Este pasado domingo, Gary Kubiak, el Head Coach de los Denver Broncos, seguramente tuvo que tomar una de las decisiones mas impactantes de su carrera, no digo importante, sino impactante, una decisión que iba a remover los cimientos de la NFL, sentar a Peyton Manning por primera vez en toda su carrera. En cuestión de minutos Peyton Manning era trending topic en Twitter y todos los medios se habían eco de la noticia. Yo estaba viendo en aquel momento el duro enfrentamiento que mantenían los Oakland Raiders y Minnesota Vikings, no dudaron en dar la noticia: Peyton Manning había sido reemplazado por Brock Osweiler tras una penosa actuación donde solo completó 5 pases de 20 que intentó, y de los cuales 4 fueron interceptados por la defensa de Kansas City. Acabaría siendo la peor actuación de toda su ilustrosa carrera
Por primera vez Peyton Manning terminaba un encuentro con un passer rating de 0.0, algo que por otra parte habían logrado anteriormente su padre y hermano. Hemos sabido también que ProFootball Focus le ha dado peor calificación de su historia, aunque esto último me parece que entra mas en las ganas que tienen de hacer ruido qué en criterios objetivos. Si se ha criticado de manera furibunda las calificaciones de PFF cuando no han gustado en determinados jugadores, el caso de Aaron Rodgers ante precisamente los Kansas Ciry Chiefs, defenderlos ahora porque se aplican a Peyton Manning es un ejercicio de malabarismo, o de hipocresía mas bien.
Lo que está sucediéndole a Peyton Manning no me sorprende en absoluto, lo he visto pasar en tantas ocasiones anteriormente, que solo me queda decir que es otro caso mas de declive de una leyenda del deporte. Todo eso que se dice que está “estropeando” su leyenda o legado a mi me parece literatura, la única forma de estropear su legado sería no dejarlo entrar en el Hall of Fame cinco años después de que anuncie su retirada. ¿Y qué puede pasar para que eso suceda? Nada, Peyton Manning puede retirarse batiendo el record de intercepciones o costándole a su equipo el pase a los playoffs, o no avanzar en ellos, que absolutamente nada cambiaría su legado.
¿Qué da lástima verlo así? Sí, por supuesto que da lástima verlo jugar tan rematadamente mal. Pero lo entiendo, lo comprendo y sobre todo, lo apoyo. Peyton Manning tomó la decisión de jugar esta temporada, se veía preparado, con ganas y tenía varios récords a su alcance, es evidente que se equivocó. Pero solo eso, se equivocó como cuando se lanza una intercepción incomprensible o se falla un placaje clamoroso. ¿De verdad los recuerdos imborrables que deja un jugador legendario van a quedar borrados por su declive en su probable último año de profesional? No es mi caso. Yo no firmo eso ni mucho menos lo vendo.
Lo que sí me da lástima es esa lamentable corriente de opinión que se alegra de los fracasos de Peyton Manning. Que celebra cada mal partido o actuación de Peyton Manning como si le fuera la vida en ello, que se alegra de su impotencia física en el campo, pero sobre de una cosa, que se mofe de una leyenda. Esos no son aficionados al football ni a la NFL, son simplemente aficionados de tercera de sus equipos y su causa, y ya veremos lo que duran como aficionados de sus equipos.
Los que se mofan de Peyton Manning no aman este deporte, es solo un instrumento para dar rienda suelta a su estupidez. No saben nada del football ni del profundo respeto que este deporte tiene por sus leyendas. Pero sobre todo no saben que el día que Peyton se retire no tendrán de quien mofarse o reírse, o sí, su nulo criterio o conocimiento de un deporte en el que solo están por postureo, o a saber porque motivos, les llevará a buscar otra víctima de sus mofas, es su modus vivendi.
Los que hemos tenido la oportunidad de disfrutar de toda la carrera de Peyton Manning , del hijo de Archie Manning que llegó a la NFL en 1998, el día que decida marcharse, nos pondremos en pie, aplaudiremos y puede que incluso soltemos una lágrima, porque ese día sabemos que un jugador inigualable se habrá marchado para siempre, y quien sabe si alguien lo reemplazará. Pero sobre todo sabremos de una cosa, habremos disfrutado durante casi 20 años de una leyenda que muy pocos tienen oportunidad en vida de poder hacerlo.
Daría no sé qué por haber podido disfrutar en vida de la carrera de Otto Graham, un QB que llevó a su equipo, los Cleveland Browns, a 10 finales consecutivas. Otro tanto me ocurre con Johnny Unitas, solo tengo unos recuerdos borrosos de su declive, pero también me hubiera gustado verlo jugar en su mejor momento, finales de la década de los años 50 y años 60, en lo que a fecha de hoy se sigue considerando la era dorada del football profesional.
Los años 70 son una era oscura para los QB, las defensas tomaron al asalto la NFL y fueron las que dictaron el juego, RB y LB eran los dueños y señores del juego. La NFL tuvo que cambiar las reglas del juego, las defensas amenazaban con aniquilar el juego de ataque. La década de los 80 y 90 es sin duda la era dorada de los QB, en aquellos años aparecen Dan Fouts, Joe Montana, John Elway, Jim Kelly, Dan Marino, Warren Moon, Troy Aikman, Steve Young y cierra Brett Favre. Ocho de los 23 QB que son miembros del Hall of Fame proceden de aquella era dorada. Y en los últimos momentos profesionales de muchos de ellos aparece por la NFL Peyton Manniing, un chico que llevaba tatuada en su frente la palabra NFL desde que nació.
Peyton Manning junto a otra leyenda, Tom Brady, llevaron a la NFL a su insultante prosperidad actual, a su explosión definitiva, a su confirmación como el deporte número uno de todas las grandes ligas profesionales y no profesionales. El sueño que un día acariciaba Joe Carr, el gran comisionado que puso los cimientos de la NFL, se acabó haciendo realidad, la NFL acabaría superando al baseball y se acabaría convirtiendo en el deporte favorito del público.
Peyton Manning es parte de eso, y solo por eso merece el mas absoluto de los respetos, y que nunca nadie jamás ose siquiera faltar el respeto a su legado. Todos aquellos que se mofan de él o celebran sus errores como si ganara su equipo, la NFL les importa una mierda. No sé qué les gustará, pero de una cosa estoy muy seguro, la NFL no es una de ellas. Han tenido la oportunidad única de ver a un jugador legendario y único, del que probablemente se seguirá escribiendo y hablando dentro de 50 años, como se hace ahora con Otto Graham o Johnny Unitas, y no lo saben apreciar, sino todo lo contrario, le desean la peor de las suertes. Si por ellos Peyton Manning se iría apaleado, ridiculizado y con el rabo entre las piernas como un perro maltratado, ese es el amor que sienten por este deporte, ninguno.
Lo que haga o deje de hacer Peyton Manning esta temporada me da exactamente igual, aunque le cueste la temporada a su equipo. A fin de cuentas fue su equipo el que quiso contar con él y nadie tuvo el valor, o lo que fuera para decirle: déjalo, te cortamos o búscate la vida en otro equipo, o dedícate a enseñar a alguna promesa, lo que sea, pero no en los Denver Broncos.
El Peyton Manning que yo siempre tendré en la memoria será aquel de la remontada un Monday Night Football ante los campeones Tampa Bay Buccaneers. O el Peyton que era capaz de llevar a un equipo muy mediocre a sitios donde jamás pudo haber soñado antes. Los Indianapolis Colts eran una banda sumida en la miseria, empujada por la desastrosa gestión del padre de Jim Irsay, que levantó el vuelo gracias a Peyton Manning.
Y sino haceros una sola pregunta ¿Tendría la ciudad de Indianapolis el majestuoso estadio del que disfrutan sin la figura de Peyton Manning? No, con toda seguridad jamás. Babe Ruth, otra leyenda del deporte americano, fue quien hizo posible levantar el mayor templo deportivo del país, el Yankee Stadium, estadio donde por cierto se jugó “The Greatest game ever played”. Peyton fue quien hizo posible levantar el Lucas Oil Stadium ¿O acaso hay alguien capaz de eso en la NFL?
La única cuestión que cabe plantearse es si Peyton Manning tenía que haber regresado este año. Mi buen amigo Antonio Magón dice que Peyton Manning se retiró el año pasado, que el jugador que lleva el dorsal 18 en los Denver Broncos es un señor que se apellida igual que él, pero que no es Peyton Manning, no el Peyton que hemos conocido.
Yo sí creo que es Peyton Manning, un jugador en un mas que evidente declive, que quiso volver para lograr un último hito, batir los records que un renqueante Brett Favre dejó en su última temporada en activo. Peyton se perdió toda la temporada 2011 por su lesión en el cuello y eso sin duda acabó afectando a sus marcas personales. De no haberse perdido aquella temporada, seguramente los records de Brett Favre hubieran caído la temporada pasada, cuando Peyton empezó a dar síntomas de que su fin estaba muy cerca. De haber jugado en 2011 seguramente hubiera terminado su carrera en Indianapolis, los Colts nunca jamás hubieran tenido una sola oportunidad de elegir a Andrew Luck. Esos dos años y medio maravillosos que ha dejado en Denver seguramente los hubiera podido tener muy parecidos en Indianapolis, un equipo que se construía según las exigencias del QB, como ha sucedido en Denver.
En mi caso particular no le voy a reprochar nada a Peyton, esta última temporada, que seguramente será la peor de su carrera, se la merecía solo por ser Peyton. Yo nunca le haré de menos por muy mal que lo haga, y por supuesto jamás me mofaré de él. Brett Favre acabó su carrera de forma miserable, y en agosto de 2016, cuando se enfunde su chaqueta amarilla de miembro del Hall of Fame, nadie recordará aquella imagen de un Brett Favre triste y congelado en la banda de Minnesota en su primera ausencia desde que tomó su primera titularidad.
Las leyendas merecen un respeto especial, diferente, son los que hacen a la NFL grande. Yo nunca me mofaré de una leyenda de la NFL por una sencilla razón, el que se mofa de una leyenda de un deporte no se mofa de la leyenda, se mofa del deporte, en este caso, de la NFL.