Me van a permitir los lectores hacer un paréntesis en los habituales análisis defensivos para centrarme en esta ocasión en la figura de un entrenador (de perfil defensivo, eso sí) que vive en el filo de la navaja desde hacia varias semanas, que siempre está en el punto de mira, en el centro de la atención mediática y soportando la presión que cae sobre cualquier entrenador en la ciudad de Nueva York.
La llegada de Rex Ryan a los Jets en la temporada 2009 supuso un soplo de aire fresco para la franquicia. Tras una brillante trayectoria en los Baltimore Ravens donde comenzó como técnico de la línea defensiva para pasar a coordinador y terminar añadiendo el cargo de asistente del head coach, Ryan aterrizó en la «Gran Manzana» prometiendo «guerra» y apuntando directamente a su gran rival, los New England Patriots, declarando que no estaba allí para besar los anillos del head coach de los Pats.
A pesar de terminar la «regular season» con idéntico record que su predecesor Eric Mangini, los Jets fueron capaces de llegar a la final de Conferencia donde cayeron por 30-17 ante los Indianapolis Colts.
Al año siguiente, el mejor bajo su mando, los neoyorquinos terminaron con un buen 11-5 pero, una vez más, las finales de conferencia fueron su tope. Los Steelers se impusieron por 24-19 y alcanzaron la Super Bowl.
Tras cuatro temporadas a los mandos, poco a poco el crédito de Ryan se ha ido diluyendo. Sus bravatas ya suenan repetitivas y no tienen el mismo efecto. Un vestuario rebelde y unos resultados adversos acabaron en una temporada 2011 decepcionante (8-8). El coordinador ofensivo Brian Schottenheimer partió en busca de nuevos horizontes y durante la «off season» el club, de manera sorprendente, ya que Mark Sánchez acaba de firmar unos días antes un contrato de larga duración, decidió hacerse con los servicios de Tim Tebow.
En mi opinión, la llegada a la franquicia del jugador de Florida sólo ha servido para acentuar las carencias como entrenador en jefe de Ryan.
En primer lugar por no preveer la tormenta mediática que esto iba a suponer a corto plazo. No se trata de tener dotes de adivino. Tras la «Tebowmania» del año pasado en Denver estaba claro que, si las cosas no salían medianamente bien, fans y prensa iban a reclamar mayor protagonismo del mediático jugador. Era algo evidente para todo el mundo -ahí están las hemerotecas y los buscadores de internet- y se abría una caja de Pandora de consecuencias imprevisibles. Ryan no ha gestionado bien la situación y le ha explotado en la cara.
En segundo lugar por no aprovechar las virtudes del que sin duda es un excelente jugador de football. Uno de los puntos del «manual del buen entrenador» es sacar el máximo partido de las virtudes de cada jugador a tus órdenes. Este es un buen ejemplo de lo contrario.
Durante su primera etapa en la Universidad de Florida Tebow funcionaba como especialista en determinadas situaciones como suplente del entonces QB titular Chris Leak. En aquella época Urban Meyer -head coach de los Gators- le catapultó a la fama con jugadas tan memorables como sus «jump pass» y dándole el balón en determinadas circunstancias en las que podía sacar partido de su atleticismo.
En su primer año con los Denver Broncos Josh McDaniels, el hombre que apostó por él en el draft, también le empleaba en determinadas situaciones -sobre todo en la red zone- y consiguió buenos réditos de estas actuaciones en forma de touchdowns, concretamente 6, por vía terrestre (a la memoria me viene el conseguido en Londres durante el duelo con los 49ers en las «International Series»).
Si nos vamos a sus rivales divisionales tenemos varios ejemplos de inteligente utilización de personal en el uso que la ofensiva de New England ha dado a un TE como Aaron Hernández -curiosamente compañero de Tebow en Florida-. Además de ejercer como segundo Tight End tras Rob Gronkowski, Hernandez ha sido alineado como receptor abierto, como wing-back, como corredor directamente desde el backfield ¡e incluso como punt returner!
Un caso muy conocido es el de Antwaan Randle El (derecha). El que fuera QB de la Universidad de Indiana fue reconvertido en receptor y retornador por los Steelers sacando todo el provecho de su velocidad y agilidad además de emplearle como pasador en determinadas circunstancias, ¿recordais su pase de touchdown para Hines Ward en la Superbowl? Randle El sólo lanzó 27 pases en su carrera profesional pero completó 22 de ellos y 6 (el 22%) terminaron en anotación. Uno supuso un anillo de campeón.
Independiente mente de si lanza más o lanza menos simplemente tener en el campo a un hombre de esa polivalencia obliga a las defensas a andarse con mil ojos. ¿Qué ocurrirá ahora?¿Lanzará?¿Correrá?¿Pasará?¿Habrá un engaño? Randle El puede que sólo lanzara 4 o 5 pases por temporada pero TODAS las defensas que enfrentaban al ataque de los Steelers tenían muy en cuenta y estaban muy alerta ante la posible jugada de «gadget». No podían confiarse ni un sólo instante porque ese momento en el que bajaran la guardia podían encajar un TD sorpresa con el golpe psicológico que eso supone -que le pregunten a los Seattle Seahawks del 2005. Una defensa con «miedo» a ciertas jugadas es ciertamente una defensa más «manipulable» por la ofensiva.
Más allá de algún «fake punt», Ni Ryan ni sus asistentes han sabido sacarle ese «jugo» a Tim Tebow. Una verdadera pena tanto para él que ve como su carrera va transcurriendo con más páginas en la prensa que minutos sobre el campo, como para los aficionados que no podemos disfrutar en el emparrillado de un excelente jugador.
La NFL es una liga imprevisible en la que todo puede pasar de una jornada a otro pero, a día de hoy, creo que la mejor noticia para los Jets y para el propio Rex sería su salida de la franquicia a final de temporada. Ryan es un excelente coordinador defensivo al que no le van a faltar ofertas y a buen seguro alejarse de las responsabilidades de head coach le permitirá ver la situación con más perspectiva para de cara al futuro acometer otro reto como entrenador jefe.
La única duda es si él estará dispuesto a dar ese paso atrás en su carrera y quizás ahí es donde esté su encrucijada personal.
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