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La temporada pasada Baltimore cosechó un estupendo record (12-4) y Joe Flacco continuó mejorando sus marcas. Sin embargo, la sensación final de los ravensfans fue más la de haber dado un paso atrás, al caerse el equipo por un precipicio en la segunda mitad de la ronda divisional ante el gran enemigo: los Steelers.
Las dudas surgieron de nuevo otra vez sobre la capacidad de Flacco de ser un líder capaz de llevar al equipo a lo más alto. Pero no sólo eso. Se vio durante toda la temporada un ataque rendir por debajo de lo esperado, pese a haberse reforzado con talentosos receivers (Anquan Boldin y T.J. Houshmandzadeh) que supuestamente debieron paralelamente facilitar la labor del versátil trío de corredores (Ray Rice, Willis McGahee y Leon McClain). Buena parte de la culpa de ello la tuvo el pobre desempeño de la línea de ataque.
Tras la tardía apertura del mercado de fichajes saltó la sorpresa de que el front office desechó un gran número de jugadores hasta ahora claves, algunos de ellos con gran repercusión en el liderazgo del equipo, y titulares indiscutibles en sus parcelas el año pasado, como el tight end Todd Heap, el receiver Derrick Mason, el nose tackle Kelly Gregg o el safety Dawan Landry. Este año veremos por tanto un equipo renovado sustancialmente en todas sus áreas.
El calendario no es en exceso duro, pero tiene tres momentos importantes. El primero de ellos es el partido inaugural, en casa , frente a los Steelers, que debieran ser de nuevo el rival a batir. El segundo ocurrirá a mitad de temporada concatenando dos salidas difíciles, el partido de vuelta frente a Pittsburgh y el viaje al siempre difícil Qwest Field Stadium. Finalmente antes de los dos partidos, presumiblemente asequibles, que echen el cierre a la temporada regular (Browns y Bengals) habrá que vérselas con dos huesos: en casa con los antiguos dueños de Baltimore, los Colts, y en San Diego frente a los Chargers, que tradicionalmente acaban muy fuerte la temporada regular.
Si bien se mantienen los actores principales de la pasada campaña (Flacco, Rice y Boldin) hay que decir que todos los secundarios han cambiado de aires: Mason, McGahee, McClain, Heap, Houshmandzadeh, Stallworth… Esto ha generado algún recelo en Baltimore, pero se ha aceptado sin más, porque el ataque del año pasado no rindió, por múltiples causas, como se esperaba, pero quizá la más importante fue el desempeño de su línea ofensiva.
La línea de ataque de Baltimore debe mejorar sustancialmente y sin embargo es donde menos cambios ha habido. Joe Flacco, que no es un quarterback especialmente lento, recibió 40 sacks, sólo algo mejor que Jay Cutler, que fue el más maltratado de la liga. Tampoco el juego de carrera resultó especialmente brillante. Lo peor es que las perspectivas no son buenas en este aspecto. Empecemos por el centro. Matt Birk es un gran center, pero ha sido operado de su rodilla recientemente. Se cree que pueda estar en la primera o segunda semana, pero carece de un sustituto de garantía. En el lado derecho el año pasado estuvieron Chris Chester como guard y Marshal Yanda como tackle. El primero ha emigrado a Washington. Yanda fue trasladado al puesto de right tackle para suplir el hueco que dejó la lesión por toda la temporada de Jared Gaither. Y ahí pudimos ver como un excelente guard lo pasó mal en su nueva posición, por lo que este año ha sido renovado, pero con la intención de devolverlo a su posición natural de right guard. ¿Quién por tanto defenderá el pass rush por el lado no ciego? Hace dos años el desempeño de Michael Oher fue mucho mejor en ese puesto que en su actual de tackle izquierdo, al que le está costando mucho acostumbrarse, pero John Harbaugh ya ha dejado claro que confía en que se adapte definitivamente en esa posición. Nos quedarían Oniel Cousins, suplente habitual con tres años de experiencia, pero siempre ha sido un poco desastre como tackle, jugando mucho mejor como guard, y Jah Reid, una adquisición del draft de este año, en el que obviamente hay confianza pero que no deja de ser un rookie. Donde si está el puesto fijo es en el de guard izquierdo, destinado para Ben Grubbs. Pero además el fondo de armario es escaso, mostrándose como el mejor Bryan Mattison, que el año pasado militaba en el practice squad.
Viendo el vaso medio lleno, si la salud les acompaña, Birk, Yanda y Grubbs son una excelente combinación de líneas ofensivos interiores, que con la ayuda de Vonta Leach en la posición de fullback pueden catalizar el juego de carrera y quitar presión al juego de pase. Viendo el vaso medio vacío, sólo hay dos puestos de tackle claro: uno para un jugador que el año pasado lo pasó mal en su puesto, Oher y un rookie, Reid. La responsabilidad de atrapar los balones enviados por Flacco la tendrán Anquan Boldin y quizá de nuevo el runningback multiusos Ray Rice (ambos recibieron el mismo número de pases el año pasado). A última hora el equipo ha añadido a su plantilla al talentoso receptor de los Bills Lee Evans. Aparte de este trío de probada solvencia, la segunda elección en el draft, Torrey Smith puede tener oportunidades. En la posición de tight end, Ed Dickson, rookie el año pasado, tendrá la dura tarea de reemplazar a Todd Heap, jugador que participaba ampliamente en la ofensiva aérea del equipo, siendo a modo de ejemplo el principal receptor del equipo en playoffs, por encima de los wide receivers.
La estrategia del juego de carrera va a cambiar. Hasta ahora se basaba en explotar las distintas habilidades de Ray Rice y Willis McGahee. Pero el fichaje estrella del equipo este año es un fullback con ganas de jugar de fullback, labor sacrificada, generosa y oscura cuyo resultado lo ven otros. Vonta Leach ayudará a Rice a correr con más facilidad. Ya lo hizo el año pasado de forma excelente con el texan Arian Foster, líder de la liga en yardas de carrera. Su respaldo será un conocido veterano: Ricky Williams. Su edad e inestabilidad emocionales son un riesgo. La jugada puede salir mal…. o muy bien, ya que su talento está fuera de duda.
Si bien antes comentábamos como la ofensiva rindió por debajo de lo esperado, la defensa, que suscitaba grandes dudas, rindió un año más a gran nivel en términos generales, pese a las numerosas bajas por lesión que asolaron especialmente a su secundaria. En esta temporada se empleará de nuevo un sistema 3-4.
Frente al center rival ya no encontraremos al veterano probowler Kelly Gregg. Su sustituto será la segunda elección del draft del año pasado, Terrence “Mount” Cody, que tras haber perdido algo del peso que lo enlentecía está ya preparado. A su izquierda uno de los top ten defensive linemen de la liga, Haloti Ngata, y por la derecha Cory Redding que en su primer año en los Ravens, procedente de Seattle se ganó rápidamente la titularidad y su viveza le hizo anotar algún TD.
Algunas yardas más atrás Terrel Suggs por el lado exterior y Ray Lewis en el interior tienen la plaza asegurada. Las dos posiciones restantes de linebackers se las disputarán Jarret Johnson, Paul Kruger y Sergio Kindle (la aparentemente recuperada primera elección del draft del año pasado) por el lado de fuera y Tavares Gooden, Jamal McClain y Daniel Ellerbe por el de dentro.
Respecto a la secundaria, la edad pero sobretodo la salud de Ed Reed cada vez preocupan más y el equipo ha decidido apuntalar este aspecto vía draft y agencia libre. La primera elección de este año recayó sobre el tercer mejor cornerback disponible en el mercado, Jimmy Smith, de Colorado. Tiene posibilidaes de partir desde la primera semana como titular, acompañando a Chris Carr, Lardarius Webb o Dominique Foxworth, estos dos últimos aun recuperándose al cien por cien de antiguas lesiones de consideración. En la agencia libre se ha contratado a un safety de garantías, Bernard Pollard que hiciera un buen trabajo tanto en los Chiefs como en los Texans. Llega con experiencia, juventud y ganas, y se enriquecerá con la tutela del gran Reed. Como necesario respaldo de ambos contamos con el boxeador polaco Tim Zbikowski y Haruki Nakamura, jugadores no especialmente brillantes pero con experiencia en el puesto.
En Baltimore no hay en este momento un retornador fijo estelar como ocurre en otros equipos, y la posición la suelen repartir y rotar diversos jugadores. Así parece que seguirá siendo este año. Billy Cundiff, nuestro kicker, estuvo a punto de perder la confianza del equipo en él hace dos años, pero la temporada pasada rindió a gran nivel (26 de 29 fieldgoals), liderando la liga en distancia media por kickoff (71,1 yardas) y consiguiendo touchbacks en más de la mitad de las ocasiones. Ello le ha valido un nuevo contrato por cinco años. Paralelamente el punter Sam Koch actuó del mismo modo a gran nivel en 2010 con 43.6 yardas de media y casi la mitad de sus punts por detrás de la línea de 20 yardas, esperándose que siga del mismo modo.
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