En la senda de Robinson Crusoe

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En la célebre novela británica del escritor Daniel Defoe, Crusoe era todo un joven rebelde que a los 19 años de edad se hace a la mar con el objetivo de escapar del futuro “perfecto” ideado por sus progenitores; la abogacía. A pesar de todos los naufragios de la época y de la también cantidad de ellos sufridos sobre sus propias carnes, Crusoe continuaría reincidiendo en su sueño, hasta tal punto de quedar finalmente atrapado en una remota isla tropical durante 28 longevos años, donde aprendería a sobrevivir y evolucionar frente a las constantes adversidades. En esta isla se enfrentaría ante tribus caníbales y ayudaría a muchos otros en su propia supervivencia, hasta su retorno final al Reino Unido. En este punto, muchos estaréis ahora mismo pensando que narices tendrá que ver todo esto con lo que nos concierne, la actualidad del college football, pero cuando uno observa desde lo más alto la evolución de Michigan en estos tres últimos años, no puede dejar de asemejar superficialmente la situación con la leyenda del propio Crusoe. Sin ir más lejos, ambos protagonistas de sendas historias responden incluso al nombre (o apellido, en nuestro caso) de Robinson.

 

Como Crusoe, los Wolverines se aventurarían entonces en una filosofía y en un futuro radicalmente opuesto a su habitual con la contratación del head-coach Rich Rodriguez (prestigioso precursor de la Spread-Option Offense), alejándose de su tradicionalismo y gran reputación como pro-style college. El único objetivo era (y es aún) el situar al programa como perenne powerhouse, como antaño, después de comprobar el contrastado éxito de RichRod en una universidad con (infinitos) menores recursos como West Virginia. Al igual que el propio Crusoe, la osada decisión costaría al programa momentos tumultuosos y tremendamente inseguros entre su base de fanáticos, con dos temporadas de records paupérrimos para los estándares del programa (la primera vez en toda la historia con records negativos consecutivos), varias violaciones de reglas (horas excesivas dedicadas en sus entrenamientos) e incluso diferentes problemas disciplinarios. A pesar de la profunda “crisis institucional” de la entidad, el complejo de inferioridad y el desánimo general por Ann Arbor, Rodriguez, evidentemente, se mantendría fiel a su concepto y filosofía de football, apostando entonces por el QB true-freshman Tate Forcier, quien experimentaría estelares y muy esperanzadoras actuaciones la pasada temporada ante Notre Dame e Indiana, y donde varios (incluido quien subscribe) le señalábamos como la pieza definitiva en el futuro éxito de Rodriguez y el propio programa, sin embargo, Forcier mostraría problemas de actitud, compromiso y liderazgo, provocando que varios de sus compañeros incluso dejaran de creer en él como su quarterback titular y líder natural. En ese momento, los caníbales de Crusoe (a quienes podéis asimilar con los medios y fanáticos Maize & Blue), llegarían como auténticos depredadores a la “isla” de Ann Arbor y la situación de incertidumbre se instalaría definitivamente dentro del programa, hasta tal punto de que varias fuentes apuntarían a RichRod como inquilino en el hot-seat. Pero el mercante inglés que liberó a Crusoe parece que llega también a Ann Arbor. Realmente, Michigan no ha tenido que sufrir (metafóricamente) tantísimo tiempo a la sombra como el propio Crusoe, pero la dirección del programa parece salir de ese profundo agujero en el que estaba sumergido, con una línea ofensiva fantástica y unos bloqueos de todo el ataque muy disciplinados y solidarios, en la línea que buscaba con tanto énfasis RichRod, pero sobre todo, con la figura de Denard Robinson (conocido como “Shoelace” por jugar con los cordones de sus botas desatados) por encima de todo. Denard es el total-package que buscaba Rodriguez, y además, un jugador con el que contar en los momentos decisivos como así demostraría en los instantes finales ante Notre Dame en South Bend. Probablemente, los Blues necesitarán tiempo aún para sellar su retorno a la élite, pero Michigan tiene las bases, un centerpiece en Denard Robinson y el estilo que buscaba con ímpetu, solamente habrá que comprobar sí Robinson (no Crusoe) tiene ganas suficientes de volver a pisar la “mar”. Por que el propio Crusoe perdió cualquier motivación después de su particular y maltrecho periplo.

 

Denard Robinson asombra y es la apuesta definitiva de Michigan

 

Después del ilusionante arranque de temporada de Michigan en Ann Arbor ante UConn, todo apuntaba a que la salida a South Bend serviría de potencial pivote para el futuro éxito de la temporada de los Wolverines y como confirmación de las fantásticas sensaciones en el particular turnaround del programa por parte de Rich Rodriguez. El resultado de este legendario rivalry-game entre ambos históricos programas fue una nueva exhibición del QB Denard Robinson, quien en únicamente dos semanas parece elevarse como ese front-runner por el Heisman. Su actuación fue impresionante, confirmándose como el centerpiece que tanto buscaba RichRod dentro de su Spread-Offense en esta particular pseudo Triple-Option, pero no sólo desde el punto de vista de una amenaza terrestre, sino por su precisión en cada uno de sus lanzamientos y su fantástica presencia liderando la maquinaria ofensiva Maize & Blue. Michigan cimentaría su victoria durante la primera parte sobre la disciplina y capacidad oportunista de la defensa del DC Greg Robinson, quienes aprovecharon que el QB titular Dayne Crist estaba fuera del partido (sufrió un golpe en la cabeza que nublaría parcialmente su visión) para confundir con coberturas y sacar rendimiento sobre los inexpertos QB Tommy Rees (true-freshman) y Nate Montana (transfer de Pasadena City College), a quienes interceptarían mansamente (ninguno jugaría antes un partido de college), además de aprovechar un último lanzamiento incompleto de Montana (hijo del gran Joe) sobre la endzone con únicamente tres segundos en el reloj (14 puntos de diferencia en el marcador) y después de aprovechar un agujero sobre la débil secundaria de los Wolverines. Durante ese tiempo, Notre Dame y especialmente su head-coach, Brian Kelly se sumergirían en un constante proceso de instrucción sobre sus inexpertos QB, mientras tanto Denard Robinson se apoyaría en los disciplinados bloqueos de su línea ofensiva para causar terror por tierra (28 carreras para 258 yardas y 2 TD) con su velocidad y paciencia, hasta tal punto de escaparse en un eléctrico TD de 87 yardas de carrera que parecía situar en franquicia la victoria Blue (segunda carrera más larga de la historia de un rival de los Irish desde las 88 yardas de Dick Panin en 1951). Sin embargo, el QB sophomore Dayne Crist retornaría al partido y los Irish experimentarían un cambio absolutamente radical, mientras que su defensa se apoyaría en su orgullo y tenacidad para devolver a Notre Dame al partido, y a quien particularmente Crist pondría por delante en el último cuarto con un big-play aéreo de 95 yardas sobre su TE Kyle Rudolph. Pero entonces apareció Robinson (24 de 40 para 244 yardas y 1 TD) para liderar un último drive de 12 jugadas y 72 yardas, anotando él mismo, con una carrera terrestre de 2 yardas, el touchdown ganador. Denard Robinson demostró, además, que es un jugador sobre el que apostar en los momentos decisivos, tras superar personalmente un 4th down y 1 yarda en la 35 de los Irish, además de un 3th down y 5 yardas sobre la 17, donde conectaría con el WR Roy Roundtree en un lanzamiento de 15 yardas dejando en bandeja la anotación final. Notre Dame, por su parte, batallaría hasta el último instante, demostrando que la mejora y el progreso del programa es sustancial respecto a miserables temporadas anteriores. (R: 28-24)

 

Auburn sufre entre los cencerros de Starkville

 

Auburn se presentaba en el SEC Opener Game del pasado jueves ante Mississippi State en Starkville con el ánimo de demostrar a toda la conferencia que este año el rival de Alabama por la división Oeste se encuentra dentro del propio estado. Los Tigers recuperan 15 titulares en el segundo año del head-coach Gene Chizik al frente del programa, presentan una defensa mucho más poderosa y todos los encuentros clave de la SEC (South Carolina, Arkansas, LSU y Georgia) los recibirán en el Jordan-Hare Stadium. Realmente la actuación de su front-seven cumplió esas expectativas con el DT Nick Fairley (JuCo graduado en Diciembre) experimentando una actuación estelar (2.5 placajes para pérdida de yardas, 1.5 sacks, 1 intercepción y 3 quarterback hurries). La defensa de Auburn permitió 2 anotaciones, pero de las cuales una debió ser anulada y señalada como touchback, después de que el QB Chris Relf cometiese un clamoroso (e inexplicable) fumble antes de romper el plano de la goal-line, recuperado finalmente por Gabe Jackson en la endzone. Hay que tener en cuenta también que esa anotación llegaría precedida de un fumble del WR Quindarius Carr (Auburn también sufrió problemas en equipos especiales la semana anterior ante Arkansas), recuperado por MSU en la propia yarda 20 de los Tigers. En la anotación de los Bulldogs de la segunda parte hay que dar mucho mérito al fantástico unbalanced play-calling de Dan Mullen y su capacidad de mover por todo el campo a Chad Bumphis, su particular Percy Harvin. Es bastante sorprendente (y también complicado) como Mullen está adaptando exactamente los mismos esquemas y principios del ataque de Florida (fue su coordinador defensivo hace sólo dos temporadas), teniendo en cuenta el limitado e inexperimentado talento del que ahora mismo dispone en Starkville. Pero el hombre del partido fue nada menos que el QB Cameron Newton (originalmente firmado por Florida donde jugó 6 partidos, pero reclutado por Auburn como JuCo este año), después de ser elegido la semana anterior jugador ofensivo de la SEC. Newton (11 de 19 para 136 yardas, 2 TD y 1 INT, además de 18 carreras para 70 yardas) es el mejor quarterback que se recuerde en The Plains desde Jason Campbell en el 2004. Recuerda bastante a Terrelle Pryor, pero en una versión incluso más imponente físicamente, con una capacidad atlética y agilidad sorprendente para su enorme tamaño, que le convierten en todo un “armario” muy complicado de ser derribado cuando arranca del pocket. Sólo cometió un error en todo el partido en un intento por buscar profundo al WR Darvin Adams, y aunque su lectura fue correcta, técnicamente debió dirigir el lanzamiento sobre el seam en lugar de con touch sobre la endzone, donde fue interceptado mansamente por el FS Nickoe Whitley. De todos modos, el play-calling del gurú Gus Malzahn fue bastante decepcionante, sobre todo después de que Auburn arrancase con una electrizante High-Tempo Offense, que valió la primera anotación del partido en solamente el primer drive del mismo. Igual de decepcionante fue la actuación terrestre de sus runningbacks, con unos vulgares Onterio McCalebb y el true-freshman Michael Dyer (RB No.2 de todo el país en su clase), además de la lesión en el hombro de Mario Fannin. Entre el sonido ensordecedor de los clásicos cencerros de Starkville, MSU recuperaría un onside-kick (aunque sin demasiado éxito posterior) después de reducir la diferencia en únicamente 3 puntos y el DC Manny Diaz conseguiría presionar a Newton con constantes blitz de la secundaria. Chris Relf dispondría de la última posesión con poco más de 2 minutos, pero después de una interferencia bastante discutible, el WR Leon Berry cometería un clamoroso drop que al menos hubiese situado a MSU en field-goal range y con posibilidad de forzar la prórroga. La imagen de Berry completamente destrozado entre lágrimas fue todo un poema. (R: 17-14)

 

En dos partidos, Lattimore es ya el héroe en Columbia

 

Ya lo avisé la anterior semana, estos Gamecocks van muy en serio y por fin tenemos la South Carolina que un servidor lleva esperando desde hace varios años, con un Marcus Lattimore (recordaré una vez más que ¡solamente es un true-freshman!) como auténtico rey del mambo, y la consigna del head-ball coach es ahora muy clara; dar balones al runningback freshman. Curiosamente todo el mundo apuntaba a la posición de quarterback (y especialmente en Garcia) como esa pieza definitiva que con tanto énfasis buscaba Spurrier sobre su ataque (teniendo en cuenta la herencia importada de Florida con la Fun ‘n Gun), y quién diría que finalmente la encontrara en la posición de runningback. Volviendo al encuentro en si, USC experimentó una actuación muy dura y esforzada ante Georgia, un rival directo por la división Este, donde el RB Marcus Lattimore se presentaría en todo su esplendor ante la conferencia SEC (37 carreras para 182 yardas y 2 TD) y el QB Stephen García (12/17 para 165 yardas) gestionaría un ataque completamente libre de errores, manteniendo la ofensiva de los Dawgs fuera del campo y sin posibilidades (35:15 sobre 24:45 minutos de posesión). De cualquier modo, el ataque de UGA sufriría la inexperiencia de su QB Aaron Murray (14/21 para 192 yardas), la baja por lesión de rodilla del RB Caleb King y la sanción temporal (4 partidos) de su estelar WR AJ Green, pero los Bulldogs aún tuvieron posibilidades importantes de salir con una victoria del William-Brice Stadium, sino llega a ser por el fumble del RB Washuan Ealey en la yarda 3 de USC, recuperado por el estelar CB Stephon Gilmore. En el último cuarto, el ataque de los Bulldogs se bloquearía completamente, consiguiendo solamente 13 yardas, después de 3 consecutivos tres-y-fuera, mientras que Spurrier mostraría todo su alarde de conservadurismo dejando correr el tiempo con su nuevo juguete, el RB Marcus Lattimore. (R: 6-17)

 

El desastre de los Hokies impacta sobre Boise State

 

Una de las victorias más importantes de toda la historia de la universidad de James Madison conllevaría, como es evidente, un impacto muy positivo sobre todos aquellos humildes programas del FCS, que cada vez presentan mayor capacidad y competitividad frente a las powerhouses del FBS un sábado cualquier (VTU es el segundo equipo ranqueado en perder ante un FCS tras Michigan frente Appalachian State en el 2007). En el lado opuesto de la moneda, este sorprendente upset supone, en cambio, un impacto bastante negativo sobre todos aquellos programa no-BCS y especialmente, Boise State, quienes ven particularmente como su ecuación y propaganda por el campeonato nacional sufre un cierto revés. Irónicamente, Virginia Tech, durante gran parte del partido, se mostraría completamente descentrada y sin aparente intensidad después de la decepcionante derrota la semana anterior en el Labor Day ante los Broncos (era evidente la “borrachera” del Monday-Night), pero pocos pueden realmente dudar del esfuerzo de los Hokies cuando buscaban el drive ganador en el fumble del RB Darren Evans en los instantes finales o cuando se vieron abajo en el marcador en el último cuarto con un potencial vergonzante resultado sobre el horizonte. Los Dukes no necesitaron ninguna heroicidad ni tampoco ninguna acción dramática sobre el último segundo, simplemente harían correr el reloj en los 5 minutos finales del encuentro, después de recuperar un fumble del RB Darren Evans sobre su propia yarda 19 en un intento definitivo de VTU por la remontada. De todos modos, la actuación de los Hokies fue especialmente horrible, con un pobre tackling, constantes penalizaciones por golpes tardíos por parte de su defensa, y por la propia incapacidad de su línea ofensiva de imponerse sobre el juego terrestre, un apartado del juego donde muchos analistas apuntaban como el potencial real de éste squad. Sin ir más lejos, y después de anotar en un lanzamiento de Tyrod Taylor de 9 yardas sobre el WR Jarrett Boykin en el primer drive de todo el encuentro (17 jugadas para 94 yardas), VTU únicamente conseguirían 3 FG por parte del PK Chris Hazley en cinco viajes dentro de la yarda 25 de los Dukes. (R:21-16)

 

Toda una colección de turnovers sepultan las ilusiones de Miami


Había bastante más en juego en Columbus que únicamente prestigio y mantener vivos sus respectivos intereses a nivel nacional. Ohio State y Miami (Florida) no se enfrentaban desde aquella polémica Fiesta Bowl del 2003 por el campeonato nacional BCS, arrebatada por los Buckeyes gracias a una última acción (en la doble OT) muy debatida desde Coral Gables. Los ‘Canes veían el encuentro en The Horseshoe como una oportunidad histórica de vengar aquella derrota y además, arruinar las posibilidades de los Buckeyes para el BCS, pero sobre todo, el entorno de los Hurricanes consideraba este escenario como una oportunidad inmejorable de firmar el retorno de un programa que últimamente parece progresar y reclamar su antigua posición de relevancia a nivel nacional. Sin embargo, el retorno de los Hurricanes a la élite del college football parece que aún deberá hacerse esperar. De cualquier modo, Miami se mostraría competitivo durante gran parte de la primera parte, aunque cierto es que gracias, en parte, a dos acciones aisladas de retorno de Lamar Miller (88 yardas de kickoff) y Travis Benjamin (79 yardas de retorno de punt), donde los equipos especiales de los Buckeyes dejaron mucho que desear en ambas acciones de cobertura (la primera vez en 121 años que Ohio State permite dos TD en retornos de punt y kickoff en un mismo partido). Ohio State mostró indicios prematuros de controlar la línea de scrimmage con su talentosa y experimentada línea ofensiva, pero por alguna razón, Jim Tressell abandonaría tajantemente el plan y los Hurricanes plantarían cara sobre la línea de scrimmage, hasta que comenzaron los errores en cadena de Jacory Harris, quien curiosamente representa como máxima figura esta particular evolución y mejora de los ‘Canes. En una acción desgraciada desviada por CJ Barnett sería interceptado de rebote por Nathan Williams (traducido en FG), en un error en la ruta de Benjamin (quien incluso buscaba el bloqueo del d-back) se vería interceptado mansamente por el CB Chimdi Chekwa (traducido en un TD de Dan Herron) y nuevamente antes del descanso, Harris volvería a ser interceptado por Chekwa (traducido en otro nuevo FG). Con tantos errores traducidos en turnovers, Jacory Harris (22/39 para 232 yardas, 1 TD y 4 INT) complicaría en demasía el encuentro, pero cierto es también que sus receptores nunca le ayudaron, corriendo varias rutas equivocadas que causaron un impacto importante en varias de estas nefastas acciones. De todos modos, con toda esta colección de errores, los ‘Canes conseguirían sobrevivir de algún modo a la primera parte (solamente 9 puntos de diferencia en el marcador), hasta que, después de que el RB Damien Berry les acercase profundo sobre territorio Buckeye, nuevamente Harris se vería interceptado en tercera y goal en su lanzamiento corto sobre la endzone por un Cameron Heyward que caía por sorpresa en cobertura desde su posición de puro defensive-end, retornando la intercepción 80 yardas hasta la 15 de Miami, donde el QB Terrelle Pryor anotaría con una fantástica carrera (tres reverso) de 13 yardas. En una tarde en la oficina, Pryor (12/27 para 233 yardas y 1 TD, además de 20 carreras para 113 yardas y 1 TD) simplemente se dedicó a rentabilizar todo aquello que los Hurricanes le concedieron, mientras que volvería a demostrar un sólido comando y sobriedad en cada una de sus acciones (los Buckeyes siguen sin turnovers en el 2010 y +7 en el margen de los mismos), sobre todo en varios scrambles traducidos en diferentes primeros downs. (R: 24-36)

 

Oklahoma destruye en pedazos a Florida State

 

Después de un arranque peligrosamente mediocre ante Utah State y con la situación de incertidumbre en Norman ante la comprometida visita del QB Christian Ponder (todo un contendiente al Heisman), Oklahoma dio un paso adelante y mostró el porque muchos analistas se aventuraron en señalarles como potenciales contendientes al cetro nacional. Cuando todo parecía apuntar al upset de los ‘Noles (No.17 del AP Poll) con Ponder desmantelando la secundaria de los Sooners, quien apareció fue otro quarterback, Landry Jones (30 de 40 para 380 yardas y 4 TD), mostrando todo un carrusel de distribuciones alrededor del campo y una fantástica compostura en el pocket, adquirida después de la complicada e incómoda anterior temporada. El mismo chico que “sucumbiría” ante Utah State con sólo 17 lanzamientos completados (de 36 totales), experimentaría una actuación ridículamente sencilla durante los primeros 30 minutos con la pitch-and-catch de los Sooners (4 touchdowns en las primeras 4 posesiones), mientras que el WR Ryan Broyles (12 recepciones para 125 yardas y 1 TD) o incluso el propio RB DeMarco Murray encontrarían constantes agujeros de cobertura sobre la secundaria de los Seminoles. Jones entraría en ritmo con constantes lanzamientos cortos, undernath, swing-passes y screens junto a la línea de scrimmage, para entonces anotar con lanzamientos profundos sobre la endzone (conseguiría completar 14 pases consecutivos en un periodo del partido). Por el contrario, Florida State conseguiría cuatro primeros downs en su primera posesión, sin embargo, sólo serían capaces de alcanzar 5 más los siguientes dos cuartos y medio. Sencillamente, los ‘Noles ni podían correr, ni lanzar, ni tampoco proteger el pase. La defensa de Oklahoma dominaría sobre el punto de ataque, todo un éxito considerando la talentosa y muy experimentada línea ofensiva de FSU (146 titularidades retornando, la segunda más alta de todo el FBS). Con esta sencilla victoria, los Sooners amplían su racha a 32 partidos invictos en Owen Field (la mejor marca de todo el país), mientras que Florida State encaja su tercera peor derrota (30 puntos de déficit) desde 1991. De cualquier modo, la cuestión aquí es saber ante que versión de los Sooners nos encontramos, aunque ahora parece incluso más evidente que el game-plan ante Utah State fue tan reducido y simple como apunté sobre estas líneas la semana anterior. Podemos estar frente a un conjunto irregular, pero saldremos de dudas en las próximas tres semanas (Air Force, en Cincinnati y Texas). (R: 17-47)

 

Un showdown lejano de su célebre leyenda

 

En un súper sábado con ilustres showdowns, el Penn State vs Alabama se mostraba como más que un jugoso matchup entre ambas conferencias SEC y Big-10, sino más bien en todo un rivalry-game fuera de sus conferencias para los dos programas. Este duelo siempre ha sido muy especial para ambas tradicionales instituciones, con momentos muy memorables en la historia del college football (como por ejemplo, el Goal-Line Stand en la Sugar Bowl de 1979) y los ‘Lions siempre han sido respetados y admirados en todo el estado de Alabama desde que en 1959 se formalizara un primer encuentro. Después de 45 años al cargo en State College, Joe Paterno puede presumir de haber estado presente en todas y cada una de estas ediciones (en la primera ocasión como asistente) y evidentemente ese carácter especial permaneció presente entre sus pupilos. Sin embargo, unos jóvenes, inexpertos y carentes de profundidad ‘Lions, se verían superados y desbordados en todo momento ante el poderío del rey actual (No.1 AP Poll) de la competición. De cualquier modo, JoePa ya apuntaría antes del encuentro la posibilidad de que su squad se vería superado por edad y madurez, aunque lejos de parecerle un contraproducente matchup para los suyos, la oportunidad se le presentaba como muy valiosa de cara al futuro. Penn State, como así demostró, continúa muy comprometido en construir su ataque alrededor del QB true-freshman Robert Bolden (en campus desde la primavera) y la ocasión fue muy importante para que este joven quarterback continuara evolucionando ante la compleja y poderosa defensa de Nick Saban. Por su parte, los Tide desplegarían todo su poderoso repertorio de armas ofensivas y profundidad sin tener que forzar demasiado la máquina, y al mismo tiempo, aprovecharían para desarrollar jugadores y repartir varios minutos de juego entre todo su squad. Ante la baja de Mark Ingram y Marcell Dareus, Trent Richardson se erigiría en el centerpiece del equipo (22 carreras para 144 yardas y 1TD, además de 4 recepciones para 46 yardas), confirmándose como ese jugador estelar que muchos llevamos anunciando desde que llegase del célebre instituto de Escambia (Florida), mientras que se convertía, además, en el primer runningback en superar las 100 yardas ante PSU en 17 encuentros (Shonn Greene fue el último en el 2008 con 114 yardas). Los consecutivos intentos de Bolden por liderar a su equipo serían abortados en la redzone por la oportunista defensa de ‘Bama. Dejar al LB Dont’a Hightower sin asignación en el blitz provocó la intercepción del walk-on Will Lowery después de un golpazo sobre el propio Bolden (sobre la yarda 20). En la siguiente oportunidad, el WR Chaz Powell cometería un clamoroso fumble (sobre la 16 rival), forzado y recuperado por el safety Robert Lester. El resto de posesiones en la primera parte de los Nittany Lions se resumirían en tres contundentes tres-y-fuera, mientras que Alabama subiría al marcador 17 puntos sin apenas despeinarse. Realmente, este matchup fue demasiado para los pupilos de JoePa. (R: 3-24)

 

Oregon quiere repetir en la PAC-10

 

Muchos apuntarían directamente a los Ducks como uno de los conjuntos más sobrevalorados de todo el college football la pasada temporada. Probablemente no les faltase razón, después del ridículo de Idaho ante Boise State o la sonrojante derrota ante los Buckeyes de Terrelle Pryor en la Rose Bowl, sin embargo, posiblemente pocos tampoco se pararían a pensar las condiciones en las que Oregon se mostró como legítimo contendiente al BCS a lo largo del pasado año. Con únicamente 9 titulares retornando y después de la marcha de toda una institución en Eugene como el antiguo head-coach Mike Belloti (record de 116-59), los Ducks se adentrarían en nuevo régimen con Chip Kelly (coordinador de ataque en el programa desde 1997). Lo único que Kelly conseguiría sería proclamarse campeón en solitario de la conferencia (el primer debutante que lo consigue en toda la historia) y devolver al programa directo a la Rose Bowl después de 15 años, con un record final de 10-3. No está nada mal. Este año Oregon recupera 17 titulares, convirtiéndose en un squad muchísimo más experimentado, y presenta sobre el papel el mejor grupo de runningbacks y la mejor línea ofensiva de toda la conferencia. Sin embargo, el programa sufriría problemas con la ley con el estelar QB Jeremiah Masoli siendo transferido (a Ole Miss, donde ya debutó) o el no menos importante RB LaMichael James siendo sancionado (un sólo partido). Oregon arrancaría la temporada arrasando a New Mexico de la conferencia MT-West con 72 puntos en el shutout y el RB sophomore backup Kenjon Barner consiguiendo 147 yardas terrestres (369 totales de los Ducks) y 5 TD sustituyendo a James. En el primer enfrentamiento entre ambos programas, la salida a Knoxville ante la nueva Tennessee del head-coach Derek Dooley no se antojaba como ese auténtico marquee-game, teniendo en cuenta la profunda reconstrucción de los Vols después de la desbandada de la familia Kiffin y cia, pero siempre un rival tradicional, un big-name de la SEC y el propio venue de Neyland Stadium incrementan en grandes dosis el propio prestigio de la victoria. De todos modos, la línea defensiva de los Ducks sufriría bastante en la primera parte ante el RB Tauren Poole (111 yardas de carrera en solamente el primer cuarto), una masiva y física línea ofensiva, y el buen hacer del inexperto QB Matt Simms, hasta tal punto de verse abajo en el marcador 13-3. Con aproximadamente un minuto antes del descanso, el QB sophomore Darron Thomas (titular ante Boise State en el 2008) encontraría completamente abierto en el post interior al TE David Paulson, igualando el partido. Reanuada la segunda parte, LaMichael James aprovechaba varios placajes fallados y pobremente ejecutados para escaparse 72 yardas junto a la banda para TD, en una acción que sería definitiva junto a la inmediata intercepción del CB Cliff Harris sobre un lanzamiento muy arriesgado y demasiado cómodo de Simms, donde confiaría en su poderoso brazo. El partido se acabaría justamente ahí para los Vols, quienes serían incapaces de atacar terrestremente la línea defensiva de los Ducks liderada por el tackle Brandon Bair, además de que Simms (15/29 para 151 yardas y 1 INT) fracasaría buscando a sus receptores. Tennessee sólo conseguiría 3 primeros downs en toda la segunda parte. Oregon anotaría 45 puntos incontestados en la mayor cantidad de puntos recibida por los Vols en Neyland desde la derrota ante Florida en el 2007 por 59-20. (R: 48-13)

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Israel Llata
Israel Llata es natural de Maliaño, una localidad de Santander (Cantabria). Ingeniero informático de profesión y aficionado al fútbol americano desde mediados de los años 90, asombrado por la habilidad atlética del quarterback Steve Young y aquellos exitosos 49ers. En los últimos tiempos centraría su mirada sobre un desconocido pero excitante college football, destapando su corazón como entusiasta aficionado de Alabama, una institución a la que rinde culto. Analiza en su columna semanal la jornada universitaria desde 2007. @israel_lata

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