En el libro “Rebelión en la granja” de George Orwell cuando los animales expulsan al tiránico Señor Jones, el granjero, dictan siete mandamientos, el último rezaba “Todos los animales nacen iguales”. Sin embargo a medida que los cerdos, especialmente uno llamado Napoleón, se van haciendo con el poder, van cambiando los iniciales mandamientos a su mejor acomodo y conveniencia, el que era el séptimo mandamiento acaba rezando “Todos los animales nacen iguales, pero unos nacen más iguales que otros”. Aunque “Rebelión en la granja” es una fábula sobre las revoluciones sociales y políticas, especialmente la soviética, esa sentencia emitida por el burro Benjamín, es aplicable a muchas más cosas que solo a las revoluciones sociales.
El “Todos nacemos iguales” es una de las grandes mentiras de la humanidad. El que nace en una familia acomodada en un barrio pudiente tiene acceso a los mejores colegios, que a su vez le dan acceso a las mejores universidades. Sus posibilidades de formarse son muy superiores a la que puedan gozar aquellos que nace en una familia humilde o modesta, donde se pasan estrecheces económicas y muchas veces hay que dejar de estudiar o formarse para trabajar. También lo mismo ocurre en otras parcelas, dense una vuelta por eso que llaman “barrios bien”, vean como van vestidos y vestidas los llamados chicos y chicas bien, que coches y motos lucen, etc.. Acto seguido pásense por un “barrio obrero”, seguro que hay chicos y chicas con muy buena planta, pero lucen menos que los de los barrios acomodados.
¿Y a cuento de qué os cuento esto en un artículo sobre la NFL? Pues muy sencillo, en la NFL está sucediendo algo muy parecido a los dos anécdotas que os acabo de contar. El juego del football se planteó en sus orígenes como una batalla donde un ataque, el que posee la pelota, se enfrenta a una defensa, que intenta impedir que le anoten a la vez que arrebatarle la pelota para pasar ellos a ser el ataque. El football fue evolucionando para sobrevivir, el pase adelantado fue la primera gran modificación que sufrió, después fueron llegando otras muchos cambios hasta que en 1978 llegó el segundo gran cambio. Las salvajes defensas de la década de los setenta se imponían de tal modo que los ataques carecían de armas y medios con las que enfrentarse. Aquello fue más que necesario, fue un cambio equivalente al cambio de la “pelota muerta” en el baseball.
La NFL se volvió infinitamente más atractiva, tras aquel cambio llegó la que se considera la generación dorada de QB: Dan Fouts, Joe Montana, John Elway, Dan Marino, Jim Kelly, Warren Moon, Steve Young, que a su vez trajeron poasteriomente a Brett Favre, Peyton Manning, Tom Brady o Drew Brees. Desde aquel célebre cambio de 1978, otro cambio que al igual que el pase adelantado fue una cuestión de supervivencia, se han ido introduciendo sucesivos cambios en el reglamento que siempre han beneficiado al mismo lado, el ataque. En “Rebelión en la granja” todos los cambios en los mandamientos iniciales van en favor de los cerdos, en la NFL todos los cambios van en favor de los ataques.
Y hemos llegado a la situación actual, los cerdos de la fábula de George Orwell los podemos identificar claramente, no son los QB, sino los ataques. Se ha ido modificando de forma sibilina el reglamento para que los partidos ya no sean un duelo de igual a igual, no es un ataque contra una defensa, sino de un ataque armado con munición pesada y tanques luchando contra una defensa armada con piedras, arcos y flechas. Absolutamente todos los cambios van en el mismo sentido, favorecer el ataque. Unos cambios se amparan en el consabido tema de la seguridad, pero otros muchos solo buscan dar una clara ventaja a los ataques, a que estos pongan pases, puntos y tanteos que se acercan más al baloncesto y se alejan del football.
Hasta hace nada el argumento de los defensores de estos cambios era siempre el mismo, “las defensas se adaptaran”. Y sí, es cierto que las defensas se han ido adaptando mejor o peor, el problema es ¿Hasta cuando y sobre todo hasta donde se van a tener que adaptar?. También podréis leer estos días que la revolución ofensiva tiene mucho que ver con la imaginación y creatividad de los ataques, de los llamados “gurús ofensivos”, capaces de crear ataques mas y mas complejos, jugadas cada vez más revolucionarías, de buscar los desequilibrios, de importar jugadas del college, etc…Y no digo que no tengan su parte de razón, pero es evidente que todo eso es mucho más factible cuando tu rival, la defensa, goza de infinitamente menos armas con las que hacer frente a los ataques.
La controvertida regla de “Roughing the passer” no cambia una jugada en particular, sino que quita a las defensas de un arma fundamental, la capacidad de intimidad al QB. Un QB que juega con presión es un QB que lanza peor y por tanto juega peor, la nueva regla les quita casi toda presión, les permite estar mucho más tiempo en el pocket al desaparecer el factor intimidación, les permite escanear el horizonte a sabiendas de que si los tocan van a seguir avanzando por la penalización consiguiente.
Pero no solo eso explica lo que está pasando, los receptores llevan tiempo siendo beneficiarios de los cambios, los defensores cada vez gozan de menos recursos con los qué detenerlos. Ya no es solo la controvertida interferencia defensiva, que puede ser penalizada con infinidad de yardas, sino que el mínimo contacto con el receptor es penalizado con “holding”, contactos que en su mayoría son incidentales o accidentales y que no rompen la progresión del atacante. El pasado domingo los árbitros pitaron dos faltas al CB de los Miami Dolphins Xavien Howard inexistentes, dos penalizaciones que sacan completamente al defensa del partido. Un CB tiene que defenderse con las manos y un par de piedras contra un enemigo armado con un fusil de asalto, es completamente imposible.
En resumen, si a las defensas les haces jugar con limitaciones en forma de quitarles su poder de intimidación o privándoles de armas, los ataques se van a imponer. Es mucho más fácil ser creativo cuando las armas o recursos a tu disposición son infinitamente más amplios y extensos que las armas y recursos con los que cuentan el de enfrente. Es lo que vulgarmente se ha bautizado en el refranero español como “con buena polla, bien se folla”, a los más finos les gusta decir “echando mucho aceite a la sartén, cualquiera fríe bien”.
Por eso he empezado contando las anécdotas sobre “Rebelión en la granja” o las diferencias que existen entre la gente de los barrios ricos y pudientes frente a los más humildes o modestos. La NFL ha ido cambiando sus mandamientos, ataque y defensa ya no juegan en igualdad de condiciones. Esa desequilibrio, cada día mas evidente y mas buscado, permite a los ataques tener infinidad de recursos, les permite ser mucho más imaginativos y creativos porque tienen los medios de los que las defensas carecen. En esas condiciones está muy claro que tienen más aceite, por lo que van a freír mucho mejor que aquel que no lo tiene. Y me abstengo de utilizar la versión más vulgar.