Existe una anécdota histórica que cuenta que Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de America entre 1901 y 1909, salvó al football en el año 1906. Roosevelt acudió a ver un partido de football donde jugaba su hijo, quedó tan escandalizado de la dureza y brutalidad del juego que decidió tomar medidas. El presidente tenía a su favor que en el año 1904 se habían contabilizado 18 muertes y más de 150 heridos de gravedad en el terreno de juego, cifra que se elevó en 1905 a 19 muertes y otros tanto cientos de heridos de extrema gravedad. Lo que realmente colmó la paciencia del presidente fue ver cómo le partían la nariz a su hijo, según se cuenta fue un acto completamente deliberado aprovechando que el presidente estaba presente. Theodore Roosevelt convocó en una reunión a los grandes “Popes” del football para sugerirles varios cambios en el reglamento, ellos el pase adelantado, que harían del football un juego más seguro. De aquellas reuniones no salió nada, Walter Camp, considerado el padre del football y la persona mas influyente en aquel terreno, salió despotricando y no aceptó ni uno solo de los cambios propuestos.
En 1906 los rectores del football, tras ver como muchos programas universitarios históricos abandonaban el football por el rugby u otros deportes, decidieron incluir algunos cambios. A la historia pasó que el pase adelantado salvó al football, pero fueron otros cambios los que hicieron de aquel deporte brutal una actividad más segura. Entre otras cosas se eliminó “The Flying Wedge” (la cuña voladora), se inventó la zona neutral y en lugar de necesitar 5 yardas para una nueva serie de downs se elevó a 10 yardas. Para los anales quedó que Theodore Roosevelt salvó al football, pero no es cierta esta afirmación, sino que fue el propio football el que decidió salvarse a si mismo. Era absolutamente insostenible que un deporte que practicaban las élites sociales del país terminara cada año con decenas de heridos y con varios muertos.
El football moderno no tiene nada que ver con aquel deporte que se jugaba a principios del siglo pasado, solo la nomenclatura y poco mas. El football actual incluso tiene muy pocas cosas en común con el que se practicaba hace 50 años y considerado por los historiadores como la era dorada da la NFL. El pase adelantado no salvó el football, lo que sí hizo es cambiarlo hasta llegar a nuestros días. Los cambios de reglamento desde la década de los 70 buscan facilitar el juego de pase y hacerlo más “espectacular” y más de fuegos artificiales. Pero por muchas reglas que se intenten implementar el football sigue siendo un deporte violento. Siempre he defendido que lo que más me atraía del football es precisamente su violencia, es uno de los últimos deportes donde pegar a tu rival seguía siendo legal. Esa violencia ha atraído durante décadas a la gente al football y el que niegue lo contrario, que se dedique al flag football.
Mis primeros recuerdos de la NFL son del QB de los Minnesota Vikings Frank Tarkenton, pero mi primer ídolo es Earl Campbell, un RB que sacrificó su cuerpo por y para la NFL, y cuando decimos sacrificar es literal. Campbell nunca rehuía al contacto y la colisión, utilizaba su enorme cuerpo para correr por encima de todo lo que se le pusiera por delante. La jugada que más identificaba el estilo de juego de Earl Campbell es una en la que en plena carrera utiliza su casco como ariete contra el pecho de un defensa, algo completamente impensable hoy día.
La NFL, igual que hizo el football a principios del siglo pasado, ha buscado vías de supervivencia y busca un juego más seguro. La NFL no puede aceptar que muchas de sus estrellas y jugadores del pasado sufran una enfermedad que se descubrió dentro de este siglo, el traumatismo craneoencefálico crónico, conocido por su acrónimo en inglés CTE y descubierto por el neurólogo Bennet Omalu. Durante décadas la liga de forma deliberada ocultó los peligros que conllevaba el jugar al football, no fue hasta una demanda colectiva de mas de 4.000 ex jugadores que se dio a conocer de forma definitiva. Ello obligó a la NFL a cambiar su discurso, negociar un acuerdo y a tomar medidas para hacer del juego algo mas seguro. No hablamos de lesiones de ligamentos o huesos, sino de algo mucho más grave como es la CTE, enfermedad que afecta a la salud mental de los jugadores y que ha acabado en varios casos de suicidio, el mas célebre el de Junior Seau. En muchos casos no es necesario ni tan siquiera haberse retirado y llevar fuera de la NFL un tiempo, recientemente se ha sabido que el condenado por doble asesinato Aaron Hernández posiblemente sufría de CTE en un estado avanzando desconocido en un jugador de su edad.
La NFL ha ido cambiando sus reglas porque había un serio peligro de extinción, la violencia con la que se jugaba no solo amenazaba la salud de los jugadores, sino la propia supervivencia del deporte, que a diferencia de 1906 es ahora un negocio billonario. Los cambios posteriores han ido en la misma línea, cada vez se vela más y más por la seguridad de los jugadores hasta el extremo que ahora hay neurólogos independientes que pueden decidir que tal o cual jugador debe dejar de jugar si sospecha que hay conmoción cerebral. El football se ha hecho un deporte más seguro, quizás en algunas cuestiones se ha hilado demasiado fino como en la sobre protección que reciben los QB, seres cuasi intocables.
Aún así el football sigue siendo un deporte violento. Las tremendas colisiones que se producen en las llamadas trincheras donde hombres de 2 metros de altura y de más de 140 kilos chocan una y otra vez siguen existiendo. Al igual que los escalofriantes golpes en velocidad que muchos corredores y receptores reciben en cambio abierto, o los abrazos del oso que sufren los QB de hombres muchos más pesados y grandes que ellos. La NFL actual no es tan violenta como la que yo conocí cuando me aficioné, pero sigue teniendo ese toque de violencia que lo hace tan atractivo, no hay más que ver la duración media de la carrera un jugador, apenas llega a los 3 años, son unos pocos son los que cumplen su primer contrato consecuencia de lesiones, golpes, conmociones, etc..
A lo anterior tenemos que sumar que hay jugadores de renombre que se están retirando en la cima de sus carreras con el objetivo de garantizarse una mejor calidad de vida. La NFL vivió una post temporada de pesadilla cuando varios jugadores de renombre anunciaron su retirada, el caso más espectacular fue el del LB de los San Francisco 49ers Chris Borland. Otros han coqueteado con la retirada como el QB Ben Roethlisberger, que aspira a tener una buena calidad de vida tras dejar la liga, pero no es un caso único, Earl Thomas o J.J. Watt también han pronunciado en alguna ocasión la palabra retirada.
Este año, aunque esto ya viene de antes, la NFL está castigando sin piedad las acciones mas violentas aunque estas pasen sin ningún castigo en el transcurso de un partido. Hasta hace no tanto la política de la liga era que aquello que no era sancionado en el campo tampoco era sancionado posteriormente. De un tiempo para acá esa política está muerta, todos los lunes o martes cerramos la jornada de despachos NFL con numerosas sanciones económicas por acciones violentas. Los jugadores saben que el lunes les puede llegar una carta de la liga si el domingo se han mnifestado de una manera violenta, sanciones que suelen ser de varios miles de dólares y que son detraídas de sus salarios y entregadas a obra de caridad.
Los jugadores más reincidentes o las acciones mas graves incluso reciben la sanción que más temen los jugadores, perderse encuentros. Este tipo de sanciones no son baladíes, son la más grave porque no solo implica perderse un partido, sino que cuando un jugador cumple su sanción está automáticamente suspendido también de sueldo. En la NFL los jugadores perciben su salario de forma semanal, de forma que si un jugador tiene estipulado que cobra un salario anual de 17 millones, percibe su salario en 17 pagas semanales de un millón cada una. Si es suspendido por un partido deja de percibir esa semana su salario y es entregado a obras de caridad.
Esta temporada 2017 está siendo especialmente dura en lo referente a acciones violentas innecesarias. Todos tuvimos que contener la respiración con una acción sucísima del LB de los Denver Broncos Danny Thevatian cuando con su casco golpeó en la cabeza del WR de los Green Bay Packers DaVonte Adams, lo que le obligó a dejar el terreno del juego. Aquella sucia y fea acción le costó dos partidos de sanción, aunque posteriormente se le rebajó a uno y el descontento fue generalizado, para muchísimos el castigo fue muy escaso sobre todo si tenemos en cuenta que el jugador golpeado pasó por el protocolo de conmociones cerebrales. Vontaze Burfict, jugador polémico y violento con un importante historial de sanciones fue suspendido por una acción en pretemporada con cinco partidos, luego rebajada a tres, y en el colmo del despropósito recibió una jugosa renovación por parte de su equipo, los Cincinnati Bengals. Ha sido objeto de tantas sanciones que en su caso la única solución que quedaría es echarlo de la NFL por acumulación de sanciones.
https://www.youtube.com/watch?v=QmSmYORv5BM
Esta última semana 13 hemos vivido el caso más grave que hemos visto en mucho tiempo, la agresión salvaje, brutal y totalmente injustificada que Rob Gronkowski propinó a Tre´Davious White, el CB novato de los Buffalo Bills. La acción de Rob Gronkowski es más grave por cuanto que no es un lance del juego, no es un golpe casco a casco dentro de una jugada que podemos calificar de sucia, es muchísimo peor que todo eso. Con la jugada ya terminada y el CB tendido en el suelo, el TE de los New England Patriots se da la vuelta y se lanza en plancha con su enorme cuerpo contra un jugador completamente indefenso con un brazo por delante con el resultado que luego conocemos, Tre´Davious White tuvo que abandonar el partido bajo el protocolo de conmociones.
Esta acción tuvo jugar en un terreno de juego, en cualquier otras circunstancias es una acción criminal y que hubiera dado lugar a una imputación por agresión con el resultado de lesiones, es decir, un delito en toda regla. No es excusa alguna que Rob Gronkowski recibe muchos golpes, que los árbitros permitan que se juegue duro con él o que es objeto de innumerables faltas cada partido, lo que vimos fue una acción perniciosa, alevosa y con clara intención de hacer daño, una agresión que en cualquier otra parte del mundo que no fuera un emparrillado hubiera merecido un castigo de índole penal.
La acción de Rob Gronkowski no solo es la más grave de todas las que han tenido lugar esta temporada, es la más grave que recuerdo desde la agresión de Albert Haynesworth en el año 2006. El DT, entonces en los Tennessee Titans, pisó la cabeza del OL de los Dallas Cowboys Andre Gurode que yacía en el suelo sin casco. Fue expulsado inmediatamente y tuvo que cumplir cinco partidos de sanción por lo que todos consideramos sin ningún género de duda una agresión brutal. A Andre Gurode le tuvieron que aplicar 30 puntos de sutura en la cabeza y por un tiempo se planteó la posibilidad de demandar judicialmente a Albert Haynesworth por agresión con resultado de lesiones. La propia policia de Memphis abrió un expediente y se ofreció a colaborar de forma activa con Andre Gurode, finalmente no pasó nada y en la actualidad ambos ex jugadores mantienen una buena relación.
La única diferencia con la brutal y salvaje acción de Rob Gronkowski es que Tre´Davious White tenía el casco puesto, pero estaba igual de indefenso. Si el CB no llega a tener puesto el casco estaríamos hablando de algo con unas consecuencias tan graves o mayores que la acción de Albert Haynesworth. Piensen por un solo momento que resultados podríamos tener si Tre´Davious White recibe ese salvaje golpe sin protección, aún con él puesto acabó en el protocolo de conmociones.
Es cierto que luego Rob Gronkowski se disculpa, pero Albert Haynesworth también lo hizo al acabar aquel partido, pero el daño estaba hecho y la acción es imposible de borrar. Sin embargo el tratamiento que reciben ambos es completamente diferente, Albert Haynesworth recibió cinco partidos de sanción mientras que Rob Gronkowski ha sido castigado con un raquítico y ridículo partido, un castigo que en el mejor de los casos podemos calificar siendo tremendmente generosos de muy ligero. La acción de Rob Gronkowski es cuando menos igual de grave que la de Albert Haynesworth, una agresión salvaje en toda regla contra un compañero de profesión indefenso y en una acción que no es un lance de juego, sino una acción completamente aislada.
Para agravar más el asunto el jugador ha apelado su sanción en un intento de verla reducida, lo que no deja de poner de manifiesto la escasa catadura moral del jugador, del equipo y del sindicato de jugadores. Es cierto que hasta los condenados al corredor de la muerte tiene derecho a apelar hasta el final, incluso solicitar el indulto, pero no hay nada más torcido que el mundo del derecho. Esto por poner un ejemplo extremo es como si una monja atropella con un coche a un gamberro que todos los días se dedica a molestar a los niños a la entrada de un colegio, no deja de ser un atropello aunque el gamberro lo tenga más que merecido y quien lo atropelle sea una monja harta del gamberro.
La NFL se ha equivocado muy gravemente en este caso, lo que hace que sea más cantosa es que el TE se perderá el partido contra los Miami Dolphins, un partido donde los New England Patriots podrían incluso darle descanso al jugador, pero no se perderá un duelo clave en el devenir de la Post temporada como es el encuentro contra los Pittsburgh Steelers una semana después. En la ciudad de Pennsylvania la indignacion es mayúscula, más después de lo ocurrido el lunes en el Monday Night. El WR JuJu Smith Schuster ha recibido también un partido de sanción por su golpe contra Vontaze Burfict, una acción muchísimo menos grave dentro de la gravedad de la misma, fue un lance del juego (lo qué pasó después, celebración y decir que es el karma en mi opinión merecería como mínimo otro par de partidos).
Hace muchas décadas otro presidente de los Estados Unidos de América, el otro Roosevelt, Franklin Delano Roosevelt, acuñó (para algunos indebidamente) la cita de “Tal vez Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” (La diplomacia estadounidense estaba dando apoyo a Anastasio Somoza, un tirano y dictador de Nicaragua). Con esto quiero decir que lo está pasando ha puesto de manifiesto lo mismo, desde New England se justifica y comprenden la brutal agresión de Rob Gronkowski: es nuestro “hijo de puta”.
Es en una prueba más del absoluto cinismo e hipocresía en la que viven instalados todos los estamentos de la NFL. Todo es justificable hasta lo mas injustificable cuando el afectado es «uno de los nuestros».