Wild, Wild Wes

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Tanto se tensó la cuerda que al final se rompió. Wes Welker, uno de los agentes libres cuya suerte suscitaba mayor interés, dejó de ser jugador de los New England Patriots y se convirtió en nuevo jugador de los Denver Broncos.

La noticia no por esperada deja de ser menos dolorosa para muchos fans de la franquicia de Boston que ven marchar a uno de los principales puntales de su ofensiva durante los últimos años quien, por si fuera poco, será ahora uno de los objetivos favoritos de Peyton Manning en el que se perfila como uno de los favoritos para representar a la AFC en la Super Bowl de 2014.

Al concluir la temporada 2011 Patriots y Welker fueron incapaces de llegar a un acuerdo de larga duración. La franquicia no estaba dispuesta a tirar la casa por la ventana con un jugador de 30 años y finalmente decidió emplear la etiqueta de «jugador franquicia» para retenerle. Esto significó que Welker recibió durante esa temporada un sueldo equivalente al salario medio de los receptores mejor pagados de la liga.

Aplicar esa medida un año más se antojaba una cantidad inalcanzable para los Patriots y finalmente, tras rechazar una oferta por dos temporadas y 10 millones de dólares, el jugador se cansó de esperar y terminó aceptando la propuesta presentada por los Broncos -12 millones por dos años- sin ni tan siquiera pisar el cuartel genera de Denver. Para conocer las interioridades de este proceso os recomiendo el artículo publicado esta misma mañana por el reportero de ESPN Boston Mike Reiss, sin duda una de las fuentes imprescindibles para conocer la actualidad de los de New England.

La respuesta de los Patriots no se hizo esperar y pocos minutos después anunciaban la contratación de Danny Amendola para reemplazar a Welker.

No tendrá una tarea fácil el ex-jugador de los Rams. Amendola es un jugador elusivo y con buenas manos pero con un «pero» nada desdeñable, su durabilidad. Sólo en las dos últimas campañas el nuevo receptor de los Pats se ha perdido más partidos que Welker en toda su carrera en Massachussets.

Especialmente preocupante fue la extraña lesión de clavícula que sufrió en 2012 y que apunto estuvo de costarle la vida ya que, al contrario de lo que suele ser habitual en una dislocación de ese tipo, el hueso en lugar de soltarse hacia arriba lo hizo hacia abajo lo que provocó que estuviera muy cerca de pinchar la traquea y la arteria aorta. Logró recuperarse sin secuelas pero una nueva lesión, ahora en el triceps, acabó con su temporada.

Amendola, es 4 años más joven que Welker, al igual que él procede la Universidad de Texas Tech, es un jugador que no llega al 1,80 más agil que veloz y también basa su éxito en su instinto, inteligencia e intangibles. El coordinador ofensivo de los Pats Josh McDaniels le conoce además perfectamente ya que lo tuvo a sus órdenes durante su paso por los Saint Louis Rams. Si la salud de respeta seguramente será productivo y se convertirá en un arma muy peligrosa en manos de Tom Brady pero si el fantasma de las lesiones lo persigue podría ser un notable fiasco. El riesgo esta ahí y no se puede negar.

Obviamente la apuesta de New England es a futuro. El presente, o el pasado más reciente no admiten comparación posible. En su mejor temporada, la 2010, Amendola firmó 85 recepciones, 689 yardas y 3 TDs y sus números en las 4 campañas que ha jugado ni se acercan a los del jugador que acaba de llegar a Denver.

Los seguidores más fanáticos acusan a Robert Kraft de dinamitar al equipo al permitir la salida de Welker. No puede haber una crítica más estúpida. Kraft ha catapultado a cotas de éxito inimaginables a una franquicia sin rumbo que no terminaba de encontrar su sitio en Massachussets y que cerca estuvo de cambiar de aires. Tras años de encomiable trabajo la ha convertido en una de las más exitosa de los tres últimos lustros. Ganar es la tónica en Foxborough y su política espartana alejada de personalismos, de estrellas y de «megacontratos» le ha dado unos réditos innegables.

El football profesional es un negocio, la NFL la liga más prospera del planeta y los Patriots, con sus aciertos y sus errores, uno de los máximos exponentes de exitosa gestión deportiva y administrativa. Ahí están los números y las estadísticas y la contratación o el traspaso de un jugador, por muy carismático que sea, no va a volver loca a la gerencia.

Como viene siendo habitual en estos casos el tiempo será el que determine quien se ha llevado las de ganar en este intercambio de cromos. De momento lo único seguro es que Welker se va al lejano oeste pero, gracias a la geografía NFL, se convertirá en uno de los rivales que pelearán con los Pats por el cetro de la AFC y que, si el infortunio no lo impide, uno de los partidos que marcaremos en rojo en nuestro calendario será la visita de los Broncos a New England en 2013. Como para perdérselo.

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