La semana pasada la NFL y el sindicato de jugadores, el NFLPA, anunciaron que mantendrían tres días de reuniones entre los días 17 y 19 julio. Esas reuniones no son más que una continuidad de las múltiples reuniones que vienen manteniendo ambas partes, la diferencia es que en esta ocasión los que estarán presentes en las jornadas de trabajo son los gerifaltes de ambas instituciones. Hasta la fecha la labor de zapa ha sido realizado por mandos intermedios y por la intendencia, ahora los que se sientan cara a cara son las caras más visibles de ambas organizaciones.
Los propietarios son los que en esta ocasión han propuesto la reunión, lo cual debería dar una ventaja estratégica a los jugadores. ¿Sabrán aprovechar las prisas que tiene la NFL por alcanzar un nuevo acuerdo que les garantice la paz laboral para al menos los próximos 6-7 años? Es más que sabido que la NFL necesita esa paz para sentarse a negociar los derechos de televisión donde ya empieza a correr el rumor que la cadena ABC querría entrar en la puja, algo que sin duda hará que se batan récords de recaudación. También la NFL necesita tener el convenio firmado para afrontar un terreno inexplorado, el mercado de las apuestas que podría multiplicar los ingresos de la liga a límites inimaginables.
El actual convenio, en adelante CBA, vence al acabar la temporada 2020, que acabará a los efectos de juego tras la celebración de la Súper Bowl en Tampa Bay el 7 de febrero de 2021. Cuando se acerque marzo, fecha en la que suele empezar cada nuevo año de la liga, podría no haber convenio y sin convenio no hay partidos en 2021. Y la gran cuestión es ¿Qué pasará si llegada esa fecha no hay convenio? Si nos atenemos a los antecedentes lo más probable es que los propietarios, un Cártel de 32 miembros, decrete el cierre de las instalaciones y por tanto lo que se conoce como “Cierre Patronal”.
Los jugadores desde ese momento quedan completamente desamparados, sus contratos, y por tanto cobrar sus emolumentos salariales, quedan suspendidos. Aquellos jugadores que tenían establecidos un bonus por ser parte del roster verán como no perciben un solo dólar, las dietas que se perciben por asistir a los entrenamientos de post temporada también desaparecen, pero lo más importante, no tienen ni a donde ir ni donde entrenar. Tan solo podrán organizarse por sí solos y sin ninguna ayuda externa, está terminantemente prohibido que contacten con los equipos técnicos, entrenadores e incluso con el personal médico de los equipos, los contactos con los equipos quedan suspendidos. Si todo lo anterior es malo, lo peor es que que dejarán de ingresar un solo dólar, los salarios base se perciben en 17 pagos semanales, que es lo que dura la Regular Season. En Post Temporada la que paga los salarios de los jugadores es la propia liga y en cantidades preestablecidas iguales para todos los jugadores.
Como muchos recordarán esta circunstancia ya tuvo lugar en 2011. El único acto que tuvo lugar referente a la NFL en aquella post temporada fue el Draft, donde Cam Newton fue elegido con la primera selección por los Carolina Panthers. Y eso es todo lo que sabía, en aquel momento no podía conocer cuando firmaría, por cuanto lo haría, ni mucho menos sabía lo que se avecinaba, la escala salarial de los novatos, aunque se podía intuir. Pero siendo eso malo para sus intereses personales, Sam Bradford justo un año antes había firmado un contrato de más de 78 millones con más de 50 de ellos asegurados, no era lo peor, Cam Newton, y los restantes 253 jugadores elegidos ese año en el draft, no pintaban absolutamente nada en las negociaciones entre la liga y el sindicato, al no ser aún jugadores profesionales no podían ser parte del sindicato ni de la negociación.
La amenaza de que no hubiera temporada en aquel año 2011 cada día parecía más real, con las instalaciones de los equipos cerradas a cal y canto y un Cártel de propietarios dispuestos a no dar su brazo a torcer, a fin de cuentas ellos mismos habían ejercido la opción de dar por cancelado el anterior convenio, el panorama se presentaba muy poco halagüeño. La gran disputa entre los propietarios y los jugadores era el reparto de los ingresos de la liga, o más que el reparto, cuando se producía el reparto y qué porcentaje les correspondía.
Por su parte los jugadores no querían eso, ellos defendían que el porcentaje era sobre el 100% de los ingresos sin descontar cantidad alguna, además de otra sus reivindicaciones más históricas, establecer no solo la existencia de un techo salarial, sino de un sótano salarial, que los equipos tuvieran que realmente gastar el dinero destinado a salarios y evitar situaciones como las de Cincinnati Bengals o Tampa Bay Buccaneers, dos equipos con fama de tacaños y que cada año se ahorraban millones de dólares con simplemente no gastar mas dinero del necesario en salarios.
Estas y otras cuestiones como beneficios médicos, pensiones y otras menores fueron el gran caballo de batalla en la negociación del nuevo CBA. Otras cuestiones como el poder disciplinario del Comisionado entonces no estaban en duda, como tampoco la designación de las etiquetas de Franchise Tag o Transition Tag, aunque ambas supusieran una seria limitación a la existencia de una agencia libre real y completa. En lo que sí estaban de acuerdo ambas partes era en la imperiosa necesidad de poner un límite a los salarios de los novatos, de los jugadores que llegaban desde el draft y que no eran siquiera parte de la negociación. Cam Newton y los demás 253 jugadores elegidos no podían hacer otra cosa más que esperar a los resultados de la negociación.
¿Y porque ambas partes estaban de acuerdo en establecer un techo salarial a los novatos? Por parte de los propietarios para evitar mas casos como los JaMarcus Russell o Ryan Leaf, jugadores que sin haber demostrado nada cobraban contratos millonarios y que acaban lastrando a las finanzas de los equipos y su espacio salarial. Aunque como veremos los intereses de los propietarios no eran tanto evitar casos como los mencionados, sino lograr el sueño de cualquier empresario, tener controlados al centavo los costes salariales de tú personal con una proyección plurianual, y por tanto su cuenta de beneficios.
Para los jugadores el interés era muy diferente, en su creencia, errónea como se acabaría viendo, pensaron que con el establecimiento de un mínimo a gastar, el llamado “sótano salarial”, combinado con mucho menos dinero destinado a pagar a los novatos, ellos serían los grandes beneficiados pensando que serían los receptores de ese “dinero liberado”. Y vaya si erraron el tiro, no solo porque ese dinero nunca les ha llegado, sino que ha acabado destinado en los bolsillos de a quienes todo lo que estaba encima de la mesa les importaba muy poco, las estrellas de los equipos, en su gran mayoría personalizados en una posición, los QB, los grandísimos ganadores del actual CBA por goleada, eso sí, siempre detrás del cartel de propietarios.
¿Qué va a ocurrir en las negociaciones actuales y como será el nuevo Convenio?
Yo no me atrevo a pronosticar sobre cómo será el nuevo CBA, pero sí tengo muy claro que los ganadores van a ser una vez más, y como siempre ha sido, desde la década de los 70, los propietarios. En una liga monopolística los propietarios siempre tienen las de ganar ¿A dónde van a ir los jugadores a vender sus servicios? ¿A la Canadian Football League? ¿A la XFL? O siendo ya un soñador ¿A alguna de las incipientes y paupérrimas ligas profesionales europeas? No, no y todo no, los jugadores no van a tener más opciones, aunque gente como Kyler Murray o Jameis Winston siempre les quedara el baseball. La opción de las TV, convertirse en el nuevo Tony Romo, queda descartada, sin NFL no hay nada que narrar y nadie va a contratar a Aaron Rodgers para que haga de comentarista de NASCAR porque mucho que su actual pareja sea una ex piloto.
Pero una vez más volvemos al germen del problema, a las estrellas no les va a faltar de comer y pueden vivir un tiempo sin ninguna clase de ingresos por sus servicios deportivos, que de otra clase como publicitarios seguro que no les faltarán. Sin embargo el grueso del ejército, la infantería, la que se deja el sudor, la sangre, la salud y la vida en el emparrillado o campo de batalla es un ejército que necesita alimentarse. Y esos son los que forman el grueso del sindicato, los que mandan y sobre todo los que votan si un convenio les convence o no. Y si no les convence, unos por ignorancia, la gran mayoría, y otros por pura necesidad, la otra gran mayoría, van a aceptar cualquier dádiva que la patronal les de.
Una vez más, y en esto si me anticipo, los propietarios les volverán a engañar a los trabajadores como llevan décadas haciéndolo y el próximo CBA será más de lo mismo, propietarios billonarios con una masa salarial totalmente bajo control, una constelación reducida de estrellas a lo suyo y miles de pobres diablos dejándose la juventud, la salud y quién sabe qué más, a cambio de un paquete de cacahuetes y un refresco de cola en la creencia que un día les tocará la lotería, firmar su segundo contrato, siempre claro está que no te planten la designación de Franchise Player.
LAS VICTORIAS DE LOS PROPIETARIOS
Los propietarios llevan décadas engañando a sus trabajadores, ellos que en su día eran 26, luego fueron 28 cuando llegó la Agencia Libre y el Tope Salarial, que se ampliaron a 30 para hacerse más ricos dando entrada a los Carolina Panthers y Jacksonville Jaguars, y que luego con la disculpa de que había que dar un equipo a Cleveland se ampliaron a 32. Este Cártel, que puede pagarse los mejores abogados y negociadores del mundo para enfrentarse al ejército de infantería más caótico y desordenado del deporte mundial, no tiene ni un solo problema en torear con esta masa de bocas que alimentar.
La historia de las negociaciones colectivas si algo nos ha enseñado es que la Patronal, la NFL, siempre gana, y cuando digo siempre es siempre. La NFL es como el Real Madrid de fútbol, siempre ganan aunque tú estés más preparado y seas mejor, ni te cuento si eres desorganizado y caótico, rozando la anarquía, entonces te barre.
EL CASO DE JAMES “YAZOO” SMITH.
En 1970 un tal James “Yazoo” Smith, que seguro que casi nadie sabe quién es, ni tan siquiera los aficionados a los Washington Redskins, le ganó un juicio a la NFL. James “Yazoo” Smith fue elegido en 12ª posición en el draft de 1968 por los Washington Redskins y firmó un contrato con ellos, no tenía tampoco más opción. El jugador se lesionó de gravedad en su primera temporada y nunca más pudo jugar, como en la NFL los salarios no son ni nunca han sido garantizados, no vio más dinero que el que pudo ver ese año.
Dos años después de retirarse el jugador demandó a la NFL. En la misma exponía que el draft era una clara violación de la Sherman Antitrust Act (una ley anti monopolio), exponía que sus derechos laborales se vieron limitados por cuanto que no podía elegir donde jugar ni hacerlo para quien más le pagara. Por eso exigía ser compensado por lo que hubiera podido ganar en un mercado abierto y lo que le pagaron los Washington Redskins. El bueno de James “Yazoo” Smith ganó el juicio pero la liga apeló la decisión. En 1977 el Tribunal de Apelaciones estableció de forma literal “El draft obliga al vendedor de servicios de football a negociar con un solo comprador, robando al vendedor, como en cualquier mercado monopolístico, de cualquier poder negociador”. La sentencia era la muerte del draft, no solo para la NFL sino para el resto de ligas profesionales, un discreto jugador se podía convertir de la noche a la mañana en la mayor pesadilla de las grandes ligas
¿Qué hicieron Pete Rozelle y compañía? No hay problema, negociamos por convenio con el sindicato de jugadores, la NFLPA, constituida en 1956, que la única vía de entrada a la NFL es declarándose elegible vía draft. Los veteranos, que ya son parte de la liga, no iban a poder impedimentos a esto porque ellos bastante tienen con que preocuparse de lo suyo como veremos como para preocuparse de lo de los demás, y menos de los novatos. Como el Tribunal Supremo amparaba que un convenio podía articular de forma excepcional cómo entrar a formar parte de un sector de trabajo, la NFL lo utilizó en la defensa de sus intereses y todos los intentos de quebrar el draft desde entonces han caído en saco roto.
Desde el caso de James “Yazoo” Smith lo primero lo primero que se negocia en todos los convenios por las partes es el establecimiento de un draft, única forma válida de poder entrar en la NFL.
EL CASO DE JOHN MACKEY
Otro jugador que ganó a la NFL en los tribunales fue John Mackey, prototipo del TE moderno y el segundo en entrar en el Hall of Fame. Los méritos deportivos de John Mackey tapan muy a menudo lo que son sus méritos extra deportivos, tuvo el honor de ser el primer Presidente del sindicato de jugadores tras la fusión de la NFL y la AFL. En 1970 organizó una huelga que les garantizara a los jugadores mejores pensiones y beneficios médicos, pero fue en 1973 cuando realmente puso en jaque a la NFL.
En 1973 John Mackey demandó a la NFL por la “Pete Rozelle Rule”, una regla no escrita que de hecho impedía la existencia de la agencia libre en la NFL. Cuando un discreto jugador llamado R.C. Owens acabó contrato con su equipo, los San Francisco 49ers, se atrevió a desafiar al sistema y es considerado el primer agente libre de la historia de la NFL. R.C Owens no quiso renovar su contrato y decidió jugar su último año con una regla que estaba entonces en vigor, la One Year Option Rule. Esta regla permitía a los equipos renovar de forma unilateral por un año al jugador que acaba contrato a cambio de un salario equivalente al 90% de su salario del contrato vencido. Terminado ese año quedaba como agente libre.
R.C. Owens, hasta entonces un jugador discreto tuvo el mejor año de su carrera con unos números magníficos, lo que le generó mucho interés cuando quedó como agente libre, acabaría firmando por los Colts como agente libre. Los Niners a través de su propietario, Vic Morabito, pusieron el grito en el cielo, les habían quitado uno de sus mejores jugadores y aquel encontró apoyo en más propietarios que veían como el caso se podía repetir. Entonces Pete Rozelle decretó, y con permiso del sindicato de jugadores, que si un jugador abandonaba la disciplina de un equipo como agente libre y firmaba por otro, ese equipo debía ser compensado por el equipo firmante de manera justa y equitativa ¿Y qué era de manera justa y equitativa? Nunca lo llegamos a saber porque nadie se atrevió a ponerla en práctica, la Pete Rozelle Rule tumbó de hecho a la agencia libre.
John Mackey, que encabezaba la demanda junto con otros 10 jugadores entabló una batalla legal contra la NFL y la Pete Rozelle Rule, a su juicio y al de sus abogados violaba claramente la Sherman Antitrust Act. Nuevamente un Tribunal de apelaciones le acabó dando la razón tumbando la Pete Rozelle y desestimando absolutamente los argumentos de la liga que decía que romper la regla supondría el fin del equilibrio de la competición.
EL CONVENIO DE 1977 Y LAS HUELGAS DE 1982 Y 1987
En 1977 los jugadores tenían la sartén por el mango tras dos sentencias que ponían contra las cuerdas la política laboral de la NFL, los casos “Yazoo vs NFL” y “Mackey vs NFL” les daban todo el poder negociador, pero el caso Mackey dejó en la mas absoluta ruina económica al sindicato que preparaba acogerse a un procedimiento de insolvencia (Chapter 11) debido al altísimo coste de los honorarios de sus abogados que lo había dejado sin fondos.
La NFL aprovechó la debilidad del sindicato y alcanzó un convenio por ocho años, revisable cada cuatro años, con los jugadores que ponía fin a ambas disputas. Además de sancionar legalmente el Draft, se establecieron mas beneficios sociales y de pensión, facilidades médicas y una «pseudo agencia libre» por llamarla de una manera. El equipo de origen del jugador tenía el derecho a retener al jugador que quedaba como agente libre siempre que igualara la oferta de otro equipo, pero en el caso de que eso no tuviera lugar, recibirían una compensación que no estaba nada claro como se fijaría. El artificio no era más que una modificación de la Pete Rozelle Rule, que el entonces presidente del sindicato, Ed Garvey se la tragó.
Aquel convenio debía ser revisado en 1982, pero la negativa de los propietarios provocó la que hasta la fecha es la huelga más salvaje que ha vivido la NFL, esta vez los jugadores sí fueron a la huelga durante 57 días. Casi media temporada quedó sin jugarse y se tuvo que improvisar un calendario reducido de 9 jornadas dando entrada a los playoffs a casi media liga. Esa temporada figura en todos los registros con un asterisco.
En 1987 hubo otra huelga, el convenio firmado en 1977 había vencido, pero aquel año los propietarios tomaron la decisión de jugar con los sustitutos, los conocidos como “subs” y los jugadores acabaron regresando cuando las necesidades apretaban,
El regreso de los jugadores además no vino gratis, trajo una de los periodos más infames para los jugadores, la llamada “Agencia Libre B”. Los equipos de forma unilateral designaban cada año a 37 jugadores protegidos quedando libres los 10 miembros restantes del roster (entonces los rosters estaban compuestos por 47 jugadores). Los jugadores que quedaban protegidos se les aplicaba la misma regla que existía desde 1977, los jugadores protegidos que acababan contrato podían negociar contrato y el equipo de origen igualar la oferta. En caso de no hacerlo debía ser compensados. En todos los años de existencia de la llamada “Agencia Libre B” solo un jugador salió de su equipo bajo esta regla, Wilber Marshall.
EL AZOTE DEL JUEZ DAVID DOTY Y EL «WHITE SETTLEMENT»
Y por fin llega la Agencia Libre, en 1992 llega la primera victoria de cuatro jugadores al Plan B. El célebre juez federal David Doty, azote habitual de la NFL, declaró agentes libres durante unos días a cuatro jugadores hasta que hubiera una audiencia entre ellos y sus equipos, pero aquellos aprovecharon ese hiatus para firmar por otros equipos. En 1993 por fin llegó el caso de Reggie White, el conocido como “Ministro de la Defensa” tras empezar su carrera en la USFL se enroló en los Philadelphia Eagles cuando estos compraron su contrato y jugó con ellos hasta 1992, estableciendo toda clase de records, pero Reggie White quería acceder al mercado libre donde sabía perfectamente que habría cola para hacerse con sus servicios.
Con los numerosos reveses que la NFL estaba sufriendo por el controvertido “Plan B”, considerado por varios tribunales inferiores como atentatorio contra los derechos laborales de los jugadores, un juez federal obligó a la partes a llegar a un acuerdo y nació el conocido como “White Settlement”, que es el anticipo de los convenios que vienen regulando las relaciones entre la liga y los jugadores.
El White Settlement se basaba sobre los siguientes pilares, todos los jugadores que tuvieran al menos cinco años de servicios quedaban como agentes libres al terminar sus contratos salvo que as les aplicara la “John Elway Rule”, luego conocida como Franchise Player Tag, impulsada por Pat Bowlen. Si como consecuencia de la existencia de la agencia libre el importe total de los salarios sobrepasaba el límite del 67% de los ingresos de la NFL entraría inmediatamente en vigor un techo salarial, lo que todos conocemos ahora como el Salary Cap. El Salary Cap no nació para hacer paritaria la NFL, esta ya era paritaria mucho antes de la existencia por el peculiar sistema de reparto de los ingresos que los padres fundadores de la NFL dejaron como su mejor legado.
El nuevo CBA se demostró con el tiempo que fue una vez más fue una victoria de los propietarios, los jugadores por fin lograban su ansiada y deseada agencia libre sin restricciones, pero esa victoria vino acompañada de cesión en otras materias, una la posibilidad de que un jugador fuera objeto de la designación de Franchise Tag o Transition Tag, que no dejaba de ser una nueva denominación de la regla del derecho de retención con la diferencia de que solo era aplicable a un jugador por temporada y no a toda la plantilla.
La verdadera victoria de los propietarios fue lograr el Salary Cap, medida que fue etiquetada como una medida de equilibrio entre equipos y para evitar los disparatados salarios que ya estaban pagando los San Francisco 49ers y Dallas Cowboys, pero que nada más lejos de la realidad, su objetivo era evitar que los equipos pudieran gastar más dinero del que podían manejar y así evitar sus futuras quiebras o situaciones de concurso de acreedores. El Salary Cap es una medida de protección, no un instrumento para conseguir el equilibrio deportivo, sino un instrumento de equilibrio financiero, de garantía de supervivencia de los equipos. La mejor prueba de que el Salary Cap nunca fue un instrumento para lograr la paridad es la existencia de los Signing Bonus, estos permitían a los equipos circunvalar con absoluta impunidad el Salary Cap, se podían gastar mucho más dinero que el tope fijado cada temporada, algo que equipos como Dallas, San Francisco o Jacksonville hicieron sin ningún pudor.
En realidad lo que estaban haciendo los equipos es pedir a crédito espacio salarial futuro, “compraban” Salary Cap de los años venideros para usarlo en el presente, un mecanismo que no es más que una copia de un instrumento que es habitual en la praxis de las empresas en sus políticas fiscales con los llamadas diferencias temporarias imponibles, los conocidos como impuestos diferidos e impuestos anticipados, algo que vulgarmente podemos llamar “pan para hoy y hambre para mañana”. El funcionamiento del Salary Cap y los Signing Bonus es muy parecido, se trata de aprovechar la maximización de los recursos actuales a costa de los recursos futuros, difieres la utilización del Salary Cap futuro en forma de menor espacio salarial para esos años.
¿Nadie se ha preguntado porque en los más de 20 años desde que existe el Salary Cap nunca un solo equipo ha tenido problemas financieros?
EL CONVENIO DE 2011, LA VICTORIA TOTAL
Pero las victorias de los propietarios no terminaron allí, el convenio del 2011 fue una nueva victoria aplastante de los propietarios. Aquel primer convenio del año 1993 fue renovándose sucesivamente, nunca llegó a su finalización sin renovación antes del final de su vigencia hasta que los propios propietarios decidieron de forma unilateral dar por terminado el mismo de forma anticipadas entender que el porcentaje de reparto no se ajustaba a sus intereses, lo que dio lugar al parón del año 2011.
Los propietarios alegaban que el reparto de los ingresos no era justo, que los jugadores se estaban llevando más de lo que les correspondía. Los jugadores tenían por su parte otras batallas, lo que ellos veían es que el sistema tenía serios desequilibrios, principalmente dos, el salario de los novatos, sobre todo los jugadores de primera ronda. Pero el segundo escollo era mucho más importante, el que existiría un techo salarial no iba acompañado de algo que parecía lógico, no había ninguna obligación de gastar un mínimo en salarios. Eso se traducía en que cada año millones de espacio salarial de los equipos se quedaba sin usar. Si a eso se le unía el hecho de que los años salariales funcionaban como compartimentos estancos, año que se cerraba con por ejemplo un espacio salarial conjunto del 20% sin usar, era complétenle irrecuperable.
El acuerdo de limitar los salarios de los novatos no fue un escollo. Propietarios y veteranos estaban de acuerdo en que había que poner coto a los salarios de los nuevos jugadores que llegaban a la NFL y de allí nace la escala salarial de los novatos, que es un Cap dentro del propio Cap. Aquí nuevamente los propietarios se la metieron doblada a los jugadores, pero no porque los novatos que llegaban a una liga con salarios bajo control, sino que el gol que le metieron a los veteranos, que fueron quienes negociaron este convenio, es épico. Los veteranos pensaron que con los salarios de los novatos bajo control con una tabla de salarios poco flexible e inamovible, combinado con la obligación de un gasto mínimo, el dinero acabaría en sus bolsillos. Pero como hemos dicho antes, se equivocaron y no solo han dañado sus propios intereses, sino que han dañado a la parte más débil de la negociación, los novatos que llegan a una liga profesional donde los salarios están fijados y no tienen margen de negociación.
Y decimos que el perjuicio es enorme, los propietarios han conseguido su sueño dorado, tener la masa salarial absolutamente controlada y con unas proyecciones a futuro sin apenas margen de error. El grueso de los rosters de los equipos lo conforman jugadores en su primer contrato y con salarios fijados, pero esta medida se entiende mucho mejor con lo que es una realidad inapelable, la vida media de un jugador de la NFL no llega a los 3,3 años, inferior incluso al del primer contrato que firma los jugadores cuando entran en la NFL.
En la tabla adjunta tenéis el resumen de los últimos veinte años de elecciones de draft, desde 1998 a 2018. En ese periodo de tiempo un total de 4.612 jugadores han sido elegidos, de ese total, 2.810, es decir, el 60.9 % no han tenidos carreras más largas de 5 años. Si tenemos en consideración que desde 2011 cuando un jugador llega a la NFL firma un contrato estándar de 4 años donde el salario queda determinado por la posición en que fue seleccionado en el draft, los que alcanzan a firmar un segundo contrato son una minoría, y es en ese segundo contrato cuando realmente los jugadores ven el dinero.
Esto significa que el 60% de los jugadores que llegan a la NFL no van más dinero que el que firman en su primer contrato, cuando los salarios están totalmente bajo control. Ese dato es aún más sangrante cuando consideramos que la vida media de un jugador es de 3,3 años, y dependiendo de la posición incluso inferior. Es decir, muchísimos jugadores apenas llegan a ver su segundo contrato, los contratos solo se pueden renegociar finalizado el 3er año del mismo y ¿Cuántos llegan a ese momento de poder renegociar su contrato en plenitud física? La gran mayoría se concentra en los jugadores elegidos en la primera y segunda, pero a partir de allí la caída de jugadores que siquiera llegan a ese momento cae en picado.
La conclusión es muy sencilla, la inmensa mayoría de los jugadores que llegan a la NFL apenas llegan a ganar más dinero que el que establece su primer contrato y la mayoría ni eso. De esos solamente los jugadores de 1ª ronda pueden presumir de tener sus salarios garantizados, aunque es cada vez más común establecer cláusulas que permiten a los equipos escaparse de esos salarios. Los que son elegidos a partir de la 2ª ronda saben que el único dinero garantizado que van a ver es el Signing Bonus que puedan lograr en ese primer contrato, a partir de allí deben ganarse cada dólar de su contrato, no solo evitando una lesión que acabe con sus carreras, sino demostrando que tienen sitio en la NFL so pena de ser reemplazados por alguien más joven.
Una situación como la expuesta solo beneficia a una de las partes, los propietarios. Estos tienen la masa crítica de sus plantillas con salarios bajo control y con periodos de amortización muy cortos, lo que les evita tener que renegociar ampliar la vida útil de la inmensa mayoría de los jugadores, les basta con buscar reemplazos baratos en el draft o entre los no elegidos en el draft. Los veteranos pensaron que teniendo los salarios de los novatos deliberadamente bajos o bajo control, combinado con un sótano salarial y sin compartimentos estancos, todo aquel espacio salarial que se quedaba sin utilizar antes les llegaría a sus bolsillos, pero se equivocaron.
El actual CBA no solo pone en un compromiso el futuro de sus nuevos compañeros, los novatos, sino que hicieron más ricos a los que ya eran ricos, a los propietarios y a los que los CBA siempre les ha importado muy poco o nada, las estrellas, cuyos salarios son un mundo independiente. ¿Y donde ha acabado realmente ese importe que ahora los propietarios debían gastar obligatoriamente por convenio en los jugadores? En el bolsillo de los novatos desde luego que no, pero tampoco en el de los veteranos, sino que los propietarios han destinado la inmensa mayoría de esos recursos en pagar las demandas salariales de las figuras de la NFL, especialmente de los QB, que dentro de la estructura salarial de los equipos conforman una élite, una verdadera secta. Y el dinero que no ha acabado en el bolsillo de los QB ha acabado en otras posiciones como los Pass Rushers o los WR, los jugadores mejor pagados en una liga que apuesta de forma descarada por el juego aéreo y de pase. No hay más que ver cómo está conformada la inmensa mayoría de los rosters de la NFL. Todas están formadas por 53 jugadores, pero de esos 53 hay una decena que se lleva más del 50% del espacio salarial disponible dejando el restante a repartir entre casi 40 jugadores, la inmensa mayoría novatos en su primer contrato o veteranos que aceptan seguir jugando por el mínimo salarial.
UNA PESCADILLA QUE SE MUERDE LA COLA
Michael Oriard, ex jugador de la NFL y autor de varios libros que hablan de la cara económica de la NFL, dice que en materia de jugadores hay dos verdades incontestables. La primera es la carrera corta de un jugador, con apenas 3,3 años de duración, y como hemos visto más del 40% no llega a jugar más de 5 años, les impide desperdiciar sus años de plenitud física y no pueden permitirse un parón como supone un cierre patronal. La segunda verdad es que un jugador NFL es mucho más prescindible que un jugador profesional de otra disciplina, en rosters de más de 50 hombres una baja no tiene el impacto que puede tener en otras disciplinas.
A todo lo que hemos expuesto podemos añadir otra variable, la escasa o nula solidaridad o conciencia social y política que existe entre los jugadores NFL. Los Brady, Brees, Rodgers, etc… que hacen de líderes de sus respectivos equipos solo son líderes en materia deportiva, pero en cuestiones sociales, económicas y de solidaridad son los jugadores menos solidarios que existen, son todo lo contrario, terriblemente egoístas e individualistas. Solo hay que ver la polémica del himno y lo sucedido con Colín Kaepernick, los QB, blancos en su mayoría, guardaron un prudente silencio y ya sabemos que quien calla otorga.
En la NBA las estrellas son líderes no solo del vestuario, sino que son los primeros que se preocupan de ponerse al frente de las negociaciones colectivas. En la NBA Lebron James u otras estrellas son los primeros que van a negociar el convenio y sus compañeros más modestos delegan en ello, creen a ciegas en sus compañeros estrellas. En la NFL las estrellas se desentienden por completo de la negociación y son los miembros de la infantería quienes van a negociar en representación del inmenso pelotón. A mí los QB de la NFL siempre me han recordado a los pilotos del SEPLA, ese sindicatos de élite que eran los pilotos de las líneas aéreas que cada vez que iban a la huelga desestabilizaban a una compañía con miles de empleados.
Los miles de jugadores modestos, los que componen la infantería, no pueden ser representados por unas figuras que cobran en un sola semana lo que ellos les cuesta año ganarlo dejándose por el camino la salud, no les representan, nunca les han representado y además saben que pase lo que pase, la liga volverá de una forma u otra y ellos seguirán cobrando sus exacerbados salarios. La NFL lo sabe a la perfección, han creado de forma calculada y deliberada una élite deportiva y económica, que no muestra un ápice de solidaridad con sus compañeros más modestos y que tienen recursos más que de sobra para estar una larga temporada sin cobrar un solo dólar.
Por todo lo que he expuesto una vez más la NFL ganará a la NFLPA, una vez más le meterá un gol con un nuevo convenio que será un verdadero misil en la línea de flotación de los novatos. Los que ahora son la inmensa mayoría de miembros de la NFLPA son la inmensa mayoría de los que deberán aprobar y negociar el nuevo CBA ¿Cuántos jugadores de los que negociaron el actual CBA siguen en activo? Los que lo hacen son en su mayoría QB o jugadores en la cuesta abajo de su carrera. La gran mayoría hará el mismo ejercicio que les hicieron a ellos, ignorarlos y firmar un CBA que les permita cobrar ¿Dos a tres años de sus contratos y alguno soñar con llegar a ese exclusivo club que firma su segundo contrato?
La NFL siempre va a ganar, y lo va a hacer porque para eso tienen a los mejores abogados y a los mejores negociadores. Como sabe que el sindicato de jugadores es un ejército caótico, desordenado y anárquico, que solo busca cobrar una semana más de salario y que me quiten lo bailado. Sabe que las figuras están de su parte, a fin de cuentas son los grandísimos beneficiados de un sistema podrido hasta la médula y sus salarios están por encima del Salary Cap, por no decir que son los que les sirven a los dueños para cumplir con la perversa regla de los mínimos de gasto, ese dinero que teóricamente debería haber llegado a todos los jugadores, que más bien dice “a todas las estrellas”.