El head coach de los New England Patriots Bill Belichick ha sido elegido por tercera vez en su carrera como mejor entrenador del año en la NFL.
Belichick, que ya recibió el galardón en 2003 y 2007 sólo es superado por el miembro del «Hall of Fame» Don Shula quien cuenta con cuatro premios de este tipo.
Por llevar a su equipo a la mejor marca de la liga (14-2) y a la corona de la AFC Este, Belichick recibio 30 votos de un panel de 50 periodistas que cubren habitualmente la NFL. Esto le permitió superar con facilidad a Raheem Morris, quien después de resucitar a los Tampa Bay Buccaneers recibio 11 votos y medio.
El record de Belichick con los Patriots es de 126-50 (14-5 en los playoffs). El porcentaje de victorias en su carrera, 71,6% le situa octavo de todos los tiempos empatado con otro miembro del salón de la fama, Paul Brown. Además ningún otro técnico en la historia de la liga había logrado nunca al menos 14 victorias en cuatro temporadas.
Quizás este año haya sido uno de los mejores trabajos del técnico de los Pats ya que, a pesar de contar con una joven plantilla tremendamente renovada, se las ha apañado para seguir teniendo un equipo dominante que al final logró el mejor record de la NFL en la temporada regular.
Belichick, cuyo equipo empezó la campaña siendo el 13º más joven y que terminó la temporada con sólo 27 jugadores activos (12 de ellos rookies) por culpa de las lesiones, prácticamente reconstruyó su defensa, especialmente la secundaria donde el novato Devin McCourty terminó logrando una plaza en la Pro Bowl.
Belichick mostró además confianaza en BenJarvus Green-Ellis como el principal running back del equipo y este sumó al final 1.008 yardas. Además se hizo con los servicios de Danny Woodhead y este ha sido una pieza fundamental tanto del ataque (donde desempeñó un papel similar al que hacía el lesionado Kevin Faulk, y en los equipos especiales.
El técnico de New England además tuvo que lidiar con el caso Moss despachando al polémico receptor a Minnesota a cambio de una tercera ronda en el próximo draft y adquiriendo en su lugar a un Deion Branch que ayudó a potenciar el ataque desde el minuto uno de su llegada.
Los Patriots terminaron el año con un promedio de 32,4 puntos por partido, el mejor de la liga, y fueron octavos en yardas totales con 363,8 por encuentro.