Terminó el peregrinar. Después de años de una búsqueda constante, y de estar en diversas sedes, por fin cristalizó el sueño largamente acariciado del futbol americano, de tener un recinto propio y permanente, donde preservar la historia de este deporte en sus más de cien años de vida.
Ante diversas personalidades del emparrillado, invitados de honor, jugadores y exjugadores, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila; inauguró este día, la sede permanente de El Salón de la Fama del Futbol Americano de México, en las instalaciones del club Búfalos de Toluca, donde se llevó a cabo la ceremonia de inducción de los nuevos miembros del recinto de los inmortales del deporte de las tacleadas, como un reconocimiento a su esfuerzo y dedicación en pro del ovoide nacional.
El mandatario estatal reconoció el esfuerzo de los organizadores, y tras felicitar a los presidentes del Salón del FBA, Sergio Baz Ferreira, Alejandro Morales, al vicepresidente José Guzmán Vera; también se congratuló de ser testigo de un hecho que calificó como histórico luego de “ocho años de perseverancia, ocho años de constancia, de estar tocando puertas, que finalmente hoy se está logrando; es un día histórico, un día que debemos celebrar”.
Al develar, a las 12:26, la placa conmemorativa de la inauguración de la sede definitiva del Salón de la Fama del recinto de los inmortales, Ávila Villegas, destacó también las bondades del deporte para ayudar a inhibir la violencia y apartarse de la violencia y ayudar a la reconstrucción del tejido social”.
La generación 2017 tuvo la inducción de Roberto “Cabrilla” García, centro de los Pumas entre 1951 y 1956, así como Néstor García, Cuevas, quien jugó en Águilas Blancas como safety de 1991 al ’95.
También de Águilas Blancas, el extraordinario corredor Erick Strevel, quien entre 1977 y 1982 hizo cera y pábilo conduciendo el ovoide para los volátiles, e implantó la marca de más touchowns, con 27 en 1981. Igualmente, de Águilas Blancas, el fullback Luis Fernando Sánchez (1988-1992)
Este año también ingresaron, el poderoso corredor Arturo Alonso Escobar, el popular y temido “Rinoceronte del Pedregal”, quien defendiendo los colores universitarios de 1974 a 1978, causaba estragos en las defensivas. Y el quarterback de Cóndores, Marco Ramos, quien forjó una escuela como pasador de 1981 a 1985.