Abonados a la desgracia

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En el deporte han existido, existen y siempre existirán deportistas y equipos abonados a la desgracia, no vamos a decir a la mala suerte, la suerte suele sonreír al que la persigue, la mala suerte es una excusa mala y fácil para los perdedores, no hablamos de mala suerte, sino de desgracia, algo que va mas allá de la mala suerte, algo que está escrito en el sino de algunas personas, alguien a quien es aplicable una de las máximas de la Ley de Murphy, la que dice que si algo puede salir peor,  seguro que acaba haciéndolo. La NFL no escapa a esta máxima de la vida y del deporte. Hay equipos que apelan a la mala suerte, pero mala suerte es que la pelota bote para el lado contrario del que debería botar, hay equipos con muy buena suerte, pero son equipos que en la mayoría de los casos persiguen la suerte, y por último tenemos equipos desgraciados, equipos donde la desgracia y su destino se escriben en la misma frase.

Se me ocurren muchos casos, uno de los mas paradigmáticos es el caso de lo Cincinnati Bengals, durante años bautizados como los Bungles, un equipo donde todo lo malo puede suceder o acaba sucediendo. Ahora que tan de moda están los QB rookies, los Bengals tienen el honor de haber drafteado al mejor QB rookie de toda la historia, Greg Cook. Ni Dan Marino, ni Peyton Manning ni Matt Ryan, el mejor QB rookie de la historia fue Greg Cook, su problema es que esa fue su única campaña en la extinta AFL, una grave lesión en el hombro lo retiró antes de tiempo y nunca nadie se ha acercado a los números y prestaciones de Greg Cook. Pero la historia de los Bengals no termina allí, su fantástica temporada de 1981 tuvo un traumático final en la Superbowl, por delante en el marcador a poco mas de dos minutos el partido parecía suyo, menos por un detalle, en los 49ers jugaba de QB un tal Joe Montana, que la semana pasada había protagonizado una de las jugadas mas míticas de la historia de la NFL, The Catch. Montana en esos dos minutos se recorrió el campo de lado a lado y los 49ers ganaban su primera Superbowl, aquel día se empezó a forjar la leyenda del equipo californiano, Bill Walsh reconocía que de no haber ganado aquel año era historia. Pero los Bengals no se conformaron con aquello, ocho años después repetían la misma hazaña, ante el mismo equipo y en parecidas circunstancias, nuevamente por delante en el marcado en los minutos finales asistían como los 49ers les remontaban, Sam Wyche, entonces entrenador de los Bengals decía que aquella historia ya la había conocido antes.

Pero no todo en los Bengals es imputable a la desgracia, es un equipo que ha estado muy mal gestionado durante mucho tiempo, sus años oscuros tienen mas que ver con una nefasta gestión desde los despachos a la desgracia o una mala broma del destino, aunque eso no quita para que tengan su propia colección de desgracias, el último capítulo en la galería de los horrores de los Bengals fue ver como caía lesionado su QB Carson Palmer en la primera jugada de unos playoffs a los que regresaban tras años ausentes, Palmer sigue en activo y ha tenido buenos años, pero no ha vuelto a ser el mismo desde entonces.

Los Bengals no están solo en el capítulo de desgraciados, los Buffalo Bills es otro equipo abonado a la desgracia, aunque lo de los Bills hay que decir que se concentró en una época muy determinada de su historia, por lo demás si algo ha caracterizado a los Bills es ser uno de los equipos cenicientas de la NFL, el jugar en uno de los mercados mas pequeños, muy azotados por las crisis económicas, sin apenas proyección en una zona donde los equipos de New York copan el mercado de forma absoluta. Los Bills nunca fueron un equipo ganador ni de mentalidad campeona, encuadrados en una división propiedad históricamente de los Colts primero, de los Dolphins después y actualmente de los Patriots, desde su irrupción nunca fueron contendientes de nada, su mayor éxito en su historia fue ser el hogar de O.J. Simpson, el primer corredor en alcanzar las 2.000 yardas en temporada regular y que vio pasar sus mejores años en una franquicia inoperante a mas no poder. Marv Levy dio la vuelta a aquello, a través del draft logró construir un equipo que para nada respondía a los cánones de una franquicia que jugaba al football en condiciones climáticas extremas. En Buffalo el clima invita a tener buenas defensas y un muy buen juego terrestre, las difíciles condiciones del entonces Rich Stadium, hoy rebautizado Ralph Wilson Stadium, invitan a correr y evitar todo lo posible pasar. Sin embargo Levy construyó un equipo netamente pasador con un ataque rápido y explosivo que perfeccionó como nadie la “no huddle offense”, los Bills se recorrían los campos en cuestión de un par de minutos con ese sistema ofensivo que impide a las defensas ajustarse salvo que pidan tiempos muertos.

Aquellos Bills liderados por el Hall of Famer Jim Kelly, que regresó a la franquicia tras su frustrado paso por la USFL, hicieron del ataque su mejor y mas letal arma ofensiva, los Thurman Thomas, Andy Reed, Steve Tasker y cía acompañaban a Jim Kelly. Su mejor carta de presentación fue la Superbowl XXV, al dominio total del reloj y posesión de los NY Giants de Bill Parcells, los Bills respondían con ataques fulgurantes y rápidos. Aquella Superbowl se les escapó de los dedos a los Bills en los segundos finales con la patada mas famosa de la Superbowl, el fallido FG de 47 yardas de Scott Norwood Norton se fue a la derecha. Los Bills regresarían hasta 3 veces mas al gran partido, todas ellas consecutivas, pero nunca tuvieron una sola oportunidad en el resto de ellas, fueron sistemáticamente barridos por los Washington Redskins y los Dallas Cowboys, estos dos años seguidos, en aquellos partidos no tuvieron ni siquiera la oportunidad de hacer algo, entonces el dominio de los equipos de la NFC era abrumador y aplastante hasta el punto de considerar a la propia AFC como una liga menor.

Pero esa es prácticamente toda la historia de los Bills, desde aquella era dorada los de Buffalo se han sumido en lo que siempre fueron, una franquicia olvidada al oeste del estado de Nueva York, el equipo trata de expandirse hacia Canada, lleva dos años consecutivos jugando un partido en Toronto, ha fichado a Terrell Owens para intentar atraer los focos, antes lo intentaron con Drew Bledsoe,  han cambiado uniformes y hasta la superficie de su vetusto estadio y gélido estadio, uno de los peores de toda la NFL, sino el peor, pero sigue sumidos en el mismo pozo del que no parecen salir, y nada mejor que lo sucedido esta temporada cuando la plaza de entrenador estaba vacante. Al final los Bills parecen que han optado por Chan Gailey tras auto descartarse todo candidato con pedigrí que sonaba, y es que Buffalo no es precisamente uno de los destinos mas atractivos de la NFL ahora mismo.

Hay un equipo que iguala a los Bills en el número de Superbowls presentes con el mismo saldo de derrotas, los Minnesota Vikings. En la década de  los 70 los Vikings llegaron hasta 4 veces al gran partido, en todas salieron con idéntico saldo. Pero a diferencia de los Bills o los Bengals, los Vikings son una franquicia que desde su irrupción ha sido un equipo con mentalidad ganadora y que en diferentes tramos de su historia ha tenido grandes entrenadores y jugadores, su historia no se limita a un tiempo muy concreto como los Bills, o a dos temporadas muy determinadas como los Bengals, sino que los Vikings son un equipo con historia y presencia en la NFL, desde casi su irrupción en la dura división Norte, luego Central, y de nuevo Norte, han sido un contendiente que ha peleado siempre de tú a tú con los históricos Green Bay Packers y Chicago Bears, son parte de lo que se denomina the “Black & Blue Division”. Tomaron el relevo de los Packers en los 70, se repartieron los títulos de división con los Bears los 80 y con los Packers en los 90 y finalmente en este siglo XXI siempre han sido un equipo con presencia y con muy buenos jugadores, algún año malo han tenido y han acabado abajo, pero para si quisieran los  Detroit Lions tener los records de temporada regular de los Vikings, de hecho los Lions desde los tiempos de Bobby Layne nunca han sido nada en la división salvo algunos de los mejores años de Barry Sanders, los Lions ya son el único equipo de la NFC que no ha jugado una Superbowl.

Los Vikings en toda su existencia siempre han tenido un denominador común, la desgracia, es un equipo que la historia y el football ha sido muy injusto con ellos. La jugada que ahora se conoce como “Hail Mary” nació contra ellos. En la década de los 70 una de las defensas mas dominantes de toda la historia, los Purple People Eaters, vieron como su dominio de las trincheras se quedaba sin premio, y no solo eso, su miembro mas célebre, Jim Marshall, tiene el honor de protagonizar la jugada mas absurda de toda la historia de la NFL cuando tras placar al QB y provocarle un fumble, corrió en sentido contrario para anotarse un safety cuando el jugador creía haber anotado un TD. En los años 80 vivieron quizás su etapa mas oscura, tras la retirada de Bud Grant el equipo se sumió en una profunda crisis que coincidió con la llegada de Mike Ditka y Buddy Ryan en Chicago, los Bears dominaron durante buena parte de los 80 la división y solo en los últimos años, cuando el equipos se empezó a romper con la marcha de Bud Ryan, volvieron los Vikings a ser un buen equipo.

Los 90 coincidió con el renacer de los Green Bay Packers, en Green Bay llegó Ron Wolf que se trajo a Mike Holmgrem y a un tal Brett Favre, luego llegaría Reggie White y los años de dominio de los Packers, los Vikings por su lado en un intento de regresar a la grandeza firmaron el célebre Hershell Walker Trade, aquel que acabó por cimentar a los Dallas Cowboys y del que los Vikings no sacaron absolutamente nada. Sin embargo en los Vikes llegó Dennis Green, un entrenador tan controvertido como con buena mano para las personas, se rodeó de caracteres difíciles como Chris Carter, mas tarde eligió a Randy Moss, acertó de pleno con otro WRR como Jake Reed, tenía a un gran RB en Robert Smith, en defensa tenía a un jugador que ni tan siquiera fue elegido en el draft, al excéntrico John Randle y por último confió en un jugador que estaba desahuciado por la liga, Randall Cunningham, rebotado de Philadelphia, que fue contratado como QB suplente del jornalero Brad Johnson y donde hacía las veces de punter ocasional. Con aquellos mimbres Dennis Green construyó una de las escuadras mas fantásticas que ha visto la liga, con un ataque espectacular creado por Brian Billick, el primer entrenador que se dice que aplicaba la informática de forma masiva, dominó completamente la temporada 1998, desde los tiempos de los Chicago Bears de 1984 no se había visto a un equipo dominar la liga de tal forma, una sola derrota, y por solo tres puntos, ante Tampa Bay, el resto de sus victorias eras aplastantes y sin dar un solo respiro al rival. Pero todo se vino abajo en la final de conferencia ante los Atlanta Falcons, ese día los Vikings les atrapó el miedo tras haber ganado con facilidad antes su partido de Divisionales, aún así pudieron ganar el partido si su kicker Gary Anderson, que no había fallado un solo FG ni EP en toda la temporada, no falla uno de 38 yardas en los minutos finales. Los Falcons pasarían a la Superbowl donde fueron unos simples invitados del último partido en activo de John Elway.

Los Vikes aún llegarían a otra final de conferencia unos años mas tarde, pero en esta ocasión no tuvieron una sola oportunidad ante los New York Giants de Jim Fassel que jugaron seguramente el mejor partido de su periplo en el equipo. Los Giants pasarían a la Superbowl donde los que no tuvieron ni una sola oprtunidad fueron ellos. Esa dolorosa derrota marcó el inicio de la era de Dennis Green en el equipo, al año siguiente lo despidieron y seguido llegaría Mike Tice, que acabó perdiendo el mando del equipo por la indisciplina de varios jugadores, escándalos con drogas, escándalos con el propio Mike Tice y en especial por la actitud de Randy Moss, que firmó su sentencia de muerte en el equipo con un feo gesto a la grada de Lambeau.

En la final de conferencia entre los Saints y los Vikings la desgracia se cebó de nuevo en los Vikings, dominaron el partido en todas las facetas posibles, tanto en ataque como en defensa donde fueron capaces de maniatar casi por completo al mejor ataque de la liga, pero una parte del juego que no dominaron, los turnovers, estos dieron vida a unos Saints, su defensa no vive de su capacidad ni sus esquemas, sino de los turnovers, les quitas eso y no son nada, están a años luz de la defensa de los Vikings, una defensa que intimida y te mete el miedo en el cuerpo, y no es una defensa que fuerce los turnovers, sino que defiende y te impide avanzar.

Las desgracias de los Vikings tuvieron su momento mas álgido en el último drive del tiempo regular, estaban en FG range, y es cuando el manual te dice que puedes hacer dos jugadas, intentar anotar en 3er down si estás lo suficientemente cerca, si el snap sale mal y no hay patada, tienes aún otro down, pero eso solo es posible cuando se está cerca. Si estás en el límite, entonces le preguntas a tu kicker porque lado quiere chutar y haces una jugada de carrera con tu hombre mas seguro para ese lado, tiempo muerto, te alineas y chutas. Eso era el plan, pero el hombre número 12 de los Saints, el público, llevó a la confusión a los Vikings que pusieron a doce jugadores en el campo, falta de 5 yardas y ahora sí había que intentar una jugada de pase para acercarse a un FG manejable. Y Favre lo intentó, los Saints cometieron un error, cerraron todas las carreras y marcaron todas las líneas de pase de Favre y dejaron una sola puerta abierta, que el propio Favre corriera,  Favre no se dio cuenta, podía haber avanzado tranquilamente 10 yardas y lanzarse al suelo y haber dejado un FG mas manejable, pero hizo lo impensable, lanzar un pase cruzado, y llegó lo que se ha evitado toda la temporada, la costosa intercepción. Los Vikings no tocaron la pelota mas y la desgracia de nuevo les jugó una macabra jugada.

Pero en todo caso, los Vikes no están hechos para ganar, aunque Favre hubiera hecho lo correcto, correr, aunque no hubiera habido la falta, aún quedaba por ejecutar el FG, y sí, Ryan Longwell es muy fiable, quizás el kicker mas fiable que quedaba en los playoffs, pero había que convertir el FG, y seguro que el destino le hubiera jugado a los de Minnesota otra macabra jugada en forma de FG fallado de forma excéntrica, chut al palo, rebota al otro palo, cae el travesaño, y en lugar de caer para dentro, cae para fuera.  El sorteo de la moneda, los Vikings como no podía ser de otra forma perdieron, y luego como evolucionó el drive con una jugada que debió acabar en intercepción, con un 4 y pulgadas mas que dudoso, con una intercepción en el pase de un pase totalmente inatrapable y para rematar un kicker rookie anota el FG ganador, el mismo que hace unas semanas había fallado otro FG parecido ante Tampa.

Hace ya bastante tiempo, cuando los Dallas Cowboys aterrizaron en la liga era un equipo que siempre se quedaba corto, siempre les ocurría algo que lo dejaba sin el preciado título, perdieron un título de la NFL por un drop, perdieron la célebre Ice Bowl y perdieron otros partidos de forma igualmente increíble. Aquellos Cowboys de Tom Landry era conocidos como “ The Next year´s Champions”, los campeones del año que viene. A los Vikings no les queda ni tan siquiera ese consuelo, 4 Superbowls y 5 Finales de Conferencia desde su última Superbowl, los Vikings son un equipo abonado a la desgracia, y por dolorosa que haya sido esta última derrota, es casi mejor no pensar que les hubiera deparado la Superbowl, una derrota absurda en una final de conferencia te deja sin jugar un partido mas, una derrota absurda en la Superbowl es lo mas macabro que existe, el colmo de las desgracias.

New Orleans es la tierra de la brujería, del rito del vudú, pero no creo que eso hubiera acabado con los Vikings la noche del domingo, con toda seguridad todos lo que practican tales artes ya tenían estuvieron haciéndolo toda la semana anterior al partido, el problema de los Vikings no es de este partido, sino que es un problema que parece acompañar a la franquicia desde su aterrizaje en la liga, es un equipo que cuando se fundó se abonó a la desgracia y ni tan siquiera haber dominado un partido de todas las formas imaginables les sirvió para ganar el partido. Adrian Peterson, el RB estrella del equipo dijo que lo que mas sentía de todo el partido es que habían regalado el partido, cuando todos sus compañeros estaban abatidos en el vestuario, Adrian Peterson contemplaba desde el túnel de vestuarios la celebración de los Saints, no solo celebraban haber pasado a la Superbowl, sino que celebraban igualmente haber ganado un partido que no tenía ninguna explicación mas o menos lógica al por qué lo habían ganado, salvo una, que el equipo que estaba enfrente está abonado a la desgracia.

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