El mes de la anarquía

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Estamos en Octubre, señores. Hace dos semanas, Alabama, y la anterior, Ohio State, mientras, el ranking BCS continúa haciendo trizas y con contundencia con cada uno de los No.1 virtuales de toda la nación en este fatídico mes de la anarquía, pero era evidente que el tiempo de caducidad de los Sooners en la cima absoluta sería tan inmediata como exactamente el tiempo que tardase Oklahoma en encontrarse frente a un rival ciertamente competente. Los pupilos de Bob Stoops habían superado una parte relativamente “complicada” de su calendario superando con amplitud a una decepcionante Florida State en Norman o sudando tinta ante Air Force, Cincinnati o Texas en el clásico Red River Shootout de Dallas. La apabullante victoria de la anterior semana por 52-0 ante Iowa State (quienes curiosamente han asaltado Austin esta jornada), habían disparado la cotización de los Sooners hasta límites insospechados. Sin ir más lejos, Oklahoma ascendía del plumazo cinco posiciones con la liberación del primer ranking BCS de toda la temporada, pero en probablemente su única piedra en el camino por la temporada regular perfecta, los Missouri Tigers (No.11), con varias pinceladas, demostraron hasta que punto los votantes pueden ser influenciados por una ligera inercia positiva y frente a oponentes de dudosa identidad. No en vano, este el clásico y eterno dilema de cada temporada de college football. En la segunda parte ante Texas, en la mejor y más competente actuación de los Longhorns de toda la temporada (junto con la tarde en Lincoln ante Nebraska), la veloz y atlética defensa de Will Muschamp sacó todos y cada una de las carencias de los Sooners, tanto a nivel atlético como en actitud, concentración y mentalidad propiamente killer, que es donde se concentra el vacío de poder de Oklahoma para ser un candidato serio al campeonato nacional. En la presente temporada, los Sooners han sido sobreanotados con amplia diferencia en el último cuarto, y esta semana su colapso volvió a ser mayúsculo, permitiendo 16 puntos consecutivos de Mizzou, mientras que Landry Jones (32/50 para 303 yardas, 3 TD y 2 INT) no completaría ni un sólo lanzamiento (de 7 intentos en este periodo), con un sólo primer down y siendo superados 192-16 yardas totales en el último cuarto, que ya se conoce como el de la desgracia en Norman. En el lado contrario del balón, sin grandes alardes ni excentricidades, pera a diferencia de los recientes años dorados del programa con Chase Daniel y Jeremy Maclin, esta vez Missouri tuvo los mimbres y la predisposición para despachar a los Sooners, como habitualmente demuestran las powerhouses. Aún con progresión por delante, Blaine Gabbert (30/42 para 308 yardas y 1 TD) no tiene que envidiar nada a ningún quarterback destacado de la nación y su fast-ball y tremenda movilidad dentro del pocket provocó auténticos quebraderos de cabeza sobre la secundaria de los Sooners. Gabbert, a diferencia de Landry Jones, conectaría para 8 de 9 y 95 yardas en el fatídico último cuarto Boomer Sooner, mientras que la bend-but-dont’-break defense de Missouri sólo permitiría 10 puntos y un total de 101 yardas ofensivas totales después del descanso. Además, para males de Oklahoma, los pupilos de Bob Stoops cometerían tres turnovers clave (valieron 10 puntos y detendrían a OU en territorio profundo de Mizzou) ante la oportunista defensa de los Tigers, mientras que en los primeros seis partidos solamente habían perdido el balón en manos del rival en 5 ocasiones. También hay que tener en muy cuenta el trabajo de Missouri desde la banda y, sobre todo, en equipos especiales para que Oklahoma arrancase profundo dentro de su propio territorio (de 15 drives totales, 12 comenzarían dentro de su propia yarda 31, mientras que Missouri anotaría en drives de 41 o menos yardas). En las acciones que desnivelarían definitivamente este showdown, el espigado end Aldon Smith interceptaría a Jones cayendo en cobertura y lo retornaría 58 yardas para que el RB De’Vion Moore situase por delante a Missouri en el segundo cuarto, mientras que el RB Mossis Madu cometería un fumble en la siguiente posesión en la yarda 14 de los Tigers. El último turnover llegaría con una intercepción del SLB Zaviar Gooden en la primera acción ofensiva de Oklahoma después de que Gabbert adelantase a Mizzou en el último cuarto, con un lanzamiento de 38 yardas sobre el WR Jerrell Jackson, en una acción que se antojó como definitiva para que Missouri pudiese romper con una racha negativa de 7 derrotas consecutivas ante Oklahoma desde 1998. Sin ir más lejos, en los últimos 21 enfrentamientos, Missouri sólo ha ganado a los Sooners en únicamente dos oportunidades. (R: 27-36)

 

Los Spartans sobreviven a Persa


Con el head-coach Mark Dantonio finalmente en la banda después de su ataque al corazón (tras el encuentro frente a Notre Dame el 18 de Septiembre) y ante el mejor arranque del programa que recuerden los más viejos del lugar (desde la época de Nick Saban en East Lansing), los Spartans tuvieron que superar a un apoteósico e imparable QB Dan Persa (89 yardas terrestres y 3 TD, además de 18/29 para 187 yardas) y la siempre peligrosa y de grandes fundamentos Northwestern del coach Pat Fizgerald, quienes tuvieron a MSU (No.7 BCS y No.8 AP Poll) contra las cuerdas durante toda la tarde, hasta los instantes finales del último cuarto. Después de anotar 23 puntos incontestados en la segunda parte la anterior semana para superar a Illinois, los Spartans necesitaron esta vez 28 puntos en la remontada de la segunda parte en Evanston. En el tercer cuarto, con una agresiva carrera straight-ahead de Persa de 6 yardas, los Wildcats conseguían llegar al último cuarto con 10 puntos de ventaja sobre el marcador y después de una dominante y muy sólida actuación a ambos lados del balón. En el ya clásico trickery-play de Dantonio buscando momentum, desde la yarda 31 de Northwestern en 4th down y 6, los Spartans se alinearían buscando un potencial intento de FG ante un viento considerable, antes de que finalmente solicitasen el tiempo muerto. MSU tomaría la penalización por delay-of-game, en parte para crear más separación para el WR Bennie Fowler y porque realmente el propio Fowler se había alineado originalmente sobre el lado contrario (este Mousetrap ya lo habían practicado en varias ocasiones, pero nunca sobre el hash opuesto). MSU había estudiado que los defensive-backs de los Wildcats van fuerte sobre las primeras 10 yardas para entonces liberarse de sus asignaciones, justo el espacio exacto en el que el CB Jordan Mabin dejaría libre a Fowler para que éste consiguiese una recepción de 21 yardas en el lanzamiento del punter Aaron Bates tras el fake. Michigan State respondía entonces con un drive de 75 yardas que finalizaba en una recepción de 15 yardas para TD del WR Mark Dell, clave en una remontada que se culminaría en una acrobática recepción del WR BJ Cunningham (8 recepciones para 113 yardas y 1 TD) con 2 minutos sobre el reloj, situando por delante a Michigan State por primera vez en toda la tarde. El RB Edwin Baker anotaría con una acción terrestre de 25 yardas y el SLB Eric Gordon interceptaría a Dan Persa en los instantes finales para sellar una muy sufrida victoria (Persa, de todos modos, encajaría 8 sacks). El QB Kirk Cousins sería clave en la remontada después de liderar a MSU con 331 yardas aéreas (sus guarismos más altos de toda la temporada) y 3 TD (67,5% de pases completados). Si esta semana superan el viaje a Iowa City ante los Hawkeyes, los Spartans se situarán en una posición única de privilegio (su único partido “complicado” sería ante Penn State en Happy Valley) para reclamar el título de la conferencia Big-10 por primera vez desde 1990 (compartido), además de igualar su mejor arranque desde 1966 (con un record de 9-0-1). (R: 35-27)

 

Un fake en 4th down marca la diferencia entre estos dos “espejos”


Después del autoritario upset sobre Ohio State (antiguo No.1 del ranking BCS), pocos creían en las posibilidades reales de Wisconsin en Iowa City (incluyéndose un servidor) ante una potencial clásica semana de resaca de los pupilos del head-coach Bret Bielema (sin ir más lejos, es la primera vez que derrotan a dos rivales ranqueados en semanas consecutivas desde el año 2004), pero los Badgers compitieron codo con codo con los Hawkeyes en Kinnick Stadium en un duelo donde ambos conjuntos mostraron ser tan semejantes como dos gotas de agua, corriendo con poder y control absoluto del balón y apoyándose sobre sus físicas y ásperas defensas, hasta que un valiente fake en 4th down marcaría la diferencia final. Ambos intercambiarían el liderazgo sobre el marcador en un pseudo shootout, y estoy seguro que así hubiese continuado, en el caso de que el encuentro habría sido prologando más allá de la última posesión de los Badgers, pero Wisconsin supo valorar y cuidar su última posesión, mientras que Kirk Ferentz y su QB Ricky Stanzy (25/37 para 258 yardas y 3 TD) tirarían literalmente una última (aunque ciertamente remota) oportunidad sobre la yarda 39 de los Badgers con escasos segundos sobre el reloj pero con un FG de diferencia sobre el marcador. Dentro de la yarda 26 de los Badgers en situación de 4th down y 4 yardas, y después de que Scott Tolzien (20/26 para 205 yardas, 1 TD y 1 INT) sufriese una intercepción del FS Brett Greenwood en su único error de todo el partido (que ampliaría la ventaja local con un FG de 40 yardas del PK Michael Meyer), Wisconsin sabedor de que el momentum del partido giraba peligrosamente sobre su contra, decidió apostar por un fake que podría explotar una potencial vulnerabilidad de los Hawkeyes en equipos especiales. Bielema sabía que Iowa se mostraría conservadora en la cobertura del retorno del punt, enviando muy pocos efectivos a presionar el punter (exactamente dos jugadores) y la acción que cambiaría definitivamente la inercia del partido, salió a la perfección. El punter Brad Nortman encontraba un carril completamente vacío, avanzando por tierra 17 yardas con Wisconsin abajo en el marcador 30-24 en el último cuarto. Wisconsin convertiría un nuevo 4th down con 3:23 restantes ya en territorio de los Hawkeyes y el RB Montee Ball se lanzaba con agresividad sobre la endzone, rompiendo el plano de la goal-line y anotando con una acción terrestre de 8 yardas el TD de la victoria después de un drive de 80 yardas y 7:29 minutos. Iowa se acercaría peligrosamente a field-goal range en los instantes finales (llegando hasta la 35 de Wisconsin), pero en una pobre gestión del reloj, Stanzi no ejecutaría un spike en situación de primer down, quemando el último tiempo muerto con 12 segundos y acabando con cualquier posibilidad de buscar una distancia potencial de FG. Los Badgers perderían en la primera parte a su TE titular y potencial All-American Lance Kendricks (con un esguince en la rodilla derecha) y su RB backup James White (con esguince en la rodilla izquierda), pero los Badgers se apoyarían sobre su masiva línea ofensiva, quienes por segunda semana consecutiva estuvieron sublimes, y su poderoso runningback de 255 libras John Clay (24 carreras para 91 yardas y 2 TD). Iowa partía la temporada con aspiraciones máximas a nivel nacional, pero, en cambio, encajaría su primera derrota en casa de la temporada (además de la de Arizona fuera de la conferencia) y ante un máximo rival de la Big-10 en la carrera por alcanzar la Rose Bowl, pero los pupilos de Ferentz disfrutarán de una última oportunidad en la reválida ante Michigan State (4-0 en la conferencia) de esta semana, aunque, curiosamente, una victoria de los Hawkeyes en Iowa City podría esclarecer definitivamente el camino de los Badgers para hacerse con el control de la conferencia. (R: 31-30)

 

Los Cowboys sufren la cruel mordedura de Taylor Martinez

 

Muchos apuntarían su nombre incluso dentro de la carrera por el Heisman Trophy después de su exitoso encuentro ante Kansas State en Manhattan, en cambio, su paupérrima actuación ante Texas (en un tópico que traté la anterior semana), le relegaría directamente a hacerse cargo del tablón desde el banquillo, sin embargo, Taylor Martinez se aplicaría el cuento y sorprendería a unos imbatidos Cowboys en Stillwater desde un apartado del juego que nos tiene muy poco acostumbrados hasta el momento; batiendo a su secundaria en acciones aéreas desde el pocket (aunque cierto es que esta unidad ranquea como la No.114 de toda la nación). De todos modos, Martinez establecería un record de la universidad de Nebraska con 323 yardas de pase (193 yardas del antiguo Heisman Eric Crouch eran la antigua marca) y un total de 5 lanzamientos para TD (los guarismos más altos de su joven carrera). Antes del encuentro ante Oklahoma State, solamente Denard Robinson le superaba en yardas terrestres para un QB en toda la nación, sin embargo, Martinez mostraría su poderoso brazo en todo su esplendor, además de correr para 112 yardas en 19 carreras. El WR junior Brandon Kinnie cogería sus tres primeras recepciones para TD de toda su carrera, incluyendo una conexión con Martinez sobre su hombro exterior de 8 yardas en los últimos 5 minutos que ampliaría una cómoda y abultada ventaja de 51-34 ante los pupilos de Mike Gundy, entonces imbatidos como No.14 del ranking BCS. Los guarismos de Martinez serían más amplios que incluso los del QB Brandon Weeden (18/35 para 283 yardas, 2 TD y 1 INT), todo un “puro” pocket-passer y que llegaba al encuentro como segundo de toda la nación con 327,6 yardas por partido bajo la high-powered offense de OSU. El RB Kendall Hunter se echaría el equipo a la espalda con 201 yardas terrestres y 2 TD, en un encomendable esfuerzo por conseguir el tercer 7-0 de la historia de la universidad, pero Nebraska simplemente controló la segunda parte, forzando 3 tres-y-fuera en un total 4 drives de los Cowboys durante ese periodo. El estelar WR Justin Blackmon y líder en recepciones de toda la nación, finalizaría el encuentro, una vez más, con unos espectaculares guarismos que comprendieron 5 recepciones, 157 yardas y 2 TD, sin embargo, en la segunda parte sólo recepcionaría un envío de 25 yardas para TD que reducía temporalmente el déficit de Oklahoma State en 10 puntos pero con solamente 1:24 sobre el reloj. La defensa de Nebraska no había permitido más de 21 puntos durante 14 encuentros consecutivos (el periodo más largo de la nación), pero la racha se truncaría con una recepción de 80 yardas de Justin Blackmon en un flea-flicker de Brandon Weeden que subía un momentáneo 27-24 a favor de OSU con 6 minutos restantes en la primera parte. Los Cornhuskers, por otra parte, acaban con una racha negativa de 17 derrotas consecutivas fuera de casa ante rivales ranqueados dentro del Top-20. (R: 51-41

 

Cameron Newton está en otro nivel y hoy por hoy es imparable


Cameron Newton y sus Auburn Tigers son el único equipo invicto restante en toda la conferencia SEC, después de despachar a LSU en la clásica y característica Tiger Bowl, y nunca en The Plains pudieron estar más agradecidos del enorme impacto alrededor de una única figura. Recuerdan cuando incluso me aventuré a comparar su impacto con el del legendario Bo Jackson (su quinto partido en una temporada por encima de las 170 yardas terrestres supera precisamente una de sus marcas en el programa). Cada semana creo que la (entonces) osada comparación no pudo ser más acertada, Cameron Newton es, hoy por hoy, el jugador más dominante, incontrolable y temido ofensivamente de toda la nación. Sin ir más lejos, la defensa del prestigioso DC John Chavis permitiría la aberración de 440 yardas terrestres (los guarismos más altos en un sólo partido jamás permitidos en toda la historia del programa), mostrándose vulnerable y fundamentalmente paupérrima para detener especialmente el poderío y la elusividad en campo abierto de Newton (28 carreras para 217 yardas y 2 TD, además de 12 primeros downs con sus piernas). Nunca antes Auburn había conseguido correr para esta barbarie de números terrestres ante una defensa de la SEC, ni incluso en la época dorada de Bo Jackson. Con esto, Auburn conseguiría correr para 300 o más yardas por cuarta ocasión consecutiva ante una defensa de la SEC, y en este ocasión sumarían un total de 526 yardas totales frente a la defensa No.3 de toda la nación, quienes solamente habían permitido 242 yardas por partido (los Tigers correrían para 162 solamente en el último cuarto). En un fake de hand-off, Jordan Jefferson conseguía penetrar sin ser tocado la endzone con 15 segundos sobre el reloj para la primera parte, igualando el partido al descanso con una carrera corta de 2 yardas, sin embargo, Newton nos dejaría su Heisman-Moment en los instantes iniciales de la segunda parte, después de esquivar con elusividad y velocidad varios defensores, mantenerse en equilibrio tras un corte apoyando su brazo derecho sobre el suelo, para acelerar con extrema explosividad y deshacerse del placaje del estelar CB Patrick Peterson, alcanzando la endzone con una espectacular carrera de 49 yardas. Newton rompió con el record terrestre de la SEC en una sola temporada para un quarterback con 1.006 yardas totales, superando a Jimmy Slide (precisamente un Tiger) en apenas dos tercios de la temporada, además de igualar la marca absoluta del programa de 26 TD terrestres y aéreos (combinados) en una temporada, establecido por el ganador del Heisman Trophy Pat Sullivan. De cualquier modo, en los instantes iniciales del último cuarto, LSU llamaba a un fake con el RB Spencer Ware conectando en un lanzamiento ciertamente bombeado y retrasado sobre el WR Rueben Randle de 39 yardas para TD, que igualaba el encuentro 17-17. Sin embargo, Newton en esta ocasión actuaría como decoy absoluto en la anotación del partido, después de que Nick Fairley consiguiese un brutal sack sobre Jefferson en una situación de 3th down. El RB Onterio McCalebb aparecería junto a él en un sweep-play que Newton suele amagar habitualmente y, además, con mucho éxito sobre sus acciones terrestres, pero en esta ocasión, McCalebb recibiría el hand-off y toda la defensa de LSU picaría en el fake, mientras el propio McCalebb ejecutaba un corte sobre el lado izquierdo y esprintaba 70 yardas hasta la endzone rival (Auburn cubría 90 yardas en solamente 3 jugadas). Con 3:27 sobre el reloj y en situación de 4th down y 6 yardas desde la 30 de LSU, Les Miles llamaría al timeout y decidiría buscar el primer down sorprendentemente con un scramble de Jarrettt Lee, quien sería detenido sin problemas por Neiko Thorpe. La habitualmente pobre defensa de Auburn solamente permitió 243 yardas totales (incluyendo 2,5 sacks del sensacional DT Nick Fairley) y limitaría tanto a Lee como Jordan Jefferson (16 carreras para 74 yardas y 1 TD) a un total de 89 yardas de pase combinadas, aunque bien es cierto que el paupérrimo ataque de LSU no es la mejor vara de medir. (R: 17-24)

 

 

 

 


  • No había visto a Missouri hasta el momento, tuve la intención de hacerlo la semana anterior ante Texas A&M, pero mi lista personal de prioridades así como la falta de tiempo, me impidió investigarlos directamente. Ahora si que puedo asegurar que estos Tigers van en serio en la división norte, pero que nadie se emocione ni piense más allá, Mizzou es un conjunto bastante ordinario, aunque cierto es que observando la conferencia, la oportunidad del programa es bastante importante para iniciar el asalto de la misma. Sin embargo, lo exigente de su calendario solamente acaba de comenzar y el viaje a Lincoln ante Nebraska de esta semana será una auténtica final por la división (teniendo en cuenta el pobre calendario restante de los ‘Huskers después de este showdown). Mizzou presenta un QB élite, una OL fantástica y un grupo de receptores sólido, pero esta versión de los Tigers, además, muestra una defensa atlética, rápida y oportunista capaz de aportar grandes dividendos al programa, algo inusual en Columbia.

  • En una tónica inhabitual del programa en los últimos años, Wisconsin dejaría medio trabajo hecho en dos semanas triunfales con victorias consecutivas ante Ohio State e Iowa, pero los Badgers fallaron en East Lansing (en el que apunta a ser el “marquee-game” del año) y los pupilos de Bielema se deberán encomendar ahora, curiosamente, a los Hawkeyes, quienes reciben esta semana a MSU en Iowa City. Posiblemente el conjunto más sólido de la Big-10 actualmente después de navegar bajo el radar, Wisconsin depende de unos Spartans, que salvarían los muebles en una tarde negra en Evanston ante Northwestern. De cualquier modo, una invitación BCS-at-large está sobre sus manos.

  • No voy a hablar más de Cameron Newton. Como aficionado Crimson Tide, uno comienza a mostrar cierto “desencanto” por un jugador que está marcando época y que, a este brutal ritmo, se lleva el Heisman Trophy de calle. Ironías aparte, lo de Newton no es ni medio normal; él sólo es tres cuartas partes de los Tigers, ha conseguido alterar radicalmente el programa y las expectativas en torno a él. Gainesville se localiza ahora en The Plains. Sinceramente, llevo varias semanas intentando imaginarme el matchup del próximo 26 de Noviembre. No se como vamos a pararle.

  • Hablando de los Tide y aunque los actuales Vols no sean el rival más adecuado para ofrecer sólidas valoraciones, la línea ofensiva dio ligeras muestras de vida y el célebre backfield “Fast & Furious” correría por encima de las 200 yardas en únicamente 26 intentos. Después de que cada uno de sus rivales disfrutase del bye-week antes de cada enfrentamiento, Alabama recibe el suyo en el mejor momento posible y en una situación de privilegio en el ranking BCS (el mejor de todos con una derrota).

  • Como tradición en esta sección y ya que hablamos de BAMA, si hay un aspecto que más satisfecho me dejó como aficionado, no fue otro que el breakout-game del WR Julio Jones. Con varios tornillos sobre su mano y después de soportar semanas de dolor, además de la propia frustración por encontrarse bajo una ofensiva que “choca” con sus habilidades como receptor, Jones finalmente disfrutó de “su” partido, abusando de la secundaria de UT con su prodigioso físico (12 recepciones para 221 yardas).

  • En el clásico thursday-night game de cada semana, Oregon barrería (por enésima vez esta temporada) a UCLA (582 yardas totales), pero los pupilos de Rick Neuheisel son una perita en dulce (nadie entiende como un equipo así ganó en Austin). Alabé y con énfasis a los Ducks en su victoria ante un rival tan complicado como Stanford el pasado 2 de Octubre, pero aún necesito ver más de Oregon (y pensar que el duelo ante Washington State fue solamente una mala tarde). Esta semana ante USC en Los Angeles será un interesante escaparate para ellos, pero de momento, me mantengo un tanto distante para señalarlos como No.1 absolutos.

  • Navy se ha pasado 43 años sin ganar a Notre Dame (exactamente desde 1964), pero en cambio, la academia controla ahora con dominio las series con un 3-1 desde el 2007. En este exitoso periodo promedian 31,3 puntos por partido y 0 derrotas bajo dobles dígitos (cuando antes del 2007 era de 11,9 puntos y 36 derrotas). Después de la dolorosa derrota ante la academia aérea a comienzos de mes, Navy conseguiría la victoria más abultada ante los Irish desde 1963 (aún no había aterrizado en South Bend ni el legendario Ara Parseghian). Todo esto demuestra que el programa presenta una salud inmejorable, incluso después del cambio de régimen con Ken Niumatalolo.

  • Por otro lado, y aunque estemos ante la primera temporada de Brian Kelly al frente del programa, es inadmisible la facilidad y contundencia con la que Notre Dame caería en East Rutherford ante Navy (367 yardas terrestres totales, el mayor número jamás permitido ante los Midshipmen), teniendo en cuenta la diferencia de recursos y expectativas entre ambas instituciones. Uno algunas veces se pregunta si los Irish algún día volverán a estar en contención por objetivos mayores.

  • La Orange presenta ya en Octubre más victorias que en cualquiera de sus últimas cinco temporadas, y esta semana batirían al gallito de la conferencia Big-East, West Virginia, y nada menos que en Morgantown. Es el arranque más exitoso del programa desde el 2001 (record de 5-2), y la victoria se cimentaría, una semana más, en una defensa que no permitiría ni un solo punto en los últimos tres cuartos. Tanto en la victoria en Tampa ante South Florida como en la de Morgantown, Syracuse conseguiría 5 sacks, mientras que solamente permitiría un único lanzamiento para TD.

  • Baylor elegible para las bowls por primera vez desde 1994. Después de la apabullante derrota ante TCU el 18 de Septiembre, todo apuntaba a una nueva temporada miserable en Waco, sin embargo, un Robert Griffin completamente sano, marcaría la diferencia para los Bears con un total de 24 TD totales y después de abusar literalmente de Kansas State con 404 yardas de pase y 4 TD, que sitúan al programa en el mapa.

  • Tal vez sea el factor AJ Green o como quieran llamarlo, pero Georgia es otro equipo desde que recuperasen al estelar wide-receiver tras su suspensión por contactos ilegales con agentes deportivos. Los Dawgs han ganado sus tres últimos encuentros interconferenciales con al menos 41 puntos y despacharían esta semana en Lexington a una Kentucky que llegaba de provocar problemas graves a Ole Miss o Auburn, sin olvidar el upset de la semana pasada ante South Carolina. Green atrae tanta atención que facilita enormemente las posibilidades de sus backs. Sin ir más lejos, Washaun Ealey correría por encima de las 150 yardas y 5 TD (record del programa). Quien creería en Septiembre que este equipo se encontraría en contención directa por la división.

  • ¿Ha vuelto John Mackovic a Austin? Los Longhorns no perdían dos partidos consecutivos en el Texas Memorial Stadium desde 1997, la última temporada del responsable del célebre “Rout 66” y esta semana serían humillados por Iowa State (28-21), en un encuentro que no fue tan ajustado como el resultado parece señalar. Los Cyclones (record de 3-4) habían permitido 158 puntos en sus tres últimos encuentros y nunca antes habían ganado en Austin ¡Menuda temporadita la de los Longhorns!

  • Los Utes como actuales No.8 del ranking BCS son uno de los conjuntos más interesantes como BCS-busters en la pelea por Glendale. Apenas se habla de ellos después de mostrar todo su potencial ante Pittsburgh en la primera semana (los Panthers ya no presentan la publicidad de entonces). El problema es que Utah ha presentado hasta el momento un calendario paupérrimo (el peor del Top25 en strength-of-schedule), sin embargo, los pupilos de Kyle Whittingham no han hecho nada que les pueda eliminar de esta pelea, triturando todos y cada uno de sus siete últimos rivales, donde el resultado más ajustado se situaría en cuatro TD de diferencia. Pero ahora es su momento (con duelos ante Air Force en Colorado, TCU, Notre Dame en South Bend o San Diego State en California, además del clásico de la última semana ante BYU). Mucho cuidado con los Utes que pueden poner en duda la popular supremacía de los Horned Frogs en la MT-West.

  • El restablecimiento de Arizona después de su única derrota en Tucson ante Oregon State, venciendo a ambas universidades de Washington, pero la dominante y fácil victoria ante los Huskies (44-14) sería particularmente sorprendente, teniendo en cuenta que llegaban sin su QB titular y líder del programa Nick Foles. El QB backup Matt Scott estuvo impresionante (18/22 para 233 yardas y 2 TD, además de correr para 65 yardas) en la primera titularidad de toda su carrera. De cualquier modo, no piensen en ninguna controversia por el puesto cuando Foles retorne (se dislocó la articulación de la rodilla, aunque está muy cerca de regresar). Lo importante es que los Wildcats presentan un record de 6-1 en su mejor arranque desde el 12-1 de la temporada de 1998.

  • Por último, me gustaría mostrar desde aqui mi enhorabuena a Western Kentucky por romper con una racha ultra-negativa de 26 derrotas consecutivas (record de todas las divisiones de la NCAA) después de la victoria de esta semana sobre Louisiana-Lafayette (54-21). Solamente Akron (0-8) y New Mexico (0-7) son los dos únicos equipos que aún no han estrenado su casillero de victorias en todo el FBS.

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