Tomo prestado el título de la versión española de la divertida serie «The League» porque me viene al pelo.
La NFL está en su mejor momento como valor de producto. Grandes audiencias, grandes contratos televisivos, NFL Network 24 horas al día, partidos tres días a la semana desde el opener, merchandising, captación del público femenino, expansión internacional. La NFL en estos momentos es una Liga Fantástica, sobre todo para los 32 dueños de las franquicias, una máquina de hacer dinero.
Pero la NFL también se está convirtiendo en una verdadera Liga Fantástica, una auténtica «Fantasy League».
La mayoría de los lectores seguro que juega en una o varias ligas de estas. Es un fenómeno mundial en continua expansión. La propia NFL las patrocina en su web, con una sección cada día más completa: estadísticas en directo, vídeos, análisis, premios, además de numerosos anuncios protagonizados por los propios jugadores.
Esto no está mal. Es divertido, sirve para seguir el partido de otra manera y para restregar los «bragging rights» ante los amigos. Pero el problema que veo es que la propia NFL se está «fantasyzando», por lo menos la temporada regular.
La NFL quiere puntos, ataque, anotaciones, espectáculo, más jornadas de liga regular. Así podemos ver a Peyton Manning lanzando 7 pases de TD, a LeSean McCoy corriendo 184 yardas, a Anquan Boldin sumando 208 yardas de recepción, etc. Es el leit motiv de la temporada regular, fútbol ofensivo y espectáculo. Incluso las propias plantillas de los equipos parecen salidas de drafts de fantasy anuales. Hay equipos como los Cardinals en los que sumo 20 adquisiciones de jugadores esta offseason, además de los llegados vía draft, y otras tantas bajas. Con tanto cambio de cromo, es difícil de seguir dónde juega cada jugador.
Para gustos están los colores. Hay a quien le parecerán perfectos los cambios en el reglamento para potenciar el juego ofensivo. Yo no discuto los cambios normativos que buscan la seguridad del juegador, es algo insoslayable en la sociedad actual, pero sí creo que las defensas cada día están más vendidas.
Pero esta «fantasyización» de la temporada regular se diluye en los playoffs. Tal vez la liga se está volviendo dual, entre una temporda regular en la que prima el espectáculo y unos playoffs en los que prima el football, por lo menos al que los veteranos estamos más acostumbrados. Sin llegar a lo que es la MLB, evidentemente, pero la idea cada vez más insistente de la NFL de alargar la temporada regular dos jornadas más iría en esta dirección.
Este es uno de los factores que me han hecho tomar la decisión de espaciar mis artículos. El otro, por supuesto, es la falta de tiempo, otro de los males endémicos de nuestra sociedad. Hoy en día, con la cantidad de imágenes, resúmenes, comentarios en el foro, no creo que sea necesario repasar cada jornada, prefiero reservarme para cuando tenga algo que decir y para los playoffs.
La dualidad de la liga es más acusada cada día, y cada vez el desempeño de los equipos en enero y en el resto de la temporada difiere más. Por eso, ya nos preocuparemos en enero de quién puede levantar el Lombardi Trophy, cojamos ahora la palomitas y disfurtemos de los TD de Manning, del gameplan de Chip Kelly, de las zarpas de Boldin, de las carreras de Adrian Peterson, de un nuevo renacer de Reggie Bush o Larry Fitzgerlad, de la remontadas de Andrew Luck, de los prometedores debuts de Terrelle Pryor, Geno Smith y E.J. Manuel, y de todo lo que me dejo en el tintero.
Una de las cosas que voy a echar de menos es seleccionar una cheerleader cada semana, o sea que no voy a desaprovechar la ocasión de colar una.
Curiosamente, en una liga tan fantástica chirrian los fallos que hemos visto esta jornada. El primero lo vimos en el mismo opener, cuando el joven LB Danny Trevathan hizo un «DeSean Jackson«, es decir, soltar el balón instantes antes de entrar en la endzone, en un retorno de intercepción. Resultado, touchback en lugar de TD. Es una jugada como para darle la carta de despido tras el partido. Es increíble como una jugada tan tonta pueda repetirse otra vez. Sólo le salva el que no tuvo influencia en el desenlace del partido.
Más llamativo aún fue el de Darius Reynaud, protagonista de la anotación más rápida en la historia de la liga, prácticamente imposible de superar. Al retornador no se le ocurrió otra cosa que arrodillarse en la endzone cuando había atrapado el balón ligeramente por delante de la goaline. Resultado, Safety en lugar de un touchback. En su defensa pensaremos que no fue un problema de conceptos sino que no advirtió que recuperó el balón en el campo en lugar de en la endzone.
Claro que hablando de fallos, habría que meter al partido de los Steelers en su conjunto, ya que ni con dos puntos regalados, ademas de la posesión inicial en las dos partes, consiguieron anotar un sólo punto hasta los minutoa de la basura. Y lo mismose puede decir de los Jaguars, que tuvieron 70 jugadas ofensivas, en casa, frente al peor equipo de la temporada pasada, y no consiguieron un sólo unto de ellas.
También tuvo su gracia que Eli Manning mandar su primer balón de la temporada, en un presunto screen, directamente a las manos de Demarcus Ware para un pick six. Prácticamente lo mismo le ocurrió a Matt Schaub le noche siguiente, su 1º balón fue interceptado y en la jugada siguiente ya iban 0-7. También un «1ª y goal» desde su yarda 4 en el 1º drive de Michael Vick se saldó con un TD para los Redskins gracias a un dudoso pase ¿lateral?, ¿adelantado? que fue interpretad por los árbitors como fumble. La jugada es dudosa, pero la actitud de los jugadores de los Eagles es imperdonable, hay que ir siempre a por esos balones dudosos.
Pero la peor jugada de toda la jornada la protagonizó el Buccaneer Lavonte David. A 15 segundos del final del partido Geno Smith salio por la banda en la yarda 45. El partido estaba en el bolsillo de los Bucs, apenas quedaba tiempo para acercarse a FG range y chutar un FG, pero al OLB no se le ocurrió otra cosa que golpearlo en la banda. Resultado, 15 yardas de penalización, FG de 48 yardas y partido para los Jets.
Es una de las manera más absurdas de perder un partido, y lo hemos visto otras veces en el campo. Ahora bien, Greg Schiano tiene un problema, cómo le va a echar la culpa al joven jugador por su falta, la 13ª del equipo (102 yardas de penalización), cuando le enseñas que tiene que cargar contra las formaciones «victory». Cuando tu gameplan es hacerte el macho e intimidar al rival, luego te pasa esto. A él le dedico la Cheerleader de la Semana.
Anquan Boldin puede ser la guinda. | ||
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