Una polémica más que absurda

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Todos aquellos que lleven un tiempo siguiendo mis columnas y participaciones en diferentes cuestiones relacionadas con el football saben lo que pienso del football de college, o más que de college, de la NCAA, no me entusiasma, no lo entiendo y cada año que pasa me parece más un correcalles con marcadores de partido de baloncesto. Eso por no hablar de que hace tiempo el “amateurismo” no existe, sino que hablamos de auténticos profesionales, en este caso con minúsculas (con mayúsculas son los de la NFL), hay jugadores que mantienen no a uno sino varios hijos y a toda su familia, amigos y demás adosados que suelen acompañar a estas estrellas. Todo ellos dicen no ser profesionales, sobre todo los jugadores que pertenecen a los grandes colleges que mueven cifras multimillonarias, incluso superiores a los de algunos equipos profesionales.

Por eso hace mucho tiempo mi postura con la NCAA es una, es la cantera de la NFL, una especie de laboratorio de pruebas y ensayos lista y dispuesta a fabricar jugadores para el siguiente nivel, es allí donde me interesa verlos. Las tradiciones y todas demás parafernalia que rodea a la NCAA seguirán existiendo, sobre todo a nivel de aficionados con sus tailgate parties y ritos, pero el producto que se pone en el campo es un producto que nada tiene que envidiar al profesionalismo en cuanto a las cifras que mueve, su nivel de juego es otra cuestión muy diferente.

Lo que seguramente no sepan todos es que durante mucho tiempo la NCAA y el profesionalismo, no digo NFL, fueron cosas totalmente incompatibles, son cosas que están en la historia del football, y digo bien, del football, en el football no hay casualidades. La NCAA renegó durante décadas del profesionalismo, los consideraba poco éticos, amorales, sucios y gente de poco fiar, eran de tan poco fiar que el foootball profesional se jugaba los domingos, aún se juegan ese día de la semana, pero eso no es una casualidad que nace por qué sí y porque era el único día libre de la semana, sino que el domingo se consideraba día de descanso, los profesionales del football, impuros como eran profanaron una tradición como aquella, tradición que curiosamente nunca se utilizaba en el baseball para maldecir a los profesionales de aquel deporte. Esto es así porque el football se entendía como un deporte donde sólo cabía una forma de entenderlo, como amateurs, los que jugaban lo hacían por amor al deporte, nunca a cambio de algo, por insignificante que fuera ese algo.

En los primeros albures del profesionalismo como no había jugadores suficientes para formar equipos, y eso que jugaban en ataque y defensa los mismos 11 jugadores. Era práctica habitual de los primeros equipos profesionales reclutar bajo nombres falsos a jugadores del college para jugar sus partidos, muchos de esos nombres falsos incluso alcanzaban el status de estrellas. Estos tras jugar los sábados para su universidad se desplazaban a cientos de kilómetros de sus zonas de influencia para jugar cobrando y sacarse unos dólares extras, lo hacían bajo seudónimos y siempre con el miedo de que alguien les reconociera, si eran cazados jugando por dinero eran automáticamente expulsados de sus universidades y quedaban casi proscritos de la sociedad, en aquellos tiempos ser expulsado de la universidad significaba no licenciarse y la licenciatura era una salida profesional, en cambio el football no lo era, no al menos en sus orígenes.

El football profesional era un deporte que vivía en las cavernas, en muchos estados incluso se prohibió jugar a football los domingos, lo que en la práctica suponía que no hubiera football profesional, en Pennsylvania, cuna de grandes QB y que en la actualidad cuenta con dos equipos NFL, Philadelphia Eagles y Pittsburgh Steelers, durante un tiempo estuvo vigente una ley que prohibía jugar al football los domingos. En Chicago la alcaldía sacó un bando que prohibía jugar partidos amparándose en que el profesionalismo era motivo de borracheras colectivas, y en muchas partes del país se inventaron toda clase de leyes locales que buscaban evitar que el profesionalismo se extendiera, por eso muchos de los primeros equipos profesionales tienen su origen en pequeñas ciudades donde no había tales restricciones.

Aun con el profesionalismo ya consolidado y cuando ya no se escondía, la NFL se fundó en la década de los años veinte en un garaje de Canton, el profesionalismo no estaba bien visto, los colleges llevaban la voz cantante en el mundo del football y los pros eran unos intrusos, propiedad de acaudalados hombres de negocios que pretendían pervertir las esencias de su amado deporte en beneficio propio, algo que no era cierto porque el football profesional fue al principio una actividad muy ruinosa, los equipos lo mismo aparecían que desaparecían en unos meses, algunos con numerosas deudas. De hecho los Green Bay Packers deben su actual propiedad al hecho que los propietarios del equipo se arruinaran y no les quedó más remedio que hacer una suscripción pública entre los habitantes de Green Bay para inyectar fondos al equipo, y desde entonces el equipo nunca ha cambiado su esquema de propiedad.

A medida que el profesionalismo se consolidó la NCAA fue admitiendo a aquellos intrusos en su amado deporte, eran ya conscientes que no eran competencia directa, jugaban en domingo y los jugadores que se declaraban profesionales normalmente lo hacían tras agotar su ciclo universitario, además salvo contadas excepciones como el caso de Red Grange, The Galloping Ghost, el profesionalismo no era suficiente como medio de subsistencia y los jugadores tenían otras muchas ocupaciones.

Las relaciones entre la NFL y la NCAA fueron mejorando aunque aún había grandes popes del football colegial como Bear Bryant y otros que despotricaban contra el profesionalismo. Paul Williams Bryant, que fue seleccionado en el draft de 1936, renegó de ello y nunca entrenó a ningún equipo profesional pese a recibir ofertas más que generosas. Una de las consecuencias de aquella buena relación fue el nacimiento de lo que se conoció durante poco mas de 40 años como el Chicago College All Star Game, un partido en el que se enfrentaban cada temporada los mejores seniors de los College contra el equipo campeón de la NFL. El partido se jugaba en Chicago y toda la recaudación se destinaba a fines benéficos. En 1976, tras 42 ediciones, se tomó la decisión de suspender el partido, varios incidentes con el público y el cada vez menor interés que despertaba fueron motivos más que suficientes para cancelar un evento que suponía el inicio de la temporada de football.

Toda esta historia os la cuento a raíz de una de las polémicas más absurdas que últimamente he podido leer por diversos sitios y que básicamente se podría resumir en que hay cada vez mas defensores de que hay equipos de la NCAA que podrían batir a un equipo profesional, especialmente a los más malos, incluso he podido leer qué equipos de la NCAA podrían batir a franquicias como los Jacksonville Jaguars o Kansas City Chiefs, por mencionar a dos de los peores equipos actuales de la NFL.

No hay duda de que los jugadores que llegan del college llegan cada vez más preparados a la NFL, muchos incluso viven en entornos parecidos al profesionalismo, de allí que defienda la gran mentira que es la NCAA desde hace mucho tiempo, se vende como una liga amateur, incluso a veces se sancionan equipos y universidades que son cazados con prácticas poco ortodoxas de reclutamiento y de trato a sus jugadores en su estancia en la universidad, pero es una liga que de amateur no tiene nada, como he dicho antes hay equipos que mueven cifras mayores que un equipo profesional, ¿Alguien no se cree que hay colleges como Alabama, Ohio State, Notre Dame o UCLA no mueven mucho más dinero que por ejemplo los Jacksonville Jaguars o Buffalo Bills?

Pero decir que hay equipos de college que podrían ganar a un equipo profesional es seguramente ir demasiado lejos, por mucho que el argumento sea que muchos jugadores de determinadas universidades son titulares indiscutibles en sus equipos en su primer año, y no lo dudo, si tienes talento vas a ser titular sí o sí, puedes perfectamente integrarte en una plantilla profesional y ser un miembro destacado desde el primer partido, tenemos el claro ejemplo esta temporada de Morris Clairbone, que viéndolo en la secundaria de los Cowboys uno podría decir que lleva un par de años jugando, o el caso de Andrew Luck, que ya ha empezado a despiezar secundarias y defensas en su primer año. Pero de allí a decir que un equipo de college pueda ganar a un equipo profesional hay una distancia sideral, aunque ese equipo sean los Jacksonville Jaguars o los Kansas City Chiefs, equipos particularmente malos esta temporada, y sí, puede que ocurra alguna vez, pero de allí a decir que podrían casi competir en la NFL dista la distancia kilométrica que existe entre los cayos de Florida y Seattle.

Los jugadores de football profesionales tienen a bien defender dos máximas, la primera es su condición de macho man, el que sale a un terreno a jugar es un pedazo de macho alpha y salvo que lo saquen en camilla del terreno de juego no lo saca nada ni nadie. La segunda es el orgullo de ser profesional, en la NFL nadie duda que un jugador lo da todo hasta en el partido más intranscendente, no hablo de partidos de pretemporada o la Probowl, sino de un partido cualquiera de temporada regular, allí no caben medias tintas, los que salen son profesionales y nadie puede dudar de ello, aunque muchos dudamos si en ocasiones esto sea cierto, se ve demasiada falta de vergüenza profesional en los últimos tiempos.

Pero lo que nunca va a consentir un profesional es siquiera que se dude que un equipo colegial pueda batirlo en un terreno de juego. En la NFL solo hay 32 equipos y en cada plantilla hay poco más de medio centenar de jugadores, los profesionales en activo cada temporada no superan los 2.000, es un mundo tremendamente exigente a donde solo llegan unos pocos privilegiados, de hecho la vida media de un jugador de la NFL apenas llega a los 2 años, tan solo las estrellas y los buenos jugadores tienen vidas profesionales más o menos largas. Los únicos jugadores que tienen más o menos garantizado su estancia en la NFL suelen ser aquellos que son elegidos en las tres primeras rondas de cada draft, a los sumo unos 100 jugadores, a partir de allí el salto es enorme, los jugadores que son elegidos a partir de la cuarta ronda deben ganarse el puesto cada día y solo si demuestran calidad podrán quedarse en el equipo.

En un equipo profesional, por malo que sea, por mal que esté en cada momento, los que están allí se supone que son los mejores, los que pertenecen a ese restringido club de menos de 2.000 jugadores que cada año terminan por jugar un partido de NFL, son la creme de la creme, aunque por diferentes circunstancias no pasen por el mejor momento o no estén jugando al máximo nivel. En un equipo universitario, por muy bueno que sea, por muy competitiva que sea su conferencia, con los cientos de equipos que hay, con las enormes plantillas con las que cuentan, están a años luz de un equipo profesional. No cabe la duda que seguramente un equipo puntero de la NCAA pueda tener dos o tres jugadores preparados para dar el salto al profesionalismo, incluso alguno hasta media docena, de algún equipo se he llegado a decir que es la franquicia número 33 de la NFL, pero de allí a poder jugarle de tú a tú a un equipo compuesto íntegramente por profesionales hay un trecho muy largo. Durante más de 40 años la NFL y la NCAA jugaron ese partido del Chicago College All Star y al principio fue un tremendo éxito, pero a medida que el profesionalismo mejoraba y se consolidaba las victorias del equipo de la NFL y las derrotas de la NCAA eran cada vez mas norma habitual, los Pros ganarían 31 veces por las 9 victorias de los colegiales, el interés se fue perdiendo, en los tiempos finales era prácticamente una victoria tras otra del equipo de turno de la NFL y se aprovecharon los incidentes del año 1976 para cancelar de forma definitiva el evento.

Quizás sea el momento de recuperar aquella tradición para acallar a cierto elementos que hablan de que no existe tanta diferencia, pero como tengo serias dudas de que el actual campeón de la NFL se preste a semejante guisa como ocurrió desde 1934 a 1976 se podría seleccionar al equipo profesional que mas mejore de una temporada a otra para jugar ese partido contra el mejor equipo colegial del año pasado, o más que el mejor, el que gane el campeonato ese año aunque en el college no exista un sistema de playoffs o similar que dictamine el campeón.

No pondría al peor, no parece muy justo eso de poner al peor equipo profesional contra el mejor equipo no profesional aunque sean los Kansas City Chiefs o Jacksonville Jaguars, sino que pondría al que mas mejore de una temporada a otra, e incluso se le podría premiar con una ronda extra de draft para motivarlo, aunque seguro que un profesional no necesita mucha motivación para demostrar su superioridad ante unos colegiales. Con la polémica que se ha montado seguro que se podría sacar una buena tajada de derechos de televisión, el motivo por el que nació aquel partido fue precisamente por las expectativas económicas que generaba y al principio, por lo menos hasta que no se demostrara que el partido es un completo sin sentido, las taquillas se podrían destinar al fondo para profesionales retirados, o de jugadores universitarios que por sufrir diferentes lesiones en sus carreras colegiales luego nunca llegan a pros, pero sin embargo arrastran lesiones el resto de su vida.

Para terminar, yo creo que estamos ante una polémica artificial hecha con el objetivo de rellenar páginas y horas de programación deportiva ante una temporada que avanza bastante plana y sin grandes historias que contar, tan artificial o más que el absurdo debate sobre el MVP de Peyton Manning, no importa el fondo, sino el mero hecho de ofrecer algo al respetable.

  • Desde que Joe Namath dijera aquello de que garantizaba que los NY Jets iban a ganar la Superbowl han sido cientos los entrenadores, jugadores y otros que se han dedicado a soltar bobadas del mismo calibre. Que Joe Namath dijera aquello entraba dentro de la controvertida y única personalidad de un jugador muy singular, tan conocido por sus andanzas en el terreno de juego como fuera de él, fue una auténtica “boutade” que le salió bien y desde entonces se ha intentado copiar con numerosas fórmulas y con desigual fortuna. El último que se ha querido unir al club de “Bocazas sin fronteras” ha sido el WR de Atlanta Roddy White que se pasó la semana haciendo toda clase de declaraciones contra los New Orleans Saints, entre todas destacó aquella de que no le gustaba nada de aquel equipo. Si White se hubiera quedado callado quizás nadie le pudiera reprochar un pase muy bien lanzado por Matt Ryan que se dejó escapar en los segundos finales de su partido y que hubiera supuesto la victoria de su equipo, seguir invicto y sobre todo lo más importante, dejar casi KO a los Saints de la lucha por los playoffs, sin embargo los Saints con su 4ª victoria de la temporada están a un solo partido de equilibrar su marca y empiezan a sonar como potencial equipo de wildcards.

  • Un mal día para ser QB en la liga, no por las estadísticas o el juego de varios de ellos en la pasada jornada, sino por esa parte más siniestra de este juego, las conmociones cerebrales. Hasta 3 QB tuvieron que abandonar el terreno por diferentes conmociones. El primero en caer fue Michael Vick que en el tiempo que estuvo ante la defensa de Dallas se llevó una buena ración de golpes, algo habitual en el QB, pero el domingo su cabeza dijo basta tras sendas tarascadas de la defensa de los Boys. Poco más tarde caía Alex Smith en San Francisco y reemplazado por Colin Kaepernick. Remataba la tarde Jay Cutler en la que seguramente sea la más polémica de todas las conmociones, Cutler estuvo tendido en el terreno de juego con un golpe casco a casco, la NFL tiene establecido un protocolo para esos casos y los Bears dejaron que Cutler siguiera en el terreno de juego en el drive, algo que puede violar el protocolo de conmociones, una de las obsesiones de Roger Goodell. Andrea Kremer, la que fuera mucho años reportera para la cadena ESPN acaba de ser contratada por NFL Network para emitir una serie de documentales sobre las conmociones, su tratamiento, consecuencias y repercusiones en la NFL, hay una demanda de cientos de jugadores por este desagradable asunto.

  • Aunque no cayó lesionado por una conmoción la semana se cerraba con la lesión en el hombro de Ben Roethlisberger, lesión que provocó que tuviera que abandonar el terreno de juego y fuera trasladado a un hospital para hacerle una resonancia y pruebas con el fin de determinar su estado exacto. De momento tan solo se sabe que sufre una separación en el hombro que desde diferentes medios se ha filtrado como “extraña”. Desde el propio equipo se teme que Big Ben pueda estar al menos un mes de baja, lesión que trastoca todos los planes de los Steelers para arrimarse a lo más alto de la AFC North como era su plan tras ese doble enfrentamiento en el plazo de dos semanas contra su archirrivales divisionales, los Baltimore Ravens, equipo con un record muy engañoso. Harían bien en todo caso los Steelers en tener mucho cuidado con la recuperación de Big Ben, un jugador que ha mostrado de sobra su capacidad y carácter para jugar al límite de la resistencia física. La temporada pasada los Steelers forzaron su regreso por una lesión en un tobillo que acabaron pagando muy cara, el QB terminó prácticamente inmóvil su participación en los playoffs. De momento el reemplazo es Byron Leftwich, un ex primera ronda que lleva varios años en Piitsburgh.

  • Hablando de los Baltimore Ravens, aunque nunca lo dirán son los grandes beneficiados de la lesión de Big Ben. Los de Baltimore son probablemente el equipo de la AFC con el record más engañoso, han ganado demasiados partidos que probablemente otro equipo menos veterano y experto hubiera perdido, en Dallas aún no se explican cómo se les escapó aquel partido y los Cleveland Browns seguro que opinan lo mismo que servidor, les debimos haber ganado no una, sino hasta dos veces. Los Ravens tuvieron el domingo seguramente el partido más plácido de toda la temporada con los Oakland Raiders, equipo que cuando acostumbra a viajar al Este y cambia su huso horario recibe unas palizas escandalosas, esta vez se fueron con 55 puntos en la saca, les anotó un TD hasta el punter y holder de los Ravens en una jugada de engaño. En Oakland la temporada está más que perdida y dentro de poco quizás se pongan a hacer algo que en la etapa de Al Davis nunca ocurría, planificar la nueva temporada. Y lo tienen fácil, no tienen más que tocar la puerta del despacho de Billy Beane para que este les de la receta de su éxito con los A´s de la MLB.

  • El mes de noviembre en la NFC East desde hace un tiempo tiene dos máximas, es el mes de Tony Romo, 20 victorias y solo 3 derrotas le avalan, y no es el mes de Eli Manning, que no anota un TD desde hace 3 partidos, esto dicho, los Boys están con un record de 4-5 y con un calendario más que asequible, Cleveland, Washington y Philadelphia son sus tres próximos partidos, dos de ellos en Dallas. Por el lado contrario van los NY Giants, que tienen por delante un calendario brutal, duelos divisionales con Philadelphia y Washington además de partidos contra Atlanta, Green Bay y New Orleans, aunque en el caso de los NY Giants con ellos lo importante es si llegan a enero vivos, además Eli Manning es un QB que no solo tiene horchata en las venas, no siente ni padece, ni cuando gana ni cuando pierde, yo si fuera su rival solo me preocuparía de él cuando llegue diciembre y enero.

  • Siempre que cae el último invicto en la temporada los Miami Dolphins de 1972 descorchan una botella de champagne para celebrar que siguen siendo el único equipo perfecto de la historia de la liga. Este pasado domingo caían los Atlanta Falcons y caía el último equipo invicto, para ser sinceros, nunca había visto un equipo tan poco fiable llegar hasta la jornada 8 invicto, pero como dice Bill Parcells, eres tan bueno como dice tu record que eres. Por cierto, lo de que los jugadores de los Dolphins de 1972 descorchan una botella no pasa de ser una leyenda urbana, sí ha ocurrido en ocasiones, se sabe que ocurrió en 1985 cuando los Dolphins pararon a los Chicago Bears de Mike Ditka que llegaron con un record de 14-0 a Miami, en aquel partidos los Dolphins fueron los encargados de salvar su propio record, pero de allí a que siempre se reúnan cuando cae el último invicto hay un largo trecho. Por otra parte, tampoco hubiese sido lo más prudente tras ver la lastimosa impresión que dejaron los Dolphins el pasado domingo en un semi vacio Sun Life Stadium, el partido empezó con media entrada y no pasarían de los 1.000 espectadores los que terminaron de ver la humillación de los Tennessee Titans a unos Dolphins descolocados y echando por tierra todo lo bueno que habían dejado ver las semanas anteriores.

  • Los New England Patriots van a ganar la AFC East por demerito del resto de sus rivales divisionales, no solo perdieron Miami y NY Jets, sino que los Patriots salvaron los muebles de milagro y gracias a las aportaciones únicas de Ryan Fitzpatrick y Fred Jackson, dos jugadores que si hubiera que dar un premio a los jugadores que menos cuidado tienen con la pelota ganarían de calle. Lo de Jackson con los fumbles empieza a ser un problema más que preocupante, uno puede ser por accidente, pero cuando se repita una y otra vez hay un problema. Donde no hay un problema es con Fitzpatrick, también conocido como Ryan “Pickpatrick”, como dije hace unas semanas, no he visto QB que le preocupe menos dónde y cómo lanzar, cada lanzamiento suyo es una intercepción a punto de ocurrir, incluso una secundaria tan sospechosa como la de New England interceptó al QB de Buffalo, que otro año más ven como sus opciones de entrar en playoffs se escapan una vez más.

  • Nunca me ha gustado esa moda de ir vestido todo de negro para jugar al football. Hasta la fecha solo tres equipos se habían atrevido con el negro como color de su uniforme: Pittsburgh Steelers, Oakland Raiders y New Orleans Saint, color que combinaban con otros colores como el amarillo, el plata o el oro respectivamente. Sin embargo de una parte para acá se ha puesto de moda ir vestido íntegramente de negro, si no me falla la memoria los primeros que lo hicieron fueron los Jacksonville Jaguars y otros que han utilizado la fórmula son Baltimore Ravens, Arizona Cardinals y los New Orleans Saints, y siendo sinceros al único equipo que le puede sentar bien vestir de semejante guisa son los Ravens, que para eso son los cuervos del legendario Edgar Allan Poe. Los Carolina Panthers decidieron unirse al club y estrenaron nueva indumentaria jugando todo de negro, la camisa no era nueva, sí sin embargo los pantalones, y si son supersticiosos dudo mucho que se lo vuelvan a poner de nuevo, peor no le pudieron salir las cosas a los de Carolina que se vieron más que superados por unos Broncos que ni tan siquiera tuvieran que esperar a la mejor versión de Peyton Manning, sino dejar que los de Carolina se fueran pegando varios tiros en el pie hasta caer derrotados.

  • Mucho cuidado con Tampa Bay. Tras un comienzo no demasiado bueno Greg Schiano ha conseguido dar la vuelta a la tortilla y estos Bucs nada tienen que ver con los que empezaron la temporada, y ello se personaliza como nadie en la figura del QB Josh Freeman, que tras empezar muy frío el año y recordando a la peor impresión de la temporada pasada, ahora recuerda a la mejor impresión de su primer año, lo que viene a confirmar lo que llevamos tiempo diciendo, nunca opines sobre un QB hasta que haya jugado al menos 3 años en la liga. Freeman vivió un infierno la temporada pasada, pero este año parece otro, además de estar algo más delgado está jugando lo que dice “free mistake football”, no comete errores y con una defensa de lo mas oportunista los de Tampa Bay ya están 5-4 en la dura AFC South y en plena competencia con los resucitados New Orleans Saints. Tampa derrotó a San Diego que se tras el espejismo de la victoria de Kansas ha vuelto a lo que es su realidad, tan mal están las cosas en San Diego que ayer por primera vez en mi vida pude ver que Norv Turner se cabrea, en la rueda de prensa se molestó mucho con la pregunta de un periodista y confieso que es la primera vez que le veo perder su habitual flema.

  • Ya dijimos que ganar en Seattle iba a ser un reto al alcance de muy pocos equipos, de hecho nadie esta temporada ha sido capaz de ganar en la punta más al oeste del país, no sé si es el viaje, el clima, un estadio que no un solo respiro al rival o al juego que despliega la defensa de Seattle en su estadio, pero nadie ha sido capaz de amenazar a los Seahawks en su feudo. La última víctima fueron los NY Jets, que se vieron completamente desarbolados por la agresiva defensa de Seattle y de un Russell Wilson que juega perfecto en su campo, no podemos decir lo mismo cuando sale fuera. Los Jets no solo se vieron ampliamente superados, sino que una vez más Mark Sanchez estuvo particularmente mal y el QB empieza a tocar fondo no solo desde el punto de vista de la estadísticas, es el QB titular de la liga con peores porcentajes de conversión, sino que se empieza a ver que esto le empieza a pesar en su moral y cada domingo tienen que salir Rex Ryan, o Antonio Cromartie con exabrupto incluido, a defenderlo. Entre tanto el que sigue callado es Tim Tebow, que como siempre he defendido sigue siendo un ejemplo a seguir, hace lo que le mandan y no abre la boca, una prueba más del gran compañeros que siempre he defendido que es.

  • Quien sí parece tener las horas contadas es Andy Reid, salvo milagro no parece siquiera que haya que esperar a que termine la temporada para no seguir siendo el Head Coach de los Egales, incluso se le empieza a buscar nuevo equipo, se rumorea del interés de San Diego por él. Las apuestas ahora están hasta cuándo durará en Philadelphia el grandullón de Andy Reid una vez que parece que la lesión de Michael Vick va para largo y los Eagles se han visto obligados a sacar a su QB rookie Nick Foles a jugar. El ex Wildcat, un protegido personal de John Gruden, y de allí que suene como posible candidato a entrenar a los Eagles, equipo en el que fue coordinador ofensivo bajo la tutela de Andy Reid, no empezó mal, o mas que no empezar mal aprovechó a la perfección un fallo clamoroso de la secundaria de los Cowboys para anotar un espectacular TD donde demostró su potencia de brazo y buena precisión. Pero fue un espejismo, a medida que el partido avanzó Rob Ryan hizo lo que todo coordinador defensivo hace con un QB rookie, confundirlo y Nick Foles acabó siendo primero interceptado y luego golpeado, fumble y recuperado por los Cowboys en la endzone para TD, y demostrando lo que es, un QB rookie de 3ª ronda al que circunstancias ajenas a él le obligaron a salir al terreno de juego.

  • Con motivo de la MidSeason uno de los debates más candentes suele ser el del MVP, y por motivos que desconozco la ESPN se ha emperrado en que hay que dárselo sí o sí a Peyton Manning, o en su defecto a su príncipe heredero, Andrew Luck. Ambos QB están jugando a un gran nivel y tienen a sus equipos enfilados hacia los playoffs, pero hay otros muchos jugadores que están tocando en la puerta del MVP. Yo defiendo desde el principio de temporada que el MVP de momento debiera ser para JJ Watt, el DE de Houston, pero si me tengo que decantar ahora mismo por un segundo jugador añadiría a la ecuación al RB Adrian Peterson, que hay que recordar que hace 10 meses sufrió la lesión más devastadora que puede sufrir un RB, romperse los ligamentos de la rodilla. La recuperación de Peterson ya debería ser objeto de una detenida tesis doctoral y su cuerpo estudiado por la ciencia, el bueno de All Day no solo ha roto todos los esquemas médicos, sino que ha vuelto mucho mejor RB de lo que ya era, y si antes de la lesión estaba él y el resto un par de escalones por debajo, ahora está él y resto un par de pisos por debajo. Cuando AP llegó a la liga ya demostró lo especial que era, solo tenía un “pero”, cometía mas fumbles de la cuenta, pero desde que solventaron ese problema, una cuestión de proteger mejor, Peterson cada año mejora y los que tenemos el privilegio de verlo cada domingo mejor que guarden en la retina cada una de sus galopadas, son las de un jugador único, de esos que solo salen cada 20 años, su TD del pasado domingo es un perfecto ejemplo de ello, la finta que rompe todas las cinturas de Detroit y la aceleración posterior solo las puede hacer él en esta liga, y si miramos 20 años para atrás también.

  • En esta era de los césped artificiales y los domes y estadios con techo retráctil se están perdiendo las esencias más puras del football, jugar en hierba natural al aire libre con lluvia, viento y frío, incluso cuando uno lee que el nuevo propietario de los Browns quiere poner techo a su estadio, no puede uno dejar de llevarse las manos a la cabeza, en Cleveland se han jugado muchos partidos de esos que ponen la resistencia de los jugadores a prueba. Por eso se agradece ver de vez en cuando partidos como el de Chicago, la ciudad de los vientos, un partido que se jugó en medio de una intensa lluvia y con temperaturas muy bajas, y es que a ciertas temperaturas los jugadores casi prefieren la nieve que la lluvia, mucho más molesta. Por otra parte estaba claro que a medida que avanzara el partido el césped, ya de por si malo en el Soldier Field, se iba a poner impracticable, lo aconsejable era correr y defender, poco más se podía hacer con aquellas condiciones. Los Texans, equipo que tiene recursos para jugar todo tipo de football y por eso son uno de los grandes favoritos del año, se hicieron al medio casi mejor que los locales, tras un primer cuarto de locura con los turnovers el partido se fue asentando y los Texans con Arian Foster como estilete su pusieron por delante, el resto lo puso su defensa, que no solo sacó a Jay Cutler del partido, sino que solo permitió un par de FG a los Bears. El recado que han mandado los de Gary Kubiak al resto de la liga es claro, podemos jugar donde sea y como sea, y lo de Green Bay solo fue un accidente, un día malo lo tiene cualquiera, su record de 8-1 les contempla.

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