Sin ser un conocedor del mundo del balompié estoy absolutamente seguro que ser el delantero centro de un equipo como el Real Madrid no es lo mismo que serlo, por decir uno al azar, del Sevilla o Valencia. El delantero centro del Real Madrid es una de esas posiciones con mas repercusión mundial, y que ahora en la era de las camisetas una de las más vendidas en todo el orbe. Lo mismo podemos decir de algunas posiciones de los deportes americanos, hay puestos que acaparan mucha atención, como por ejemplo quién es el QB de los Dallas Cowboys o quién es el Pitcher número 1 de la rotación de los New York Yankees.
En la historia de la NFL hay cinco equipos que tienen dos QB modernos en el Hall of Fame: Los Ángeles Rams con Bob Waterfield y Norm Van Brocklin, los Miami Dolphins con Bob Griese y Dan Marino, los Green Bay Packers con Bart Starr y Brett Favre, los San Francisco 49ers con Joe Montana y Steve Young y finalmente los Dallas Cowboys con Roger Staubach y Troy Aikman. En un futuro próximo alguno podría acabar teniendo un tercero, los Rams si Kurt Warner termina por entrar. Cómo podemos ver ninguno de esos equipos se acercan en popularidad a los Dallas Cowboys, quizás lo que más se puedan aproximar en la importancia y glamour sean los 49ers, pero más que nada por quienes ocuparon el puesto, no por el puesto en sí mismo.
El primer QB de la historia de la franquicia tejana fue alguien que escapó al glamour que actualmente tiene el puesto, el diminuto Eddie Le Baron, el QB más pequeño en jugar en la NFL con su apenas metro setenta. El pequeño Eddie fue reemplazado por Don Meredith y Craig Morton. Hasta la llegada de Roger Staubach la posición de QB de los Dallas Cowboys no sube a la cima, tras superar una mini QB controversy con Craig Morton, el que fuera bautizado como Captain Comeback se hace defiitivamente con la posición. Roger Staubach lo tenía todo para triunfar, QB de Navy (la Marina norteamericana), Heisman Trophy y combatiente en la guerra de Vietnam. Su paso por la Marina retrasó su incorporación a la NFL a donde llegó con 27 años cumplidos. Padre de familia ejemplar y con una esposa joven y guapa, la antítesis de Joe Namath, el QB soltero, juerguista, alcohólico, dueño de un club nocturno que casi le cuesta la carrera y un mujeriego empedernido.
La llegada de Roger Staubach a los Cowboys fue la pieza que estos necesitaban para dar el siguiente paso y dejar de ser “el campeón del año que viene”, que era como se conocía popularmente a la franquicia tejana. También con Roger Staubach, conocido como Captain Comeback por sus famosas remontadas, la popularidad de los Cowboys sube como la espuma, son los años de “El equipo de América”. Los Cowboys se aúpan al primer puesto de popularidad, su fastuoso estadio con un agujero en el techo para que Dios pudiera ver jugar a su equipo favoritos, sus exuberantes cheerleaders, aparecer en la serie más conocidos del momento como Dallas, todo contribuye a hacer más grande aún la figura del QB de los Dallas Cowboys.
La retirada de Roger Staubach abre las puertas a otro magnífico QB, Danny White, que de no haberse cruzado en su camino con los San Francisco 49ers de Bill Walsh, muy probablemente hubiese tenido un sitio más destacado. La derrota en la final de la NFC de 1981 supone un cambio de la guardia. Los 49ers, contribuyeron al descenso a los infiernos del equipo de Tom Landry, que empezó a perder glamour y popularidad coincidiendo con el ascenso de Joe Montana. Ese descenso de popularidad es lo que permite a Jerry Jones comprar una franquicia moribunda, cuya primera decisión es despedir a Tom Landry y poner a su amigo Jimmy Johnson como nuevo Head Coach.
Con la llegada de Johnson los Cowboys vuelven a ser grandes. Aquella fantástica escuadra conquista tres Super Bowls en cuatro años y asombra a toda la NFL con uno de los equipos más dominantes y dominadores de la historia, la excelencia deportiva hecha realidad. El QB de aquel equipo es Troy Aikman, un QB que renuncia a los grandes números individuales en beneficio de los del equipo, de nuevo el puesto de QB de los Cowboys alcanza cotas de popularidad desproporcionadas.
TONY ROMO
La retirada forzosa de Troy Aikman abre un debate por la sucesión del puesto de QB. Entre tanto varios QB de dudosa calidad como Quincy Carter, Chad Henson o Cliff Hutchinson, o veteranos de vuelta de todo como Vinny Testaverde o Drew Bledsoe ocupan el puesto con mejor o peor suerte. En 2006, con Bil Parcells como Head Coach, surge de la nada un chico no elegido en el draft, Tony Romo, que rápidamente se hará con la titularidad. Poco antes del salto a la titularidad de Romo, Jerry Jones se negó en redondo a traspasarlo a los New Orleans Saints, equipo del antiguo asistente de Parcells Sean Payton. Romo en su primer año lleva al equipo a los playoffs, aventura que termina en desastre con el fallido FG en Seattle, se empieza a cimentar la carrera de errores con efectos desastrosos de Tony Romo.
Desde aquella temporada Tony Romo es el QB indiscutible e indiscutido de los Dallas Cowboys. Las temporadas del equipo tejano han ido tal y como le han ido al QB, capaz de lo mejor y lo peor en un mismo partido. Desde siempre he sostenido que el mayor problema de Romo ha sido su compañía, o está ha sido pobre, o cuando sí ha gozado de buenos jugadores ha estado muy mal entrenado. Sus errores se han magnificado por una sencilla razón, es el QB de los Dallas Cowboys, cuando ganaban era por él, cuando perdían era también por él. Además en el caso de Romo se ha dado una circunstancia muy especial, tiene la personalidad suficiente para aguantarlo todo, algo nada fácil cuando eres el QB del equipo de América, de la franquicia más valiosa del planeta.
La mejor temporada de Romo fue el año 2014. En aquel año una apuesta muy personal que habían hecho los Dallas Cowboys empezó a dar sus frutos, la elección de varios OL en primera ronda del draft dio a luz a la mejor OL que ha visto la NFL desde los tiempos de la OL de los Dallas Cowboys de los años 90. Detrás de aquella magnífica línea DeMarco Murray batía el récord de yardas del legendario Emmitt Smith, impensable en una era donde el juego de pase es mucho más importante. Ese año Tony Romo tuvo un año espectacular, tan solo sombreado por la temporada no menos espectacular de Aaron Rodgers, de no haber jugado a ese nivel es más que probable que Tony Romo hubiese podido ser elegido el MVP.
Todo lo contrario pasó en 2015. Los Cowboys cometieron dos errores garrafales, el primero fue no calcular el peso que DeMarco Murray tenía en el ataque, que acabó marchandose como agente libre a los Philadelphia Eagles. El segundo fue no tener un recambio de garantías por si Romo caía lesionado, algo que ya venía ocurriendo de forma sistemática en los últimos años. El pobre rendimiento de los suplentes del QB propició su regreso anticipado y Tony Romo se volvía a lesionar, los Cowboys decían adiós a la temporada el día de Acción de Gracias. Tal fue el nivel de los QB que el equipo terminó con la elección número cuarta del draft.
Con una elección tan alta se abogaba por un QB, pocas veces los Cowboys eligen tan arriba en el draft, se consideraba aquello una oportunidad de oro para solucionar el heredero de Tony Romo. Pero la única forma de poder elegir al jugador que uno quiere en el draft es tener la 1ª elección absoluta y los dos mejores proyectos de QB volaron en el puestos 1º y 2º. Joey Bosa, otra elección que encajaba en las necesidades de los Cowboys, volaba en el 3er puesto. Con la 4ª elección la elección pudo ser Jalen Ramsey, un jugador que se creía que podría resolver los problemas de la secundaria de los tejanos, pero los Jones apostaron por un RB, Ezekiel Elliott, elección que no tardó en ser criticada. En la NFL actual hay cierto consenso que gastar una elección alta en un RB es malgastar la elección.
A partir de allí los Cowboys intentaron diferentes movimientos para solventar la cuestión del QB. El primer intento fue Paxton Lynch, a pesar de los intentos por regresar a la 1ª ronda las negociaciones no fructificaron y el QB acabó en los Denver Brocos. El siguiente objetivo fue Connor Cook, pero de nuevo otro equipo, en esta ocasión los Oakland Raiders, se les adelantaba. Con sus supuestas elecciones ya fuera del board los Cowboys deciden por fin elegir un QB en el draft en la 4ª ronda, el elegido es Dakota Prescott Los “scouts reports” con Prescott no eran muy generosos, en algunos sitios se le consideraba una copia mejorada de Tim Tebow. Todos los expertos y analistas lo veían como una apuesta de escaso riesgo, una 4ª ronda, que si lo hacía bien en el Training Camp tenía una posibilidad de hacer los cortes y terminar en el roster final.
Durante la pretemporada Dak Prescott se vuelve la sensación de la misma. Con Carson Wentz lesionado en su primer partido y Jared Goff incapaz de hacer algo positivo, Dak Prescott aprovecha su oportunidad en los dos primeros partidos. Nadie dudaba entonces que Tony Romo no sería el titular cuando empezase la temporada, de hecho comienza como tal en el tercer partido de la pretemporada, único que los equipos suelen tomarse en serio. Durante el mismo Romo recibe un fuerte golpe de Cliff Avril que le rompe un hueso de la espalda. Tony Romo será baja al menos durante un periodo de seis a siete semanas, y con el veterano Kellen Moore también lesionado, Dak Prescott se encuentra con su oportunidad, titular desde la Semana 1 de los Dallas Cowboys, el QB del equipo más valioso y rico del planeta, el QB del equipo de América, el puesto con mayor repercusión mediática de todo el deporte USA.
Con Zeke Elliott en el backfield, mas las aportaciones de Alfred Morris y una OL excepcional, el sentir general es que los Cowboys van a correr, correr y correr para capear el temporal hasta el regreso de Tony Romo. Las apuestas más optimistas hablan de terminar con un récord de dos a tres victorias para poder afrontar con alguna posibilidad el segundo tramo de la temporada. Pero entonces ocurre lo impensable, los Cowboys no sólo son un equipo que corre muy bien, sino que todo lo bueno que había mostrado Dak Prescott durante la pretemporada lo confirma ahora con partidos reales.
En un primer momento el éxito de los Cowboys se achacó a la bondad del calendario y los rivales, Chicago Bears y San Francisco 49ers, pero tras derrotar de manera contundente a los Cincinnati Bengals se empiezan a tomar en serio al equipo. La contundente victoria en Lambeau Field despierta al resto de la NFL, este equipo es de verdad y hay que empezar a tomárselo en serio. A su juego terrestre demoledor se suman dos sorpresas, una defensa que hace su trabajo, pero sobre todo Dak Prescott, el QB que elegido en 4ª ronda amenaza con ser el auténtico robo del draft, una repetición del caso Russell Wilson.
Y tenemos entonces la tormenta perfecta, no sólo hay una potencial controversia de QB, algo que la prensa parece siempre desear, sino que esa controversia tiene lugar en el puesto más mediático de la NFL. Una QB controversy en los Dallas Cowboys, parafraseando a Saddan Hussein, es la madre de todas las QB controversy, una con el potencial suficiente para dejar en una simple menudencia la que tuvo lugar en San Francisco a finales de los años 80 con Steve Young y Joe Montana. Desde hace dos semanas no paramos de leer que los Cowboys no pueden sentar a Dak Prescott. En todas las tertulias es el tema de moda, en las páginas de referencia es el asunto que ocupa páginas y páginas. En las TV no se habla de otra cosa, incluso Troy Aikman no ve motivos para devolver la titularidad a Tony Romo tal y como está jugando Prescott. Y la gran pregunta es ¿Qué pasará el día que Tony Romo esté sano?
Yo tengo una teoría, los que más desean y quieren una QB controversy son los medios de comunicación y todos los que de alguna forma odian a los Cowboys. Si hay algo que tiene el equipo tejano es que no genera indiferencia, o se le odia o se le ama. Los primeros se mueren de ganas de que una QB controversy rompa el equipo que va viento en popa. ¿Puede haber algo más grande en el equipo más popular y más odiado al mismo tiempo y encima en el puesto más importante del equipo?
Pero una cosa es lo que la prensa y aficionados desean y otra muy diferente lo que se piense desde el interior del equipo. Jason Garrett, máximo responsable deportivo del equipo, no ha dicho nada, su única preocupación es preparar el siguiente partido, recibir a los Philadelphia Eagles y su propio “QB sensation”, el también novato Carson Wentz. El propio Dak Prescott mantiene una postura prudente, ha manifestado que este es el equipo de Tony Romo y ha aprovechado su semana de descanso para irse a visitar a su familia y alejarse de las luces y micrófonos de Dallas. Tony Romo, como posible afectado, también guarda un silencio más que prudente, solo le importa, cómo no podía ser de otra forma,0 que el equipo continúe ganando partidos mientras se recupera de su lesión. Entretanto en la prensa escrita y de Internet, en las radios y TV, en las redes sociales, el debate está más que servido.
Todo esto no hace mas que ratificarme en lo que es mi impresión desde el primer día, en una temporada de la NFL que camina plana, con los ratings de TV bajando, con unas elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, con los Chicago Cubs intentado romper una maldición que dura mas de 100 años, con el Deflategate muerto, enterrado y olvidado, sin una polémica a la vista, se necesita algo con lo qué entretener, algo con lo que romper la monotonía de la temporada, que como he dicho camina bastante plana. ¿Y que mejor noticia cabe que crear una QB controversy en Dallas?
Siempre se dice que en Texas todo es mas grande. Las chuletas mas grandes de USA se comen en Amarillo. Jerry Jones no se conformó con construir un estadio, sino que construyó El Estadio. Dallas es conocida como Big D. ¿Se pueden imaginar por un solo momento la que se podría liar si en Dallas hay una QB controversy para dar de comer a cientos de medios? Solo hay que pasarse un día por las redes sociales o los grandes medios, en todos se habla o se dice que los Cowboys no pueden sentar a Dak Prescott, que deben hacer lo que sea para que Tony Romo retrase su reaparición, que Jerry Jones debe interceder en el vestuario y poco menos que obligar a Jason Garrett y todo su staff a que Prescott siga siendo el titular.
Y yo os digo ahora, NO HAY QB CONTROVERSY, pero mas alto aún “NO HABRÁ QB CONTROVERSY”. Lo único que va a suceder es que Dallas puede permitirse no poner a Tony Romo en el campo hasta que esté totalmente recuperado de su lesión, no cometer el mismo error de la temporada pasada cuando reapareció antes de tiempo y que solo sirvió para que se volviera a lesionar. Los Dallas Cowboys se pueden permitir el lujo de seguir apostando de momento por Dak Prescott, pero no solo porque el QB lo esté haciendo muy bien, sino lo que está funcionando a la perfección es el equipo. El siempre criticado y denostado Jason Garrett ha vuelto a la misma fórmula que funcionó en 2014, juego de carrera dominante que permite a la defensa no estar siempre en el campo.
El coordinador defensivo Ron Marinelli se ha encontrado con que la secundaria, criticada y denostada también, está funcionando a un nivel de excelencia que desde hacía tiempo no se veía en Dallas. Byron Jones está tocando las puertas de la élite en el puesto de Safety en solo su segundo año, Morris Claiborne, olvidado y dado por acabado, está jugando al nivel que se le esperaba. La DL, sin la presencia ya del polémico Greg Hardy, ni de grandes nombres, está jugando a un nivel mas que aceptable, al igual que los LB, donde Sean Lee de momento sigue entero y nadie echar de menos a Rolando McClain.
El verdadero secreto del equipo es lo que hizo grandes a los Cowboys en el pasado, una OL excepcional que este año cuenta con un corredor tan excepcional como Ezequiel Elliott, que está justificando con cada partido el porque los Cowboys se gastaron la cuarta elección absoluta en él. Si al enorme trabajo de la OL se une que el veterano Jason Witten está en un momento excepcional a pesar de los años y que el resto de los receptores han dado un paso adelante con la lesión de Dez Bryant, el resultado final no es otro que de repente los Cowboys vuelven a tener un equipo, un equipo que debo confesar, no lo esperaba. Y supongo que al igual que yo, pocos vieron venir a este equipo.
La prensa empieza a comparar el caso Prescott con el caso Tom Brady, QB que aprovechó la lesión de Drew Bledsoe para quitarle para siempre el puesto. Antes de nada, y a pesar de que Bill Belichick tuvo que ser parte en la renovación de Bledsoe, a nadie se le escapaba que las maneras de pistolero de aquel no eran del gusto ni agrado del Head Coach, que prefería un QB que jugase mas seguro con la pelota, mas juego de carrera y defender. Con Bledsoe eso no era posible, por lo que Belichick aprovechó la lesión para poner al hombre que el realmente quería. Esto no es ni por asomo el caso de Tony Romo, Jason Garrett ha sido el principal valedor de Tony Romo, o al revés, las prestaciones de Tony Romo son las que han mantenido con vida al Head Coach.
Tampoco se puede comparar con el caso de Jimmy Garoppolo, donde por un momento hubo un amago de QB controversy. El caso de Prescott y Garoppolo difieren muchísimo, para empezar porque uno es novato y el otro es un jugador de tercer año. Pero no solo eso, en New England saben que van a tener muy difícil retener a Garoppolo mientras Tom Brady no tenga intención de retirarse, algo que ahora mismo no se ve venir. Brady está bajo contrato mas allá de lo qué lo está Garoppolo, que este verano podría empezar a renegociar su contrato de novato ¿Va el QB aceptar renegociar cuando sabe que cuando acaba su contrato va a tener a una situación de ensueño, ser agente libre en un mercado ávido de QB? Jimmy Garoppolo solo tiene que hacer una cosa, negarse a renegociar su contrato, en el peor de los escenarios recibiría un Franchise Tag, algo que le garantizaría entre los 22 y 23 millones por un solo año de contrato.
Dak Prescott no puede ni siquiera soñar con ese escenario, está atado y bien atado para los próximos cuatro años. No puede siquiera renegociar su actual salario hasta el año 2018, y para entonces ya se sabrá si Tony Romo sigue, o puede seguir. Los Cowboys no tienen ninguna prisa con Prescott, algo que desde luego sí tienen los Patriots. Si Garoppolo entra en su cuarto y último año sin contrato nuevo se podría repetir lo sucedido con Brock Osweiler. New England antes que perder al jugador y recibir una elección compensatoria en el año 2019, preferiría hacer ahora un trade y sacar algo mas jugoso e inmediato.
Tampoco el caso Prescott merece ni la mas mínima comparación con el caso Wentz. Los Philadelphia Eagles decidieron tirar la casa por la ventana por el QB, apuesta que de momento les está funcionando, pero los Eagles necesitan que el riesgo que tomaron funcione. En cambio los Cowboys se jugaron una cuarta ronda, una elección que apenas conlleva riesgo y que si sale bien es un robo al mas puro estilo Russell Wilson, pero que si sale mal, nadie te dirá que es un “Bust”.
Como conclusión, yo siempre defiendo que en la NFL es mejor tener suerte que ser bueno, y los Cowboys han tenido por una vez suerte. Decir ahora que ya sabían lo bueno que era Prescott es tan falso como afirmar que Bill Belichick lo sabía en el caso de Tom Brady o Pete Carroll en el caso de Russell Wilson, es un golpe de suerte. Esa fortuna permite a los Cowboys hacer dos cosas, la primera, que el equipo siga funcionando hasta el regreso de Tony Romo, porque por bien que lo pueda hacer Prescott no deja de ser un novato y nada de lo que hace no lo podrá hacer un Tony Romo sano, que ya demostró el excelente QB que es cuando tiene buena compañía. La segunda quizás sea mas importante, de momento los Cowboys parecen que han encontrado un relevo para Tony Romo, pero sobre todo han encontrado algo que se echaba en menos, un QB suplente competente.
¿Y todo lo demás? Lo dicho, muchas ganas de que pase algo donde no debería pasar nada. Muy probablemente en las restantes franquicias de la NFL lo que está pasando en Dallas hubiera pasado mas o menos desapercibido. Pero hablamos de Big D, hablamos del equipo de América, hablamos del puesto mas mediático de toda la NFL, pero sobre todo hablamos de algo que solo está pasando en la prensa y redes sociales, hay ganas de que en esta tormenta perfecta que es todo lo expuesto, tenga lugar la madre de todas las QB controversy.