Yo soy la justicia

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Recuerdo qué en mis tiempos en la facultad de derecho estudiábamos Derecho Romano, Derecho Natural, Civil, Romano, Político, etc. Entre las cosas que estudiábamos estaban los Principios Generales del Derecho, no sabría como definirlos ahora mismo y no estoy en un examan, pero son una especie de premisas mínimas que debería cumplir todo sistema jurídico que se precie como justo y equitativo. Son cosas por las que durante siglos lucharon nuestros antepasados y la base de las democracias occidentales modernas, allí donde existen Derechos Humanos, existen Principios Generales del Derecho.

La única institución occidental donde no existe la justicia es en el ejército, aquí lo que manda es la jerarquía pura y dura y la justicia es un bien escaso pese a la existencia de los tribunales militares, como dijo el único e inigualable Groucho Marx, «la justicia militar es a la justicia lo que la música militar a la música». Si Groucho Marx  hubiera vivido en los tiempos de Roger Goodell no hay duda de que hubiera podido añadir a su cita la “justicia goodelliana”.

El pasado viernes la ex jueza federal Barbara S. Jones hacia público su dictamen sobre el caso Ray Rice, un arbitraje neutral e independiente al que se había sometido las partes, Ray Rice y la NFL, por el caso de la suspensión indefinida que había decretado Roger Goodell tras hacerse público un vídeo donde se podía ver al jugador golpeando a actual esposa Jamar Rice, entonces su prometida.

La presión pública, mediática y de los patrocinadores empujaron a Roger Goodell a revisar su primera sanción, qué paso de dos partidos a indefinida, hechos que coincidieron en el tiempo con los casos de Adrian Peterson y Greg Hardy, que todos ellos conjuntamente pusieron contra las cuerdas a la NFL. La emisión del video no solo provocó la suspensión de Ray Rice, sino que los Baltimore Ravens reaccionaron inmediatamente cortando al jugador, que pasó en apenas unas horas de estar a punto de volver de su suspensión a desempleado y suspendido.

Las reacciones de aquellos días pusieron a la NFL en el disparadero, ni en los días de las huelgas de jugadores o las reacciones al asesinato JFK había vivido la NFL semejante momento. La liga estaba cuestionada por la sociedad y los medios de comunicación, pero sobre todo lo que realmente hizo reaccionar al comisionado fueron los patrocinadores al manifestar su malestar, entre ellos el gigante de la cerveza Anheuser-Busch, propietaria de la marca Budweiser. Roger Goodell compareció en una rueda de prensa que se calificó patética y lamentable, pero sobre todo de insuficiente e imprecisa. Aquel día el comisionado reconoció haberse equivocado, qué iba a rectificar, qué se revisarían los procedimientos de sanción, qué iba a delegar y dejarse asesorar por expertos y comités varios que presentó aquel día. Solo unos meses después Roger Goodell ha sido preso de su propia arrogancia y soberbia, todo aquello que dijo que haría no solo no lo ha hecho, sino que una jueza federal ha considerado su actuación de arbitraria.

Ray Rice fue suspendido de forma indefinida mientras que Adrian Peterson y Greg Hardy fueron puestos en una lista especial a cargo del comisionado, donde se desvinculaban de sus equipos pero seguirían cobrando sus salarios hasta que su situación jurídica quedara resuelta. El caso Greg Hardy era comprensible, fue condenado por un juez en un procedimiento abreviado sin jurado y estaba pendiente de verse ante un jurado al no estar conforme el jugador con la resolución. Pero el caso de Adrian Peterson era un claro atropello al principio de presunción de inocencia, el RB estaba imputado y pendiente de un juicio, sin embargo la presión social y de los patrocinadores condenaron al jugador, que accedió a pasar la “nevera”.

En noviembre Adrian Peterson alcanzaba un acuerdo, pagaría una multa, cumpliría labores sociales y se sometería a terapia. Poco después manifestaba estar arrepentido, trataría de ser mejor padre y persona y pedía su regreso a la liga. Sin embargo Roger Goodell tenía planes muy diferentes, desoyendo aquello que había pactado con el jugador, decidía en un alarde de autoridad aplicar con carácter retroactivo un nuevo régimen sancionador, qué él mismo había aprobado tras el escándalo Ray Rice y sin contar con el visto bueno del sindicato de jugadores. La decisión indignó al jugador, a su abogado, al sindicato, a sus compañeros, era un atropello a los más elementales principios del derecho y la justicia, en resumen Roger Goodell aplicaba su propia justicia. Es decir, sancionó con una reglas improvisadas en septiembre unos hechos que tuvieron lugar meses antes. A modo de ejemplo, imaginad que os imponen una multa de 5.000 € y pérdida de 6 puntos por conducir a una velocidad excesiva. Unos meses después se aprueba una nueva normativa que dice que eso mismo ahora merece pérdida del carnet de conducir y 10.000 € y, de repente, un juez os aplica esa nueva sanción. Eso en las sociedades democráticas occidentales eso es imposible que ocurra, sin embargo en la NFL sí se puede, al menos su comisionado sí.

La resolución de la ex jueza federal del caso Ray Rice es un claro rapapolvos a Roger Goodell y a su autoridad, o mas que su autoridad, a su uso de forma arbitraria y conculcando la legalidad. En la resolución de 17 folios la jueza da completamente la razón al jugador y lo cree cuando en la audiencia ante el comisionado explicó los sucesos narrados en aquel ascensor. No califica al comisionado de mentiroso pero cuestiona los métodos de instrucción en materia sancionadora. Sobre uno de los temas mas polémicos, el segundo video, la jueza deduce que el comisionado no lo vio, pero que tampoco hizo todo lo necesario para poder verlo, y es precisamente esto lo relevante.

El siguiente caso que debe resolverse es el de Adrian Peterson, pero la autoridad del comisionado está en tela de juicio, toda una jueza federal ha cuestionado su aplicación de la justicia calificándola de arbitraria. Nada hace pensar que en este caso no nos encontremos ante otro claro caso parecido, sino peor. Sobre la clara violación del principio de presunción de inocencia no habrá pronunciamiento alguno puesto que al acordar el jugador y la NFL su inclusión en la lista esta puede quedar en un segundo plano, pero de lo que no caben dudas es sobre la aplicación de una normativa inexistente en el momento de los hechos, y eso sin entrar si el periodo que pasó en la lista puede considerarse como tiempo de sanción. En los 17 folios hay algo que permite anticipar la total arbitrariedad con la que Roger Goodell ha actuado con Adrian Peterson, según la jueza el comisionado le dijo a Ray Rice que la nueva normativa en materia de sanción solo se podía aplicar en adelante, es decir, no por unos hechos anteriores. ¿Y por que sí a Adrian Peterson? Solamente hay una explicación, la total arbitrariedad con la que el comisionado imparte su disciplina.

Por último la resolución cuestiona los métodos y proceder de la NFL en su investigación de los hechos, no solo expone la negligencia en la búsqueda del segundo vídeo, que sí estaba en posesión de Ray Rice, sino que no existan ni transcripciones ni grabaciones de las audiencias con el comisionado, algo que los jugadores imputan a que aquel no quiere que queden constancia alguna de ellas, lo cual tiene poca o ninguna explicación, salvo que se quiera ocultar algo.

No podemos anticipar que pasará con Adrian Peterson, pero todo apunta que viendo los antecedentes del caso Rice el criterio con el que Roger Goodell aplica su autoridad sancionadora ha quedado puesta en tela de juicio al ser calificada de arbitraria, qué es lo peor que le puede pasar a un sistema sancionador, pero sobre todo al encargado de aplicarla. La NFLPA no ha tardado demasiado en emitir una nota de prensa en la que dice que el actual sistema sancionador no puede continuar y necesita ser revisado.

Portada de la revista TIME

Si alguien me pregunta que puede pasar a partir de este momento tengo mis dudas de que los 32 propietarios prescindan de un hombre que los ha hecho tremendamente ricos y cuya gestión económica es impecable. Lo que sí es probable es que aquello por lo que Roger Goodell quiso ser conocido, “The Enforcer” debería pasar a la historia. El comisionado, pese a su formación jurídica, no está capacitado ni tiene ninguna credibilidad en la aplicación de su autoridad desde el momento en que una jueza federal la califica de arbitraria.

Roger Goodell ha conculcado todo eso que hemos expuesto al principio, ha prescindido por completo de los principios generales del derecho y aplicado la justicia igual que la inquisición española o los tribunales medievales, donde el reo era culpable. La justicia que imparte Goodell no tiene nada que envidiar a la que se puede aplicar en las teocracias islámicas o en las dictaduras comunistas que aún existen en el planeta. Un hombre así no puede continuar un solo minuto mas siendo ya no solo juez, sino instructor y fiscal, y si la NFL no quiere que el asunto le explote en las narices, bien hará en desposeer de todas esas facultades al comisionado.

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