Equipo, equipo y más equipo

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El 13 de junio de 2012 en el AT&T Park de San Francisco, el pitcher diestro de los San Francisco Giants, Matt Cain, jugaba lo que en el baseball se conoce como un “partido perfecto” (Perfect Game). Para los que no entendidos intentaré describir lo que es un partido perfecto, un partido de baseball se compone de 9 entradas por equipo y en cada entrada debes de eliminar a 3 bateadores para darla por terminada, se considera el partido perfecto cuando un pitcher logra eliminar de manera consecutiva a 27 bateadores, es decir, en cada entrada elimina a los 3 a los que en principio se debe enfrentar y ni uno solo de ellos alcanza siquiera la primera base.

El baseball profesional, una competición con mas 100 años de antigüedad y donde en cada temporada se juegan miles de partidos, cada equipo juega 162 partidos de temporada regular, tiene en toda su historia tan solamente 23 partidos perfectos, un porcentaje ínfimo, ridículo, lo que habla de la dificultad de la gesta, por eso cada vez que un pitcher juega un partido perfecto abre los noticieros no solo de deportes, sino las noticias nacionales, es una auténtica gesta deportiva y que exige un esfuerzo físico monumental, además de psicológico, a medida que un pitcher en el partido se va dando cuenta de que es posible, que puede alcanzar la meta no solo hay que luchar contra el agotamiento físico, sino tener una gran fortaleza mental.

Pero conviene no olvidar algo, un pitcher no puede alcanzar un partido perfecto sino cuenta con la ayuda del resto de su equipo, aunque el pitcher se lleve los honores, su uniforme y guante de ese día van al Hall of Fame de Cooperstown, el mérito siendo en gran parte suyo es mérito de todo el equipo. Aquel día Matt Cain eliminó directamente a 14 de los bateadores a los que se enfrentó, es decir, lo hizo con lo que se conoce a base de strikes, pero para eliminar a los restantes 13 bateadores tuvo que contar con la colaboración del resto de sus compañeros, los restantes 8 jugadores de campo, nunca se ha dado el caso de que un pitcher eliminará a todos los bateadores a base de strikes. Matt Cain, que es uno de los mejores pitchers de la MLB, ese día contó con la gran colaboración de Melky Cabrera y Greg Blanco que hicieron dos atrapadas espectaculares, el primero contra la pared que casi se la come, y el segundo lanzándose en plancha jugándose el físico.

Al terminar el partido Matt Cain se llevaba los titulares y la gloria, además de ingresar en ese selecto club de pitchers con un partido perfecto en su haber, unos pocos, pero Cain en sus primeras declaraciones decía que el mérito era de todo el equipo y en especial de sus dos compañeros que se jugaron el físico en dos atrapadas espectaculares para permitir que su compañeros pudiera seguir eliminando bateadores.

El baseball, es un deporte de equipo. Los San Francisco Giants esa temporada avanzarían hasta las World Series donde ganarían con relativa comodidad a los Detroit Lions, el equipo en donde juega Justin Verlander, el pitcher más temido y respetado de toda la liga, pero que sin embargo vio como su aura de imbatibilidad caía ante los Giants, que no tienen un pitcher de su talla y potencia, pero sí tiene un equipo de pitchers mucho más completo y sobre todo una plantilla mas compensada que juega como un reloj suizo en defensa, sin casi fallos, y en ataque aprovecha a la perfección lo poco que suele rascar, en su plantilla no hay grandes bateadores como la había en Detroit, sino que practican lo que muchos aficionados desprecian y llaman “Little baseball”, una forma de juego que consiste en llegar a bases aunque sea a base de bolas, robar bases, sacar una carrera aquí con sacrificio y otra allá, defender y ganar aunque sea por la mínima en lo que es un esfuerzo colectivo de equipo, porque el baseball al final es un deporte de equipo, si una imagen dejó patente las ultimas World Series es que mientras en Detroit tenían no solamente al mejor pitcher, Justin Verlander, sino al mejor bateador de la temporada, Miguel Cabrera, los Giants tenían una muy buena y profunda rotación en el puesto de pitchers, donde la otrora estrella del equipo, Tim Lincecum juega de relevista, y en su línea de bateadores su mejor hombre es Pablo Sandoval, conocido como el Kung Fu Panda, un jugador tan irregular como genial, pero muy lejos de las prestaciones de Cabrera y otros bateadores de los Detroit Tigers.

Lo mismo deberíamos decir del football, a juicio de muchos el football es el “último deporte de equipo”, yo no lo creo y creo que quien afirma eso no ha visto un partido de baseball en su vida, el baseball y el football son deportes de equipo, y aunque existen esos premios individuales que se llaman MVP, Offensive Player, etc…, conviene olvidar que tener al mejor o a algunos de los mejores no es garantía de absolutamente nada, es más, si un equipo tiene la tentación de poner todos los huevos en la cesta de un jugador, es más que probable que se acabe estrellando, no hay jugador por bueno que sea, por grande que sea, por dominante que sea, que no necesite de la ayuda de sus compañeros, y eso ocurre en el baseball como acabo de exponeros y como ocurre en el football.

Esta jornada de Divisionales nos ha enseñado algo, se gana en equipo, pero se pierde también en equipo, un partido no lo gana un jugador o lo pierde tal otro, lo gana un equipo y lo pierde también el equipo, individualizar los errores es lo más sencillo, porque se ve, se nota, pero en 60 minutos ocurran tantísimas cosas que achacar esto o aquello a la derrota es ser demasiado simplista, el sábado no perdió Peyton Manning ni ganó Joe Flacco, tampoco perdió Rahim Moore ni ganó Jacoby Jones, perdieron los Denver Broncos y ganaron los Baltimore Ravens.

En el memorable partido que abrieron los Divisionales este año y resuelto tras una prórroga doble habrá dos detalles que pasarán a la historia de una de las derrotas más dolorosas de los Broncos, por una parte el garrafal fallo en la cobertura de Rahim Moore, que cometió el error que no se puede cometer en ese momento, dejar que el WR rival, Jacoby Jones te gane la espalda, su único trabajo era ese, que no le ganarán la espalda y falló. El otro fallo clamoroso será la intercepción de Peyton Manning, cometió un error impropio de su categoría, lanzar un pase cruzado en movimiento, exactamente la misma jugada que Brett Favre ejecutó en la final de la NFL en el año 2010, y con idéntico resultado, los Ravens avanzaron lo suficiente para que su kicker Justin Tucker pudiera anotar el FG que les daba el pase a la final de la AFC. Sin embargo en ese partido pasaron otras muchas cosas, Champ Bailey, el CB de Denver elegido a la ProBowl y considerado uno de los mejores de todos los tiempos fue literalmente quemado por Torrey Smith en al menos 2 ocasiones que acabaron en 2 TD, y no lo fue una tercera porque Joe Flacco lanzó el pase demasiado lejos, pero la cobertura ya estaba rota.

Tampoco la defensa de Denver en ese último drive del tiempo regular estuvo precisamente a gran altura, como no la estuvo en todo el partido, tras estar presionando a Joe Flacco con 4 jugadores todo el partido en la jugada maldita se pusieron en prevent y eso permitió a Flacco escanear el campo y ver a su hombre ganar la espalda, seguramente Flacco hubiera lanzado el pase de igual forma, pero la diferencia entre lanzar con relativa comodidad a ver como vienen lanzado a por ti es una diferencia más que sustancial.

Poco se ha dicho también de la lesión de Knowshon Moreno, pero su desaparición coincidió con los problemas de Manning, en la primera parte Peyton lanzaba con el pocket limpio, su uniforme también, sin el RB en el campo el pocket se colapsaba más rápido, faltaba el RB para darle ese bloqueó extra a Manning y ganar ese segundo preciso para ejecutar el pase. Peyton Manning, al que se trajo por 18 millones esta temporada y se esperaba que llevara a los Broncos al menos hasta la final de conferencia, y Rahim Moore, serán los nombres que pasaron al Hall of Shame de este encuentro, pero a mí se me ocurren al menos unos cuantos mas que les deberían hacerle compañía, y por supuesto sin olvidarnos a la figura del Head Coach John Fox, que tomó durante el partido alguna decisión más que cuestionable.

Unas horas después los Green Bay Packers eran arrollados por un tren mercancías llamado San Francisco 49ers, el ataque liderado por una de las estrellas rutilantes de la NFL, Aaron Rodgers eran engullidos por la defensa de los 49ers. No se puede hacer un solo pero a la actuación de Aaron Rodgers, estuvo a un buen nivel, pero el problema de Rodgers no es él, ni tan siquiera el equipo de receptores que le acompañan, sino que su equipo es de todo menos un equipo, al menos en defensa. Es absolutamente intolerable que un equipo que recibe casi 600 yardas en defensa se puede llamar a si mismo equipo, lo que Dom Capers, con el consentimiento de Mike McCarthy soltó en el césped de Candlestick es todo menos una defensa, sino una banda donde Clay Matthews intenta algo de vez en cuando, y decir intentar es ser generoso, Clay Matthews estuvo tan perdido en el partido como toda la defensa de Green Bay, que la única defensa que puede tener, si la tiene, es que no se presentó a jugar, lo contrario no se entiende.

De nada le va a servir a Aaron Rodgers ser el QB con mejores porcentajes de la post temporada si el resto del equipo no le acompaña ni lo más mínimo, porque en ataque tampoco es que Green Bay ande muy sobrada, la OL demostró ser un coladero aunque Rodgers pudo evitar ser golpeado y objeto de sack gracias a su habilidad para escapar de los defensas, y es que Green Bay tampoco cuenta con un corredor no solo de garantías, sino que pueda dar algo de credibilidad al ataque. Mike McCarthy y Ted Tompson van a tener un enorme trabajo por delante este post temporada, formar un equipo, de momento los Green Bay Packers empiezan a recordar a los Miami Dolphins de Dan Marino, un QB y el resto, la diferencia es que Rodgers sí ha ganado una Superbowl, algo que Marino nunca alcanzó, pero como aquellos no rodeen al QB no de más talento, sino de un equipo, se va a quedar en el mismo sitios que se predecesor en el puesto, Brett Favre, con un solo anillo, aunque muchos lo firmarían.

El domingo los Atlanta Falcons tenían una asignatura pendiente, pasar de ronda en unos playoffs, aunque quienes más tenían que justificarse eran el QB Matt Ryan y el Head Coach Mike Smith, sobre el primero la verdad es ser un poco injusto cebarse personalmente en él, el QB siendo una pieza importantísima en un equipo, y en muchos casos la principal, no puede ser el único culpable de todo, Matt Ryan se le podrá culpar que no estuvo brillante la temporada pasada cuando se fue sin anotar un solo FG o TD, pero no fue él el que recibió los 34 puntos que les endosaron los NY Giants, algo tienen que decir la defensa a ese respecto. Sobre quien si serías más justo centrarse es sobre el Head Coach, él es el máximo responsable del equipo, y como tal controla ataque, defensa y equipos especiales, por lo que si el que falla es el equipo también falla el Head Coach.

Por unos segundos tanto Matt Ryan como Mike Smith tenían todos los boletos para ser de nuevo crucificados por la prensa y afición local. Los Falcons se fueron al descanso con una ventaja de 20-0 dejándose los Seattle Seahawks al menos 6 puntos al tomar más riesgos de los necesarios, en ese momento una estadística decía, los Falcons han ganado 26 partidos en las 26 ocasiones que han llegado con 20 puntos o mas de ventaja al descanso, a lo que se añadía que los Seahawks habían salido derrotados 37 veces en las 37 ocasiones en que habían llegado al descanso con una diferencia en su contra de 20 puntos o más, la derrota parecía estar en bandeja, y más cuando en el tercer cuarto los Falcons dieron la mejor respuesta que se puede dar al TD que anotaron los Seahawks en su primera posesión en el tercer cuarto, un drive largo, de manual, de los que consumen tiempo y cansan a la defensa rival, con autoridad y terminado de la mejor manera, en TD, entrado en el 4º cuarto los Falcons estaban de nuevo con 20 puntos de ventaja en el marcador, de nuevo Matt Ryan y Mike Smith podían respirar tranquilos, estaban haciendo lo correcto.

Pero con un equipo como Seattle en el campo no puedes nunca verte ganador hasta que terminan los cuatro cuartos, los Seahawks es un equipo con un tremendo orgullo que pese a la desventaja siguió creyendo en sus posibilidades y detrás de su QB rookie ejecutaron una remontada épica y a falta de poco mas de 30 segundos se pusieron por delante en el marcado y de camino a la final de conferencia, y de paso como hemos dicho antes, Matt Ryan y Mike Smith nuevamente al paredón, en el caso del segundo seguramente para su ejecución directa sin audiencia alguna. Sin embargo en dos pases Matt Ryan logró llegar al FG range y el resto lo puso la patada de Matt Bryant.

Lo más increíble del partido es que en lugar de hablarse de uno de los finales más raros de la historia de la NFL y que pasará a la historia, los salvadores de los Atlanta Falcons eran Matt Ryan y a más distancia Mike Smith, y en unos segundos pasaron del paredón al Olimpo, cuando los que tenían que haberlo hecho son todos los jugadores de los Falcons. Hubiera entendido perfectamente que de haber salido derrotado Atlanta Mike Smith era el lunes capítulo cerrado, pero no así Matt Ryan, Matty Ice es un buen QB, no juega en la misma liga que Aaron Rodgers, Brady, Peyton Manning o Drew Brees, pero es un QB correcto, que maneja bien el equipo y sobre todo desde el primer día ha asumido un rol, es el líder y cara de la franquicia, que es bastante más que lo que hacen otros muchos compañeros suyos de profesión, y en ningún caso hubiera merecido ser la ira de la afición. Es cierto que fue interceptado dos veces en el partido, una de ellas sin ninguna trascendencia, pero tampoco su defensa supo cómo parar a Russell Wilson en el tercer cuarto y en el último cuarto, se habla de la lesión de John Abraham y el bajón de rendimiento, pero de haber sido eliminados los Falcons Ryan hubiera tenido una parte de culpa, pero no toda ella, como ahora parece el gran héroe en la remontada, algo tendrá que decir Tony Gonzalez, es quien recibió el pase que permitió a los Falcons al FG, y por supuesto no podemos olvidar a Matt Bryant, ejecutor del FG, pero así de injusto es muchas veces la NFL.

Y cerramos con New England. New England fue el equipo qué con más facilidad pasó a la final de conferencia, casi podemos hablar de un entrenamiento con público, los Texans en ningún momento dieron la sensación de poder suponer un serio peligro pese a acercarse en el marcado al final del 2º cuarto. Parecía que había partido, pero no, fue un espejismo, en cuanto los Patriots forzaron la máquina el partido se dio por finiquitado, los Texans no están preparados para estas batallas, les quedan aún muy grandes y por segundo año caen eliminados en la ronda de Divisionales, aunque el año pasado se quedaron a un pase de pasar a la final, en esta ocasión se fueron con una derrota contundente, más de lo que dice el marcador, y con la sensación de nunca ser un rival de entidad.

Sin embargo de lo único que se habló en este partido, tampoco dio para mas la verdad, es que Tom Brady había superado en número de victorias a Joe Montana, y no tardaron los diferentes medios de comunicación en lanzarse a una batalla sobre que QB era mejor y demás. No es el momento de discutir si uno u otro es mejor, eso es un debate que solo el día que Tom Brady se retire tendrá algún fundamento, y por supuesto, siempre con aquellos que vieron la carrera de ambos, decir que este o aquel es mejor sin haber visto a ambos en sus carreras, quienes eran sus rivales y como se jugaba al football en ambos momento es un debate que carece de sentido, o sí, para rellenar páginas y minutos.

Pero volviendo al tema de Tom Brady, y esto es algo que siempre he defendido, a mi el Tom Brady de la época de Randy Moss era un Tom Brady que no me gustaba, era un Tom Brady más centrado en marcas y records que en otra cosa aunque con ello llegaban las victorias y con una sola jugada en el playbook, pasar a Randy Moss. Se marchó Randy Moss y de nuevo regresó el Tom Brady aquel que daba miedo, el que era capaz de repartir el football entre 4 y 5 receptores diferentes y terminaba repartiendo pases entre 8 y 9 jugadores, el Tom Brady que nunca sabías donde iba a lanzar el pase, podía ir a cualquiera porque en cuanto se soltó del lastre de Randy Moss volvió el Brady líder y jugador de equipo, y no es que dejara de serlo con Randy Moss en el equipo, sino que se anclaba demasiado en el WR, sin él siempre he defendido que Brady es infinitamente más peligroso.

Para muestra lo ocurrido el domingo, la amenaza más peligrosa de los Patriots en las últimas temporadas es Ron Gronkowski, sin embargo lleva lesionado una buena parte de la temporada y sin él los Patriots se han arreglado a la perfección. El domingo en prácticamente la primera jugada en la que intervino se volvió a lesionar en el mismo brazo y tuvo que abandonar el partido. También Danny Woodhead caía lesionado al inicio del partido y no participaba mas, Woodhead se había mostrado letal en las últimas semanas, el chico para todo del ataque de los Patriots. No pasó nada, Tom Brady siguió ejecutando a la perfección la “no huddle hurry up offense” que han puesto en práctica este temporada con otros jugadores y en ningún momento se notaron las ausencias ni de Woodhead y Gronkowski, los Patriots demostraron tener equipo más que de sobra para reemplazarlos, y por eso este Tom Brady es el más peligroso, juega con todo lo que el equipo le ofrece.

Y volvemos por donde hemos empezado, Matt Cain jugó aquel día un partido perfecto, pero en realidad quien jugó un partido perfecto fue todo su equipo y él fue el jugador más destacado y determinante, pero sin la ayuda del equipo no hay partido perfecto que exista. En el football pasa exactamente igual, grandísimos QB como Drew Brees y todos sus records no han sido ni parte de las post temporada, y en esta ronda han caído tanto Peyton Manning como Aaron Rodgers, estos 3 QB junto con Tom Brady, forman la creme de la creme de la liga, me niego en redondo a entrar en el absurdo debate de si son élite o no, pero solo uno de ellos jugará la final de conferencia este domingo, y el único que lo hará es precisamente porque le acompaña un equipo y le acompañaran otros 3 QB que no llenan tantas páginas, o cuando lo hacen para mal, caso de Joe Flacco, denostado por muchos pero que en playoffs siempre da la talla, pero que todos ellos tienen algo en común, les acompañan un equipo, como el día que Matt Cain ganó su partido perfecto.

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