Una de las frases más célebres imputadas a Albert Einstein dice “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados». No se me ocurre mejor definición para explicar lo que han sido los Miami Dolphins en los últimos 20 años, mas bien desde que Jimmy Johnson se retiró de la banda para siempre.
Como muchos saben los Miami Dolphins han emprendido un nuevo rumbo, un camino que nadie sabe a donde nos llevará, pero que rápidamente ha recibido el calificativo de “tanking”, una suerte deportiva que consiste básicamente en perder de forma deliberada partidos para mejorar posiciones en el draft con el claro objetivo de tener elecciones más altas y así poder elegir se supone a mejores jugadores. En el caso de los Miami Dolphins no existe el tanking, sino que el nuevo equipo que rige los destinos de la franquicia se ha cansado de poner parches y achicar agua, algo que llevan los Dolphins haciendo todo lo que llevamos de siglo, haciendo la misma locura una y otra vez esperando obtener un resultado diferente.
Los Dolphins llevan más de 20 años anclados en un récord de 0.500, una derrota arriba, una derrota abajo, lo que inexplicablemente les permite seguir siendo una de las franquicias con mejor porcentaje de victorias. Esa querencia a terminar siempre cerca del 8-8 ha permitido esa anomalía histórica, algo que por ejemplo no ha ocurrido con los Cleveland Browns, un equipo que el ridículo que lleva haciendo desde que regresaron han provocado que se dilapide lo que era uno de los mejores registros históricos de la NFL.
Don Shula fue el artífice de aquel éxito, de aquella franquicia orgullosa, de una franquicia ganadora, de las que generaban respeto, con hechuras de equipo grande, un permanente aspirante al título. Don Shula fue reemplazado por Jimmy Johnson, otro Head Coach con un pedigrí mucho más corto, pero igual de impresionante. Jimmy Johnson guarda el privilegio de ser el último Head Coach que ha triunfado en la NCAA y en la NFL, de qué manera en esta última. También Jimmy Johnson es el último Head Coach que tiene el privilegio de haber hecho de los Dolphins un equipo orgulloso y ganador, respetado, pero sobre todo, el último arquitecto de una plantilla digna y competitiva. Jimmy Johnson cometió un tremendo error, dejar un equipo con hechuras de campeón en manos de un completo incompetente como Dave Wannstedt, que al igual que hizo Barry Switzer en los Dallas Cowboys, se dedicó a vivir de las rentas que le dejaron.
Desde entonces todos los Head Coach que se han sucedido han dedicado sin excepción a parchear el equipo, a achicar agua y tomar atajos innecesariamente como el fichaje de grandes agentes libres. Si había un gran agente libre, Miami era el primer destino donde se le colocaba, Miami hizo millonarios a gente como Mike Wallace, Karlos Dansby, Dannell Ellerbe, Branden Albert y especialmente a Ndamukong Suh. La llegada de Mike Tannenbaumdisparó la fama de equipo de gatillo fácil de los Miami Dolphins, un agente libre solo tenía que dejarse cortejar por los Dolphins y hacerse millonario. Jugadores como Kiko Alonsoo Alan Branch firmaron los contratos de su vida con el dilapidador Mike Tannenbaum. Por no hablar de renovaciones y reestructuraciones como las de Ryan Tannehill, Reshad Jonesy otros muchos más, unido a otra práctica aún más nefasta, la incapacidad de que los jugadores elegidos vía draft pudieran continuar, gente como Jared Odrick, Olivier Vernon, Jarvis Landry, etc… se marcharon sin renovar.
La etapa Adam Gase finalmente puso de manifiesto absolutamente todas las miserias de los Miami Dolphins. Yo siempre creí en Adam Gase, sigo creyendo que podrá ser un buen Head Coach, pero no en una franquicia tan enferma como es Míami. La medicina de Adam Gase ha hecho recapacitar al propietario Stephen Ross, basta de parches, basta de achicar agua, basta de hacer la misma locura una vez tras otras esperando obtener otro resultado, basta de extender talones generosos a jugadores que no lo valen. Basta de buscarles vueltas y vueltas a una forma de hacer las cosas que no ha funcionado en 20 años, basta de reinventarse, pero sobre todo, basta al eterno bucle de la mediocridad.
Los Miami Dolphins no han emprendido el camino de la reestructuración ni de la reinvención, sino de su refundación.Volvemos a 1966, año de fundación de la franquicia para empezar de la nada, del cero más absoluto.
El primer paso es el más traumático, meter la tijera, recortar el roster, pero sobre todo ahorrar, no gastar de forma innecesaria en jugadores que no van a ser parte del futuro. Soy consciente que esto supondrá tener millones enterrados en Dead Money, en espacio salarial cubierto por jugadores que no son parte del roster. El primer paso para demostrar que no se parchea ni se achica agua es precisamente, curar las heridas. Miami tiene dos heridas enormes, una estructura salarial dantesca obra de Mike Tannenbaum y un roster poco o nada competitivo.Hay que sanar ambas heridas, el recorte de roster supone a la vez limpieza salarial. Nada de cortes de 1 de junio y diferir salarios a 2020, asumirlo todo en este año 2019 aunque suponga comerse más del 25% del Salary Cap.
Una vez saneadas esas heridas llega la hora cicatrizarlas y curarlas.La del Salary Cap es muy sencilla, en un solo año se ha demostrado repetidas veces que un equipo puede pasar del infierno al Edén. Reggie McKenzie, que viene Oakland tras la contratación de Mike Mayock, sabe lo que es eso. Su primer trabajo en Oakland consistió en limpiar la estructura salarial que Al Davisdejó, una píldora envenenada. En Míami se va a encontrar lo mismo por obra y gracia de Mike Tannenbaum, el importe de Dead Money en Miami podría ascender a la friolera de 40 millones, si no se acerca mas a los 50.
La primera reacciones acusar de practicar el tanking ¿En serio? ¿Es mejor eso o continuar como hasta ahora?Si algo se ha demostrado en Míami es que la fórmula de gastar, reestructurar y volver a gastar no ha funcionado en absoluto. Es absurdo seguir así, es preferible competir con chicos jóvenes o veteranos baratos y serviciales, antes que apostar por veteranos que solo buscan un gran cheque.
De momento solo podemos admirar el trabajo que está haciendo el nuevo General Manager, Chris Grier.No tengo ninguna duda de que Mike Tannenbaumse hubiera tirado a la piscina para atraer a Nick Foles,hubiera mandado todas las elecciones de draft por Antonio Browno Odell Beckham y hubiera hecho millonarios a Trey Flowersy Le’Veon Bell. Todo eso para terminar un año más con un récord de 8-8 ó 9-7 y decirle a Stephen Ross, dame dinero que estoy a solo un agente libre más de la Súper Bowl.
Chris Grier ha aguantado las demandas salariales desmedidas de Ja’Wuan James, un buen RT, pero que no merece dinero de LT. También aguantó las demandas de estrella de Teddy Bridgewater, quería cobrar un mínimo de 16 millones anuales. Aguantando ha logrado acumular elecciones de draft para 2020, Miami tiene todos los boletos para recibir 3 elecciones compensatorias. Pero no es ese su mejor trabajo hasta la fecha, sino que ha logrado traspasar a Ryan Tannehill a los Tennessee Titans a cambio de pagar 5 millones de su salario a cambio de una 4ª ronda. Miami totaliza ya 11 elecciones de draft para 2020 y que nadie se extrañe que vengan más por jugadores como Reshad Jones o Kiko Alonso. Si a todo lo anterior unimos que la estructura salarial está cada vez más limpia y que el equipo va a llegar como la patena en 2020, solo podemos admirar el trabajo del nuevo régimen en Miami.
Y sí, muchos lo llamarán “tanking”, perder de forma deliberada para obtener una mejor elección de cara al draft del 2020 donde se especula con una espectacular camada de QB. Pero nada más lejos de la realidad, este equipo está saneándose, limpiándose aunque ello suponga perder partidos. Perder partidos es el objetivo de un equipo que hace “tanking”, en el caso de los Dolphins es la consecuencia de todo lo anterior.
Miami de momento está en buenas manos, no en las manos de aprendices de General Manager, de simples aspirantes a entrenadores de silla plegable. De esos que todo lo saben pero que en el fondo no saben más que hablar por hablar. Todos los aspirantes a GM y entrenadores de silla plegable tienen un fondo común, nunca jamás les verás dar una solución, ese no es su trabajo, aunque sea a tiempo parcial y sin renumerar.