The NFL Championship Game, el partido que proclamaba al campeón de la NFL antes de la era de las Superbowls, fue una idea improvisada que nació en 1932, hasta entonces y desde que nació la NFL en 1920, la liga fue una competición que proclamaba campeón al equipo con mejor porcentaje de victorias y derrotas, los empates no computaban.
En 1932 sucedió algo imprevisto, los Chicago Bears y los Portsmouth Spartans, actuales Detroit Lions, empataron a todo y era imposible determinar un campeón. Entonces, el comisionado Joe Carr tomó la decisión de que se jugará un partido mas para determinar que equipo se proclamaría campeón, aquel partido a todos los efectos figura como un partido mas de temporada regular, nunca como un partido de playoffs, de hecho el perdedor bajaría hasta el 3er puesto en la clasificación final.
El partido se tenía que haber celebrado en Wrigley Field, Chicago, sin embargo una ventisca de nieve y viento, obligó a trasladar el partido al Chicago Stadium, un pabellón cerrado que obligó a adaptar el campo a las circunstancias. El pabellón presentó una entrada inmejorable, y de haberse jugado en Wrigley Field también se hubiera llenado. Joe Carr, embebido por el éxito, tomó la decisión de que a partir de entonces la NFL se dividiría en dos divisiones, Este y Oeste, y los campeones de cada una jugarían a partido único quien se proclamaría campeón. También se estableció que la sede de la final sería rotatoria, cada año se jugaría en el campo del campeón de la división que por turno le tocaba celebrarlo. En los años pares tocaba jugar en el campo de la División Este, en los años impares en el campo del campeón de la División Oeste. Además el campeón desde la edición de 1934, la segunda, recibiría un trofeo llamado Ed Thorpe Memorial Award.
Aquellas primeras ediciones del NFL Championship Game se jugaron en sitios como Green Bay, Detroit, Chicago, Nueva York o Washington, siempre en estadios al aire libre. En 1936 por primera vez el partido se jugó en un sitio neutral, los Boston Redskins quedaron campeones de la División Este y les tocaba organizar la final ante los Green Bay Packers. George Preston Marshall, que no estaba satisfecho con la pobre afluencia a Fenway Park para ver jugar a sus Redskins, tomó la decisión de llevar el partido a New York. Las palabras de Joe Carr para justificar el traslado fueron “New York no solo es el sitio mas céntrico, sino que el peligro de que el mal tiempo haga acto de aparición es menor que en cualquier otra parte, además The Polo Grounds ofrece el mejor equipamiento para las inclemencias del tiempo con sus graderíos cubiertos y su sistema de iluminación”. Aquel 13 de diciembre de 1936 salió un precioso día soleado, estuvo lloviendo toda la semana, y la temperatura fue de 36º F (2,2º C).
Dos años antes, en 1934, se jugó en el mismo escenario una de las ediciones mas curiosas, la conocida como The Snickers Bowl. La noche anterior al partido cayó una enorme helada en New York, que congeló el césped de The Polo Grounds transformando el campo en una capa de hielo. Los NY Giants, siguiendo el consejo de un jugador que había jugado en esas condiciones, utilizaron en lugar de botas con tacos zapatillas de deporte, lo que les garantizaba mejor sujeción. Los Giants que no eran para nada favoritos se impusieron a unos invictos Chicago Bears.
La edición de 1958 es la mas especial de todos los NFL Championship Games, el partido que ha pasado a la historia como “The greatest game ever played”. El partido en sí no es que tenga mucha historia, pero su transcendencia sí, se abrió entonces una nueva etapa en la NFL que, hasta entonces, era una liga muy por detrás del football colegial y el baseball.
El profesionalismo gozaba de buena salud, pero había vivido tiempos muy duros, especialmente el rechazo frontal de la NCAA, que consideraba un sacrilegio jugar al football por dinero. La cadena NBC retransmitió la final de 1958 a nivel nacional, mas de 40 millones de espectadores lo vieron y por primera vez en la historia de la NFL se tenía que decidir el campeón en una prórroga. El partido además fue dramático, continuos cambios en el marcador y para rematar había un jugador muy especial ese día en el césped del Yankee Stadium, Johnny Unitas. El QB había sido rechazado por todos los equipos de la NFL y cortado por los Pittsburgh Steelers, se ganaba la vida como albañil a la vez que entrenaba con semi profesionales hasta que los Colts le dieron una oportunidad. Johnny Unitas lideró a los Colts hacia una victoria que nadie contaba y la NFL llegó a millones de hogares en todo Estados Unidos, y hubiesen sido millones mas de no aplicarse un “blackout” en la ciudad de New York.
AFL VS NFL
Tras aquel partido empezó lo que se conoce la “The golden age of pro football”. Poco después nacería la American Football League por la negativa de la NFL de ampliar el número de franquicias. La NFL no se quedó quieta tras ver que “los otros” conseguían reunir varios equipos para formar una nueva liga, e inmediatamente amplió su número de franquicias, primero los Dallas Cowboys, y mas tarde los Minnesota Vikings.
La competencia feroz de ambas ligas las hizo mejores en la parcela deportiva, pero también las encaminaba hacia la ruina económica. Los equipos de la AFL y NFL se declararon la guerra para firmar a los mejores jugadores con episodios dantescos como draft secretos, secuestros mas o menos voluntarios de jugadores universitarios, fichajes de jugadores de una liga a otra. Uno de los grandes capítulos fue la guerra salvaje que mantuvieron los Dallas Texans (actuales Kansas City Chiefs) y Dallas Cowboys, ambos equipos lucharon a brazo partido por atraerse a los aficionados de una misma ciudad y compartiendo el mismo estadio, The Cotton Bowl.
La quiebra económica a la que iban encaminadas ambas ligas obligó por fin a las partes a sentarse, por la NFL su comisionado Pete Rozelle, por la AFL su promotor, Lamar Hunt, propietario de los Kansas City Chiefs. Hunt tuvo que «puentear» a Al Davis, comisionado de la AFL y partidario de una guerra abierta y sin cuartel. Así nacería lo que inicialmente se llamó “The AFL – NFL World Championship Game”. El nombre de Superbowl no se adoptaría hasta la edición número III, aunque ya era utilizado en todos los mentideros de ambas ligas. Lamar Hunt se le ocurrió llamar así a nivel interno a aquel partido para diferenciarlo de los Championship Games de ambas ligas.
Desde un primer momento Pete Rozelle, un tipo amante de los productos de alta calidad, tuvo clara dos cosas, aquel partido se jugaría en un campo neutral, y, sería un sitio cálido, idea copiada de las Bowls universitarias que se jugaban en emplazamientos como Pasadena-Rose Bowl, Miami-Orange Bowl o New Orleans-Sugar Bowl. En todo caso la denominación de la final con la palabra “Bowl” nada tiene que ver con aquellas Bowls universitarias, sino con un juego de moda en la época, “The Super Ball” de la marca Wham-O.
Rozelle quería que la primera edición se celebrase en el Rose Bowl, la catedral del football, el mas venerable de todos los estadios del país. El Comité del Rose Bowl se negó a ceder en arrendamiento su campo a los profesionales pese a las desorbitadas cantidades económicas ofrecidas por la NFL. Entonces se tuvo que recurrir al Plan B, el Coliseo de Los Angeles, otro estadio enorme y donde los Rams habían sido capaces de reunir a mas de 100.000 espectadores.
La primera edición de la Superbowl no fue precisamente un éxito, se vendieron 61.946 entradas de las 93.000 disponibles. Rozelle a pesar de ello no se rindió, en el vuelo de regreso a New York se juró a si mismo que nunca jamás aquello volvería a pasar, la final entre el campeón de la AFL y la NFL tenía que ser un producto de primera y un éxito total. La segunda edición se empezó a preparar el mismo día que terminó la primera, esta vez había un año entero, no solo unos pocos meses. De hecho fue necesario convencer a Vince Lombardi tras ganar la Ice Bowl a jugar la primera edición para defender el honor de la NFL.
En las siguientes ediciones Pete Rozelle siguió con sus dos máximas, el partido tenía que jugarse en un sitio con clima benigno y en un sitio neutral. La decisión de Rozelle, y apoyada por el resto de miembros de la liga, significaba otra cosa, las ciudades del norte no podrían ser sedes jamás de una Superbowl, decisión en un primer momento nadie le dio la importancia que mas tarde tendría.
El comisionado y sus ayudantes fueron configurando aquel partido a su antojo. La segunda edición se celebraría en Miami, sede de la Orange Bowl, otro escenario sagrado del football y en una ciudad que garantizaba el entretenimiento y con multitud de amenidades para los que fueran a presenciar el partido. Pete Rozelle, un adelantado a su época, empezó a ver su gran sueño, aquel partido tenía que ser algo mas que un partido, tenía que ser un fenómeno que fuera mas allá del puramente deportivo, un fenómeno corporativo, empresarial y social, con transcendencia nacional.
Mientras que en la primera edición la comercialización fue el boca a boca, acudiendo a institutos, colegios, universidades, etc… en la segunda edición la NFL empezó a contactar con compañías fabricantes de coches, con marcas de bebida, compañías tabacaleras, en resumen, con todas las grandes marcas de la época. La Superbowl se fue transformando hasta convertirse en lo que es en la actualidad, un gigante que funciona que por si solo y donde la parte deportiva queda en un segundo plano.
SUPER ESPECTÁCULO
La Superbowl, que está a punto de cumplir su edición número 50 (L) se ha convertido en algo mas que un partido, es una palabra en si misma. Millones de personas no saben apenas lo que es el football, pero seguro que conocen la Superbowl. La primera edición se organizó en apenas unos meses, casi semanas, pero las actuales ediciones se preparan con años de antelación. Las ciudades se disputan el derecho a celebrarla ante la riada de millones que suele aparejar celebrarlo, existe una guerra no declarada entre potenciales sedes, por no hablar de otros fenómenos como la aprobación de financiaciones públicas de estadios para asegurarse continuar siendo sede del partido.
En las primeras ediciones de la Superbowl se seguía aplicando la máxima de que solo se podía celebrar en sitios cálidos, eso descartaba a todas las ciudades del norte y cuna del football profesional. Ciudades como Miami, New Orleans o Los Angeles se repartieron las primeras ediciones, no solo porque gozaban de las infraestructuras necesarias, sino que eran climas benignos frente al duro invierno del norte. A pesar de ello la ciudad de New Orleans tiene el privilegio de haber sido sede la Superbowl mas fría hasta la fecha, a la hora del comienzo de la edición número IV la temperatura era de 39º F, unos 4º C.
La aparición de los Domes permitió cambiar esa mentalidad. La primera Superbowl en celebrarse en el norte es la edición número XVI cuando la NFL decide conceder el evento a la ciudad de Detroit . Mas tarde se ha celebrado en sitios como Minneapolis, Indianapolis, St. Louis o Dallas, la condición siempre era que el estadio fuera cerrado o con techo retráctil. Ciudades como Kansas City se plantearom cerrar sus estadios, aunque nada impedía que una Superbowl no se pudiera celebrar en una ciudad del norte con estadio abierto.
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En la edición XLVIII la NFL decide romper sus propias reglas no escritas cuando concede el evento a la ciudad de New York, que recientemente había construido uno de los mejores estadios de la nación, el Met Life Stadium. La Gran Manzana es un emplazamiento envidiable, miles de camas hoteleras, cientos de restaurantes y locales, centro neurálgico de la propia NFL y de las grandes empresas, enorme infraestructura, etc… Solo un pero ¿Estaban dispuestos los casi 80.000 espectadores que llenarán a reventar el estadio a pasar horas a temperaturas gélidas? Porque seamos sinceros, el único pero para que una ciudad de las consideradas frías no pudiera celebrar una Superbowl no es el mal tiempo, el frio, la lluvia o la nieve, sino si los asistentes están dispuestos a gastarse miles de dólares para pasarse una tarde noche pasando frío.
La Superbowl cuando se inventó en 1967 se hizo para determinar quien sería el campeón de las dos ligas que existían entonces, la decisión de jugarse en un sitio neutral y con clima benigno fue una decisión que Rozelle copió de las Bowls universitarias. Antes de la existencia de la Superbowl se celebraron 37 ediciones del NFL Championship Game, de las cuales sólo tres ediciones tuvieron lugar en una ciudad cálida, las tres ocasiones en que Los Angeles Rams les tocó ser el equipo local. El resto de ediciones se jugaron en sitios como New York, Green Bay, Washington, Philadelphia, Detroit, Dallas o Minnesota, y nunca el tiempo fue un solo impedimento, sino que las ediciones de 1962 en la propia New York o la mítica Ice Bowl se jugaron con temperaturas polares.
La NFL presume de que nunca el tiempo ha obligado a suspender un partido, en todo caso a demorarlo temporalmente, y eso mismo se debería extender a la Superbowl. Muchos partidos se han jugado en condiciones inhumanas, esta misma temporada en Lambeau Field en un partido de la ronda de Wildcards las temperaturas rondaron los 20º grados bajo cero. Los jugadores, que son quienes ponen sus cuerpos y mentes al servicio del espectáculo, son los que mas sufren las inclemencias, los que reciben los golpes y los que en muchos casos salen en manga corta a jugar para demostrar su hombría. Los que están sentados en las gradas también pasan frío, aunque los mas pudientes estarán cómodamente resguardados en sus palcos de lujo, caso del propio Roger Goodell y todos los altos mandatarios de la NFL, y todo aquel que es alguien.
Aquella final de 1958 jugada el 28 de diciembre en New York cambió para siempre la NFL y la puso en los TV de todos los americanos. Una Superbowl como esta, que se juega también en New York, puede romper de una vez para siempre esa regla no escrita que dice que la Superbowl debe celebrarse en un sitio cálido o en un estadio cerrado. Esperemos que los dos equipos participantes puedan dar un espectáculo mayúsculo, cualidades y aptitudes no les falta para ello y quede desterrada de una vez y para siempre esa regla.
Eso permitiría que ciudades como Pittsburgh, Cincinnati, Kansas City, Denver, Cleveland, Boston, Philadelphia, Washington, Baltimore, Seattle o Chicago puedan celebrar la gran fiesta del football profesional, a fin de cuentas eso es de lo que realmente trata la Superbowl, de coronar al campeón de la NFL por sus méritos deportivos y nada mas, el tiempo es algo circunstancial. La Superbowl no trata de premiar al patrocinador ni que todos los VIP del mundo se dejen ver en un palco de lujo o en las cientos de fiestas que se celebran alrededor de la Superbowl.
¿Y que pasa con Green Bay? La Ice Bowl es uno de los partidos mas célebres de toda la historia de la NFL, en Green Bay se han jugado varios de los partidos mas fríos de los últimos años y nunca ha pasado nada. Lambeau Field es un estadio que reúne todos los estándares de calidad que exige la NFL, por no decir que es el Fenway Park de los estadios de la NFL, un sitio singular y único. Solo una cosa impide celebrar la Superbowl en Green Bay, aquella necesita de tal infraestructura hotelera y de medios que resulta imposible para la pequeña localidad de Wisconsin albergar un acontecimiento que traspasa lo meramente deportivo.
Nada sería mas gratificante que ver celebrar una Superbowl en Lambeau Field, eso solo significaría una cosa, que de nuevo el deporte ha ganado, pero algo me dice que ahora mismo esa no es la apuesta de Roger Goodell, mas preocupado en otras cuestiones que las deportivas. A fin de cuentas a él nunca le pagaron para lanzar TD o correr la banda, sino para hacer mas ricos a sus empleadores.
Yo de momento me conformaría con que esta edición nos ofrezca un partido memorable y que se celebren ediciones en otros enclaves, que el football pueda volver a sus orígenes cuando lo único que importaba era coronar a un campeón.