El WR de los Philadelphia Eagles Riley Cooper ha recibido permiso para ausentarse de los entrenamientos del equipo mientras busca asesoramiento tras haber protagonizado un desagradable incidente el pasado fin de semana en un concierto de Kenny Chesney en el que dedicó un desagradable insulto racista a un guardia de seguridad.
Cooper consultará con profesionales buscados por los Eagles durante este periodo de tiempo para entender el impacto que han hecho sus palabras.
«Los últimos días han sido muy difíciles para mi,» declaró Riley a través de una nota emitida por el equipo. «Mis acciones son inexcusables. Cuanto más pienso lo que hice más disgustado estoy. No me explico como pude decir algo tan repulsivo.»
«Ahora mismo creo que es importante para mi tomarme un tiempo para reflexionar sobre la situación. La organización y mis compañeros han sido un apoyo pero también me he dado cuenta de que hay personas que será difícil que me perdonen por lo que hice. Lo mejor para mi, y para el equipo, es estar apartados por un periodo de tiempo.»
El jugador de cuarto año, que fue multado por el club, expresó arrepentimiento por sus comentarios, diciéndoles a los reporteros, “Estoy extremadamente apenado”. Cooper también reconoció haber consumido alcohol en aquel momento pero no quiso poner ese hecho como excusa de sus actos.
“Sé qué tipo de persona es”, comentó el QB Michael Vick. “Eso es lo que lo hace difícil de entender pero fácil de perdonar”. Otros compañeros de profesión no se mostraron tan tolerantes lo que probablemente ha llevado a los Eagles a tomar esta medida.
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