En la NFL, como en cualquier deporte, no hay fórmulas cerradas que garanticen el éxito. A veces se imponen grandes QB, otras veces es la defensa. A veces los equipos dominantes no dan opciones a sus rivales, otras veces levanta el Lombardi el equipo sorpresa del final de temporada.
La de 2009 es una temporada que rompe la tendencia de las últimas campañas. Los equipos que arrancaban bien inexorablemente acababan sucumbiendo en playoffs ante equipos calientes, con defensas en su mejor momento.
Pero esta temporada dos equipos han dominado sus respectivas conferencias de manera paralela. Han sido #1 a lo largo de toda la temporada regular. Han sabido mantener la distancia frente a sus más cualificados opositores (Chargers y Vikings). Se han mantenido invictos durante 14 y 13 jornadas respectivamente, dando pie a las especulaciones acerca de un temporada perfecta.
Lo normal sería que llegara el equipo caliente de turno, como los Jets o los Cowboys, y los mandara prematuramente de vacaciones. Pero en dos buenos partidos de playoffs han aprovechado el factor cancha y se han hecho con los títulos de sus respectivas conferencias, plantándose en la Super Bowl XLIV.
Y digo lo normal porque desde la temporada de 1993 no alcanzaban la final los #1 de ambas conferencias. Entonces fueron los Cowboys y los Bills (sí, fue hace mucho tiempo) quienes disputaron la Super Bowl XXVIII después de lograr el seed #1 de cada conferencia. Los paralelismos entre Colts y Saints no se quedan aquí. Ambos son equipos de facilidad anotadora, liderados por fantásticos QB y basan su éxito en un gran potencial en el juego aéreo, aunque sus defensas tampoco son mancas y, cada una a su manera, ha sabido frenar a sus oponentes. Desde luego el espectáculo está asegurado en Miami. No sólo porque se suban puntos al marcador, sino por la cantidad de talento que se va a dar cita en el partido con números romanos. Será una magnífica manera de cerrar una temporada regular bastante gris, con grandes diferencias entre los equipos buenos y malos y unas rondas de playoffs regulares. Menos mal que las finales de conferencia han sido memorables.
Es una lástima que ambos equipos, sea por activa o por pasiva, no han llegado invictos al partido de febrero. Eso sí que lo haría aún más histórico. Pero en la NFL nadie es perfecto, o por lo menos, eso parece. Y hay por último una historia sentimental alrededor de la Super Bowl. Peyton Manning nació en Nueva Orleans y creció animando a los Saints, donde su padre Archie fue QB franquicia por una década. Archie volverá a ser noticia en una Super Bowl que podría significar el 3º título de un Manning en las últimas 4 ediciones. Hay quien le pregunta a qué equipo va a animar. Quien lo duda es que no ha sido padre.
AFC CHAMPIONSHIP: UN HUESO DEMASIADO DURO DE ROER
Sonó el “two minutes warning” antes del descanso en el Lucas Oil Field. El marcador reflejaba un 6-17 favorable a los New York Jets (11-8), con toda justicia. La defensa de los neoyorkinos estaba haciendo su trabajo. David Harris ya había logrado sendos sacks en los dos primeros drives de los Indianapolis Colts (16-2). Había forzado un turnover (fumble de Joseph Addai). Había contenido a Manning a dos FG en sus dos visitas a la redzone, aguantando en la misma goaline un QB sneak. Pero no sólo estaba brillando la defensa. Como si se hubieran cambiado las tornas, eran los Jets los que estaban protagonizando los big plays y moviendo el balón por el aire. Mark Sanchez estaba rayando la perfección en lo que a su cometido se refiere (153,3 de QB rating). Había completado 5 de los 7 pases que había lanzado, para 124 yardas y 2 TD. En el 1º sorprendió a la secundaria de los Colts con un doble engaño (play action y pump fake) para conectar con un desmarcado Braylon Edwards (esta vez no dejó caer el balón) para un TD de 80 yardas en la 1ª jugada tras el primer FG de Matt Stover (con 42 años será el jugador más viejo en jugar una Super Bowl). En el 2º lanzó un ajustado pase a la endzone a su TE Dustin Keller, tras otro big play de Brad Smith, un pase de 45 yardas a Jericho Cotchery desde la formación de wildcat o “tigercat”, después de amagar una carrera. Rex Ryan no podría haber soñado un escenario más favorable. Estoy convencido de que el resto de los 30 equipos de la NFL habría sucumbido sin remisión en esta situación. Pero los Colts no lo hicieron. Principalmente por una razón, es donde juega el #1, aunque lo haga con el dorsal #18. Manning, en ¡tres pases consecutivos a Austin Collie! (18, 46 y 16 yardas para TD) mantuvo vivos a los Colts antes del descanso y jugó una 2ª mitad de las mejores de su carrera. Todavía hay que señalar que Darrelle Revis mantuvo a Reggie Wayne (3 recepciones, 55 yardas) fuera del partido, y que Dallas Clark (4 recepciones, 35 yardas, TD) estuvo algo tosco, dejando caer balones de una manera poco habitual en él. Pero Manning siguió manteniendo la calma. En unas circunstancias tan adversas, dio un máster de cómo diseccionar a un defensa completando 18 de 25 pases para 239 yardas y 3 TD en el resto del partido. Claro que el resto de los Colts también juega. En 1º lugar, la defensa de Larry Coyer contuvo al mejor juego de carrera de la liga (que venía de sumar 169 frente a los Chargers) en 86 yardas en 29 acarreos. Es cierto que los Jets sufrieron en el 3º cuarto la baja del rookie Shonn Greene, el 1º jugador en sumar más de 125 yardas de carrera en sus dos primeros partidos de postemporada, pero también contaban con Tomas Jones, y ambos fueron frenados por Gary Brackett y Cía.
La incapacidad de los Jets para correr, dejó el balón en las manos de Manning y fue un factor determinante en el desenlace del partido. Manning se apoyó con criterio en el juego de carrera, el peor de la liga, pero que superó el domingo al de los Jets, con 103 yardas, la mayoría de Addai. El resto, lo sacó de la chistera con el apoyo de dos jóvenes receptores desconocidos para la mayoría de los aficionados esta pretemporada. Manning, bien defendido por su OL el resto del partido, escaneó el campo, se zafó de la presión del pass rush de los Jets (no volvió a ser alcanzado después del 2º drive) y completó 18 pases (de 20 lanzados) para 274 yardas y 2 TD a esta pareja de improbables héroes. Collie es un rookie de 4ª ronda.
Pierre Garçon un undrafted free agent de 2º año, proveniente de un college desconocido y que había atrapado 4 pases para 23 yardas en su temporada de rookie. Ninguno de ellos tenía previsto ser titular, pero tuvieron que dar un paso adelante tras la lesión de Anthony Gonzalez en el opener. Pero un buen QB hace buenos a sus receptores, y el jugador de origen haitiano, cuya bandera paseó en la celebración del Lamar Hunt Trophy, batió el récord de la final con sus 11 recepciones y 151 yardas. Garçon y Collie batieron constantemente a sus defensores (Dwight Lowery y Drew Coleman, respectivamente) en el uno contra uno y fueron los artífices de que los Colts anotaran 24 puntos incontestados. Los Jets no habían permitido 15 puntos en sus últimos 8 partidos, pero los Colts duplicaron la cifra. Manning es el 1º QB que lanza 3 pases de TD a los Jets en los últimos 25 partidos. Con sus 377 yardas, ha batido el récord de Joe Montana y Kurt Warner de partidos por encima de las 300 yardas en postemporada (7).
Jim Caldwell será el 5º head coach rookie en una Super Bowl. Su gran trabajo queda en segundo plano, es más fácil entrenar un equipo en el que juega Peyton Manning, pero lo cierto es que algo tendrá que ver en la marcha del equipo. En los dos partidos de playoffs ha hecho los ajustes necesarios para que ni Ravens ni Jets hayan anotado en toda la 2ª mitad. Sanchez no fue Joe Namath, pero pasó con nota la que fue la 4ª Final de Conferencia para un QB rookie. Ninguno ha alcanzado la Super Bowl.
Los Colts jugarán su 4ª Super Bowl, todas ellas en Miami. Es la 1ª vez que un equipo con el peor juego de carrera de la liga la alcanza. La última vez que la ganaron eran el peor equipo de la liga en defensa contra la carrera.
¿OTRA DESPEDIDA CON UN PICK?
Un abatido Brett Favre, tras el partido, anunciaba que es altamente improbable que vuelva a jugar la temporada que viene. Claro que eso no quiere decir nada en boca del #4. Pero si no le quiere dar más disgustos a su mujer Deanna y se “vuelve a retirar”, lo hará como la 1ª vez que “lo hizo” en 2007, con una intercepción en su último pase. Entonces supuso la derrota de los Packers en la prórroga de la Final de Conferencia disputada en Lambeau Field frente a los fututos campeones, los Giants.
Es vez también ha sido el último clavo en el ataúd de los Minnesota Vikings (13-5), que también perdieron en la prórroga la Final de Conferencia, esta vez frente a los New Orleans Saints (15-3). Es una manera cruel de acabar una carrera tan exitosa y tan poblada de récords (incluyendo el de ser más veces interceptado también). Lo de este año ha sido más duro aún. Después de completar una de las mejores temporadas de su carrera, de salir de su retiro para llevar a los Vikings hasta donde hacía una década que no llegaban, de liderar una ofensiva que sumó 475 yardas en la final, y de sobrevivir al castigo que le infringió la defensa de los Saints, es duro mandarlo todo al traste por un error de principiante, lanzando un balón hacia el tráfico, a contra pie, a falta de 19 segundos para el final del tiempo reglamentario, con el partido empatado y al filo del FG range. En su pecado lleva la penitencia. La jugada fue precedida de una imperdonable falta por 12 hombres en el huddle, que ponía las cosas más difíciles para Ryan Longwell y forzó aún más la situación. Todo un cúmulo de despropósitos. Hasta entonces Vikings y Saints habían disputado un partido muy igualado en el marcador. Cuando uno marcaba, marcaba el otro. Cuando una defensa frenaba a un ataque la otra hacía lo mismo. Así hubo empates a 7, a 14, a 21 y a 28. Pero si el marcador fue igualado, no lo fue el juego de ambas escuadras. Por los Vikings Favre movía el balón (28/46, 310 yardas, TD) y Adrian Peterson (122 yardas, 3 TD) superaba el centenar de yardas terrestres por 1ª vez desde hacía dos meses. Bernard Berrian (9 recepciones, 102 yardas) y Visanthe Shiancoe (4, 83), además de Sidney Rice (4, 43, TD), se desmarcaban de la secundaria.
El ataque funcionaba a pesar de la presión de los Saints. En defensa, si bien el front four no repitió la espectacular actuación del Playoff Divisional, mantuvieron a los Saints en unas escasas 257 yardas, no permitiendo completar más de 17 de los 31 pases que lanzó Drew Brees, para 197 yardas, con 3 de 12 en situaciones de 3º down, muchos de ellos, cortos. También controlaron al peligroso Reggie Bush (8 yardas de carrera, 33 de pase, TD). Como los Jets en el partido anterior, Brad Childress no podía soñar un escenario mejor. Pero siepre hay un “pero” en el caso de los Vikes. De nada vale todo esto si tus jugadores dejan caer nada menos que 6 balones, tres de ellos perdidos (y no fueron más porque los jugadores de los Saints no estuvieron disciplinados en la recuperación de los mismos). Sumados a los dos picks de Favre son 5 turnovers. A.P., a.k.a. Mr. Fumble, dejó caer el balón en dos ocasiones, pero primero porque Scott Shanle se dedicó a intentar retornar el fumble en lugar de asegurarlo y luego porque no fue bloqueado por la defensa de los Saints y recuperó el mismo su balón, el caso es que no sumó ningún turnover. La pérdida del balón en un handoff después de que Bush fallara en la recepción de un punt se le anota a Favre. Pero no sólo fue Peterson. También perdieron el balón Berrian, Percy Harvin y Darius Reynaud. Es un despropósito, y más en una final de conferencia. Es lo que le costó el partido a los Vikes.
A la oportunista defensa de los Saints hay que otorgarles su parte de mérito. Los de Gregg Williams llevan toda la temporada buscando el balón, forzando fumbles y turnovers en general, pero algunas de las pérdidas de balón de los Vikings fueron regaladas. Por lo demás tuvieron relativo éxito presionando a Favre a base de golpes por dentro y al margen de la legalidad. El jugador más destacado volvió a ser Jonathan Vilma, que hizo de todo: 5 placajes, dos pases defendidos, una intercepción, un fumble forzado y otro recuperado. En ataque ya he dicho que Brees no estuvo demasiado preciso. No completó un pase de más de 20 yardas a sus receptores, pero aprovechó las buenas posiciones de campo fruto de los takeaways y supo subir puntos al marcador, lanzado pases de TD a Devery Henderson, Pierre Thomas y Bush. Thomas fue además el back más consistente, con 61 yardas y un TD en sus 14 acarreos. El error de Favre mandó el partido a la prórroga.
Siguiendo con su ingrato sino, los Vikings pidieron cara y salió cruz. Thomas completó su buen partido con un gran retorno de kickoff que dejó el balón en su yarda 39. Brees sólo tuvo que avanzar 39 yardas para dejar a Garrett Hartley un FG de 40 yardas. Tal y como iba la postemporada en relación a los kickers y al fallo del propio Hartley en la derrota contra Tampa en la 16ª jornada, nadie deba nada por sentado hasta la conversión de la patada. Pero el joven kicker de 2º año no falló y desató la locura no sólo en el Superdome, donde nunca se habían reunido tantos seguidores de los Saints (71,276), sino en toda la ciudad de Nueva Orleans, aún en proceso de reconstrucción tras el paso del huracán Katrina, y que desde entonces vive sus días deportivamente más felices. Han pasado sólo 5 temporadas desde su campaña “itinerante”, la 4ª de Sean Payton como head coach, quien le ha dado la vuelta por completo a una franquicia perdedora. Se hicieron con su 1º George Halas Trophy y el 7 de febrero disputarán su 1ª Super Bowl en 43 años de historia de la franquicia.
Los Vikings recordarán este partido el resto de su vida. Es otro capítulo más en la leyenda negra de la franquicia. Es su 5ª Final de Conferencia perdida de manera consecutiva, después de haber perdido 4 Super Bowls. Increíble.
PRONÓSTICO PARA LA SUPER BOWL XLIV
A dos semanas vista, tiempo habrá para analizar en detalle la XLIV, pero habrá que hacer un pronóstico. En 1º lugar tengo que decir que si Peyton Manning está en el campo ya sé a qué equipo tengo que apostar. De los últimos 26 partidos que han intentado ganar los Colts, lo han hecho en 25 ocasiones, perdiendo sólo uno, en una prórroga en la que Manning no tocó el balón. O sea que, sólo por estadística… Los Saints deberán jugar mejor de lo que han hecho este domingo si quieren tener una opción de ganar a los Colts. Brees puede aprovechar las lagunas de la secundaria, sobre todo en situaciones de 3º down, pero también sufrirá el pass rush de Dwight Freeney y Robert Mathis.
Los Colts pueden generar suficiente presión como para incomodar a Brees. En el otro sentido del juego la defensa de los Saints intentará hacer lo propio con Manning, pero su OL, la lectura de los blitzes y la facilidad con la que el #18 puede encontrar un receptor desmarcado o con un emparejamiento favorable, lo impedirán. Darren Sharper y Vilma tendrán que dar lo mejor de sí mismos. Los Saints sí que son superiores en los equipos especiales. Los Colts deberán trabajar la cobertura de las patadas, donde no son muy duchos, porque podrán tener algún disgusto. Pero seguro que lo que trabajan esta semana es a sujetar bien los balones. No pueden decir que no están avisados. El partido no se juega en el Superdome y mi hijo Ander, que va a cumplir 7 años la semana de la Super Bowl, y que ha andado mirando los partidos en el ordenador por encima de mi hombro, me dice que van a ganar los de la herradura.
O sea que mi pronóstico es:
INDIANAPOLIS COLTS 31 – NEW ORLEANS SAINTS 24