Como sabéis soy aficionado a los toros. Desde hace un tiempo los amantes de la tauromaquia nos quejamos de la autentica manipulación que sufren los carteles de las grandes Ferias, el poder de conformarlos ha pasado de las Juntas Administrativas que rigen las plazas a los toreros, en concreto a las estrellas. Los toreros con mas galones son los que deciden con quién torean, pero sobre deciden qué toros quieren lidiar. Los aficionados nos hemos cansado de ver como las llamadas «ganaderías duras», las que tienen toros que embisten, con raza, trapío, pero sobre todo peligrosos, son sistemáticas rechazadas por las figuras, que buscan toros a su medida y lucimiento, mansos bondadosos que les permiten lucirse a sabiendas que no tienen apenas peligro.
Pero lo peor es que no tenemos derecho a la queja, tenemos exactamente la Feria que nos merecemos. Queremos ver plazas llenas, triunfos sonados y que se corten orejas y rabos a tutiplén, sin ningún criterio por parte del Presidente, que al igual que los emperadores romanos en el Coliseo, están a merced de lo que pide el público. Algunos, mi caso, nos rebelamos contra esto, pero sabemos que somos la minoría, a fin de cuentas esto es un espectáculo donde el que paga es el que manda.
Llevamos tres semanas de la temporada 2018 y cada día que vemos un partido hay un enorme malestar, basta con pasarse una tarde de domingo por Twitter y la indignación es generalizada. El mas indignado, con toda la razón, es Clay Matthews, el OLB de los Green Bay Packers que sale a penalización por semana por la aplicación de la nueva regla de “roughing the passer”. La regla que fue reescrita esta pasada post temporada y que pasó completamente desapercibida.
Clay Matthews se queja amargamente que una jugada que lleva en el ADN, hacer un sack al QB, con la reinterpretación está alterando el juego de manera brutal. Pero lo mas anecdótico del caso es que a pesar de tener toda la razón, no es precisamente el mas indicado para protestar, el Karma es muy cabrón. Si esa regla se ha reinterpretado es precisamente gracias a su compañero Aaron Rodgers. La grave lesión que sufrió el año pasado el QB tras ser objeto de un sack por Anthony Barr fue el detonante para ese cambio de reglas. No me consta que Rodgers se personara en las oficinas de la liga para exigir cambios en la regla, pero tampoco era ningún secreto el malestar del QB.
Pero conviene no engañarse ni dejarse llevar por lo que vemos cada domingo, tenemos exactamente lo que nos merecemos, tenemos la liga que los QB quieren. Los propietarios, anunciantes, periodistas, analistas y todo lo que mueve la liga los han endiosado hasta límites insospechados, los han elevados a los altares, pero sobre todo les han dado el poder absoluto. La liga está en manos de los QB y aquella hará lo qué sea necesario para protegerlos, aunque sea a costar de cargarse el juego.
Esto no es nada nuevo, solamente que ahora es mas palpable y descarado. Han hecho falta varias acciones que hasta un año era completamente legales ahora sean ilegales y con graves consecuencias, penalización de 15 yardas y 1er down. Si a la aplicación de la regla le añades lo sucedido en la semana 2 en Green Bay, los daños son devastadores. Los Green Bay Packers interceptaron a Kirk Cousins, lo que les hubiera dado la victoria, solo para ver como la jugada quedaba anulada y dar nueva posesión a los Minnesota Vikings, que lo aprovecharon muy bien, empataron el partido.
Y digo que no es nada nuevo porque la liga hace tiempo que se mueve al capricho de los QB. En 1993 cambiaron una regla que decía que una vez fuera del pocket los QB no estaban obligados a lanzar un pase a un jugador elegible, les bastaba con lanzar la pelota fuera del campo para no ser penalizados. En su momento se dijo que la regla se implementó para proteger a los QB, la realidad es que condujo a una reducción drástica de las intercepciones y de los Intentional Groundings. Otras cambios menores se fueron sumando, siendo los mas notables los que impedían golpear al QB por debajo de las rodillas tras las graves lesiones sufridas por Carlson Palmer y Tom Brady. Otras buscan evitar tocar a los QB de cuello para arriba, se trataba de evitar las conmociones que son un verdadero quebradero de cabeza. Pero todas estas reglas las podemos encuadrar dentro de ese concepto de la seguridad.
Pero ha habido otros cambios no relacionados con la seguridad amparados por los QB, en algunos casos siendo incluso parte activa de los mismos. El primero que me viene a la cabeza es uno promocionado por Peyton Manning. Antes de que Tom Brady fuera el eje de los New England Patriots, eran un equipo conocido por sus duras defensas y su efectivo juego terrestre. Brady era el QB que aquel equipo necesitaba, estaba aún muy lejos de ser el QB en el que se convertiría después.
Los New England Patriots tenían a dos jugadores como el safety Rodney Harrison y el CB Ty Law, ambos eran excelentes jugadores de la secundaria, ambos eras muy físicos con los WR rivales y ambos eran conocidos por utilizar todo tipo de artes para parar a los WR rivales. Los St. Louis Rams fueron sus primeras víctimas, pero luego vendrían los Indianapolis Colts. Peyton Manning sabía de sobras que contra aquel estilo físico de defensa no tenían nada que hacer. Bill Polian, entonces hizo llegar las protestas de Peyton Manning, que ya para entonces empezaba a ser el niño bonito de la NFL.
Los deseos de Peyton Manning fueron escuchados, la NFL mando hacer énfasis en la regla que impedía tocar a los WR mas allá de las 5 yardas. Entonces nació esa jugada que es tan habitual hoy día, el WR volviendo la cabeza hacia los árbitros pidiendo una interferencia en el pase al mas mínimo contacto, impensable hasta 2004. Hay equipos que han perfeccionado la jugada, Joe Flacco es un verdadero especialista en buscar penalizaciones en pases profundos.
Casualmente aquel cambio trajo el primer anillo para Peyton Manning y Drew Brees. Los QB podían pasar con mas facilidad que nunca, las estadísticas de pase se dispararon hasta límites insospechados y el sacro santo récord de Dan Marino de 48 pases de TD, que había durado mas de 20 año sin que nadie se acercara al mismo, fue superado en dos años consecutivos, primero por el propio Peyton Manning y después por Tom Brady, que fue el QB que mejor se adaptó a las nuevas reglas, se hizo el pasador que es en la actualidad.
De nuevo en 2006 hubo otro cambio que también pasó desapercibido hasta al menos 2015. Hasta el año 2006 el equipo local era el encargado de suministrar las pelotas de juego para cada partido, se sacaban directamente de la caja y al campo. El equipo visitante no sabía con que pelotas iba a jugar hasta el día del partido, solo en el calentamiento le daban sus 12 pelotas de juego. Tom Brady y Peyton Manning se unieron, consiguieron que otros QB se unieran a su causa y desde entonces cada equipo prepara sus pelotas, el equipo visitante viaja con sus pelotas a cada partido como parte de su equipaje. Los árbitros se limitan a ver que cumplen los requisitos de medidas y peso, pero no entran para nada en el desgaste, lavado,… Quizás ahora entiendan mejor el Deflategate. ¿Hubiera tenido lugar con las reglas anteriores? Es imposible saberlo, los Patriots seguirían siendo los suministradores de las pelotas del partido, pero seguramente el escándalo no hubiera alcanzado las proporciones bíblicas que alcanzó.
Ahora tenemos la que es conocida como la “Aaron Rodgers Rule” que tiene indignados a los aficionados de los Green Bay Packers en particular, pero al resto de la aficionados también que ven cada domingo como se aplica una regla que acerca la NFL cada vez mas hacía el Flag Football. Pero mirad, yo me quejo, tenemos exactamente el tipo de football que hemos consentido a los QB hacer a su medida y lucimiento, reglas que además les permiten ser los jugadores mejor pagados con muchísima diferencia con respecto a sus compañeros, Aaron Rodgers gana en un solo año mas que toda su OL, suplentes incluidos, juntos.
Esta última semana sin embargo hemos visto una jugada que riza el rizo, que echa mas sal sobre la herida, el colmo de los colmos. Williams Hayes, el DT de los Miami Dolphins, llega hasta Derek Carr, QB de los Oakland Raiders. Carr va a recibir un sack de esos que levantan al aficionado del suelo, pero Hayes en el aire rectifica la trayectoria de la caída y cuando apoya la pierna, se rompe para su desgracia el ligamento cruzado anterior y se perderá la temporada.
¿A quien le importa mas que a Miami que se lesione un hombre de la rotación de su línea defensiva? A la NFL seguro que no, ellos están en otra labor, proteger a los QB, que se batan récords de pases y TD, que los QB ganan mas dinero que nadie, pero sobre todo que no se lesionen. ¿Qué se lesionan los demás? Son daños colaterales. La NFL ha apostado por los QB, como las grandes plazas y Ferias han apostado por las figuras del toero plegándose a sus deseos y peticiones. Por eso, igual que en la tauromaquia, tenemos exactamente la NFL que nos merecemos, una donde en lugar de las figuras taurinas mandas esas figuras llamadas QB.