A lo largo de mi vida como aficionado al football he tenido la oportunidad de ver a varías de las llamadas “Grandes Dinastías” del football. La primera los Pittsburgh Steelers, ciudad donde tuve el placer de residir durante unos años para ver de cerca la locura de los aficionados de los acereros. En la década de los 80 el poder del football emigró al oeste y se instaló en la zona de la Bahía. Bill Walsh y su West Coast Offense cambiarían para siempre el football, todavía se habla de aquel ataque y de sus cientos de variantes, muchos pupilos de Walsh son o han sido Head Coaches en la NFL, algunos con enorme éxito como, George Seifert, Jon Gruden o Mike Holmgrem.
En los primeros años 90 los Dallas Cowboys de la mano de Jimmy Johnson, Head-Coach al que Jerry Jones dejó hacer y deshacer, montó el mas fantástico equipo de football que mis ojos hayan visto jugar. Si no ganaron 4 anillos seguidos fue por Deion Sanders, un jugador tan desequilibrante que el año que estuvo en San Francisco fue la diferencia y el siguiente, que estuvo en Dallas, también. Jamás el MVP de una Superbowl se ha entregado a un tipo tan mediocre como el CB Larry Brown, eso solo fue posible porque Sanders estaba en el campo.
Ya metidos en pleno Siglo XXI los New England Patriots repitieron la misma gesta que los Dallas Cowboys, ganar 3 anillos en 4 temporadas. Los Patriots fueron el primer equipo que supo adaptarse a una nueva era y nadar entre las difíciles aguas del Salary Cap y la Agencia Libre. Bill Belichick demostró a toda la NFL como se puede ganar el Vince Lombardi de manera consecutiva sin necesidad de tener un súper equipo al estilo de lo que fueron aquellos que he mencionado antes.
En todos estos equipos mas que hablar del término “dinastías” yo prefiero llamarlo de otra forma, son equipos donde se ha logrado una de las cosas mas difíciles que tiene el deporte, una cultura ganadora, “a winning culture”. Todos estos equipos además de tener calidad, todos tienen en común que fueron culturas ganadoras, no solo ganaban porque eran buenos equipos, muchas veces ganaban simplemente porque sabían ganar. No fueron necesariamente los mejores, pero tenían ese algo, ese plus, casi siempre encontraban la forma de ganar. Eso es algo que está por encima de la propia calidad del equipo o de su veteranía, cuando un equipo entra en eso que he llamado “cultura ganadora” ganará partidos simplemente por eso, porque saben como ganarlos, que en muchas ocasiones es mas importante que el cómo los juegues.
EL CASO DE LOS RAVENS
Toda esta reflexión me ha venido a cuenta de lo que en el final de la temporada pasada y lo que llevamos de post temporada y pretemporada está sucediendo con los Baltimore Ravens. En Baltimore no solo han ganado una Superbowl, sino que se ha conseguido algo mas difícil e importante, ser una cultura ganadora. Los Ravens pese a la agitado de su devenir tras la Superbowl pueden afirmar no solo que son los actuales campeones, sino que son sobre el papel, de momento todo en la NFL es sobre el papel, bastante mejor equipo que el que la temporada pasada lo ganó todo, eso solo se puede explicar como lo acabamos de decir, siendo una cultura ganadora.
Los Baltimore Ravens ocupan hoy por hoy el sitio que hace no tanto tiempo ocupaban los New England Patriots, el equipo que siempre ha sido señalado como ejemplo de excelencia en este Siglo XXI. Los Ravens acumulan 2 Superbowls en este siglo, aunque ambas estén separadas por mas de 12 años en el tiempo y con dos modelos de equipo bastantes diferentes, pero lo que nadie puede negar es que están poniendo los cimientos necesarios para poder ganar al menos otro par de anillos en los tres o cuatro próximos años, este equipo está a un solo drop de Lee Evans de haberse metido en dos Superbowls de manera consecutiva.
Tengo que reconocer que cuando los Ravens ganaron la Superbowl pensaba que este equipo estaba mas destinado a desmantelarse. Lo dije en mi primera columna tras la Superbowl, era un equipo muy veterano que parecía que había dado todo lo que podía dar y que era el momento perfecto para empezar a reconstruir el equipo y empezar de cero, tras ganar el Vince Lombardi. El equipo perdía al que ha sido su santo y seña desde que se movieron de Cleveland a Baltimore, Ray Lewis. También había veteranos de mil batallas que estaban planteándose su retirada y el equipo parecía que había tocado techo, era su canto del cisne.
Pero me equivoqué. Ozzie Newsome no solo ha demostrado que es con diferencia el mejor General Manager que hay ahora mismo en la NFL, sino que sabe moverse como nadie en la agencia libre y ya tiene a su equipo mas que preparado para un nuevo asalto al Vince Lombardi. Ozzie Newsome tenía desde el principio un plan, ni lo anunció ni dijo una sola palabra, dejó que el resto de equipos movieran piezas y sobre todo gastaran mucho dinero antes de tomar una sola decisión que no fuera renovara a su QB Joe Flacco. Cuando Newsone ganó su primera Superbowl cometió un error del que aprendería, intentó prolongar la vida de una plantilla muy veterana más allá de lo recomendable. Aquel equipo tenía un ataque prácticamente inexistente, su gran estrella en ataque era Jamal Lewis, un poderoso RB que corría una y otra vez detrás de una OL enorme donde brillaba Jonathan Ogden, primera selección de la historia de los Ravens y ya miembro del Hall of Fame.
El resto del ataque era inexistente, dirigido por el QB Trent Dilfer, un jugador que es mejor persona que QB, cuyo mayor error en esta vida seguramente fue ser seleccionado en 1994 como 6ª elección absoluta del draft. Siempre ha vivido con ese status de QB elegido muy arriba en el draft, estoy totalmente seguro que si Trent Dilfer hubiera sido elegido en la 3ª o 4ª ronda en lugar de ser un “QB malo”, que es como pasará a la historia, hubiera sido un “QB no bueno”, nótese que no es lo mismo ser calificado de “QB malo” que un “QB no bueno”. Y de eso la culpa no la tiene precisamente Trent Dilfer, ahora que Mel Kiper celebra sus 35 años como especialista del draft ha sacado su particular lista de a quienes consideraba los 10 mejores prospectos en cada posición en salir del college, llama la atención que en QB el 7º lugar lo ocupe Ryan Leaf seguido de Andre Ware, dos absolutos petardos. Lo que dice mucho de la enorme dificultad de evaluar la carrera de un jugador en su etapa universitaria y como se adaptará al profesionalismo.
Ray Lewis fue miembro de aquel equipo campeón y fue el MVP de la Superbowl, pero toda la atención se la llevaban personajes tan pintorescos como Tony Siragusa o Sam Adams, dos jugadores tan voluminosos que eran capaces de colapsar cualquier pocket, les acompañaban Rob Burnett y Michael McCrary. En los puestos de LB además del propio Ray Lewis estaba Peter Boulware y Jamie Sharper. La secundaria era de auténtico lujo, con Chris McAllister y Duane Starks en los puestos de CB brillaba con luz propia uno de los mejores DB que jamás ha pisado un terreno, Rod Woodson, que jugaba de safety. Newsome dejó que aquella escuadra continuara y se equivocó, los Ravens acabarían siendo un equipo ramplón, sin personalidad alguna. El declive de la defensa, pieza angular y casi única del equipo, y la total incapacidad de buscar un QB de futuro fue el final de Brian Billick.
Ozzie Newsone empezó un nuevo ciclo aprovechando mucho de lo que había entonces. Ray Lewis seguía siendo un extraordinario LB, Ed Reed ya era el mejor safety de la NFL, pero el equipo necesitaba renovarse, que entrara savia nueva. La primera medida fue contratar a un entrenador de equipos especiales como Head Coach, una decisión que un primer momento provocó no pocas polémicas, John Harbaugh era un completo desconocido, o no, era el hermano mayor de Jim Harbaugh, un QB trotamundos que empezó en Chicago, siguió en Indianapolis y que terminó su carrera en Baltimore, pero aparte de eso era el entrenador de los equipos especiales, no tenía experiencia como coordinador ni asistente.
La siguiente decisión de Ozzie Newsome fue apostar por un QB llamado Joe Flacco. En aquel draft de 2008 el mejor QB era y con diferencia sobre todos los demás el producto de Boston College Matt Ryan. Los Dolphins que tenían la primera elección lo dejaron pasar a favor de Jake Long, pero no pasó de Atlanta con la 3ª elección. Los Ravens, que ese año tenían la 6ª elección hicieron un trade down y eligieron a Joe Flacco en el puesto 18, un QB de un college sin apenas pedigree en las grandes conferencias, Delaware, y cuyo stock había subido desde la Senior Bowl y la Combine. Nadie podía pensar al principio de aquella temporada que aquel QB alto y espigado de un college mas o menos desconocido entraba en los planes de un equipo como primera ronda. A juicio de los scouts en aquel año tras Ryan el salto era enorme, los QB mejor valorados era Chade Henne y Brian Brohm. La otra elección clave de aquel año fue la selección de Ray Rice, otro RB que tenía por delante a otros jugadores como Jonathan Stewart, Darren McFadden o Felix Jones, RB a los que el bueno de Rice ha superado a todos en prestaciones.
La llegada de John Harbaugh y Joe Flacco ha traído una etapa de tremendos éxitos a la franquicia de Baltimore. En su primer año terminaron 11-5 solo por detrás de los poderosos Pittsburgh Steelers, ganaron dos partidos de playoffs para acabar perdiendo ante los eventuales campeones en la final de la AFC. Joe Flacco era el primer QB rookie en ganar dos partidos de post temporada.
Las temporadas siguientes de los Ravens no le han ido a la zaga, los Ravens han entrado todos los años en los playoffs y siempre han ganado al menos un partido, en alguno de ellos dando una auténtica campanada como la de eliminar a los New England Patriots endosándoles su primera derrota en la historia del Gillete Stadium. En estas cinco temporadas los Ravens han ganado la división en dos ocasiones y en otras tres han entrado como equipo de wildcards en la post temporada. De los 13 partidos de pretemporada que han jugador han ganado un total 9 partidos, entre ellos una Superbowl, y sufrido 4 derrotas, y siempre en la ronda de Divisionales o Final de Conferencia.
Tras ganar la última Superbowl el equipo parecía que se iba a desmantelar, o al menos era lo que parecía indicar la total pasividad del equipo ante la pérdida de sus agentes libres y su inactividad en la agencia libre. El principal movimiento de los Ravens fue la polémica renovación de Joe Flacco, polémica para algunos y sobre todo para aquellos que no saben como funciona la parte económica de la NFL. Se pudieron leer barbaridades como que el equipo se había hipotecado, que no había dinero para renovar otros jugadores, que nadie iba a ir a jugar a un equipo sin dinero, en un absurdo llegué a leer que los Ravens habían rebajado los salarios de sus trabajadores para poder pagar a Flacco, aunque esto último entra dentro de lo gracioso y del absoluto desconocimiento que existe sobre el funcionamiento de una franquicia. Como ya dejamos claro el contrato de Joe Flacco es un contrato alto, pero es uno mas dentro de la espiral de locura en que se han convertido los salarios de los QB.
Pocas horas antes de empezar la agencia libre los Ravens traspasaban a Anquan Boldin a los San Francisco 49ers, un jugador decisivo en los playoffs a cambio de una elección de 6ª ronda del draft. Una segunda lectura nos dice dos cosas, con el traspaso de Boldin a un equipo de la NFC los Ravens no solo consiguen que no fuera como agente libre a ninguno de sus principales enemigos en la propia AFC como podían ser New England o Denver, sino que además conseguían una compensación por un jugador que lo iban a cortar y que ya habían amortizado completamente en Baltimore.
A las horas de empezar la agencia libre los Ravens veían marchar a Paul Krueger, Dan Ellerbie y Cary Williams. Ozzie Newsome tenía muy claro una cosa, Kruger era un buen jugador no había demostrado absolutamente nada hasta este temporada en que quedaba casualmente como agente libre y precisamente en playoffs ¿Cuántas veces hemos visto la historia de ese jugador que en su año de contrato hace la temporada de su vida y luego no se sabe mas de ello? Ozzie solo tiene que mirar lo que sucede a unas millas de su equipo, los Redskins pagaron una absoluta barbaridad por Albert Haynesworth y aún lo están pagando. En el caso de Ellerbie Ozzie tenía muy claro lo que estaba dispuesto a pagar, pero si un equipo venía con un mega contrato como el que le ofrecieron en Miami no pensaba igualarlo por un jugador que solo ha demostrado su valor en este temporada, casualmente la misma en la que quedaba como agente libre. Williams era prescindible con el regreso de una lesión de Ladarius Webb.
Otro movimiento que sulfuró a los aficionados fue la total pasividad del equipo con Ed Reed. Ed Reed ha sido un excelente jugador, pero lo ha sido, ya no era ese jugador dominante que una vez fue, nadie puede dudar de su veteranía y saber estar en el campo, pero Ozzie Newsome no estaba dispuesto a pagar mas de lo necesario por un jugador que cada año aportaba menos y simplemente lo dejó marchar.
A partir de aquí todos los movimientos de Ozzie Newsome han sido una auténtica obra maestra, movimientos que demuestran el por qué es el mejor General Manager de la NFL y como había aprendido del error de la anterior Superbowl, no iba a seguir con un equipo que había llegado a su techo sino que empezaría con otro totalmente. Vía agencia libre habían llegado los dos únicos fichajes a este momento, Chris Canty y Marcus Spears, ninguno una gran estrella, pero si buenos jugadores de los que completan un roster.
Después llegaba el primer gran movimiento, el fichaje de Elvis Dumervil tras el fiasco del Flacco Gate. El fichaje de Dumervil es el claro ejemplo de lo que hemos comentado, la cultura del ganador. Dumervil sonó New England, incluso sonó como posible su regreso a Denver, sonó para Miami y su billetera, también en Atlanta, sin embargo el jugador se incorpora a los Baltimore Ravens, que echan por tierra todas las absurdas teorías de la conspiración, de su falta de dinero o del hecho que estaban hipotecados por el contrato de Joe Flacco.
Pero Ozzie no se ha quedado quieto, en cuando salen los picks de compensación del venidero draft los Ravens acaban con 12 elecciones en el próximo draft. No todos los jugadores seleccionados van a terminar necesariamente en la plantilla, pero para un General Manager acostumbrado a construir su equipo vía draft 12 elecciones es una auténtico tesoro. Después llega el fichaje de Michael Huff, un jugador cortado dentro del proceso de demolición de los Oakland Raiders. En una liga tan necesitada de buenos safeties Huff se une al proyecto de los Ravens ¿Casualidad?
Para rematar lo que ya era una excelente post temporada, Rolando McClain, un LB con un inmenso talento pero con afición a los líos y problemas, considerado un petardo, también se une al proyecto de los Ravens. Muchos no parecen recordar que Ray Lewis fue un jugador muy polémico y a punto estuvo de ingresar en la cárcel por unos hechos nunca aclarados del todo tras una Superbowl que acabó de forma trágica. Rolando McClain es considerado un petardo, octava elección absoluta del draft nunca ha terminado de brillar, pero quién sabe si con un cambio de aires de capaz de soltar todo el potencial que se le supone. Tiene solamente 24 años, con problemas y todo no suele bajar de los 75 placajes por temporada, en Baltimore bien dirigido y mejor acompañado podría ser un jugador clave en el puesto de LB.
Todos estos fichajes no se pueden entender mas que desde la perspectiva que hemos comentado, Baltimore, y especialmente Ozzie Newsome ha instalado una cultura ganadora, los jugadores van a Baltimore no solo por dinero, sino por el prestigio que supone jugar para una franquicia que ha demostrado ser un ejemplo de excelencia en los últimos 5 años. Soy de la opinión que lo que hace Baltimore tiene mucho mas mérito que New England, encuadrado en la durísima AFC North ha tenido un eterno contendiente a la Superbowl como son los Pittsburgh Steelers, con 2 anillos en ese mismo periodo de tiempo. También ha tenido que luchar contras las idas y venidas de los Cincinnati Bengals. Sin embargo New England lleva 10 años dominando a su antojo una división donde sus rivales se auto descartan al poco de empezar la temporada, los Dolphins llevan lustros anclados en la mediocridad, al igual que los Buffalo Bills. Tan solo se salvan y a ratos los NY Jets, pero que han pasado de ser un equipo digno a transformarse en una tragi- comedia con Mark Sánchez en el papel estelar y Rex Ryan de director de pista.
EQUIPOS DE LEYENDA
Los Pittsburgh Steelers aunque ahora pasen por un bache por la veteranía de su plantilla es un equipo con mentalidad ganadora desde casi siempre. Chuck Noll, Bill Cowher y mas tarde Mike Tomlin son un claro ejemplo de un proyecto ganador y estable. Cuando los Cowboys dominaban la NFL eran otra cultura ganadora, tanto en la etapa de Jimmy Johnson como con Tom Landry. El equipo de Jerry Jones continúa siendo el equipo mas popular, rico y con mas aficionados, pero desde hace lustros que esa cultura de ganador no aparece por Texas, un equipo con un inmenso talento en todas partes, pero que carece de mentalidad ganadora, de aquella cultura ganadora que tenían los Michael Irvin, Emmitt Smith, Troy Aikman, Roger Staubach, Bob Lilly y otros muchos que el solo hecho de ponerse el casco de la estrella solitaria creaba el pánico en los rivales.
¿Y que podemos decir de los San Francisco 49ers? Bill Walsh catapultó a un equipo que nunca había ganado nada al cielo. Bill Walsh sabe que ganó mas de una Superbowl sin ser el mejor equipo, por ejemplo en 1988, y eso le carcomía, igual que le carcomía que el equipo de 1984, aquel que ganó la Superbowl a los Miami Dolphins de Dan Marino, fue probablemente su mejor equipo, aquel equipo terminó 15-1 la Regular Season y se paseó en los playoffs y la Superbowl detrás de una fantástica defensa y un ataque demoledor.
New England en sus años de Superbowls nunca fue el equipo que mejor football practicó con la salvedad de su último anillo, el de 2004. Aquel si era un grandísimo equipo con un Corey Dillon excelente y un Tom Brady en plena madurez, el mejor y mas peligroso Brady que he conocido. Luego los Patriots cambiaron el modelo y quisieron ganar atacando en lugar de hacerlo defendiendo y con un ataque muy sólido y no tan espectacular como el de los últimos años. Sin embargo en todo este tiempo el aura de eternos contendientes siempre les ha permitido atraer jugadores y se ha implantado una cultura de ganador que ninguna otra franquicia de su división tiene.
Ahora es el turno de los Baltimore Ravens. Debo confesar mi total admiración hacia un equipo que no solo no se ha desmantelado, sino que todo apunta que puede ser mucho mejor que el del año pasado y con la seguridad que le otorga ser el actual campeón. Los Ravens todos los años partían como contendientes, pero algo se cruzaba en su camino, los Steelers, un drop, un FG fallado. Ahora que lo han ganado todo pueden presumir de tener no solo un Vince Lombardi, sino una cultura ganadora, y eso suele ser el anticipo de una larga racha de éxitos.
Estoy plenamente seguro no solo que Ozzie Newsome nos sorprenderá a todos con algún movimiento en el draft, sino que además sacará de esa docena de elecciones al menos media docena de jugadores mas que aprovechables y que aportarán casi desde el primer día. Además en cuanto avance la pretemporada y empiecen los cortes de las plantillas seguro que se hará con un par de veteranos descartados que terminarán siendo parte importante del equipo y que harán de Baltimore un destino mas atractivo aún.