Y llegó el momento de la verdad, el instante por el que los 120 equipos del FBS y únicamente dos, encuentran la oportunidad única (tal vez en décadas) de luchar por ese trozo de hardware que cada programa de football del mapa nacional haya alguna vez soñado. Es el campeonato nacional, y después de varios años donde el sistema BCS funcionó sin demasiada controversia, parece que este año la elección de uno de los finalistas llega con cierta polémica. Entre todos los eliminados en esta carrera, Stanford y especialmente, Oklahoma State (ambos con una derrota en su devenir) se tuvieron que conformar con un matchup BCS en la Fiesta Bowl de Arizona, en un encuentro que muchos incluso definieron como el auténtico campeonato nacional de los pobres. Los Cowboys se llevarían el partido en la prórroga e incluso se cuestionó la posibilidad de dividir el título como en antaño (Coaches y AP Poll) con el ganador oficial en New Orleans, pero lo cierto es que los pupilos de Mike Gundy no demostraron ni la autoridad, superioridad o la suficiencia ante su oponente como para abrir un debate en torno a la final coronación del campeón, aunque ciertamente esa es otra historia que no concierne este análisis.
La realidad es que el No.1 LSU, como imbatido y campeón de la SEC, deberá enfrentarse la madrugada de este mismo lunes a Alabama como No.2, cuya única derrota llegaría justamente en el encuentro que enfrentaría a ambos en Noviembre en Tuscaloosa, en un duelo que célebremente recibiría la denominación de auténtico partido del siglo. Después de una auténtica batalla en las trincheras, los Crimson Tide caerían 9-6 en la prórroga con un fieldgoal que, además, les apearía definitivamente de luchar por la división Oeste y por lo tanto, la conferencia SEC. Los pupilos de Nick Saban continuaron su trabajo, finalizando la temporada con una dominante victoria ante el máximo rival, Auburn en The Plains, mientras que la semana anterior, Oklahoma State caía ante todo pronóstico y lejos de Stillwater ante todo un underdog como Iowa State (récord de 6-6 en liga regular), algo que finalmente acabaría dilapidando sus posibilidades de conseguir un billete directo a New Orleans.
De todos modos, en un año donde la división Oeste de la conferencia SEC impondría su dominio en el negocio (en un punto de la temporada; LSU No.1, Alabama No.2 y Arkansas No.3 del ranking BCS), tanto los Bayou Bengals como los propios Crimson Tide, demostraron que tanto por potencial como por carácter, fueron los equipos más consistentes de toda la presente temporada. LSU (13-0) lo demostró con creces con su poderío defensivo, invencibilidad y su particular “swagger”, mientras que la sensación general es que Alabama (11-1) podría ser el único del negocio capaz de poner en jaque su potencial supremacía. Sin ir más lejos, ya lo demostró en el duelo de Noviembre, después de controlar el encuentro y los tiempos del mismo, aunque con una carencia de consistencia y efectividad, especialmente en equipos especiales. Los Crimson Tide no estuvieron especialmente finos, tanto desde la banda, como en la propia ejecución, y hay quien cree que una redención por parte de los pupilos de Nick Saban, es lo mínimo que merece el único equipo capaz de medirse e incluso superar por momentos a los Bayou Bengals. Para otros, tanto el hecho de que ambos finalistas procedan de la SEC, como que éste sea un partido repetido, elimina cualquier interés por conocer un desenlace que ya se desveló en Noviembre.
Con ambas defensas rozando la excelencia como las mejores del panorama actual, la clave parece que se encontrará en las cuidadosas manos de sus respectivos quarterbacks. Sencillamente, quien menos cometa errores, será aquel quien se lleve el gato al agua.
La clave de los Bayou Bengals será proteger el balón y especialmente, explotar la Option con su QB Jordan Jefferson del mismo modo que hicieron durante compases del encuentro en Tuscaloosa. Mover lateralmente, ahogar y desequilibrar la física y agresiva defensa Crimson Tide será uno de los “trending-topics” del game-plan de Les Miles. En los instantes decisivos del matchup en el Bryant-Denny Stadium, Jefferson experimentó bastante éxito con su Zone-Read y los pitchs sobre los runningbacks Michael Ford (en especial) y Alfred Blue. Uno de los objetivos de la unidad dirigida por Kirby Smart y liderada por el MLB Dont’a Hightower será contrarrestar y comprender todas estas apariencias. El dato es que la defensa Crimson Tide también sufrió y de lo lindo ante la Triple-Option de un rival procedente del humilde FCS como Georgia Southern (casualmente, sus mayores guarismos terrestres permitidos en la presente temporada). Pero para la tranquilidad de la parroquia Crimson Tide, lo cierto es que Saban y el propio Smart han dispuesto de más de un mes para prepararse y simular todos estos escenarios, además de la previa experiencia ante el propio oponente, después de que los Tigers llegaran con su QB Jarrett Lee asentado y claramente destacado como el signal-caller titular. Su dimensión duró exactamente todo el tiempo que el safety Mark Barron necesitó para interceptarle y la propia defensa de los Tide en maltratar su alcance ofensivo.
Por otro lado, Alabama necesitará disfrutar de la mejor versión de su inexperimentado QB AJ McCarron, siendo ésta otra de las llaves donde los Bayou Bengals buscarán dinamitar el sino del encuentro. McCarron ha disfrutado de momentos brillantes, como su visita a Gainesville ante los Gators o frente a Auburn en Jordan-Hare Stadium, pero su consistencia y pobre toma de decisiones ha sacado de quicio a la hinchada Crimson & White, mientras que conectar los lanzamientos profundos con speedsters como Kenny Bell o DeAndrew White ha sido una auténtica quimera que ha dinamitado la eficiencia del ataque de Alabama. Lo que no querrá LSU de ningún modo es que cuaje la dimensión del estelar RB junior Trent Richardson.
McCarron y su coordinador ofensivo Jim McElwain buscarán neutralizar el agresivo blitz y físico pass-rush oponente con el screen-play sobre Richardson, quien es también un excelente receptor fuera del backfield. Finalista del presente Heisman Trophy y Doak Walker Award (por primera vez en la historia del programa), Richardson es un auténtico bulldozer capaz de pasar por encima de los defensores o superarlos por habilidad, talento o velocidad en campo abierto. Tanto el tackle Michael Brockers como el end Sam Montgomery buscarán convertir en miserable la noche de la estrella Crimson Tide y dejar el futuro del encuentro en manos de su quarterback. Los Bayou Bengals presentan una línea defensiva excelente, repleta de talento y profundidad (hasta 9 tíos rotan con efectividad), siendo éste el corazón y alma de todo el grupo.
Pero que el partido se encuentre en manos de McCarron, abrirá oportunidades y el radio de acción deseado para que la estelar pareja de cornerbacks de los Tigers entre en acción. Tyrann Mathieu, conocido popularmente como “The Honey Badger” por su particular combinación de apariencia y peinado freak, es uno de los mayores playmakers y terrores defensivos como freelancer de todo el panorama college football (jugador defensivo del año en la SEC). Desde la posición híbrida de Star, Mathieu ataca la línea de scrimmage desde el interior, penetrando el backfield y realizando constantes jugadas, gracias a su enorme radio de acción. Mathieu tiene una capacidad innata para situarse alrededor del balón y su intensidad y pasión por el juego le convierte en peligrosísimo en cualquier situación de campo y distancia. Morris Claiborne es el otro estelar cornerback, gracias a un físico de adonis, talento y un poderoso cuerpo que le convierte un auténtico lockdown-corner por fuera de los números. Es una secundaria intimidante y agresiva, con grandes dosis de “swagger”, donde incluso su pareja de safeties como Brandon Taylor y especialmente Eric Reid, son auténticas bestias patrullando el back-seven.
En un duelo donde las defensas son el principal atractivo de la velada y que mantendrá salivando a cada uno de los scouts de la NFL, sí tenemos que hablar de una unidad como grupo, esa es la de los Crimson Tide. Ciertamente, la defensa de los Tigers poco tiene que envidiarla en potencial general, pero Alabama llega al Superdome tras liderar insultantemente cada disciplina defensiva del país (No.1 contra la carrera, pase, eficiencia de pase, anotaciones y defensa total). El corazón del grupo se encuentra en la unidad de linebackers, que es donde se hallará la clave de un posible éxito de ‘Bama defendiendo la option de Jefferson. El apunte de interés para los Bayou Bengals es que el safety All-American Mark Barron jugará un tanto tocado y probablemente, fuera de su mejor forma. Las ayudas sobre el box y cerca de la línea de scrimmage de todo un linebacker extra como es Barron, podrían verse así reducidas. Las buenas noticias para la Crimson Nation es que un hombre tan atlético, ágil y rápido como el linebacker CJ Mosley, estará en esta ocasión completamente recuperado de su hombro dislocado, a diferencia del showdown del 5 de Noviembre. En el interior, Nico Johnson también será otra arma importante en la tarea después de su fulgurante progreso, sin embargo, el líder del grupo es el MLB Dont’a Hightower. Toda una fuerza de la naturaleza, duro como el granito y con capacidad para provocar caos sobre la línea de scrimmage en el rush sobre el quarterback oponente, tanto con una mano sobre el suelo, como de pies en el blitzing. Es aquí donde la línea de mamuts de los Tigers (promedian por encima de las 310 libras) deberá centrar todo su esfuerzo. En el Jack sobre el lado ciego, Courtney Upshaw es todo un auténtico demonio que buscará desbaratar las posibilidades de Jefferson de encontrar receptores abiertos, siempre que en algún momento encuentre la posibilidad de alzarse sobre el pocket. La defensa de Saban es una de las mejores del negocio disfrazando el blitzing y las coberturas, con el único objetivo de confundir al quarterback rival.
Ofensivamente, LSU buscará los mejores emparejamientos por dentro con el around-player Russell Shepard y el tight-end híbrido Deangelo Peterson, quien en el anterior encuentro ya manifestó ante los medios su ventaja de velocidad y atletismo ante los linebackers de Alabama, a pesar de que finalmente su figura se viera completamente eliminada. En el duelo del año pasado en Death-Valley, él mismo sentenciaría con un gimmick-play del Mad-Hatter en el end-around durante los instantes finales. Les Miles tiene fama (de ahí lo de Mad-Hatter) de llamar a las jugadas más inverosímiles en los momentos más inesperados, sin embargo, en el encuentro de Tuscaloosa de este año su actitud sería mucho más conservadora y oportunista. El true-freshman Odell Beckham ha tenido un rol espléndido estirando las defensas oponentes durante la temporada, para con la secundaria élite de ‘Bama será otra película como se demostró en Tuscaloosa. El estelar cornerback Dre’ Kirkpatrick se encargará del X-Receiver Rueben Randle, quien para los Tigers es la válvula aérea de escape moviendo las cadenas, probablemente siguiéndole por todo el campo, en un matchup donde saltarán chispas. En líneas generales, la secundaria de ‘Bama controlará el juego vertical con corners disciplinados, atléticos y muy refinados técnicamente como Dee Milliner, DeQuan Menzie o el propio Kirkpatrick, mientras que el safety Robert Lester esperará al error en el back-seven como auténtico ball-hawker. Su capacidad para el pick es muy destacada.
En el encuentro de Tuscaloosa, la dimensión de Tyrann Mathieu retornando punts fue inexistente con un modesto promedio de 7 yardas por intento, sin embargo, los Bayou Bengals podrían encontrar aquí todo un mismatch sí la cobertura de equipos especiales de ‘Bama no juega por encima de su nivel habitual. En la final por la conferencia SEC ante Georgia, muchos ya pudieron comprobar cuál es su tipo de impacto en este apartado, después de retornar espectacularmente un punt 62 yardas para touchdown, en un punto de inflexión del encuentro con los Tigers 10 puntos abajo en el marcador. Y ya que hablamos de equipos especiales, los place-kickers de Alabama, Cade Foster y Jeremy Shelley deberán mejorar su paupérrima efectividad del 5 de Noviembre (se combinaron para 2 de 6 intentos acertados), aunque para ello el coaching-staff también deberá darles la ventaja y oportunidad de redimirse dentro de su rango real. El punter de los Bayou Bengals Brad Wing es también otra de las grandes armas ofuscadas de estos Tigers.
Encuentros de esta magnitud, muchas veces se definen por pequeños detalles o acciones de jugadores de perfil un tanto inferior, como la intercepción salvadora del safety Greg Reid ante el tight-end Michael Williams en la segunda parte del duelo de Tuscaloosa. Los Bayou Bengals jugarán ante su gente y propio entorno francófono en la ciudad de New Orleans (como en el último título nacional del programa en el 2007 ante Ohio State), por lo que los Tigers dispondrán de la ventaja local del Superdome y toda una ilusión detrás. Sin embargo, los Crimson Tide buscarán demostrar que la derrota del 5 de Noviembre fue simplemente un accidente, mereciendo el derecho legítimo de pelear por el campeonato nacional.
En una época donde habitualmente los fans de este deporte se pasan sus horas quejándose de la naturaleza de “fuegos artificiales” sobre la que este juego evoluciona, el duelo universitario entre dos clásicos como LSU y Alabama llega de bálsamo en el desierto para los más nostálgicos, un guiño al pasado. Toda una batalla de trincheras, donde se deberá morir por cada pulgada, y además como coronación oficial del presente campeón nacional. Y ahora díganme, ¿Se puede pedir más?