Había mucho interés entre los aficionados al football, y muy especialmente entre los de los New York Jets, por ver la forma en la que Rex Ryan y su coordinador ofensivo Tony Sparano incluirían a Tim Tebow en sus paquetes ofensivos. No hubo que esperar mucho más allá de la primera jugada del «Gang Green» para darnos una idea: el de Florida aparecía alineado como tight end.
De ahí al final el controvertido quarterback no pasó de ser utilizado una serie de downs como «wildcat» quarterback y su mejor acción fue la recuperación de un importante onside kick en los últimos instantes del partido.
Entre medias una explosión ofensiva de los Jets (48 puntos en el marcador, más que en todos los partidos de pretemporada juntos) y un partido más que aceptable de Mark Sánchez que, después de haber protagonizado una de las intercepciones más estúpidas que se le recuerdan -que es mucho decir-, supo sobreponerse y acabar sumando excelentes números.
Lo curioso de este partido fue que, a pesar del 48-28 final y de las 3 intercepciones lanzadas por Ryan Fitzpatrick la ofensiva de los Jets sólo consiguió un primer primer down más que la de los Bills y en yardas totales los Bills fueron superiores (390-384).
Sí, el equipo puso 48 memorables puntos, pero conviene no olvidar que 14 de ellos fueron vía equipos especiales, retorno de punt, y vía defensiva, retorno de intercepción. Tampoco conviene no olvidar que la segunda parte resultó pareja y que al final ese onside recuperado por Tebow bien pudo acabar en otras manos.
Este triunfo ha conseguido que la euforia se instale en la Gran Manzana, al menos en la mitad que corresponde a los fans de los Jets. Durante unos días las burlas sobre Tebow y Sánchez han quedado guardadas en un cajón pero no tengo ninguna duda de que al primer tropiezo, eso que aquí denominamos «el entorno» volverá a apuntar sus cañones hacia Meadowlands.
De momento Rex Ryan puede disfrutar de su gloriosa semana. Quizás los Pittsburgh Steelers nos de una idea mas aproximada de donde se encuentra realmente este equipo.