Sábado de supervivencia

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En los últimos cuatro años, raramente Florida habrá jugada tan mal como en la primera parte ante Arkansas. Los Gators fallarían un FG de 37 yardas en su primera posesión y Tebow sería golpeado por la espalda, en uno de los seis sacks totales de los Hogs en el partido, perdiendo el balón en un fumble. Los Razorbacks llegaban a Gainesville con la peor defensa estadísticamente de toda la conferencia, y aún así conseguirían desactivar el poderoso juego terrestre de los Gators. Al final de la noche, Florida perdería la posesión en 4 ocasiones (tres turnovers en consecutivas posesiones durante la primera parte), varios drops  y la secundaria permitiría varios big-plays (más en sólo un partido que en toda la presente temporada), además de que sólo conseguirían anotar en una ocasión de sus primeras cuatro incursiones en la redzone de los Hogs, sin embargo, los Gators consiguieron sobrevivir al upset. No fue demasiado bonito, ni espectacular, pero si eficaz, y todo equipo campeón suele tener un trademark de este tipo durante su temporada regular, aunque se volvió a demostrar que este equipo es vulnerable y por supuesto, muy batible. (R: 20-23)

Tebow (17/26 para 255 yardas y 1 TD, además de 27 carreras para 69 yardas), de nuevo una semana más decisivo, aparecería con los lanzamientos necesarios en los momentos necesarios durante el último cuarto, mientras que el PK Caleb Sturgis conectaría con sus fieldgoals, a diferencia de Alex Tejada, quien fallaría dos bastante importantes. Tebow lideró un decisivo drive de 69 yardas y 14 jugadas en los últimos minutos, permitiendo que Caleb Sturgis conectaría con un FG de 27 yardas con 9 segundos sobre el reloj, ampliando la mayor racha actual de victorias en toda la nación con 16. La defensa de Florida, a pesar de la baja del estelar LB Brandon Spikes desde los primeros compases del encuentro, conseguiría mantener al equipo dentro del partido, con un total de 4 sacks sobre Ryan Mallet (12/27 para 224 yardas y 1 TD) presionándole constantemente y permitiendo un total de 357 yardas totales sobre la Pass-Happy Offense de Bobby Petrino. Mallet sobrelanzaría un pase sobre el FB Van Stumon, completamente abierto en la endzone que obligaba a Arky a conformarse con un FG de 31 yardas, igualando el partido al final del tercer cuarto. Entonces Ryan Mallet subiría en el pocket y conectaría profundo con Greg Childs (4 recepciones para 135 yardas y 1 TD), quien se escaparía 75 yardas para TD dando la vuelta al partido con menos de 10 minutos sobre el final. Jeffery Demps volvía a igualar el encuentro con una carrera de 10 yardas tras un drive terrestre fulminante, y a continuación Alex Tejada fallaría un FG clave de 38 yardas con 3 minutos sobre el reloj. Entonces aparecería Tebow con un drive trademark de auténtico Heisman (lanzando para 30 yardas y corriendo para otras 22, incluyendo una completación espectacular de 12 yardas sobre Riley Cooper, quien acomodaría el lanzamiento sobre una rodilla) y ya no dejaría más tiempo en el reloj salvo para su kicker.

Una mediocre Texas se asegura el edge sobre Oklahoma

El actual vencedor del Heisman, Sam Bradford, retornaría la semana anterior ante Baylor dejando una actuación muy esperanzadora para los fanáticos de los Sooners, sin embargo, en solamente 8 jugadas, la defensa liderada desde la banda por el reputadísimo coaching-in-waiting Will Muschamp confundiría al célebre quarterback con constantes blitzes y aspectos un tanto desconocidos para él, hasta que en un corner-blitz Aaron Williams conseguiría penetrar el pocket y lograr un sack sobre Bradford, suministrando un golpe similar al de la primera semana ante BYU, sacándolo de nuevo del partido y volviendo a lesionarle su maltrecho hombro de lanzamiento. El QB backup freshman Landry Jones volvería una semana más al campo para sustituir a su maltrecho compañero, y a pesar de ser un QB con capacidad para distribuir sus lanzamientos y gestionar un ataque, la realidad es que su sospechoso brazo y su limitada capacidad de lectura, reducen considerablemente su campo de acción en 15 yardas. Contenerle no fue demasiado complicado para la defensa de Texas, quienes descaradamente abusaron de su limitación, sin embargo, desde el otro lado del balón, el front-seven de los Sooners, muy disciplinado toda la tarde, conseguiría imponerse en la batalla up-front dominando absolutamente las trincheras, y sumado a la constante apatía y la absoluta falta de ideas ofensivas de los pupilos del coach Mack Brown, el ataque de los Longhorns sería completamente anulado. Quien suscribe perdió la cuenta de la multitud de veces que Colt McCoy (21/39 para 127 yardas, 1 TD y 1 INTG) fue derribado al suelo por algún defensor Boomer Sooner, en una primera parte muy intensa aunque caótica (6 fumbles con un total de 5 turnovers), clásica de esta ferviente rivalidad. De todos modos, los ajustes al descanso del OC Greg Davis y el propio Mack Brown pagarían sus dividendos. La ofensiva ‘Horn atacaría ahora la defensa de Oklahoma, en lugar de al revés, centrándose en la figura del RB Foswhitt Whittaker, y entonces McCoy, reconociendo el blitz sobre el lado izquierdo y la defensa man-to-man de los Sooners, conectaría en el slant con el WR true-freshman Marquise Goodwin (auténtica sensación en Austin), quien rompería el tackle de su marca, escapándose 14 yardas para TD y dando la vuelta al encuentro. Pero cuando parecía que Texas sacaba su carácter ganador para sobrevivir sobre una paupérrima actuación, un quick-throw de Landry Jones sobre el WR Ryan Broyles, en una de las pocas e indiscutibles jugadas en las que OU podía batir a la defensa de Muschamp (contuvieron a OU a -16 yardas terrestres y 3-15 en conversiones de tercer down), el wide-out sophomore se escapaba junto a la línea de banda 35 yardas para TD, devolviendo la igualdad al marcador. Después de una intercepción espectacular de Aaron Williams en el último cuarto, que se intuía definitiva sobre la yarda 15 de los Sooners, Colt McCoy se vería obligado a salvar el partido con un tackle milagroso sobre el CB senior Brian Jackson, quien le había interceptado mansamente en la siguiente secuencia a la intercepción sobre Landry Jones. (R: 13-16)

Ingram se vistió de superman

La parroquia de Tuscaloosa se las prometía muy felices con la intercepción del safety Mark Barron retornada 77 yardas para TD, en solamente el primer drop-back de Stephen Garcia en todo el partido, sin embargo, el ataque aéreo del OC Jim McElwain fracasaría estrepitosamente y el QB Greg McElroy, quien había destacado durante toda la temporada por una fantástica y muy sólida gestión de la ofensiva Crimson Tide, recordó porque fue backup de John Parker Wilson hasta su graduación. De todos modos, la línea ofensiva de Alabama, especialmente sus tackles, volvieron a sufrir en cuantía frente a speed-rushers, del mismo modo que la semana anterior frente a los Rebels, pero esta vez, tanto Eric Norwood como Cliff Matthews o Clifton Geathers, demostraron porque South Carolina es actualmente la defensa No.2 de toda la nación defiendo el pase (No.13 total). McElroy fue interceptado en dos oportunidades durante el primer cuarto, y en la segunda del CB CC Whitlock en la 30 de USC, un desasistido toda la noche Julio Jones, bien pudo salvarle la cabeza, ya que un terrible golpazo suyo provocó un fumble recuperado por Darius Hanks permitiendo a ‘Bama subir 3 puntos sobre el marcador con un FG de 25 yardas del PK Leigh Tiffin. Los Gamecocks fueron incapaces de meter mano a la high-powered defense de los Crimson Tide hasta que el talentoso true-freshman WR Alshon Jeffery rompería la telaraña con un big-play de 52 yardas en los instantes finales de la primera parte. Desde la 5 de ‘Bama, el head-ball coach Steve Spurrier mandaría 3 consecutivos jump-pass a la endzone sobre Jeffery pero un siempre discutido CB Marquis Johnson, en probablemente su mejor actuación en The Capstone sustituyendo al héroe local Javier Arenas, conseguiría desviar contundentemente cada uno de estos intentos. South Carolina tuvo sus oportunidades de revertir el marcador llegando a territorio profundo Crimson Tide, sin embargo, la terrorífica defensa de Alabama conseguiría repeler las acometidas de los Gamecocks traduciéndolo en sacks, QB-hurries o forzando penalizaciones, incluso el orgullo de esta defensa y de sus fervientes seguidores en el Bryant-Denny Stadium rechazaron encajar un touchdown en los instantes finales del encuentro con USC profundo en la yarda 4 de UA. La línea ofensiva de ‘Bama, a pesar de sus deficiencias señaladas frente al pase y de no ser tan masiva y física sobre el juego de carrera como la anterior temporada, de todos modos, roza la excepcionalidad sobre el juego terrestre desde el punto de vista atlético y su disciplina en los bloqueos zonales. Después de los primeros big-plays terrestre del RB Mark Ingram durante la primera parte, Nick Saban, consciente de los grandes problemas de McElroy para liderar su ofensiva, dejaría el partido sobre los hombros de Ingram, y el runningback natural de Flint (Michigan), no le defraudó. Con todo el estadio, rivales y televidentes sabedores del inminente hand-off sobre Ingram, la poderosa defensa de South Carolina fue incapaz de detenerle, ni incluso con aspectos ya muy evidentes de Wildcat. A falta de 8 minutos para el final desde la 32 de ‘Bama, Ingram se guisaría su propia drive con 6 carrera y 68 yardas (5 jugadas desde la Wildcat), y el mismo anotaría un pitch-play de 4 yardas, sentenciando el partido. Nadie fue capaz de detener a Mark Ingram (24 carreras para 246 yardas y 1 TD, con su jugada más larga de 54 yardas y más de 100 yardas tras el primer contacto), y el back sophomore conseguiría la tercera mejora actuación de un runningback en la dilatada historia de este programa, solamente por detrás de auténticos mitos en Alabama como Bobby Humphrey (284 yardas en 1986) o Shaun Alexander (291 yardas en 1996). (R: 6-20)

Época de vacas flacas en Columbus

Todo el mundo creía que este sería el año que el QB Terrelle Pryor se convertiría en toda una auténtica mega-estrella del football, y muchos creían que realmente se encontraba en el camino correcto después de haber progresado adecuadamente en su temporada freshman, sin embargo, el joven quarterback natural del estado de Pennsylvania está viviendo todo un auténtico retroceso en su desarrollo, y no por demerito de sus propias habilidades y características físicas, sino por un pobre coaching e infrautilización dentro del ataque de los Buckeyes. Solamente una jugada, en una conversión de dos puntos en el último cuarto donde Pryor dejaría en evidencia con sus habilidades atléticas a toda la defensa Boilermaker, demostró que Ohio State debe buscar otro sentido a su juego en lugar de utilizarle como simplemente un pseudo-runningback de gran altura. Aunque su línea ofensivo no le ayudase demasiado, Pryor se mostró muy incomodo en el pocket y continúa sin situar ambos pies sobre el mismo, con mediocres lecturas de la defensa rival y con ansiedad por escapar del pocket al mínimo aliento de puss-rushers, y esos problemas en West Lafayette no serían frente a una de las defensas más complicadas de la Big-Ten, ni mucho menos (la defensa de Purdue llegaba a este encuentro como última en anotaciones de toda la conferencia). Muchos creían que este sería el año en el que Pryor se convertiría en uno de los mejores dual-threats QB de este juego y su fracaso absoluto está siendo una de las claves por las que Ohio State está completamente fuera de la pelea por el campeonato nacional y un tanto alejada de la cabeza de su propia conferencia. Los Buckeyes no habían perdido un partido lejos de Columbus en su conferencia desde hacía cuatro años, y una de las grandes claves de esta sorprendente derrota se encontraría sobre el fracaso de su juego terrestre (66 yardas totales con solamente un jugador, fuera de Pryor, recibiendo hand-offs), teniendo que dejar el partido en manos del propio Terrelle Pryor (17/31 para 221, 1 TD y 2 INT, además de 21 carreras para 34 y 1 TD), y es evidente que aún no está preparado para este tipo de responsabilidades. Purdue conseguiría este sorprendente upset porque fue también capaz de imponerse sobre Ohio State en las trincheras, donde el end Ryan Kerrigan y el frente ofensivo de los Boilermakers serían una de las razones por las cuales Pryor experimentaría una larga tarde en el estado de Indiana. No hay que quitar mérito tampoco a la estupenda actuación de la OL de Purdue protegiendo a QB Joey Elliot (31/50 para 281, 2 TD y 1 INT), quien con una muy sólida actuación conseguiría finalmente conceder al programa esa gran victoria que parecía denegársele al antiguo head-coach Joe Tiller. (R: 18-26)

Los Trojans, cerca de complicarse la existencia

Con ambos squads ranqueados dentro del Top25 del AP Poll, se intuía un clásico bastante interesante en South Bend con ánimo de comprobar sí Notre Dame es tan competitiva como realmente se vislumbraba y sí la catastrófica derrota de USC en Washington de algún modo apuntaba a la paupérrima actuación de su QB backup Aaron Corp. Ambos programas responderían a estas cuestiones afirmativamente, aunque realmente los Irish estuvieron a punto de recuperar 21 puntos por la propia autocomplacencia de los Trojans y los propios pupilos de Pete Carroll, a pesar de demostrar ser compactos y con armas suficientes alrededor del campo, distan bastante de los poderosos conjuntos de los que ha dispuesto Carroll estos últimos años en Los Angeles. Los Trojans impondrían su poderío sobre las trincheras y su línea defensiva dominaría la línea de ataque de los Irish, únicamente utilizando a sus cuatro hombres sobre el puss-rush (incluso con tres hombres provocarían peligro). Barkley, en una actuación soberana toda la tarde-noche, conectaría con facilidad en el post-pattern de Damian Williams en un TD de 20 yardas y USC, consciente de su superioridad y dominio defensivo, protegería el balón y se centraría descaradamente en asegurar puntos con consecutivos FG cortos del PK Robert Hughes. La línea defensiva con ayuda de la penetración por el centro del LB Chris Galippo detendría un 4th down muy corto sobre su propia yarda 27 en la primera posesión de los Fighting Irish en toda la segunda parte. El OC John Morton aprovechaba un inocente y agresivo blitz de la defensa de ND, en un error esquemático terrible del DC Jon Tenuta, para con un muy sencillo play-call mandar un screen-play sobre el lado izquierdo, donde Barkley conectaría con Damian Williams, quien aprovecharía la superioridad de bloqueadores sobre esa zona desguarnecida y se escaparía 41 yardas para touchdown. Jimmy Clausen, especialmente enojado tras la sencilla anotación de los Trojans, aprovechaba la Cover-2 de la defensa de los californianos y mandaba una bomba espectacular a la endzone de 45 yardas, bajada del cielo por el WR Golden Tate (8 recepciones para 117 yardas y 2 TD) para touchdown. La defensa de USC permitía la primera anotación aérea de todo el año. Otro nuevo blitz suicida y sin sentido de Tenuta, dejaba completamente abierto en el seam al TE Anthony McCoy (5 recepciones para 153 yardas), pesadilla defensiva de los Irish durante toda la tarde-noche, y Barkley aprovecha este regalo para conectar cómodamente con este enorme objetivo aéreo, quien se escaparía 60 yardas con autoridad para que el RB Allen Bradford solventaría con un TD de 3 yardas la distancia restante. La talentosa OL de los Trojans tuvo una actuación acorde a sus grandes expectativas y protegería con autoridad al QB true-freshman Matt Barkley, quien experimentó su mejor actuación en su corta carrera como troyano (19/29 para 380 yardas, 2 TD y 1 INT), aunque no dejaré fuera de la ecuación a la mediocre unidad defensiva al mando de Jon Tenuta. En los últimos instantes del partido, el LB Brian Smith conseguiría finalmente penetración sobre el pocket llegando hasta Barkley y provocando que lanzase desviado sobre su receptor intencionado. El CB Gary Gray interceptaba mansamente el lanzamiento y Jimmy Clausen encontraría abierto en el post-route corto a Golden Tate, quien anotaba el lanzamiento de 15 yardas, reduciendo la diferencia a únicamente y sorprendentemente un touchdown sobre el marcador. Un siempre genial Jimmy Clausen (24/43 para 360 yardas y 2 TD) lideraba a ND hasta la yarda 4 de USC. Clausen intentaría el slant sobre Tate, pero este sería defendido contundentemente por su marca y los Trojans celebrarían momentáneamente la victoria sobre el terreno de juego, sin embargo, los cebras revisarían detenidamente el reloj y dejarían 1 sólo segundo restante. Notre Dame dispondría de una última y definitiva oportunidad. En posiblemente su peor decisión de toda la tarde, Clausen tuvo completamente abierto en la endzone al TE Kyle Rudolph y su objetivo intencionado, Duval Kamara se resbalaría desbaratando su ruta. USC consigue su octava victoria consecutiva ante los Irish, la mejor racha actual de victorias por cualquier conjunto ante este legendario programa. (R: 34-27)

Continúa la marcha triunfal de los Hawkeyes

Con Wisconsin 10-0 arriba en el marcador en Madison, lo único que hizo Iowa, como auténtico old-school-program, fue cimentar con paciencia una remontada de 20 puntos incontestados deteniendo defensivamente en un par de situaciones clave al ataque de los Badgers y controlando el balón durante el resto de la tarde. Los Hawkeyes es un programa construido con multitud de jugadores de clase media , con un par de proyectos NFL como el LT Ryan Bulaga y cimentado sobre un excepcional coaching-staff, y aunque no sean un conjunto capaz de desconectar completamente un ataque repleto de talento, sin embargo, su formula continua funcionando: excepcionales actuaciones up-front de su línea defensiva, protección del balón y aprovechamiento de cualquier error del rival sobre el campo. Esta vez el QB Ricky Stanzi experimentaría una actuación muy sólida (probablemente la mejor desde su llegada a Iowa City), conectando con precisión con su objetivo aéreo favorito, el TE Tony Moeaki, quien aprovechando el man-to-man anotaría un lanzamiento espectacular de 24 yardas de Stanzi (17/23 para 218 yardas y 1 TD) por encima de la secundaria de Wisconsin y sobre le esquina de la endzone, igualando el encuentro 10-10 en el tercer cuarto. A comienzos del último, Iowa aprovecharía una carrera por el centro de 10 yardas para TD de Adam Robinson tras un sólido drive de 7 jugadas y 79 yardas y su defensa haría el resto, evitando que los Badgers anotasen algún punto en toda la segunda parte. Los Hawkeyes sólo permitirían 1 turnover en todo el partido, protegiendo el Heartland Trophy en Iowa City y tomando la delantera en estas series 42-41-2. (R: 20-10)

De vuelta a la realidad

Nebraska retornaba a Lincoln ante su ferviente parroquia con mucha autoestima y confianza después de su espectacular remontada en los últimos instantes del pasado lluvioso y frío jueves noche en Missouri, y muchos analistas presagiaban un potencial resurgimiento del muy cuestionado ataque de los Cornhuskers ante los Red Raiders, sin embargo, los pupilos del coach Bo Pelini serían bajados a la tierra por la Texas Tech de Mike Leach, quienes ampliaron su racha consecutiva de victorias ante Nebraska a cuatro encuentros. Inexplicable fue la paupérrima ejecución y falta de concentración ofensivamente de los ‘Huskers y el mediocre ataque orquestado desde la banda por el OC Shawn Watson demostró que su actuación en los últimos instantes ante Mizzou fue todo un auténtico espejismo y este ataque continua inexistente ante rivales BCS. La fantástica defensa de Nebraska (no habían permitido más de 16 puntos hasta esta semana), liderada por su dominante línea defensiva donde el All-American Kdamukong Suh continúa provocando terror con su agresivo y violento juego, hizo su trabajo conteniendo a Texas Tech a solamente 259 yardas totales (239 de pase, donde los Red Raiders son No.2 de la nación y 263 totales por debajo de su promedio), pero es realmente complicado ser competitivos con un ataque tan paupérrimo, a pesar de los esfuerzos en los instantes finales del QB backup true-freshman Cody Green, aunque tampoco demostró nada especial fuera de la mediocre aportación de Zac Lee. Hay que dar mucho crédito también a la defensa liderada desde la banda por el genial coordinador Ruffin McNeal, quien ha conseguido un salto de nivel defensivo en Lubbock, especialmente en tareas de pass-rushing, donde el end Brandon Sharpe conseguiría 4 de los 5 sacks totales de los Red Raiders en el Memorial Stadium. (R: 31-10)

Georgia Tech resurge, ¿Quién es ahora la prima-donna?

Con la liberación esta misma semana del primer ranking BCS de toda la temporada, los Hokies del coach Frank Beamer se presentaban en el Bobby Dodd Stadium de Atlanta con una fantástica ecuación sobre sus manos. Su derrota de la primera semana ante la poderosa Alabama de Nick Saban formaba ya parte de los anales de la historia y el momentum ganado desde entonces con la excitante remontada ante la rocosa Nebraska y las autoritarias victorias ante Miami y Boston College, habían devuelto a este programa al spotlight de la nación (alcanzando el No.4 del AP Poll) como uno de los grandes candidatos a luchar por el campeonato nacional, sin embargo, la derrota ante los pupilos de Paul Johnson de nuevo en Atlanta, prácticamente aleja cualquier posibilidad de soñar con el crystal-ball en Blacksburg, aunque lo peor de todo es que, además, complica bastante la división Coastal para todo este first-class de la ACC, como multitud de analistas les apuntaban. Es cierto que Virginia Tech dejó ya atrás sus compromisos más complicados del calendario, pero lo mismo pueden apuntar los Yellow Jackets, quienes después de caer en el olvido, en cambio, ahora tienen el edge de la división sobre ellos. De todos modos, alguien deberá vencer a Miami (Clemson la siguiente semana o North Carolina) sí la Ramblin’ Wreck quiere representar a la Coastal en la final de conferencia de la ACChaos. (R: 23-28)

Bud Foster, uno de los coordinadores defensivos más reputados y célebres de toda la nación, conseguiría contener durante prácticamente toda la primera parte a la Triple-Option de Paul Johnson lejos de su propia yarda 35 y reduciéndoles a únicamente 37 yardas terrestre en 21 intentos de carrera, sin embargo, en los últimos instantes de la primera parte, Josh Nesbitt (23 carreras para 122 yardas y 3 TD) ejecutaría un lanzamiento profundo sobre el deep-out del go-to-guy Demaryius Thomas, quien con su fortaleza y equilibrio conseguiría salvaguardar junto a la banda un envío de 51 yardas. Marcus Wright aprovechaba un mal ángulo del safety Kam Chancellor y con una carrera de 1 yarda, Nesbitt llevaba con ventaja al descanso a los Yellow Jackets con tan sólo 32 segundos sobre el reloj. En la segunda parte, el partido cambiaría radicalmente y se convertiría en todo un auténtico clinic de cómo correr una Triple-Option por parte del coach Paul Johnson. Los big-plays terrestres de Anthony Allen y Josh Nesbitt en el QB-Keeper, recién comenzada la segunda parte, destaparían el frasco de las esencias, y realmente se demostró que es tremendamente complejo para sus oponentes prepararse para defender este ataque en tan pequeños lapsos de tiempo. Y si no que se lo pregunten a Kam Chancellor, pieza clave en su asignación dentro del engranaje defensivo diseñado por Foster, probablemente, nunca antes en su carrera tuvo tanta carga de trabajo apoyando a contener el juego terrestre rival. Paul Johnson consiguió ajustar su ataque con éxito tras el descanso, explotando el pobre contain por fuera de los ends de VTU, entre otros varios aspectos, y aunque Ryan Williams reduciría diferencias en el tercer cuarto con un big-play de carrera por el centro de 66 yardas, su Triple-Option contestaría inmediatamente con un drive dominante de 12 jugadas para 86 yardas y más de 6 minutos. Sólo un fumble de Nesbitt sobre la yarda 14 de VTU a 7 minutos para el final (tras un poderoso drive de 12 jugadas y más de 7 minutos), proveyó esperanzas a Virginia Tech después de que el QB Tyrod Taylor aprovechase sus condiciones atléticas para anotar un TD en un scramble de 22 yardas, pero nuevamente GTU respondería, en menos de dos minutos, con los big-plays terrestres de Anthony Allen y Josh Nesbitt de 23 y 39 yardas respectivamente, siendo éste último traducido en touchdown. GTU recuperó los big-plays ofensivos de los que se alimenta con tanta dependencia este ataque y su física defensa, liderada por el true-freshman LB Julian Burnett, formó ese cóctel aterrador que quien subscribe lleva esperando desde la primera semana, y los Yellow Jackets vuelven a amenazar la conferencia con su subordinante estilo de juego.

EL “HEISMANÓMETRO”

Vamos con mi primera versión reducida y borrador de mi voto personal por el Heisman Trophy sí tuviese la gran oportunidad de otorgarlo en la ceremonia de New York en Times Square. Mitad de la temporada aproximadamente, creo que es buen momento para una primera liberación.

1. Mark Ingram (RB Alabama): No hay jugador que haya progresado tanto de una temporada ni tan importante para el futuro de su equipo, los Crimson Tide, quienes se encuentran inmersos en la lucha por el campeonato nacional. Un punto muy a su favor, aunque Alabama no dispone de ningún Heisman entre sus vitrinas (el único premio individual que no tienen el orgullo de lucir). Sus estadísticas: 135 carreras para 905 yardas, 8 TDs y 19 recepciones para 186 yardas y 3 TDs

2. Ndamukong Suh (DT Nebraska): No existe jugador en toda la competición, a ambos lados del balón, tan dominante como este defensive-tackle, con capacidad para dominar un encuentro desde su posición. Una pena que Suh se encuentre en un programa tan mediocre ofensivamente, en otro lugar con mayor apoyo ofensivo, estaría ahora mismo liderando a su programa al campeonato nacional. Sus estadísticas: 36 placajes, 19 solos, 9 placajes para pérdida de yardas, 3 sacks, 1 intercepción, 7 pases defendidos, 9 presiones sobre quarterbacks y 1 fumble forzado.

3. Tim Tebow (QB Florida): A pesar de continuar bastante afectado aún por su conmoción cerebral frente a Kentucky, Tebow continua siendo imprescindible para los Gators y esta semana nos dejaría toda un auténtico drive trademark de auténtico ganador del Heisman. Sin mostrar los estratosféricos números de su temporada Heisman, su aportación va más allá de sus guarismos. Decisivo en los momentos en los que debe serlo. Sus estadísticas: 72 de 110 completados para 1.032 yardas, 8 TDs y 2 INTs, además de 99 carreras para 378 yardas y 5 TDs.

 

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Israel Llata
Israel Llata es natural de Maliaño, una localidad de Santander (Cantabria). Ingeniero informático de profesión y aficionado al fútbol americano desde mediados de los años 90, asombrado por la habilidad atlética del quarterback Steve Young y aquellos exitosos 49ers. En los últimos tiempos centraría su mirada sobre un desconocido pero excitante college football, destapando su corazón como entusiasta aficionado de Alabama, una institución a la que rinde culto. Analiza en su columna semanal la jornada universitaria desde 2007. @israel_lata

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