RANKINGS 2014
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TRANSACCIONES PRINCIPALES
Brandon Bostick, TE (Vikings)
Jarret Bush, CB (F.A)
Matt Flynn, QB (Patriots)
DuJuan Harris, RB (Vikings)
Davon House, CB (Jaguars)
A.J. Hawk, LB (Bengals)
Brad Jones, LB (Eagles)
Tramon Williams, CB (Browns)
Kyle Sebetic, S (Giants)
DRAFT CLASS 2015
1(30) Damarious Randall S Arizona State
2(30) Quinten Rollins CB Miami (OH)
3(30) Ty Montgomery WR Stanford
4(30) Jake Ryan OLB Michigan
5(11) Brett Hundley QB UCLA
6(30) Aaron Ripkowski FB Oklahoma
6(34) Christian Ringo DE Louisiana-Lafayette
6(37) Kennard Backman TE UAB
Este es el año del «podríamos». Podríamos estar contentos. Podríamos empezar diciendo que el equipo de los Green Bay Packers vuelve a aspirar a todo este año, siendo uno de los máximos favoritos de nuevo para conquistar el ansiado trofeo de la Superbowl, como ya hizo en el 2011. Podríamos recordar que el récord del año pasado, 12-4, fue el mejor de la NFL empatado eso sí con otros varios equipos. Podríamos elogiar la labor del excelente head coach Mike McCarthy, que aparte de estos logros también ha logrado inculcar una más que meritoria disciplina a sus pupilos, siendo el 7º equipo con menos penalizaciones y siendo el mejor equipo de toda la NFL en un aspecto tan importante como el del turnover differential, esto es, balance de cambios de posesión (a favor menos en contra), con un prodigioso +14.
Sin embargo, estos «podríamos» tan positivos tienen menos peso del que debiera, y es que de lo que aún nos seguimos acordando todos los fans queseros no es de estos aspectos positivos, sino de la amarga derrota in extremis en la final de conferencia en el inexpugnable campo de los Seattle Seahawks. Y es que cuando el equipo parecía haber hecho la machada y tener ya asegurado un puesto en la Superbowl, una serie de fallos en cadena, la mala fortuna, el playcalling cuestionable y el empuje del equipo local llevó a dar la vuelta y tirar por la borda lo que estaba ya prácticamente conseguido con un digno esfuerzo durante el 95% del partido. Y ello desembocó en el peor «podríamos» de todos: podríamos haber ganado.
Aquello ha sido de lo más duro que se recuerda en la franquicia, y Mike McCarthy ha decidido poner remedio con una serie de cambios importantes. En primer lugar cesando como veremos al responsable de los equipos especiales, que fueron un desastre. Y en segundo lugar cediendo su papel de playcaller que llevaba desarrollando ininterrumpidamente desde que llegó en 2006 al hasta ahora coordinador ofensivo Tom Clements. De este modo, quiere evitar distraerse demasiado por esa labor y poder prestar atención a otro tipo de detalles que siempre han sido su talón de Aquiles, como los challenges y la gestión de los tiempos muertos, así como centrarse más en los aspectos defensivos y en supervisar un poco más los equipos especiales para que no se repitan los errores pasados. Las malas lenguas dicen que el cambio podría estar también motivado por las críticas recibidas a su playcalling tras el fatídico partido de final de conferencia, en el que muchos lo acusaron de mostrarse conservador en exceso desperdiciando posibles puntos al chutar field goals, o gestionando mal las jugadas en los momentos decisivos del último cuarto. Yo no lo creo así, pero eso es algo que solamente sabrá el bueno de Mike.
Al margen de estos cambios hay que comentar que un año más el General Manager Ted Thompson prosigue su política de pocos cambios en agencia libre y se ha centrado en renovar a jugadores que considera importantes en la plantilla, como por ejemplo Bulaga, Cobb, Richardson y Raji (aunque éste sólo un año de prueba, de momento). El draft ha generado algunos enfados importantes por parte de los seguidores más impacientes y temperamentales, pero la mayoría preferimos seguir confiando en la política de drafteo de Ted, conocida como bpa o “best player available”, ya que es la más sensata a la hora de afrontar la “caza de novatos” y sobre todo porque ya nos ha demostrado en más de una ocasión y con creces que eso es lo más correcto y nos ha funcionado de forma espléndida, pese a quien pese. Como decimos por aquí, “in TT we trust”.
El ataque es sin duda el punto fuerte de esta franquicia y los números del año pasado así lo demuestran: fue el mejor de toda la NFL en anotación con 30.4 puntos por partido, 6º en yardas, 1º en diferencia de turnovers con +14 gracias a la excelente protección de balón brindada por la línea ofensiva y los pocos riesgos que toma Aaron Rodgers. También fue el mejor en intercepciones lanzadas (solamente seis) y en touchdowns totales —finalizando en top-5 no sólo en touchdowns de pase, sino también en touchdowns de defensa y retorno—. Fue el segundo mejor en yardas por pase con 8.3, 8º en yardas de pase por partido y 13º en yardas totales de carrera (10º en promedio, con 4.4 yardas por carrera.
El punto más importante y donde reposan todas las dudas este año es como hemos visto en lo referente al staff técnico. Habrá que ver cómo se adapta el equipo después de tantos años al playcalling de Tom Clements (con experiencia en este aspecto como coordinador ofensivo de los Buffalo Bulls en los años 2004 y 2005), y cómo se comporta Edgard Bennett en el puesto de coordinador ofensivo que deja vacante Clements.
A estas alturas cualquier cosa positiva que se diga sobre Aaron Rodgers se quedaría muy corta y además no sorprendería ya a nadie: ratings espectaculares, cuidado del balón, liderazgo incuestionable, improvisación sobre la marcha… en todo ello es prácticamente el mejor de la NFL, con bajísimo porcentaje de intercepciones por pase lanzado y elevadísimo porcentaje de touchdowns por pase realizado, lo que le hacen un jugador único en la historia de la NFL, no en vano logró con todo merecimiento el MVP por segunda vez la temporada pasada. Tener a Aaron al frente del equipo podría resumirse con una sencilla palabra: R-E-L-A-X.
De lo que sí hay que hablar un poco más es de lo que sucedería en el fatídico caso de que Rodgers se lesione. Hace un par de años Ted Thompson gestionó fatal este aspecto y lo pagó caro porque Scott Tolzien —a quien no se puede culpar por ser entonces novato— no pudo estar a la altura en los dos partidos y medio que jugó; estuvo bastante nefasto. Hubo que tirar de Lacy y repescar a un desahuciado Matt Flynn —ya fuera del equipo—, quien contra todo pronóstico fue capaz de echarse a la gente a la espalda, mover el ataque, remontar partidos y ganarlos y obrar el milagro de meter al equipo en playoffs; en definitiva, lo que se le ha de pedir a un backup: que sea capaz de sacar más o menos adelante al equipo el tiempo que dure la lesión del titular. Es muy posible que Tolzien ahora ya haya mejorado —todo parece apuntar a ello y una prueba de que el staff confía en él es que se ha prescindido de Flynn— y tenga un mejor conocimiento del ataque. Pero por si no fuese así, se ha drafteado en quinta ronda a Brett Favr… digo… Brett Hundley. Además se cuenta con Matt Blanchard, que lo tiene bastante difícil pero que por ahora gusta bastante en el equipo.
Sin tener unos números espectaculares y con un rendimiento quizá algo menor que hace un par de años, Eddie Lacy y James Starks se dividirán el protagonismo en el backfield para mantenerse ambos frescos toda la temporada. Es prácticamente seguro que Lacy llevará la voz cantante, pero no hay que desprestigiar la labor de Starks, pues ha resultado fiable durante las dos últimas temporadas sirviendo de recambio a Lacy, en ocasiones alternándose con él en los drives y manteniendo una producción muy aceptable en los minutos jugados. Tras la marcha de DuJuan Harris, el puesto de tercer runningback se lo rifarán entre Rajion Neal, Alonzo Harris y John Crockett, siendo el primero de ellos el que en un principio parte con algo de ventaja por lo mostrado el año pasado en pretemporada antes de lesionarse.
En el puesto de fullback sí que se presentan novedades y es que en sexta ronda del draft se ha elegido este año a Aaron Ripkowski, por lo que podría peligrar por primera vez de forma real el futuro profesional de todo un favorito de la afición como John Kuhn. Podría ser también que mantuvieran a Kuhn un año más en la plantilla mientras Ripkowski se forma, ya que en ocasiones los puestos de fullback y tight end son intercambiables en el sistema de Mike McCarthy, el equipo anda corto de efectivos en esa posición y además son jugadores que gustan mucho para equipos especiales. Kuhn además es un jugador muy importante, con más de un 75% de efectividad en conversiones de 4&1, y anotando touchdowns en playoffs durante 5 años seguidos, algo sólo logrado por Dorsey Levens.
Una de las mejores noticias en lo que a ataque se refiere es que para proteger al mejor quarterback de la NFL tan bien como el año pasado (sólo permitieron 30 sacks, su mejor marca desde el 2008 con Rodgers como director de orquesta) volverán a estar en la línea ofensiva, en principio, los mismos cinco hombres que el año pasado: David Bakhtiari —quien cada día tiene más pinta de derivar en tackle franquicia— como tackle izquierdo y Bryan Bulaga como tackle derecho; Josh Sitton y T.J. Lang como guards izquierdo y derecho; y Corey Linsley será de nuevo el center al ganarse el puesto la temporada pasada tras la lesión de JC Tretter, quien sin duda hará todo lo posible por recuperarla o por aprovecharse de alguna lesión de algún guard. Don Barclay seguirá siendo un suplente versátil, capaz de jugar no sólo de tackle sino también en otras posiciones. El resto de suplentes en esta línea ofensiva saldrá del grupo de jugadores formados por el guard Lane Taylor, Garth Gerhart, Jeremy Vujnovich, Josh Walker, Andy Phillips, Matt Rotheram —probablemente el mejor de todos los rookies agentes libres—, Vince Kowalski y Fabbians Ebbele.
El cuerpo de receptores vuelve a ser el segundo punto fuerte del equipo y es que la calidad y competencia se supera año tras año. Cada vez resulta más caro entrar a forma parte de este grupo de élite y ello a pesar de haberse “deshecho” de Greg Jennings o James Jones en los últimos años. La pareja titular inamovible vuelve a ser sin discusión el tándem formado por Jordy Nelson y Randall Cobb. Aquí me voy a permitir extenderme un poco con algunos datos para resaltar una labor que quizá no todo el mundo conoce, pero que resulta muy elogiable: la temporada pasada consiguieron algo que jamás había logrado una pareja de receptores en la historia de la NFL: superar ambos las 90 recepciones, las 1200 yardas y los 12 touchdowns en temporada regular. Juntos también batieron los récords de la franquicia tanto en recepciones combinadas (189), yardas (2806) y touchdowns (25). Además de todo ello, Nelson batió el récord de la franquicia con 1519 yardas de recepción y se convirtió en el octavo jugador en la historia de la NFL —se dice pronto— en alcanzar los 95-1500-13 en una temporada. Cobb por su parte lideró a toda la NFL en recepciones de touchdown en la endzone con 10, algo en teoría insólito para un receptor que mide solamente 5-10’’. Juntos sumaron también 11 recepciones de más de 40 yardas. Y además fueron de los mejores receptores de la NFL moviendo las cadenas, ya que fueron los 3º (Cobb) y 5º (Nelson) que más primeros down lograron en situaciones de tercer down (consiguiendo además cada uno de ellos por separado más touchdowns en este tipo de jugada que los pocos mejor clasificados en esta peculiar estadística). A pesar de haber cumplido ya los 30, mantener en el equipo a un jugador como Jordy Nelson es imprescindible y del mismo modo a Randall Cobb, quien además de sus números como receptor aporta en ocasiones producción saliendo desde el backfield y como retornador.
Lejos de lo que pasa en otros equipos, donde tras los dos mejores receptores la calidad baja enteros, aquí lo que sucede es que esta pareja va a tener muy difícil repetir los números estelares del 2014 debido a los que vienen apretando por detrás y reclamando tanto el balón como protagonismo. Davante Adams pasó su año de rookie con buena nota y se espera que siga una línea ascendente. Otros dos jugadores de segundo año que pasaron el primero prácticamente lesionados —Jeff Janis y Jared Abbrederis— tienen todas las condiciones para explotar. Y si ahora añadimos al cóctel la nueva adquisición en tercera ronda del draft (Ty Montgomery, jugador explosivo y versátil capaz de jugar también saliendo del backfield) y a Myles White —proveniente del practice squad—, nos damos cuenta de que tenemos un bendito “problema”, y es que salen 7 jugadores para lo que se supone serán 5 ó 6 puestos en el bloque final de 53. Es muy probable que la balanza se decante por aquél o aquéllos que muestren mejores dotes como retornador. Y no podemos descartar tampoco que en pretemporada algún jugador como Ricky Collins, Jimmie Hunt, Javess Blue, Larry Pinkard o Adrian Coxson nos dé una agradable sorpresa. No hay que olvidar que fue de esa manera como por ejemplo el ya no renovado Jarrett Boykin se logró colar en el equipo hace unos años.
Todo lo contrario sucede en cambio con los tight end. Es la posición más floja del equipo a día de hoy, tanto en titularidad como en profundidad de banquillo. Por ello se ha intentado mirar si había alguna opción de incorporar a algún veterano y se ha llegado a entrevistar al ex-bengal Jermaine Gresham, aunque éste decidió finalmente fichar por los Arizona Cardinals. Si no hay ningún movimiento de aquí a que esto comience habrá que conformarse buenamente con lo que se tiene y esto es tan poco espectacular y promisorio como Andrew Quarless —con una posible sanción pendiente por arresto policial después de disparar un arma de fuego—, o el jugador de segundo año Richard Rodgers, del que sigue hablando maravillas y que parece que empezó a mostrar buenas maneras justo en los tres últimos partidos en los que ya jugó más snaps que Quarless, pero que aún debe mejorar su técnica de bloqueo mucho más. Los demás aspirantes son el rookie de séptima ronda Kennard Backman, Mitchell Henry, Harold Spears y Justin Perillo. A pesar de no disponer de nadie de garantías en esta posición la buena noticia es que la persona que les lanzará los balones no es otra que Aaron Rodgers
Hay que empezar por lo bueno y en ese sentido comentar que la defensa no fue el desastre de hace un par de años. Se mejoró en muchos aspectos, el más importante las intercepciones, pasando del puesto 26º al 7º mejor de la NFL. Además, el equipo fue el mejor en diferencia de turnovers, con un +14. La defensa sin ser dominante (desaparecía en algunas fases de los partidos) notó una mejora en los puestos de safety y con la nueva posición de Matthews en la segunda mitad de la temporada, acabando el equipo 9º en sacks, 7º en rating del quarterback rival (que promediaron solamente un 82, lo que es excelente), 13º en puntos encajados por partido, 10º en yardas de pase y 15º en yardas totales. Lo más flojo y lo que más hay que mejorar es la defensa contra la carrera, que finalizó en el puesto 23º de la NFL. El coordinador defensivo para el jolgorio y regocijo de algunos aficionados —nótese la ironía— volverá a ser Dom Capers.
La línea defensiva puede recibir una mejora muy importante con el regreso de B.J. Raji, recuperado de la lesión de bíceps que le hizo perderse toda la temporada pasada. Raji es un jugador polivalente que puede jugar tanto de defensive end como de nose tackle, siendo esta última posición la que le hizo brillar durante la temporada de la SuperBowl. Letroy Guion fue un buen sustituto el año pasado y podría volver a repetir, pero es previsible que juegue más en la posición de defensive end. Y tanto Mike Daniels como Datone Jones mostraron también que pueden ser dos titulares muy aceptables. A toda esta experimentada línea le acomapañan otros veteranos como Josh Boyd y Mike Pennel, así como los más jóvenes Khyri Thornton, el rookie de sexta ronda Christian Ringo, el no drafteado Lavon Hooks y Bruce Gaston. El mayor problema de Dom Capers este año no tiene por tanto pinta de ser la línea defensiva, pero el comienzo de temporada sí que le puede suponer un pequeño quebradero de cabeza ya que es más que probable que tanto Letroy Guion como Datone Jones comiencen suspendidos por la NFL.
Si hubiera que escoger una posición que preocupe creo que sin duda ésta sería la de los linebackers interiores y pienso que es por ahí por donde podrían venir todos los problemas del equipo en defensa este año, especialmente en playoffs y si se producen lesiones. Y es que tras despedirse de A.J. Hawk y de Brad Jones —aunque este último aportó realmente poco—, Ted Thompson no ha hecho ningún esfuerzo importante en offseason por reforzar esta línea. Lo que parecía un experimento con Clay Matthews tiene pinta de acabar siendo el pan de cada día; se verá forzado a jugar muchos snaps en un sitio en el que, si bien responde porque es un excelente jugador, no es quizá su mejor posición en el terreno de juego. A su lado estará Sam Barrington, quien no lo hizo mal el año pasado. El que nuestro adorado “Claymaker” pueda jugar más o menos snaps en su posición natural de linebacker exterior dependerá de cómo evolucionen los demás jugadores y de si aparece alguno que merezca ser titular, ya sea el rookie de cuarta ronda Jake Ryan, los reconvertidos Carl Bradford y Nate Palmer —que por ahora parte con algo de ventaja sustituyendo a Matthews en el interior en las jugadas claras de pase—, un jugador del que se espera bastante como Joe Thomas, o bien los casi desconocidos Josh Francis o Tavarus Dantzler.
En el exterior la cosa cambia ya que aquí sí que hay experiencia y más calidad. La apuesta por Julius Peppers —9.5 sacks, 6 fumbles forzados, 3 fumbles recuperados, 2 intercepciones retornadas para touchdown en 2014— salió mucho mejor de lo que el mayor optimista hubiera deseado hace 12 meses, pero está por ver si este año seguirá teniendo o no el mismo fuelle. Como Matthews en principio sólo jugará por fuera cuando se pueda, habrá que contar y mucho con el aporte de Mike Neal y de Nick Perry, que han resultado más o menos solventes, pero no espectaculares. Y ya peleando para evitar los últimos cortes estarán Jayrone Elliott, Adrian Hubbard, Andy Mulumba, Jermauria Rasco y James Vaughters.
La marcha de todo un veterano como Tramon Williams a los Cleveland Browns deja libre un puesto importante en la posición de cornerback titular; Tramon ya últimamente mostraba algún signo de empeoramiento por su edad y más que su juego lo que se podría echar más de menos es su liderazgo y los consejos que sin duda necesitarán todos los jugadores jóvenes que intentarán hacerse con un puesto en la secundaria. Tampoco se podrá contar en este aspecto mentor con el apoyo de Jarrett Bush, quien también se encuentra fuera de Green Bay. Como titulares se perfilan por tanto Sam Shields y Casey Hayward. De ambos se espera que lo den todo este año y alcancen el nivel de cornerback titular que se les debe exigir, sobre todo ahora que no están ni Tramon ni Davon House —actualmente en los Jaguars—. Por otra parte, en la NFL actual con tantísimos snaps en formaciones nickel y dime se necesita un mínimo de 5 ó 6 buenos cornerbacks en muchas situaciones y no está del todo claro quiénes serán los que acompañarán a este dúo. Los dos rookies —Damarious Randall y Quinten Rollins, escogidos en las dos primeras rondas del draft de este año— son los mayores candidatos y cualquiera de ellos podría incluso ser titular, aunque hay que ser pacientes como con todos los novatos y recordar que por ejemplo Randall hasta ahora ha jugado en college como safety y Rollins proviene del baloncesto y jugó al football sólo un año. Además de estos cuatro tendremos por ahí a Micah Hyde, que podría jugar en el slot, Demetri Goodson, Tay Glover-Wright, Kyle Sebetic y LaDarius Gunter, jugador este último en el que están puestos todos los ojos ya que está cautivando a casi todos durante la offseason y si es capaz de mantener el rendimiento mostrado hasta la fecha podría perfectamente acabar quizá no como titular para el primer partido, pero sí dentro de los 53 finales como agente libre no drafteado al igual que hizo Shields en su día.
En el puesto de safety sucede lo contrario. Tras una temporada en la que esta posición no aportó ninguna intercepción y fue una catástrofe absoluta, el año pasado la pareja Morgan Burnett y Ha Ha Clinton-Dix —quizá el jugador de la secundaria con el futuro más prometedor— giró completamente las tornas y como prueba de ello 3 de las 4 intercepciones logradas en el partido de playoffs contra los Seattle Seahaws llevaron su marca. Como suplentes, tendremos de nuevo tanto al versátil Micah Hyde como a Sean Richardson, sin olvidarnos de Chris Banjo o Jean Fanor, que lucharán por no quedarse fuera durante o después de la pretemporada.
Los malos resultados la temporada pasada en este apartado han llevado a contratar a un nuevo entrenador de equipos especiales, Ron Zook, y a despedir a Shawn Slocum. Y es que el equipo en este apartado tuvo un rendimiento lamentable: fue el peor equipo de la NFL en field goals bloqueados (tres), en extra points bloqueados (dos), en punts bloqueados (dos) y en yardas netas por punt. Además fue el segundo peor equipo en porcentaje de extra points y en promedio de yardas netas de punts. A pesar de que Crosby no estuvo mal, su porcentaje de field goals anotados fue solamente el 23º mejor de la NFL (en parte por los problemas de protección y bloqueos mencionados). Algo había que cambiar y Mike McCarthy ha prometido hacer todo lo posible por mejorar todo esto, de ahí también su decisión de abandonar el play calling ofensivo.
En los puestos de long snapper y de kicker no habrá cambios a priori. Seguiremos contando con Brett Goode y Mason Crosby respectivamente, quien parece que después de su más que preocupante bajón lleva un par de años de nuevo a un alto nivel. La mayoría de field goals fallados fueron debidos a fallos en la protección como hemos visto.
El puesto de punter sí que ha hecho saltar todas las alarmas, ya que Tim Masthay tuvo una segunda mitad de temporada que se puede tildar de bochornosa, algo impropio de un jugador que venía cuajando una mejora progresiva en los últimos tres años. Para competir en training camps y pretemporada con él se ha traído a Cody Mandell. Es importante también ver qué tal se desenvuelven como holders, ya que en caso de estar igualados en las labores de punter este factor podría decantar la balanza por uno u otro. Por ahora, Masthay aventaja a Mandell de largo en este aspecto.
Los retornos de punts no parecen un problema ya que Micah Hyde lo hizo muy decentemente y hay varios jugadores que podrían aportar también, como Jared Abbrederis.
En retornos de kickoff sí que hay que dar un gran salto de calidad ya que el equipo fue el segundo peor de la NFL. El wide receiver Ty Montgomery parece que será el principal candidato, pero la posición está bastante abierta.
– El mejor quarterback de la NFL. – El mejor tándem de receptores de la NFL. – Línea ofensiva sólida y solvente que repite al completo con respecto al año pasado. |
– Falta de profundidad alarmante en el puesto de linebackers interiores. – Cornerbacks y tight ends excesivamente jóvenes, poco brillantes y/o sin experiencia. -Gran incógnita con el play calling ofensivo. |