Hará unos tres años un amigo y compañero abogado me dijo que tenía un cliente suyo que quería hacer unas consultas de carácter tributario. Me preguntó si me querría hacer cargo del caso, le dije sí y concertamos una cita. Su cliente estaba a punto de empezar un proceso de divorcio y quería saber qué consecuencias tributarias tenía aquello. Le dije que la disolución de la sociedad de gananciales, su régimen económico matrimonial, no tenía coste en forma de impuestos, es una de las excepciones que contemplaba la normativa. Pero no era ese el problema, sino qué pasaba con el bien patrimonial más importante de aquel matrimonio, su vivienda.
Su vivienda era la tercera que habían adquirido a lo largo de aquel matrimonio. El acuerdo al que habían llegado los abogados de ambas partes era proceder a su venta, que una de las partes le comprara su mitad a la otra era totalmente inviable. Esa era la verdadera consulta, qué coste en forma de impuestos tenía la hipotética venta de su vivienda. Y aquí ya había que hacer una labor importante, había que calcular la ganancia patrimonial que iba a ponerse de manifiesto como consecuencia de la venta, tanto en el IRPF como en la conocida como Plusvalía municipal. También importante era saber qué iban a hacer con el dinero obtenido de la venta, fundamentalmente se trataba de saber si iban a destinarlo a la compra de una nueva vivienda, situación que declaraba exenta de tributar la ganancia patrimonial. Mi nuevo cliente me dijo que no, que él no lo iba a hacer y que su futuro ex cónyuge tampoco.
Y eso sí era un problema grave, la factura en forma de impuestos era muy elevada, tanto por la ganancia patrimonial como por la plusvalía municipal. La situación de aquel matrimonio era muy difícil, habían adquirido el inmueble, un verdadero casoplón, como hace muchísima gente, endeudándose más de lo adecuado y recomendable. Pero no solo eso, sino que ese endeudamiento no solo se ceñía a la compra del inmueble, sino que aprovechando la bonanza económica pidieron un crédito muy superior al coste de adquisición de la vivienda para emprender una importante reforma a capricho, amueblarla e incluso comprarse un par de vehículos de gama alta. Además estaban otras obligaciones, tenían hijos, varias tarjetas de crédito y otros créditos al consumo particulares. En resumen, necesitaban calcular a cuánto ascendía el precio por el que necesitaban vender la vivienda para quedarse ambas partes limpias de deudas y empezar desde allí sus nuevas vidas.
Han pasado tres años desde años desde entonces, el matrimonio se ha disuelto. Cada uno hace su vida, pero lo hacen en aquella casa que mencionaba, aún no han podido encontrar un comprador que satisfaga sus pretensiones, pero sobre todo sus necesidades económicas. Viven en la misma casa, es una vivienda tipo duplex, uno vive en la habitación principal, el otro en la de invitados, ambos sostienen el coste de la casa y hacen vidas completamente independientes el uno del otro. A pesar de que su convivencia está rota, no mantienen una mala relación personal, están indisolublemente unidos por la vivienda, están condenados a vivir así y ambos lo aceptan.
El caso de Aaron Rodgers y Mike McCarthy se parece cada vez más al caso que estoy exponiendo, es una sociedad que hace un tiempo debería haberse separado, pero por algún motivo ambos permanecen indisolublemente unidos. En el caso que os he expuesto son razones económicas, no les queda otra, en el caso del QB y del Head Coach no lo sabemos con certeza, pero aparentemente son deportivas, el récord y los logros conseguidos de ambos están allí, pero por algún motivo que desconocemos el resto, permanecen unidos. Y mi sensación es que al igual que aquel matrimonio, parecen estar condenados a estar unidos.
Los inicios de Mike MCCarthy y Aaron Rodgers
La carrera como entrenador en la NFL de Mike McCarthy empezó bajo Marty Schottenheimer, en los Kansas City Chiefs. Tras un tiempo allí pasó un año en Green Bay, 1999, donde hizo un magnífico trabajo con Brett Favre además de conocer a Aaron Brooks. De allí pasó a los New Orleans Saints y allí se notó su mano con Aaron Brooks, del que hizo su QB titular durante su larga estancia allí. Con la llegada de Sean Payton marchó a San Francisco donde pudo entrenar un año a Alex Smith, la primera elección absoluta del draft del año 2005.
En el año 2006 es elegido Head Coach de los Green Bay Packers y tiene un encargo muy claro, debe ir preparando el relevo de la leyenda, de Brett Favre, un QB muy veterano y una institución en el equipo, la ciudad y en la NFL. En el año 2005 los Green Bay Packers habían elegido en el draft a Aaron Rodgers, que estuvo durante todo el proceso predraft disputándose el puesto de mejor QB junto a Alex Smith. En aquel entonces los chicos que se presentaban a los draft estaban aún muy lejos de someterse al escrutinio actual. Las dudas sobre Aaron Rodgers eran enormes, se le acusaba de ser el producto de un sistema diseñado para hacerlo parecer mejor de lo que era, era el enésimo QB de la escuela de Jeff Tedford. Era lo que se conocía como un diamante en bruto, había madera para trabajar, pero Alex Smith era un QB mucho mejor preparado para tener impacto más inmediato.
Durante tres años, de 2006 a 2009, Mike McCarthy no solo mejoró notablemente las prestaciones de Brett Favre y de los Green Bay Packers, sino que fue preparando el relevo del QB. Trabajó muchísimo refinando a aquel diamante en bruto que corría el mismo peligro que habían corrido hasta entonces todos los QB suplentes de Brett Favre, marcharse para tener que jugar fuera, como ya hicieron Mark Brunnell, Matt Hasselbeck y su ex pupilo Aaron Brooks, incluso llegó a estar en rumores para mandarlo a Oakland a cambio de Randy Moss, jugador que Brett Favre quería a toda costa. Pero el caso Rodgers era diferente, fue una primera ronda y se le había preparado y formado expresamente para ser el sucesor de Brett Favre, que llevaba ya algún tiempo coqueteando con la retirada.
En 2008, tras la dolorosa derrota en la final de conferencia de la NFC Brett Favre anuncia su retirada, es el momento del relevo, el momento de Aaron Rodgers. Tras superar la controversia del retorno de Brett Favre, que finalmente fue traspasado a los New York Jets, Aaron Rodgers se erigió como sustituto de la leyenda. En ese turbulento 2008 los Packers se quedarían fuera de playoffs tras acabar 8-8, pero en 2009 volvieron de nuevo, cita a la que no fallarían nunca hasta 2017.
Bajo la batuta de Mike McCarthy los Green Bay Packers se clasificaron durante ocho temporadas consecutivas a los playoffs. En el camino hay cinco títulos de División, tres finales de conferencia y lo más importante, la Súper Bowl de 2010 con un Aaron Rodgers majestuoso. También hay varias temporadas de ensueño, como la del año 2011, que tras acabar la Regular Season con el mejor registro de la franquicia, 15-1, cayeron en Divisionales ante los New York Giants de Eli Manning y Tom Coughlin, su bestia negra.
Mike McCarthy es el mayor responsable de haber hecho de aquel diamante en bruto que era Aaron Rodgers el especial talento que es ahora. El debate sobre si fue determinante en su desarrollo y evolución siempre va a estar allí, a juicio de otros Aaron Rodgers hubiera triunfado igual sin la sombra de Mike McCarthy. Yo discrepo mucho, es imposible entender la actual figura de Aaron Rodgers sin la tutela de Mike McCarthy durante esos tres años a la sombra de Brett Favre. Como he dicho antes los QB en el año 2005 no se les sometían al brutal escrutinio actual, no estaban ni la mitad de lo preparados que lo están ahora para dar el salto de la universidad al profesionalismo, eran tiempos muy diferentes. Recuerdo perfectamente el caso Rodgers, Miami andaba por la época también buscando QB, Nick Saban, nombrado Head Coach de la franquicia prefirió apostar por Ronnie Brown, un RB, antes que por Aaron Rodgers, teniendo en el roster a dos bultos sospechosos como Gus Frerotte y Sage Rosenfels, tras haberse quitado de encima a Jay Fiedler y A.J. Feeley. (entre los 4 no sacas un QB decente)
Sobre Aaron Rodgers había dudas enormes y más que justificadas en aquel entonces. En el año 2005 elegir un QB en el 2º puesto del draft era una elección determinante para el futuro de una franquicia, una mala decisión te lastraba no solo deportivamente, sino económicamente. Eran los años en que se pagaba a un jugador elegido en los primeros puestos del draft unas cantidades astronómicas e injustificadas de dinero para alguien que no había demostrado absolutamente nada. Hoy día los riesgos están calculados hasta el último centavo de dólar, pero en 2005 equivocarse era entrar en una espiral como la que sufrieron los San Diego Chargers con Ryan Leaf.
En 2005 a Brett Favre le quedaba un año más de contrato con Green Bay y ya se cuestionaban si iba a durar mucho más con 36 años a cuestas. Ese año le podría servir al entonces Head Coach de Green Bay, Mike Sherman, para preparar el camino para Aaron Rodgers, que de forma inesperada cayó hasta el puesto 24 del draft. Allí Ted Thompson, General Manager de los Green Bay Packers y fiel alumno de la escuela Ron Wolf, eligió al mejor jugador disponible, que no era otro que el QB de California. A pesar de que Mike Sherman había sido renovado en el mismo 2005, el pésimo récord de Green Bay aquel año, 4-12, fue motivo para despedirlo de manera fulminante. Y en esas aterrizó Mike McCarthy, que venía precedido de su buen trabajo con Brett Favre en 1999, pero más importante aún, había moldeado QBcomo Steve Bono, Rich Gannon, Elvis Grbac pero sobre todo Aaron Brooks. En Green Bay tenía que hacer la transición de Brett Favre a Aaron Rodgers.
Rodgers venía precedido de la etiqueta de QB de Jeff Tedford. El Head Coach había entrenado en su etapa colegial a QB como Trent Dilfer, Akili Smith, Joey Harrington, A.J. Feeley, David Carr y Kyle Boller, todos elegidos muy arriba en los drafts, pero ninguno había tenido una buena carrera en la NFL, el que mejor resultados había dado era Trent Dilfer, que se ganaba la vida deambulando de equipo en equipo. Aaron Rodgers, a pesar de sus cualidades, era un diamante por pulir y se le consideraba un QB ideal para una West Coast Offense, el sistema que utilizaba McCarthy. Bajo la tutela de McCarthy este fue puliendo todas las deficiencias del QB, que se pasaba horas y horas en lo que se denominaba popularmente como “McCarthy QB School”. Allí fueron puliendo sus mecánicas, adelgazó varios kilos, le cambiaron el punto de lanzamiento. En definitiva, estuvo aprendiendo mientras esperaba que Brett Favre se retiraba, un lujo que pocos jugadores se pueden permitir, aprender de unos de los mejores de todos los tiempos.
El turno de Aaron Rodgers
La primera vez que el gran público pudo ver a Aaron Rodgers jugar de verdad fue en un Thursday Night Football. Green Bay y Dallas se jugaban el Seed 1 de la NFC, Brett Favre se lesionó en el transcurso del partido y entonces fue cuando saltó Aaron Rodgers. Su equipo iba 17 puntos abajo y se acercó a los 3 puntos, lanzó para más de 200 yardas y convirtió su primer pase de TD, pero fue insuficiente, los Cowboys ganaron el partido asegúrandose el Seed 1 de la NFC.
Y llegamos al momento actual, la temporada pasada rompió la racha de ocho temporadas consecutivas entrando en playoffs, Rodgers y McCarthy solo faltaron el primer año de la titularidad del QB. Entonces la lesión de Aaron Rodgers fue la disculpa esgrimida para que el equipo no se clasificara en 2017, aunque ya se empezaba a cuestionar a Mike McCarthy y sus decisiones, sobre todo por la continuidad de Dom Capers y su más que cuestionado playcalling, aún perduraba el recuerdo de Aaron Rodgers cantando sus propias jugadas en el partido de Divisionales en Dallas y que sirvieron para llegar a la final de conferencia de la NFC en 2016.
Yo soy de la opinión que tanto Mike McCarthy como Aaron Rodgers son como ese matrimonio que os he contado al principio. Su relación está rota, pero por los intereses comunes de ambos la convivencia continúa. En aquel caso lo son las relaciones económicas, en el caso de Rodgers y McCarthy por cuestiones deportivas. Con el roster actual de los Packers ambos saben que no tienen opciones a nada en una durísima NFC, equipos como Saints, Rams, Panthers, Vikings, Eagles e incluso Bears están por delante de ellos en calidad y profundidad de roster, en algunos casos muy por delante. Aaron Rodgers sabe que con estos jugadores un asalto al Vince Lombardi es imposible, como lo sabe también Mike McCarthy. Aaron Rodgers desde el «incidente» de Dallas puede hacer lo que le venga en gana y cuando no lo hace, siempre se puede escudar en la autoridad del Head Coach y que las culpas recaigan sobre este. Mike McCarthy por su parte sabe que tiene al mejor QB que ha tenido jamás la oportunidad de entrenar, pero tiene una plantilla mediocre que se la confeccionan desde el Front Office, a diferencia de Mike Sherman o Mike Holmgrem nunca fue General Manager y por tanto trabaja con lo que le ponen a su disposición.
Condenados a entenderse
Y así van a continuar ambas partes, como aquel matrimonio, hasta que no vendan la casa por el dinero que necesitan, continuarán así el tiempo que haga falta. Mike McCarthy y Aaron Rodgers por su parte continuarán hasta que algo rompa su convivencia, están condenados a entenderse de momento. Aaron Rodgers le debe mucho a Mike McCarthy, le hizo ser el QB que es y no el QB que Jeff Tedford hizo, Mike McCarthy tiene una Súper Bowl y un gran récord gracias a Aaron Rodgers, es el mejor entrenador de la histórica e historiada franquicia en no tener una calle a su nombre en Green Bay.
¿Qué romperá definitivamente este matrimonio que hoy por hoy parece indisoluble? Dudo que ni el QB ni mucho menos el Head Coach den el paso al frente, tendrá que ser desde el Front Office quien lo decida. Así como tengo claro que McCarthy no tiene ningún interés en irse, tampoco creo que Aaron Rodgers tenga demasiado interés en empezar ahora con un nuevo Head Coach, un escenario donde tenga que aprenderse toda una terminología nueva, un playbook nuevo, pero sobre todo que ocurran las dos cosas más importantes, que se acierte con ese Head Coach, y que se acierte con una nueva plantilla, un trabajo que conlleva tiempo, paciencia e incluso años.
Aaron Rodgers es un magnífico QB, uno de los mejores en jugar la posición, pero su carrera lleva el mismo camino que la carrera de Dan Marino. Ambos son QB cuyas sombras son tan alargadas sobre sus franquicias que tapan absolutamente todo lo demás, por eso acaban convirtiéndose en un problema. Ellos a título individual no son el problema como tal, pero sí son un problema en cuanto que tapan todo y que hacen ignorar que hay problemas mucho mas graves en las franquicias. En Miami Don Shula se pensó que con Dan Marino era mas que suficiente para ganar la Super Bowl y jugó toda su carrera acompañada de una autentica banda, como prueba no hay un solo compañero que vaya a entrar en el Hall of Fame, salvo el OC Dwight Stephenson en el ocaso de su carrera. Trajeron a Jimmy Johnson con ideas completamente diferentes, construir a su alrededor un equipo que le diera una Super Bowl, pero era ya demasiado tarde para el QB, preso de sus manías, de sus limitaciones y que por aquel entonces se creía ya el dueño de la franquicia (acabo llamando sus propias jugadas).
Por eso mi sensación de que Aaron Rodgers está conforme con esta situación como lo está Mike McCarthy, no quieren que a ellos les pase lo mismo, además ya tiene un anillo y el Vince Lombardi que justifican sus carreras. Un cambio del actual status para Aaron Rodgers que no sea otra Super Bowl no es un escenario que no parece dispuesto a querer afrontar, como lo está mi cliente en el matrimonio que os he expuesto al empezar, vender la casa a un precio diferente al que aspira no es un escenario que está dispuesto a afrontar.