The Jerry’s Boys

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Dallas Cowboys, Vaqueros de Dallas; el equipo de la estrella solitaria, el equipo de América. El equipo de Dios y de Homer Simpson. 5 Superbowls, 8 campeonatos de conferencia, 21 títulos divisionales. Equipo con más apariciones en Super Bowl, equipo con más Super Bowls MVP’s, con más apariciones en playoff (30), con mayor número de partidos en playoff (58), más campañas consecutivas con récord ganador (20, de 1966 a 1985) más campañas con al menos 10 victorias (26), más victorias en el Monday Night Football (42). 19 jugadores inducidos al hall of fame, valorado como el tercer equipo más valioso del mundo según la revista Forbes, en definitiva, uno de los mejores equipos de la era moderna. Sí… escuchen bien, de la era moderna pero ¿Qué pasa con la era contemporánea? ¿Con el ahora? Aterricemos de este viaje en la máquina del tiempo.

 

Siglo XXI, año 2012, Dallas Cowboys. Desde su última Super Bowl tras 16 temporadas: 256 partidos, 130 victorias, 126 derrotas. Porcentaje ganador de 0.508. Clasificados 7 veces para playoff jugando 9 partidos con 2 victorias, 7 derrotas con un porcentaje de 0.222. Desde la marcha de Switzer en 1997, 5 entrenadores en 14 años combinados para un marca de 117 victorias, 115 derrotas con un porcentaje justito de 0.504. Solo 4 campeonatos de división en 16 años, ningún campeonato de conferencia, ningún MVP, ningún premio de temporada (Salvo el regreso del año para Greg Ellis en 2007 y lo más importante: ninguna visita a una Superbowl.

 

En el presente la estrella solitaria se ha convertido en estrella fugaz. Homer Simpson ya no ve el Monday night y el equipo de América puede calificarse como los Jerry’s Boys, un equipo sobrevalorado lleno de temporadas para ilusionar y que acaban en repetidas decepciones. La pregunta es ¿Ha sido Dallas un contendiente en las últimas décadas?

 

La respuesta es no. Los números no engañan Dallas ha sido una constante decepción a lo largo de todos estos años aupando expectativas falsas a menudo exageradas por la prensa. Defensas prometedoras que no defienden, entrenadores con estilos innovadores que pierden el control de los vestuarios, quarterbacks franquicias que fallan en los momentos importantes y sobretodo un  General Manager que no ha sido capaz de construir un equipo competitivo en 16 años, el señor Jerry Jones. Realmente el equipo se ha dedicado hacer ruido, a alimentar polémicas en la prensa y a seguir destacando en todo aquello que no era un campo de football.

Los shows de Terrell Owens con lágrimas incluidas, un Wade Phillips paternal que no utilizaba el látigo, las continúas dudas hacia Tony Romo y las bravuconadas de un Jones ansioso de títulos y viejos logros. No es entendible que Dallas sea un contendiente cada año porque lo que algunos califican de equipo talentoso seguramente en otros equipos serían llamados franquicias en transición. ¿Alguien apostaba igual por los 49ers de Jeff García? ¿Siguieron los Bills siendo aquel equipo legendario después de perder 4 Super Bowls? No. Pero jamás fueron equipos tan exagerados a nivel mediático fueran del campo como lo han sido los Cowboys, o más bien como a los Cowboys les gusta que haya sido.

 

 

JERRY JONES

Otra de las claves para entender los continuos fracasos de los Cowboys ha sido la ineptitud de Jerry Jones para crear un equipo competitivo. Sí, cómo lo oyen. Jerry es un personaje peculiar muy suyo con un alto concepto de si mismo y una egolatría bastante exagerada. Le gusta pensar, le gusta decidir y le gusta tomar las decisiones. Los Cowboys son los Cowboys pero son de Jerry. De hecho si analizamos los equipos competitivos que han tenido los Cowboys después de la era Tom Landry ¿Qué responsabilidad tiene Jerry Jones en los éxitos? Para empezar en los Cowboys de la época dorada muchas personas responsabilizan a Jimmy Johnson como la verdadera cabeza pensante que creó ese equipo. Cuando todo eso paso fue Johnson quién acabó en la calle. Llegó Barry Switzer un entrenador dócil y de carácter bonachón que rozaba literalmente el pasotismo pero realmente el bueno de Barry simplemente tuvo que dejar que las piezas de Jimmy hicieran el trabajo, esos Cowboys jugaban solos. Posteriormente han llegado 16 años de sequía, de equipos de mucho ruido y pocas nueces. Equipos en los que los entrenadores han sido entrenadores de poco carácter pudiendo ser mucho más abiertos a las “sugerencias” de Jerry Jones.

 

La única excepción fue la contratación del genio defensivo Bill Parcells cuya mano fue clave para llegar dos veces a playoff y draftear a jugadores de los más destacados en la última década Cowboy como DeMarcus Ware, Marcus Spears o Tony Romo. Desde la marcha de Parcells los Cowboys han retornado a los viejos vicios. Entrenadores de bajo perfil, la contratación mediática de Owens y su posterior despido, regalar selecciones de draft por un ineficaz Roy Williams (WR), la mega construcción del Cowboys Stadium,; en definitiva, el habitual circo de la estrella solitaria. Independientemente de todo esto hay cosas positiva para valorar de Jerry Jones. Su ansia de ganar, su apuesta continúa en el equipo, el aporte de dinero necesario sin miedo a arriesgar… todo esto son actitudes que ya quisieran tener algunos de los equipos en sus dueños y si no que se lo pregunten a los Arizona Cardinals o a los Cincinnati Bengals donde el ahorro ha sido algo constante en la historia del equipo. Sin embargo la virtud de Jones no debe residir en su empeño por levantar en el equipo sino en la manera de hacerlo.

 

Y la pregunta que más importa en este presente es ¿Pueden estos Cowboys actuales cambiar la tónica? La respuesta es que quizás pero con muchos matices. En primer lugar Dallas debe dejar atrás el circo mediático que los rodea. Ya no son el equipo de Ámerica. Independientemente de lo que digan Forbes y las encuestas su historia reciente ha sido un cúmulo de fracasos que deben de cambiar. Llevan toda una década siendo aplastados por la supremacía de los Eagles con Donovan McNabb y ahora lo son por los Giants los cuales han ganado dos Super Bowls  en su cara con Eli Manning al frente. Por si fuera poco el futuro pinta complicado con la llegada de RGIII a la NFC Este levantando el vuelo de unos Redskins peligrosos con un entrenador de mil batallas, Mike Shanahan. Los Cowboys deben de trabajar desde la humildad y el esfuerzo, alejarse los reflectores y hacer cada partido un partido importante porque suelen tener lapsus anuales que destrozan su temporada. Pero analicemos el equipo.

 

Analizando el ataque debemos hacer hincapié sin duda en que es la unidad más talentosa del equipo. Los Cowboys tienen una ofensiva con calidad pero a la que falta carburar en muchos aspectos. Tony Romo es una de las piezas más fundamentales y polémicas de los Cowboys. Castigados por muchos y defendidos por otros en mi opinión se le está cobrando más crítica de la que realmente merece. Tony es un jugador con talento pero que a lo largo de la temporada suele asumir decisiones que cuestan algunos puntos. Defecto a parte contrariamente a lo que digan algunos ha conseguido jugar a un nivel de Pro Bowl durate años. Sería egoísta tacharle de culpable por no calificar a playoff por dos motivos fundamentales. El primero es que en un equipo la defensa también debe responder en los momentos más importantes y la secundaria de los Cowboys no ha sabido dar el paso en los momentos más adecuados desde hace algunos años. La segunda es que el juego de ataque de los Cowboys no está lo suficientemente equilibrado. La prueba la encontramos en que esta temporada los Cowboys están situados en la 3º posición en yardas de pase por partido con 296.9 y en una ridícula 32º (última posición) en yardas de carrera por partido con 78.7. No contento con eso Romo ha lanzado en cinco partidos de esta temporada partidos más de 40 pases en contraposición por ejemplo con los 3 de Peyton Manning. Es lógico que cuando te obligan a lanzar 50 o 55 veces por partidos tomes más riesgos y por tanto mayor cantidad de “malas decisiones”.

Los receptores de los Cowboys tampoco han sido consistentes. Apartando al TE Jason Witten, tanto Miles Austin como Dez Bryant no han sabido ser blancos confiables toda la temporada. Austin lleva dos temporadas sin alcanzar  más de 800 yardas en parte por sus continuas lesiones que lo han mantenido apartado en el terreno de juego. A Bryant (que todavía no tiene temporada de 1000 yardas) le ha costado centrarse solo en el juego para ser factor, algunos desfases de personalidad deben de ser cortados desde ya (aunque esta temporada está mucho más tranquilo). Después de dos temporadas ambos deben de producir lo suficiente para justificar sus contratos y que esta ofensiva despegue definitivamente. En lo que se refiere a la linea ofensiva los Cowboys deben de mejorar muchísimo. El año pasado se optó por cortar a veteranos probados como Kyle Kossier y Montrae Holland y dar paso a jugadores de segunda fila como Mackenzy Bernadeau, Nate Livings, Bill Nagy o David Arkin. Se proclamó una competencia abierta entre los jugadores para premiar a los  de mayor rendimiento.

El resultado ha sido una línea inconsistente y con falta de talento y costará bastante encontrar piezas competitivas a corto plazo si no es vía agencia libre. Esta decisión la critico mucho porque opino que los equipos de fútbol americano se construyen desde dentro hacia fuera. Con armas pero sin trincheras es difícil ganar la guerra. La otra pieza débil de los Cowboys es el juego terrestre. Como pudimos ver en las estadísticas anteriores el mismo es prácticamente nulo. Los Cowboys llevan careciendo de un RB de garantías desde el retiro de Emmitt Smith y han sido muchísimos los jugadores que han pasado sin poder completar 3 temporadas consecutivas de más de 1000 yardas. Después de nombres y nombres ha llegado la aparición de DeMarco Murray, un jugador con talento y que amasó números impresionante en la última recta de temporada y del que se hablado mucho, quizás demasiado cómo suele ser siempre en Dallas. Creo que deberían de tener un pies de plomo antes de catalogarlo como una estrella porque sus números (discretitos este año) están siendo afectados por las lesiones. Dallas debería de jalar el gatillo en el draft venidero y garantizarse algún  RB con proyección en años.

 

 

LOS PROBLEMAS DE LA DEFENSA

Analizando la defensa, esta es una unidad a la que le falta todavía anclar demasiadas piezas. La llegada de Rob Ryan el año pasado ha supuesto la implantación de un nuevo sistema defensivo mucho más agresivo con constantes blitzes lo que puede vulnerar y sin duda vulneró el desempeño de la secundaria. La defensa de Dallas obtuvo en 2011 una merecida mejora en la defensa contra la carrera rankeando 7º en yardas totales permitida. También consiguió terminar 7º en el ranking de sacks con 42 A nivel de yardas defensivas aéreas el equipo mostró su mayor carencia permitiendo 3.906 yardas por aire para rankear en el 23º lugar de la NFL.

 

Concientes de esta debilidad en  Dallas se pusieron las pilas esta pretemporada. Comenzaron cortando al CB Terence Newman y al FS Abraham Elam para sumar posteriormente al FS Brodney Pool, al CB Brandon Carr y eligiendo como su primer pick del draft a Morris Clairbone CB de LSU. Además mantuvieron en la plantilla al CB Michael Jenkins completando junto a Orlando Scandrick lo que parecía un backfield más prometedor. El sólido grupo de LB compuesto por el incombustible Demarcas Ware, los jóvenes Bruce Carter y Dan Connor y el trabajador Anthony Spencer se sumaban con una línea de perfil trabajador donde destaca el DT Jay Ratliff para mejorar una defensa que tenía como misión competir para coronar la NFC Este. Inmediatamente las expectativas se dispararon y un año más Dallas parecía tener el armamento que los guiaría hasta la gloria de los playoff. 11 jornadas más tarde el resultado actual es una defensa que ha balanceado ligeramente sus números.

Rankea 13º en yardas totales contra la carrera (empeorando ligeramente) y 9º en yardas totales contra el pase (mejorando sustancialmente) pero es incapaz de recuperar el balón y realizar grandes jugadas pues solo contabilizan 5 intercepciones en lo que va de temporada empatados en último lugar junto a la defensa de los Indianápolis Colts. Además permite 23.8 puntos (20º posición NFL) por partido obligando a su ataque a la necesidad de carburar con mucha más precisión. Se está demostrando la defensa no está respondiendo a la altura que se lo presupone aunque también es cierto que las piezas nuevas pueden tardar un poco más en encajar. La elección de Rob Ryan como coordinador defensivo puede ser discutida,  además su bravuconería (debe de venir de familia) a veces le hace pecar de bocazas. En mi opinión Rob Ryan está viviendo todavía de sus logros en Patriots y esto es una tendencia habitual en muchos de los coordinadores que han estado bajo la tutela de Bill Bellichick y que luego no han triunfado en otros equipos: Romeo Crennel, Josh McDaniels, Charlie Weis, etc.

 

Los equipos especiales presentan un aspecto muy sólido contando con el K Dan Bailey el cual ha superado en sus dos primeras temporadas el 85% de kicks completos y el veterano punter Bill Moorman que cuenta con la experiencia de ser uno de los mejores punters en la última década. .

 

En definitiva, Dallas desde hace 16 años se ha convertido en un equipo mediocre que no ha conseguido completar todas esas expectativas que se han ido creando cada temporada. Otros equipos con el mismo rendimiento hubieran sido tachados hace tiempo  como equipos sin rumbo fijo. El caso de Dallas es comparable al caso Notre Dame en la NCCA. Después de ganar su último nacional en 1989 se abría el debate este año de que si Notre Dame debía de seguir conservando todos esos privilegios y  esa notoriedad que había amasado durante su historia. 23 años sin un campeonato nacional es demasiado. La diferencia ha radicado en que los Fighting Irish han respondido con contundencia esta temporada. El equipo ha hablado sobre el campo y Brian Kelly ha sabido dar el toque de atención necesaria  a sus pupilos para que comprendan que la gloria es algo que se consigue en el terreno de juego, que no se lleva en el uniforme ni en el casco. Dallas y su entorno debe de comprender que se ha acabado. Tony Romo no es Troy Aikman. No han tenido de nuevo un RB que pueda cargar el peso como Emmitt Smith o Tony Dorsett. Que está defensa necesita trabajo. Que Jerry Jones debe darse cuenta que después de años de errores quizás sea el momento de buscar verdaderas alternativas y soluciones. Yo no niego que en Dallas no exista talento solo que el talento y las expectativas conlleva un verdadero rendimiento.

 

Hasta que la estrella vuelva a brillar quizás será mejor calificarlo como The Jerry´s Boys

 

 

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