acuerdo con él y pudimos ver eso, la versión mala de Romo, hasta cinco snaps mas ejecutados o antes de tiempo. Aquello estaba hundiendo a los Boys ante los Redskins, que sin hacer nada especial estaban por delante. Pero Romo guardaba el tarro de las esencias para el final y entonces surgio, drive largo y los Boys anotan el 6º FG de la tarde, luego vendría una posesión para los Redskins, pero Anthony Spencer se comió a Rex Grossman, este perdería la posesión y los Skins ya tuvieron ninguna oportunidad mas.

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