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¿Por dónde empezar? Lo habitual en estas previas que hacemos cada año en NFLhispano es comenzar haciendo un resumen de lo acontecido en la temporada anterior a nivel deportivo, antes de entrar en materia y desgranar los detalles y particularidades de cada unidad del equipo, pero lo atípica que ha sido esta offseason para los Buckeyes nos obliga a centrarnos en otros aspectos más escabrosos y desagradables, y que poco o nada tienen que ver con la aplicación en el terreno de juego de los integrantes del programa de football de Ohio State.
Y es que el adjetivo convulso se queda realmente corto para describir los recientes acontecimientos vividos desde que en los últimos coletazos de la pasada temporada se destapase (a partir de una investigación federal por drogas al propietario de una tienda de tatuajes local sin ninguna relación aparente) lo que a la postre sería sólo la punta de un gigantesco iceberg que estaba aún por llegar a Columbus, un escándalo de beneficios ilícitos recibidos supuestamente por (entonces) cinco integrantes del equipo que serían posteriormente suspendidos para los cinco primeros encuentros de la temporada 2011 (Terrelle Pryor, Dan Herron, DeVier Posey, Solomon Thomas y Mike Adams), aunque sorprendentemente todos ellos recibirían luz verde por parte de la NCAA para su participación en la posterior Sugar Bowl contra Arkansas. Acto seguido la propia universidad sancionaba de forma interna a su Head Coach Jim Tressel ya que con el paso de los días y el desarrollo de las investigaciones se supo que dichos hechos estaban en su conocimiento meses antes de que salieran a la luz, y éste en ningún momento informó ni a la NCAA ni a la dirección de la universidad.
La maquinaria mediática ya había arrancado y los ávidos carroñeros saltaron sobre la noticia y sus protagonistas, al olor de la sangre fácil. La campaña periodística de desprestigio contra Tressel y el programa (algunas reveladoras y serias, otras populistas y malintencionadas) sería imparable durante las semanas siguientes, y a la postre acabaría con la carrera del primero (dimitido en Abril) y de alguno de los implicados (como Pryor), y aún hoy mantiene en entredicho el futuro del segundo a la espera de las sanciones definitivas correspondientes por parte del máximo estamento deportivo universitario. Con Tressel ya fuera del programa para siempre (y probablemente del football universitario, al menos de alto nivel) y convertido por la institución en el cabeza de turco de todo el asunto por su irresponsabilidad a la hora de manejar la situación, las investigaciones fueron centrando su atención sobre la otra gran figura salpicada por las revelaciones, Terrelle Pryor, sobre el que fueron estrechando el cerco sobre su persona y entorno, y comenzaron a sacarles más trapos sucios que lo de los tatuajes inicialmente desvelados, como coches de dudosa procedencia o la venta de artículos de memorabilia autografiados a través de un tercero. Aunque no todo esto ha sido aún probado fehacientemente a día de hoy, cuando el río suena agua lleva, y los interrogantes y las sospechas sobre TP (el cual ya iba a perderse cómo mínimo los 5 primeros encuentros de la temporada) volvieron insostenible su posición en Columbus, forzándole a renunciar a su año senior (casi con total seguridad, minutos antes de que la universidad le expulsase del programa como medida autoimpuesta de contención de daños de cara a las posteriores sanciones por parte de la NCAA) para presentarse recientemente al Supplemental Draft de la NFL (donde ha sido elegido por los Oakland Raiders a cambio de su elección de tercera ronda del 2012).
El Departamento Atlético de la universidad se ha autoimpuesto un tiempo probatorio de dos años, además de dejar vacantes todas las victorias de la pasada temporada, incluyendo la que suponía hasta ahora única victoria en toda la historia del programa sobre un integrante de la SEC (Arkansas en la pasada Sugar Bowl por 31-26) y la séptima victoria consecutiva sobre sus archirivales de Michigan (por 37-7), aunque dejando intactas las scholarships disponibles, la cobertura televisiva o la posible elegibilidad para las bowls de postemporada. Pero esto aún no ha acabado, pues pese a que la NCAA dictaminó a principios de mes que no habían sido descubiertos más irregularidades de las anteriormente comentadas y que el programa no se enfrentaría al cargo de failure to monitor (falta de control institucional), aún faltan unos meses hasta que el máximo organismo deportivo universitario dictamine el próximo otoño finalmente si las sanciones autoimpuestas son suficientes y definitivas o aún mayores, aunque todo parece indicar que al menos no serán tan severas como las recibidas el pasado año por USC.
Con la salida de Tressel tras 10 años al frente del programa, el entrenador más exitoso de la historia de los Buckeyes con un balance global de 106-22 (9-1 contra los Wolverines), además de 7 títulos de la Big Ten (los 6 últimos consecutivos) y la conquista de un Campeonato Nacional después de 34 años, será el hasta ahora co-coordinador defensivo (junto con el venerado Jim Heacock) y mano derecha, Luke Fickell, quien se hará cargo del puesto de head coach de forma interina al menos por esta temporada. La llegada de Fickell, que fuera jugador de Ohio State en los 90’s y que posee un perfil parecido a su hasta ahora superior (además de llevar varios años trabajando a la sombra de Tressel) no supondrá un cambio radical en la organización del equipo, sino todo lo contrario, se espera una continuación de los métodos y trabajo empleados durante la última década, aproximación ideal orquestada desde la DA para afrontar esta temporada de transición (sólo el tiempo y los resultados dirán si incluso de cara a un más dilatado futuro) con la mayor estabilidad y continuidad posible.
Pero metiéndonos en harina de otro costal, pasemos a hablar de lo que realmente nos interesa, el ámbito deportivo en sí. La gran novedad de la temporada entrante es la nueva configuración que ha sufrido la conferencia con la entrada de Nebraska (que abandona la Big-12) como 12º miembro de la Big Ten. La inclusión del programa Husker ha permitido la división de sus integrantes en dos divisiones: Leaders (con Ohio State, Wisconsin, Penn State, Indiana, Illinois y Purdue) y Legends (Michigan, Nebraska, Michigan State, Iowa, Minnesota y Northwestern), cuyos campeones divisionales disputarán a partir de esta temporada el tan ansiado (en intereses económicos y mediáticos) partido final por el título de conferencia en el Lucas Oil Stadium de Indianapolis durante el fin de semana siguiente al último partido de temporada regular.
Y hablando de temporada regular, los Buckeyes se presentan sin lugar a dudas como el equipo con mayor incertidumbre y más difícil de pronosticar dentro del Preseason Top-25, con el calendario #32 más duro de la competición y sólo 8 titulares (4 en ataque y en defensa) de la pasada campaña que regresan al equipo (de largo el que menos de todos los equipos ranqueados), además de importantes cambios en el staff de los que hablaremos más adelante.
Ohio State espera simplemente sobrevivir a la primera mitad de temporada de la mejor manera posible y recuperar a los jugadores suspendidos justo para su dura visita a Lincoln, el nuevo compañero de viaje en la Big Ten. A priori el partido más complicado de este inicio debería ser el viaje a Miami, pero con los recientes acontecimientos revelados en South Florida, es probable que ambos equipos se encuentren en situaciones (deportivas y extradeportivas) similares, por lo que en un principio parecía una derrota más que posible, ahora se antoja una total incógnita. Personalmente me preocupa bastante el encuentro contra Toledo en la segunda jornada (sí, lo sé ¡Toledo!), pero con un Rockets que regresan con una alienación casi intacta, que llevan todo el año preparando este partido y que vendrán supermotivados por la ocasión histórica (aunque sea remota) de poder meterles mano a unos Buckeyes en horas bajas en The Shoe, sobre todo por lo que puede significar para Fickell. Nadie le va a criticar si se pierde con las Miami, Wisconsin, Nebraska, Penn State o incluso Michigan, pero una derrota en casa contra los Rockets puede ponerle las cosas muy cuesta arriba casi antes de empezar y ser el principio del fin de su andadura como entrenador principal en Columbus. Ahí lo dejo. Y es que, considerando que no haya ningún descalabro mayúsculo, una temporada de 9-3 disputando la Capital One Bowl no parece un pronóstico demasiado descabellado.
MVP ATAQUE: Mike Brewster. Líder indiscutible de la estelar línea ofensiva de los Buckeyes y All-American la pasada campaña, está considerado el mejor center de la competición y uno de los mejores OLs de su clase. Salvo catástrofe, está destinado a repetir honores esta temporada y seguir con la tradición de líneas ofensivos de Ohio State seleccionados en 1ª Ronda el próximo mes de Abril. |
La última vez que Ohio State sufrió la pérdida de un quarterback con 3 años de experiencia como titular, su principal corredor y su mejor recepto, los Buckeyes pasaron de un mediocre récord de 7-5 a completar una campaña perfecta y ganar el Campeonato Nacional. Pero no seamos ilusos, esto no va a pasar este año, entre otras cosas porque la situación dista mucho de ser siquiera parecida pues entonces sus substitutos no sumaban entre todos ellos cero titularidades, y ahora además hay que sumar la salida de su entrenador principal durante la última década y la suspensión de su hombre de línea más importante.
Así pues nos encontramos con un ataque que es un auténtica incógnita, muy mermado (al menos durante los primeros cinco partidos de la temporada) y que aún no cuenta con un claro titular como director de orquesta, por lo que se nos antoja que será aún más conservador de lo que viene siendo habitual, confiando en el peso del partido en su juego de carrera y el buen hacer de su defensa. Sólo la continuidad de Jim Bollman como coordinador ofensivo una temporada más le concede cierta estabilidad a la unidad.
Como comentábamos, ni siquiera con la publicación del primer depth-chart de la temporada se ha aclarado algo la cuestión de quién dirigirá esta ofensiva el próximo 3 de Septiembre. Con la convulsa marcha de Pryor, líder indiscutible, pilar y eje principal sobre el que ha girado el ataque Buckeye durante las 3 últimas temporadas, llevamos viendo desde primavera una lucha abierta entre el errático ex-pitcher de los Pirates de 25 años, el senior Joe Bauserman (6-1, 233), y el estelar true freshman Braxton Miller (6-3, 205) que llega como la joya de la corona de la clase 2011. Bauserman no pasa de ser un game manager y haber sido utilizado como QB de emergencia en todos sus años en Ohio State, mientras que Miller es un atlético dual-threat quarterback más del molde de Pryor que, a pesar de ser un favorito entre no sólo los fans sino entre el propio staff técnico, la dificultad de adaptación vivida durante los Spring Practices a la exigencia que requiere su puesto a nivel universitario, nos presenta una situación similar a la vivida por el programa en 2008, donde el veterano Todd Boeckman comenzó la temporada como titular para ceder el mando de la nave cuando la situación deportiva y el empuje de un emergente Pryor forzó inevitablemente el cambio en la dirección ofensiva del equipo. Este año puede suceder algo parecido con Bauserman como titular hasta que los técnicos crean que Miller esté preparado para asumir tanta responsabilidad. Detrás de ellos encontramos al redshirt freshman Taylor Graham (6-4, 225), el más passer clásico de todos los habidos en el roster e inédito hasta ahora por una plaga de lesiones sufrida desde sus tiempos de instituto, y el sophomore Kenny Guiton (6-2, 190), otro atlético quarterback cuya estancia en Columbus ha pasado hasta ahora casi desapercibida. Salvo hecatombe, ambos lucharán por las migajas que puedan dejar los dos primeros.
Si alguna de las bajas entre los sancionados es menos acusada, ésa no es otra que la de Dan Herron (5-10, 202). Y no por la falta de calidad o productividad del senior (líder del juego terrestre con 1.155 yardas y 16 TDs) o de Brandon Saine (graduado), sino por el nivel y la profundidad de los que comparten el backfield con él. El junior Jordan Hall (5-9, 195) y el sophomore Jamaal Berry (5-10, 200) están llamados a llevar el peso del ataque terrestre hasta la vuelta de Boom de su suspensión, sin perder de vista al poderoso redshirt freshman Rod Smith (6-3, 220), que ha impresionado a todos en los entrenamientos desde que se enrolara tardíamente en el equipo a finales del año pasado y al que algunos comienzan a comparar con un mito de los Buckeyes como Eddie George por su forma de correr, ni al sophomore Carlos Hyde (6-0, 238) que a buen seguro dispondrán de la oportunidad de demostrar su valía, sobre todo hasta el regreso de Herron. El junior Zach Boren (6-0, 252), hermano de recién graduado guard Justin, repite una vez más como titular en la revitalizada posición de fullback en los esquemas ofensivos de los Buckeyes desde su sólida irrupción hace dos temporadas. Sus principales recambios serán los también juniors James Georgiades (5-11, 240) y Adam Homan (6-2, 238), hermano del ahora jugador de los Minnesota Vikings Ross y que en caso de necesidad también puede doblar como linebacker, y el redshirt freshman David Durham (6-1, 231).
En los receptores es donde encontramos una verdadera sangría, ya que durante los primeros cinco partidos de la temporada sólo estará disponible uno de los 6 principales receptores de la pasada campaña. Y es que no sólo se ha perdido al mejor jugador de unidad el año pasado (Dane Sanzenbacher, ahora en la NFL) sino que el siguiente y llamado a ser el líder del grupo esta temporada (con 53 recepciones, 848 yardas y 7 TDs en 2010), el senior DeVier Posey (6-2, 210), es uno de los sancionados por el Tatgate. Así pues nos encontramos que durante la primera mitad del curso footballístico los receptores titulares de los Buckeyes, el sophomore Corey Brown (5-11, 182) y el redshirt freshman Verlon Reed (6-0, 190), suman entre los dos la mareante cifra de 8 recepciones en su carrera universitaria. Detrás de ellos la inexperiencia es aún si cabe más latente, con el sophomore Chris Fields (6-0, 180) y el true freshman Evan Spencer (6-1, 190) en el segundo string de cara al inicio de la temporada. Los redshirt freshmen James Louis (5-10, 180) y el gigantesco T.Y Williams (6-5, 238) completan la profundidad de una unidad en teoría muy completa y versátil pero que a la hora de la verdad es una completa incógnita debida a su nula prueba a nivel universitario, lo que a buen seguro forzará al staff a utilizar habitualmente en el slot a opciones más veteranas, como el dinámico junior Jake Stoneburner o Jordan Hall, algo que ya hemos podido ver durante la primavera. El mencionado Stoneburner (6-5, 245) repite una campaña más como TE principal y va camino de convertirse en el tight end Buckeye más productivo desde el cambio de siglo, un puesto que bajo las directrices de Tressel solía tener una participación ofensiva poco más que testimonial. El también junior Reid Fragel (6-8, 260) ejercerá como recambio asumiendo su rol primario como bloqueador en los esquemas con doble TE.
Y llegamos a la línea ofensiva, una unidad repleta de grandes y codiciados recruits cuyas actuaciones en el terreno de juego no han estado siempre en las últimas temporadas al nivel de élite que se les supone y se espera de ellos. Y es que el staff técnico considera que, a pesar de haber perdido a sus dos guards titulares (Justin Boren y Bryant Browning) y dos de los principales recambios de la pasada campaña (Connor Smith y Andrew Miller), este año tienen en conjunto al grupo colectivo con mayor talento que han tenido en sus carreras, abanderado por el center senior Mike Brewster (6-5, 293), All-American con 36 titularidades en su haber que afronta su cuarta temporada en Ohio State como dueño y señor del centro de la línea. Considerado uno de los mejores OLs de la competición, ya le pronostican un brillante futuro en los profesionales siguiendo la estela de otro producto de la prolífica cantera de líneas ofensivos formados en Columbus, el C All-Pro de los Jets Nick Mangold. Debería acompañarle en dichos honores otro All-American, el veterano LT Mike Adams (6-8, 308) que en contra de la opinión de muchos (que afirman que debería haberse presentado al Draft este año) volverá para cumplir su sanción de 5 partidos y completar su ciclo universitario. Hasta el regreso de Adams en el encuentro contra Nebraska, el sophomore Andrew Norwell (6-5, 308) aparece contra pronóstico como titular en el lado izquierdo en el primer depth-chart de la temporada, con el senior J.B. Shugarts (6-7, 297) en el lado derecho. Completan la primera línea los sophomores Jack Mewhort (6-6, 288) y Marcus Hall (6-5, 321) como pareja interior. Un quinteto más que solvente al que esperan no castiguen las lesiones pues hasta que Adams cumpla su sanción se encuentra con dos walk-ons como Erik Kramer (6-4, 270) e Ivon Blackman (6-3, 330) en lado izquierdo, y a tres true freshmen, Chris Carter (6-6, 350), Brian Bobek (6-2, 280) y Antonio Underwood (6-3, 305) en el centro y lado derecho respectivamente, como principales backups (lo que viene a confirmar la rumoreada sanción interna sobre el center sophomore Corey Linsley para este comienzo de temporada). El versátil freshman Tommy Brown (6-5, 320) completa el grupo de opciones una vez superados sus problemas académicos.
MVP DEFENSA: John Simon. Talismán de la línea defensiva (y puede de que toda la defensa), afronta su temporada junior como la de su consagración definitiva en la élite tras formar parte del equipo All-Big Ten el año pasado. |
Colectivamente, Ohio State ha conseguido en los últimos años que su defensa mantenga un nivel de excelencia difícil de igualar por ningún otro programa del país. Año tras año, pese a las numerosas bajas inherentes al sistema deportivo universitario, los Buckeyes han disfrutado de un consistente, competitivo y disciplinado grupo que cada temporada ha acabado entre las mejores estadísticamente de la competición, promediando apenas 15 puntos permitidos por partido en las últimas 6 campañas o sólo habiendo superado en una única ocasión más de 100 yardas de carrera de media por partido en dicho lapso de tiempo. Y es que es en la defensa de ese juego terrestre contrario donde realmente han demostrado ser una máquina perfectamente engrasada de la mano del veterano coordinado Jim Heacock, sin olvidar la intensidad como marca personal del ahora HC Fickell, con quien hasta ahora compartía galones en el lado defensivo. También es uno de los conjuntos que más errores provocan (y mejor saben aprovecharlo) en los adversarios, siendo el 4º mejor en turnover margin de toda la NCAA. Pero no será fácil seguir la línea marcada este año con sólo 4 titulares de regreso y la pérdida de los 4 principales tacklers de equipo.
En la línea defensiva encontramos que sólo repetirán dos de los titulares, tras la acusada marcha de Cameron Heyward (drafteado por los Steelers) y Dexter Latimore, ¡pero menudos dos! El DE junior John Simon (6-2, 270) es el motor de esta unidad y el sueño de cualquier entrenador. Trabajador incansable, su extraordinaria versatilidad le permite jugar en cualquier puesto de la línea, adaptándose a cualquier situación que le sea requerida por parte del staff técnico. También sigue su pareja en el otro lado, el senior Nathan Williams (6-3, 260), considerado un especialista en pass-rush (líder del equipo el año pasado con 4,5 sacks) pero del que se espera se convierta en un jugador más completo en su último año, asumiendo un rol mayor y más comprometido que el que ha tenido hasta ahora. La irrupción de la temporada puede ser la del gigantesco NT sophomore Johnathan Hankins (6-3, 335), visto por los técnicos como una estrella emergente en esta defensa y del que se espera vaya asumiendo más protagonismo a medida que vaya adquiriendo mayor experiencia. Completa el cuarteto titular el tackle junior Garrett Goebel (6-3, 281), en su día un destacado recruit 4 estrellas, que compartirá bastante tiempo de juego con el sophomore Adam Bellamy (6-4, 295). Y es que la profundidad y la rotación constante de la DL sigue siendo una prioridad para Heacock que afirmó esta primavera que ve a 14 miembros del roster con capacidad de entrar en sus esquemas y disfrutar de minutos esta temporada. El senior Solomon Thomas (6-5, 255) volverá tras cumplir su sanción de 5 partidos, y junto al redshirt freshman J.T. Moore (6-1, 246), el sophomore Melvin Fellows (6-5, 249), el junior Dalton Britt (6-2, 275) o los destacados true freshmen Kenny Hayes (6-5, 240), Chase Farris (6-6, 265) o Steve Miller (6-4, 245), entre otros, dotarán a la unidad de la profundidad de rotación mencionada.
En los linebackers, posiblemente la noticia de la offseason haya sido la elección de Fickell de su sustituto como entrenador de posición (labor que complementaba con la de co-cordinador defensivo como ya hemos comentado anteriormente), que no ha sido otra que la de su íntimo amigo y antiguo compañero en sus tiempos como jugador de los Buckeyes, Mike Vrabel, una adquisición que está dando réditos en temas de recruiting casi desde el primer día. Centrándonos en los protagonistas sobre el campo, las salidas de Brian Rolle y Ross Homan (así como del batallador Jonathan Newsome, transferido a Ball State) deja al senior Andrew Sweat (6-2, 238) como único titular de regreso esta temporada. Aunque Sweat deberá asumir un mayor protagonismo desde el lado débil debido a su experiencia, es el junior Ettiene Sabino (6-3, 240), que recibió el reshirt la pasada campaña, el que está llamado por muchos a tener una breakout season como SAM y líder de la unidad. Completa el trío de titulares como MIKE el también junior Storm Klein (6-2, 230), mientras que el senior Tyler Moeller (6-0, 210) será el dueño de la posición STAR (un híbrido entre linebacker y DB que es muy utilizado en los esquemas defensivos de los Buckeyes). Moeller fue uno de los más destacados la temporada pasada y disfrutará de un 6º año de elegibilidad después de un ciclo universitario plagado de lesiones, incluyendo una bestial agresión sufrida en un bar de Florida que casi acaba prematuramente con su carrera. El true freshman Ryan Shazier (6-2, 201) como WILL, el senior Tony Jackson (5-10, 220) desde el medio y el Chris Maxwell (6-2, 220) en el lado fuerte (walk-on reconvertido de safety a linebacker esta primavera), se perfilan como sus principales back-ups. Mientras tanto, el esperadísimo true freshman Curtis Grant (6-3, 225), commit 5 estrellas y joya de la corona de la clase Buckeye de este año, deberá seguir trabajando en su progresión a la espera de una oportunidad.
Por último, la secundaria es la unidad defensiva que mayor renovación vaya a sufrir de cara a esta temporada, pues ya no estarán tres de sus cuatro titulares el pasado año (Chimdi Chekwa, Devon Torrance y Jermale Hines), lo que deja al free safety junior Orhian Johnson (6-2, 205) como único representante que continúa en el equipo. Aunque no será el único con experiencia como titular pues el también junior C.J. Barnett (6-0, 190) se había establecido en la alineación como SS al comienzo de la campaña pasada, hasta que una grave lesión de rodilla en el partido contra Miami terminó con su temporada. Ahora vuelve regresa a afianzarse en el puesto y demostrar que ya está totalmente recuperado, mientras que el sophomore Christian Bryant (5-9, 190) estará preparado en caso de que no todo vaya según lo esperado. Bryant es un jugador algo undersized pero muy inteligente y versátil, cuenta con experiencia en su temporada freshman y disfrutará de muchos minutos de juego pues no sólo será el principal recambio de los safeties, sino también de Moeller en la posición STAR y el quinto DB del equipo como nickel back. Como pareja de cornerbacks tenemos al junior Travis Howard (6-0, 190), un jugador muy atlético que hasta ahora había intervenido principalmente en equipos especiales, y el redshirt freshman Bradley Roby (5-11, 176) quien parece que finalmente se ha hecho esta pretemporada con el otro puesto de titular sobre el sophomore Dominic Clarke (5-10, 191) y el true freshman Dorant Grant (5-11, 180) que actuarán de principales recambios. El junior Dionte Allen (5-11, 182) y el sophomore Corey Brown (6-0, 189) completan el depth-chart de corners.
Los equipos especiales siempre han recibido gran atención por parte de Jim Tressel que dedicaba scrimmages exclusivos para ellos durante el verano, y llegando a afirmar que la correcta ejecución de un punt es una de las jugadas más importantes en el football. Pero a pesar de todo esto, los ST de los Buckeyes no han estado precisamente a la altura del trabajo y dedicación prestados por su staff. La situación se tornó tan desesperada el año pasado con 2 field goals y un punt bloqueados, permitiendo una media de retorno por punt de 10,4 yardas y un touchdown contra Miami, o 21,4 yardas por retorno de kickoff icluyendo 2 para TD contra Miami y Wisconsin, que Fickell ha decidido tomar cartas en el asunto nada más llegar al cargo, nombrado el primer coordinador de equipos especiales en años (aunque en el pasado otros entrenadores se habían encargado del trabajo de la unidad, siempre lo habían hecho compaginándolo con otro puesto, nunca en exclusividad). Y el elegido no es otro que Doc Tressel, hermano mayor de Jim, al que se daba por seguro se marcharía tras la renuncia de éste, pero al que Fickell consiguió convencer para que continuara en el equipo. Doc tiene más de 40 años de experiencia como entrenador y un basto conocimiento del college football. Su principal responsabilidad será el estudio en vídeo de los adversarios y preparar la estrategia que evite repetir los errores del pasado, de forma que la unidad de equipos especiales sea más efectiva en este 2011.
El sophomore Drew Basil (6-1, 206) será el pateador principal este año. Basil posee una gran pierna pero debe mejorar las prestaciones del año pasado donde fueron bloqueados dos FGs suyos (cuando el eficaz Devin Barkley no podía encargarse de los intentos de larga distancia por su falta de potencia) si no quiere verse seriamente cuestionado. De los punts se seguirá encargando el junior Ben Buchanan (6-0, 195), que también actuará de kicker de emergencia en caso de que fuese necesario. Los Buckeyes finalizaron 94º del país en net punting, pero Buchanan promedió más de 41 yardas por despeje, indicativo de que fue la mediocre actuación del equipo de cobertura la principal responsable. El también junior Derek Erwin (5-10, 203) será su backup.
La noticia positiva de la pasada temporada fue ver al running-back Jaamal Berry establecerse como uno de los mejores retornades de kickoffs de la competición, promediando 25,4 yardas por intento, con un Jordan Hall muy sólido también en las pocas oportunidades de las que dispuso (27,9 yardas de media y un TD contra Michigan). El propio Hall fue el principal encargado en los punts con una media de 9,9 yardas por retorno. En principio ambos repetirán en sus responsabilidades, pero como se les espera más involucrados esta temporada en el juego de carrera, seguramente veamos a los jóvenes Chris Fields, Devin Smith o Evan Spencer encargándose de gran parte del trabajo.
Para cerrar, el sophomore George Makridis (5-11, 236) comenzará la temporada como long-snapper, pero sin descartar que el true freshman Bryce Haynes (6-4, 185), en el que los Buckeyes han gastado una scholarship exclusivamente como tal, siga competiendo con él por hacerse con el puesto a lo largo del año.
Pese a la profunda renovación, no se espera otra cosa que la defensa Buckeye siga rayando a un nivel excepcional, tal como nos tiene acostumbrados desde hace años. Con una profundidad envidiable y repleta de talento, la unidad no podrá bajar el listón si quiere sostener al equipo en más de un partido, con los numerosos interrogantes que presentan esta temporada en el lado ofensivo. | |
Nuevo head coach, nuevo quarterback, runningback y receptores titulares. Las bajas y sanciones han dejado en cuadro un ataque con una marcada inexperiencia a nivel universitario en los puestos clave. Aunque la defensa haga su trabajo, si la ofensiva no se muestra mínimamente solvente, la temporada puede ser una pesadilla que acabe en debacle para Fickell y los suyos. |
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